D

 A

 B

 C

 D

 E

 F

 G

 H

 I

 J

 K

 L

 M

 N

 Ñ

 O

 P

 Q

 R

 S

 T

 U

 V

 W

 X

 Y

 Z

dado
a lo dado, no se le busca lado
(F. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia performativa. A saber: que no hay que ponerse exigentes con las cosas de regalo. Tiene, por tanto, el mismo sentido paremiológico que refranes como "a caballo regalado no se le mira el diente"; "dadas, ni las puñaladas hacen daño"; "del dátil, hasta la palma". Desde luego, hay también su contrarrefrán que contradice el tópico "todo lo dado es bueno", defendido por esta serie de refranes: "de balde ni los muchachos nacen buenos". Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

daño
lo que repugna, hace daño
(F. 116).
Refrán popular que se basa en el tópico de que lo que agrada es bueno y viceversa. Se basa en la creencia popular de que si algo nos agrada es porque nos proporciona salud y viceversa. Tiene la forma de una sentencia.

dar
da más y recibirás menos
(F. 35 y 116).
Refrán popular referido a la ingratitud que, dice Rubio, "vive siempre al acecho para corresponder siempre de la peor manera, las dádivas, los favores". El refrán se basa eb la corespondencia entre dos escalas según el principio "a más, menos".

dar
lo que no le doy, no se lo debo quitar
(F. 60).
Frase gnómica con muy escaso valor paremiológico que significa lo que enuncia y se puede aplicar a las relaciones familiares estrechas como las filiales o las paternas. Está más cerca del campo nocional de las frases célebres que de los refranes propiamente dichos. Estrictamente hablando no forma parte del flujo de la lengua hablada que maneja la gente.

dar
no hay que darlo aunque lo pidan, sólo que lo paguen bien
(F. 35, 66, 70, 90, 116 y 132).
En sentido literal, este refrán se refiere al sexo. En sentido paremiológico, en cambio, suele aplicarse a cualquier transacción comercial. Tiene una enunciación exclamativa.

dar
quien dé hay, quien ruegue no
(F. 116).
Viejo refrán popular que se atiene al tópico del "da pero no ruegues" o de que no hay que rogar con dádivas. "Dar y rogar es pecado" y considera un colmo que alguien quiera "dado y arrempujado". El refrán es una simple declaración de que las dos cosas no suelen ir juntas.

dar
quien no da de lo que tiene, no pida de lo que ve
(F. 90 y 116).
Refrán popular de raigambre tradicional que se atiene al tópico de "quien no da no pida". Tiene la forma de una sentencia y se basa en la contraposición entre dar y pedir.

dar
quien no da pudiendo dar, menos dará no pudiendo
(F. 90 y 116).
Refrán cuyo sentido es obvio. Tiene la forma de una sentencia de enunciación exclamativa estructurada por la contraposición entre no dar pudiendo y no dar no pudiendo. Se basa en el tópico "nadie da lo que no tiene" (nemo dat quod non habet).

dátil
del dátil, hasta la palma
(F. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular que insiste en la convicción de que a lo dado no hay que ponerle peros y se atiene, por tanto, al tópico de que dado, lo que sea. Tal es el sentido paremiológico del refrán que funciona más bien como un dicho paremiológico que sirve para comentar una dádiva.

deber
el que debe, paga o ruega
(F. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una constatación sentenciosa, expresa una realidad inexorable de las relaciones sociales entre los acreedores y sus deudores: a éstos últimos no les queda más remedio, dice el refrán, que cumplir con su obligación o suplicar una prórroga.

decir
aunque lo que dicen no es, con que lo aseguren basta
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que expresa los malos efectos de una calumnia y la manera como opera socialmente: el daño está hecho con el sólo haber calumniado, aunque no sea cierto. La formulación del refrán muestra el mal uso del subjuntivo en el hablar popular. Debería, en efecto, decir: "aunque lo que dicen no sea -cierto- con que lo aseguren basta".

decir
aunque te digan que sí, espérate a que lo veas
(F. 33, 90 y 116).
El personaje que está detrás del refranero mexicano es desconfiado: le gusta mucho más lo que está realmente en su poder que lo que, aunque al alcance de su mano, es sólo una posibilidad: no importa lo cerca que esté de ella. Por eso: "más vale guajito tengo que acocote tendré"; "más vale pájaro en mano que un ciento volando".

decir
¡ay del que dice "ay" y lo dice porque no hay!
(F. 66 y 90).
Juego de palabras ingenioso basado en la homofonía entre "ay" y "hay". El primero, "ay", es una interjección que expresa dolor. El dicho, pues, equivale a: "pobre de quien padece por no tener lo necesario". El dicho emplea una expresión interjectiva para expresar los padecimientos causados por inopia.

decir
dime qué comes, y te diré cuánto tienes
(F. 116).
Refrán popular de la serie "dime" que en forma interlocutiva dice que la comida de uno habla de su condición social y su capacidad económica. La primera parte de la estructura del refrán, como las de todos los de la serie, expresa un signo en tanto que la segunda formula su significado. Son, pues, refranes semióticos.

decir
dime qué tomas, y te diré lo que eres
(F. 116).
Refrán "dime" que significa lo que enuncia. Lo mismo que el comer también el beber es un signo de lo que se es o se tiene.

decir
nadie diga que es querido, aunque lo estén adorando
(F. 37, 70 y 90).
Refrán popular de enunciación exclamativa que expresa lo frágil e inestable que es el amor. El refrán insta a no jactarse del amor de que ahora disfruta porque el corazón humano es muy voluble y puede dejar de amar con la misma facilidad con que empezó a hacerlo.

defecto
no es defecto correr cuando no se iguala la pelea
(F. 35, 90 y 116).
Frase que significa lo que enuncia. No tiene valor paremiológico.

dejar
desde que dejé de dar, he conseguido
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma expresiva dice que el egoísta y el tacaño lucran más que el dadivoso. Combate el tópico muy extendido en el refranero de que la generosidad siempre es recompensada. Parte, por tanto, del mismo supuesto que el refrán: "el que da pa' que le den, engañado debe ser" o boen "el que da todo lo que tiene, acaba por perder al que no da".

dejar
lo que para mientras se deja, para mientras se queda
(F. 66 y 90).
Uno de los principios pragmáticos del refranero es no dejar para después las cosas que se tienen que hacer ya según el refrán "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" aunque circule el contrarrefrán jocoso "no dejes para mañana lo que puedas hacer, pasado mañana".

delito
hacerse de delito, es de pendejos
(F. 90 y 116).
Delatarse en cosas susceptibles de incriminar a quien las hace es uno de los signos que el refranero mexicano tiene establecidos en su semiótica del pendejo.

demonio
el que demonios da, diablos recibe
(F. 90 y 116).
Refrán popular que parte del tópico bíblico de que según la siembra es la cosecha. Tiene el mismo sentido paremiológico, por tanto, que el refrán de origen bíblico "quien siembra vientos cosecha tempestades" o en su variante"quien siembra lluvias, cosecha tempestades". El presente refrán se basa en una contraposición entre demonios y diablos que no existe en la demonología judeocristiana sí existe en el habla popular mexicana que asume como peores a los diablos que a los demonios.

desaire
primero reventar que hacer desaire
(F. 90 y 116).
Frase irónica asignada a una etiqueta postiza y de nuevo rico que significa lo que enuncia. Su eventual valor paremiológico es de sólo ornato.

desayuno
aunque el desayuno sea bueno, la comida es mejor
(F. 110).
Frase cumplido que la situación a que se puede adscribir lo convierte en un simple comentario que alguien puede hacer, por ejemplo, sobre un restaurant, un hotel o alguna familia ya durante el desayuno ya en el lapso que va entre el desayuno y la comida. No tiene valor paremiológico a no ser el que le pudiera venir del refrán español: "almuerza mucho, come más, cena poco y vivirás".

desazón
conyugales desazones, se arreglan en los colchones
(F. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber que los problemas entre los esposos se arreglan con una buena sesión amorosa.

descansar
tan precioso es descansar como jugar y estudiar
(F. 37).
Especie de refrán educativo que pone el juego y el estudio en el mismo plano que el descanso. Su valor paremiológico está en el mismo sentido literal. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Está estructurado como una comparación de igual a igual entre un elemento, el descanso citado en el primer hemistiquio, y otros dos, el jugar y el estudiar, mencionados en el segundo.

desconfianza
bajo la desconfianza, vive la seguridad
(F. 12, 35, 90 y 116).
La seguridad en el vivir se logra mediante una continua desconfianza. Este refrán popular tiene la forma se una sentencia que junta dos cosas antinómicas: desconfianza y seguridad.

descornado
descornado, desasado
(F. 116).
Dicho de cacos que significa, en forma sentenciosa, ladrón descubierto, ladrón castigado. Tiene la forma mínima en paremiológica: dos palabras en relación de ecuación.

descuento
para afanar al descuento, hay que tener truchas baisas
(F. 90 y 116).
Dicho de cacos que significa, según Rubio, para robar al descuidado, manos listas.

deseo
la que tiene deseos de ver, tiene deseos de ser vista
(F. 116).
Refrán popular de la serie "la que" cuya formulación funciona a guisa de una clave descifrada. Es, en efecto, un refrán semiótico cuyo primer miembro expresa un signo, en este caso un rasgo femenino, en tanto que el segundo recoge el significado. Tiene la forma de una sentencia.

desgracia
cuando la desgracia entre a tu casa, ofrécele asiento
(F. 37).
Refrán popular que, en forma de consejo, propone una actitud de conciliatoria ante la desgracia. Tiene forma casuística: la primera parte enuncia una situación en la que se pide hacer lo dicho en la segunda.

desgracia
cuando uno está de desgracia, hasta los perros lo mean
(F. 113 y 116).
Refrán popular de tipo declarativo que, en forma casuística y ejemplar, se atiene al tópico de que las desgracias andan juntas. La imagen de un perro meando a alguien es el extremo de la desgracia. Este refrán se encuentra al final de una quintilla, tomada de la contestación de El jarocho veracruzano en una famosa polémica hace mucho tiempo habida entre escritores mexicanos y españoles: "Hombres, por antonomasia, / para que ustedes lo vean, / bien dice doña Pancracia: / Cuando uno está de desgracia / hasta los perros lo mean. Hay una variante del refrán que dice: "cuando uno está de malas, hasta los perros lo mean"

desgracia
de que la desgracia llega, se trae a sus cuatitas
(F. 66 y 90).
Este refrán popular, como el refrán "cuando uno está de desgracia, hasta los perros lo mean" parte como él del tópico de que las desgracias nunca vienen solas. Tiene, por tanto, su mismo sentido paremiológico.

desgracia
la desgracia del obrero está en el líder logrero
(F. 90 y 116).
Refrán de obreros que dice lo que enuncia: los líderes sindicales trabajan, por lo general, para su propio provecho a costillas del obrero quien tiene en ellos su mayor desgracia.

desgracia
para una desgracia no se necesita nada
(F. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa la convicción popular de que la desgracia acecha en cada momento y en todas partes y es, por tanto, algo que está a la mano. Se emplea, dice Rubio, "cuando lamentando algún suceso, ignoramos o no queremos averiguar el cómo y el porqué de lo sucedido".

desliz
para no ser infeliz, evita cualquier desliz
(F. 35 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia. Según Rubio se trata de un consejo de mujeres: en efecto, "desliz" tiene el mismo sentido en el hablar mexicano que el de expresiones como "meter la pata" o "adelantar vísperas": tener relaciones sexuales antes de casarse. En realidad el consejo vale para cualquier error. Su estructura métrica consta de dos octosílabos en aguda con rima consonante.

despreciar
a nadie desprecies, por insignificante que te parezca
(90 y 132).

desprecio
para el desprecio, el olvido
(F. 116).
Refrán popular que se suele aplicar a las cosas del amor en forma de un consejo: los fracasos amorosos se curan con el olvido. Tiene la forma de una receta que se atiene a la estructura mal_remedio. Aquí se propone al olvido como el antídoto del desprecio de la persona amada.

destino
el destino de las naciones depende de cómo se alimentan
(F. 110).
Frase gnómica de tipo político quesignifica lo que dice. No tiene la categoría de refrán. Por su acuñación, se parece más a las frases célebres y, en todo caso, podría quedar mejor en ese campo nocional.

destino
luchar contra el destino no se puede; lo que ha de suceder siempre sucede
(F. 35 y 116).
Refrán popular de tipo fatalista que significa lo que tan claramente dice. En el refranero mexicano hay muchos refranes que se atienen al mismo tópico contra el destino no se puede: según sea el destino de alguien eso será, haga lo que haga. Todos los refranes "el que nace" son muestra de ello: todo está marcado de antemano por el destino y nadie, haga lo que haga, puede modificar esa situación. Por ejemplo: "el que nace barrigón aunque lo fajen de chico."; "el que nace pa' dedal, del costurero no pasa"; "el que nace pa' maceta, no pasa del corredor; "el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas." "el que nace para buey del cielo le caen los cuernos" ; "el que nace para burro, del cielo le cae el arnés"; "el que nace para martillo, del cielo le caen los clavos"; "el que nace tepalcate ni a comal tiznado llega".

desventura
no hay más grande desventura, que servirle a la basura
(F. 90 y 116).
Refrán de índole popular cuyo sentido paremiológico expresa la desgracia de tener como jefe a una persona vil, baja en dignidad y virtudes y, en general, por muchos conceptos despreciable. Tiene la forma de una declaración sentenciosa en dos octosílabos dotados de rima consonante. Rubio señala el carácter tradicional de este refrán citando un refrán español recogido que, por Sbarbi, comparte no sólo el sentido paremiológico sino la rima: "no hay suerte más dura que servir a un necio puesto en altura".

deuda
las deudas viejas no se pagan, y las nuevas se dejan envejecer
(F. 35, 90 y 116).
Refrán usual entre tenderos de rancho. Es muy usado en el occidente de México: lo cita, por ejemplo, José Rubén Romero en Pueblo inocente y Agustín Yáñez en Las tierras flacas. Rubio lo llama "excelentísimo procedimiento con el cual deben estar sumamente contentos los acreedores". Tiene la forma de un consejo.

deudor
más duerme el deudor que el acreedor
(F. 66).
Refrán popular que en forma de sentencia contrapone la despreocupación y el consiguiente buen dormir del deudor que el ánimo preocupado de su acreedor quien ve amenazado el dinero que prestó. Es de los refranes comparativos: aquí compara dos dormires. Tiene la forma de una declaración sentenciosa.

día
algún día comerá mi gato sandía
(F. 35, 90 y 116).
Simple dicho popular que se usa en lugar de expresión "algún día" y con su sentido. En su conjunto, tiene la forma de un simple coronamiento rimado de dicha expresión como producto del afán de ornato barroco a que propende la cultura mexicana buscando el sólo sonido estupendo. Variante: "algún día mi gato comerá sandía" (F. 66, 110 y 132).

día
el que un día roba un huevo, al siguiente roba una res
(F. 110).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia. Se atiene al tópico de que quien se acostumbra en lo poco se atreverá a lo mucho. Tiene la forma de una sentencia cuyo primer hemistiquio formula la condición para que suceda lo dicho por el segundo.

día
no todos los días se muere un burro
(F. 90 y 122).
Refrán popular de origen ranchero que se usa para comentar irónicamente situaciones excepcionales.

día
nunca cantes cuando pierdas, que ya llegará tu día
(F. 90 y 116).
Según el refranero mexicano todo mundo tiene su día y todas las cosas su tiempo pues "hay tiempos de tronar los cuetes y tiempos de juntar varitas". Con frecuencia en el folclore mexicano, como en este refrán popular, cantar es una alternativa al llanto ocasionado por la desgracia. "Canta y no llores" dice una canción porque, como dice un refrán, "el que canta sus penas espanta".

día
quien guarda para otro día, de Dios desconfía
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular de raigambre tradicional que en forma de un sentencia se atiene al tópico religioso de "confía en la divina providencia" pues Dios cuida de todos. Combate, por tanto, los consejos y discursos relativos al ahorro. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

día
si cada día no sabes hacerte un poco mejor, poco vales
(F. 35 y 116).
Dicho moralizante, perteneciente más del campo nocional de la frase célebre que al de los refranes; tiene la forma de una argumentación para mejorar cada día y la estructura según el esquema prótasis ­ apódosis. Se basa en el tópico de "quien mejora vale y quien no mejora no vale".

diablo
bien sabe el diablo a quién se le aparece
(F. 66, 70, 90 y 116).
Refrán popular de tipo exclamativo que se usa en sentido paremiológico para sancionar los abusos que alguien (a quien el refrán llama "el diablo") comete contra personas más débiles e incapaces de reacciones fuertes. Rubio encuentra en la tradición española otros refranes con el mismo sentido paremiológico como "bien sabe la zorra a qué palo se encarama" o "bien sabe la espina dónde hinca"

diablo
de repente, ni el diablo lo siente
(F. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa que las cosas que suceden de repente duelen menos que las que se van gestando e insinuando de manera lenta y durante mucho tiempo. Se atiene a un tópico más general como "de repente no se siente": el diablo entra aquí como personaje folclórico que, según la concepción popular, está siempre alerta. Hay rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios.

diablo
el diablo y el marido, no tienen cuándo
(F. 90 y 116).
Refrán popular en forma de expresión exclamativa que, en esta forma, parece derivar de la forma que hemos puesto como variante: "el diablo no tiene cuándo" cuyo sentido paremiológico más frecuente es que el mal, cuya causalidad se atribuye al diablo, acontece de manera inesperada y sin programa previo. En este refrán, símbolo de esta imprevisibilidad con que acaecen las desgracias, es también el marido quien llega sin avisar y requiere el sexo en los momentos y situaciones menos previsibles. El predicado de este refrán "no tienen cuando" es una de las formas típicas del español mexicano que prefiere lo directo a lo indirecto y el símbolo a la abstracción. Variante: "el diablo no tiene cuándo" (F. 90 y 122).

diablo
el que da y quita, con el diablo se desquita
(F. 12, 66, 89, 90, 113, 122 y 132).
Refrán popular muy arraigado en la tradición paremiológica hispánica que ve muy bien el dar pero muy el quitar lo que se ha dado. Rubio cita algunos de los hitos de esa tradición que, en general, se atienen al tópico de "lo que se da no se quita". Para enfatizar ésto último, la tradición paremiológica hispánica, en la que se enclava nuestro refrán, ideó un castigo para quien llegara a quitar lo ya dado. Así, un refrán español, dice que quien da y luego quita "a la gloria maldita": es decir, al infierno. Otro hablará de la tierra maldita. De allí que la tradición paremiológica mexicana ideara con mayor precisión el castigo de quien da y luego quita lo que ha dado. Por eso la variante: "el que da y quita, con el diablo se desquita; y en la puerta de se casa le sale una jorobita". El arte verbal del refrán gana mucho con la consonancia entre "quita" y "desquita". Variantes: "el que da y quita, con el diablo se desquita; y en la puerta de su casa le sale una jorobita" (F. 116); "al que da y quita, en la puerta del infierno le sale una jorobita" (F. 90 y 122); "al que da y quita, en la puerta de su casa le sale una jorobita" (F. 90 y 122); "al que da y quita, en la puerta del infierno le sale una corcovita" (F. 90 y 122); "el que da y quita, en la puerta del infierno se vuelve corcovita" (F. 90 y 122).

dicha
mientras mayor es la dicha, al perderse es mayor la desdicha
(F. 90 y 116).
Sobre la contraposición conceptual y métrica entre la "dicha" del primer hemistiquio y la "desdicha" del segundo, este refrán popular tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "si te das muy buena vida, temerás más la caída" que, como hemos señalado en su lugar, moraliza contra la "buena vida" que aquí se traduce en dicha. Otros refranes con este tópico son, por ejemplo: "de la subida más alta es la caída más lastimosa"; "de gran subida, gran caída"; "entre más alto se esté, más dura es la caída"; "entre más alto trepas, más dura es la caída"; "de la subida más alta lastiman más las caídas"; "la subida más alta es la caída más estruendosa".

dicho
los dichos de los viejitos, son evangelios chiquitos
(F. 90 y 116).
Refrán popular que expresa el apreció que, según los refraneros hispánicos, hay entre la gente por los refranes de que los refranes son pequeños evangelios. Y, en general, de que "refrán de los abuelos es probado y verdadero"; "tantos refranes, tantas verdades"; "refrán viejo, nunca miente"; "saber refranes, poco cuesta y mucho vale"; de que "con un refrán puede gobernarse una ciudad"; y de que, en fin, "si con refranes y no con leyes se gobernara, el mundo andaría mejor que anda". Variante: "los dichos de los viejos, son evangelios chiquitos" (F. 105).

diente
cada quien mastica con los dientes que tiene
(F. 66, 90, 110 y 132).
Que cada quien hace lo que puede y trabaja con lo que tiene a la mano, dice este refrán popular, tomando ejemplo de los dientes y el masticar. Pertenece a los refranes "cada quien". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.

diente
en comiendo yo y mis dientes, que no coman mis parientes
(F. 110).
Refrán popular que se basa en el tópico de que antes que todo lo demás está comer a tenor de refranes "primero está comer que ser cristiano", "están más cerca mis dientes que mis parientes" o bien "coman mis dientes y renieguen mis parientes", : "antes son mis dientes que mis parientes"; "antes mis dientes que mis parientes". En el presente refrán, además, sobre la oposición entre "dientes" y "parientes" se construye la rima consonante del texto.

diente
los dientes se han de limpiar con oro, ocote o popote
(F. 116).
Refrán popular de probable índole urbana que significa lo que enuncia en forma de una prescripción. Variantes: "para limpiadientes, oro, ocote o popote" (F. 109); "para los dientes oro, ocote o popote" (F. 21, 89, 90, 116 y 122).

dieta
más provechosa es la dieta que la costosa receta
(F. 37).
Mejor es la dieta que la receta, dice el tópico, porque "más vale prevenir que lamentar". Este refrán popular de estructura comparativa, pues, enfrenta el comer moderado a la enfermedad y a la consiguiente necesidad de acudir al médico, simbolizado por la receta. Ese mismo sentido tiene la variante "una dieta cura más que un bisturí"

difunto
al difunto, desmótalo
(F. 116).
Dicho de cacos que, en forma de instrucción, significa "al que está dormido desnúdalo" en el sentido de "róbale hasta la ropa"

difunto
se hace pesado el difunto, cuando siente que lo cargan
(F. 70 y 90).

diligencia
diligencia mochihuiliz, amo San Dios dará
(F. 5).
Dicho del siglo XIX que por haber perdido su sentido paremiológico y no ser ya parte del habla popular ha perdido su carácter paremiológico. Sirve para expresar la confianza absoluta de que Dios proveerá aún en las situaciones aparentemente más difíciles.

dinero
con dinero no se olvidan los encargos
(F. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Parte del supuesto de que el dinero todo lo arregla y de que, al fin de cuentas, "con dinero baila el perro". Variante: "con el dinero en la mano, no se olvidan los encargos" (F. 116).

dinero
cuando prestes dinero sé prudente, que hay quien suele pagar con un valiente
(F. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Pagar con un valiente" se dice cuando a la hora de devolver lo prestado el deudor, en vez de pagar, se hace el ofendido y ofende a quien le ha prestado el dinero. Es de notar la estructura estrófica del texto y la rima consonante que descansa entre "prudente" y "valiente".

dinero
dinero mal prestado, en el lomo de un venado
(F. 90 y 116).
Refrán que se suma a los refranes que desaconsejan el préstamo según el argumento de que dinero que prestas , dinero que huye de ti, como a lomos de un venado, se imagina este refrán.

dinero
el dinero Dios lo da, y los indios lo trabajan
(F. 90 y 116).
Refrán popular de origen interétnico que se atiene a una economía de explotación del indio por aquellos a quienes Dios ha dado dinero. Tiene la forma de una declaración constatativa.

dinero
el dinero disfraza de sabio al pendejo
(F. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: que quien tiene dinero goza de toda clase de consideraciones y todo se le disculpa según aquello de que: "a quien tiene buenos dineros, le huelen bien hasta los pedos" porque "cuando yo tenía dinero, / me llamaban don Tomás; / ahora que no lo tengo, / me dicen Tomás nomás". Y porque, al fin de cuentas, "aunque salga de manos asquerosas, el dinero siempre huele a rosas"

dinero
el dinero rueda y a veces vuelve, pero la vida no retoña
(F. 66 y 90).
Dicho compuesto de dichos eslogans populares. Significa lo que enuncia.

dinero
el dinero se paga, pero el favor no
(F. 90 y 116).
Refrán popular que expresa lo inapreciables que son los favores que se hacen y se reciben: no tienen precio. Se usa para ponderar un favor.

dinero
el dinero vale más que la ley
(F. 12).
Refrán popular que expresa una de las quejas corrientes contra el dinero: todo lo compra, hasta la ley: Está por encima de ella.

dinero
el dinero y el amor, no admiten encubridor
(F. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: que el dinero y el amor no se pueden ocultar. Del mismo sentido paremiológico es el refrán: "amor dinero y cuidado no pueden ser disimulados". El refrán tiene forma sentenciosa y sus dos hemistiquios están unidos por rima consonante.

dinero
el dinero y la sal son las dos cosas más preciosas que usamos y que nos confortan
(F. 110).
Dicho de escaso valor paremiológico: significa lo que dice.

dinero
no cuentes dinero delante de los pobres
(F. 12).
Refrán popular usado en algunas regiones de México que significa lo que, en forma de consejo, enuncia.

dinero
para recibir dinero, todo tiempo es bueno
(F. 66).
Refrán típico de la mentalidad materialista que considera al dinero como el supremo bien. Por tanto, cualquier tiempo es bueno para recibirlo. Hay una rima asonante entre el primero y el segundo hemistiquios. Tiene la forma de una receta.

dinero
si quieres dinero y fama, que no te agarre el sol en la cama
(F. 12).
Refrán receta, de índole popular, que encomia el madrugar y el trabajar como la receta para tener dinero y fama. Está construido sobre una rima consonante que une prótasis (fama) con apódosis (cama).

dinero
si sueñas que tienes dinero, no lo creas; pero si sueñas que el diablo, te lleva, no lo dudes
(F. 66).
Dicho ingenioso con muy escaso valor paremiológico que expresa la convicción popular de que el dinero es cosa del diablo.

Dios
a cada quien Dios le da lo que Él cree que le conviene
(F. 35 y 116).
Refrán popular de alto valor moralizante que en forma sentenciosa sirve para atenuar la inconformidad ante las desigualdades sociales. Variante: "a cada quien le da Dios lo que le conviene" (F. 66).

Dios
Dios a Dios las deudas, y al alcalde las jaranas
(F. 122).
Refrán popular que expresa que el individuo común t corriente no debe vivir atrapado por las preocupaciones.

Dios
a'i Dios me dará lo mío, para no desear lo ajeno
(F. 35 y 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que expresa la conformidad absoluta ante las cosas que se tienen o de las que se carece en la vida. Según Rubio, "equivale a un piropo, una argumentación, una manifestación amorosa hecha por el hombre, directamente, a la mujer que le gusta". Variante: "Dios me dé lo mío, para no desear lo ajeno" (F. 66); "Dios me dé lo mío, para no envidiar lo ajeno" (F. 90 y 132).

Dios
a quien Dios no le da hijos, le da cosijos
(F. 90 y 122).
Refrán popular que expresa la convicción popular de que al ser humano no le faltan preocupaciones que vienen, si no de los hijos que Dios le dió, sí de los cosijos o hijos postizos que también le vienen de Dios. Algunas variantes suyas atribuyen los cosijos al diablo: "a quien Dios no le da hijos, el diablo le da cosijos" (F. 113); "si Dios no te diere hijos, te dará el diablo cosijos" (F. 37). Otra variante: "el que no tiene hijos, tiene cosijos" (F. 90 y 122).

Dios
¿cómo Dios no da hijos a los ricos?
(F. 35).
Pregunta retórica de enunciación exclamativa cuyo único valor paremiológico consiste en servir de comentario para situaciones de pobreza.

Dios
cuando Dios da, da a manos llenas
(F. 35, 70 y 116).
Refrán popular que expresa la convicción de que la abundancia es un don de Dios. Sin embargo, también se usa en sentido irónico para comentar las muchas penas que eventualmente se juntan a una persona. Parte de la convicción popular de que tanto los males como los bienes de la vida vienen de Dios. Esta convicción es parte del predestinacionismo de que está imbuido el refranero mexicano.

Dios
cuando Dios dice "a dar", hasta los costales presta
(F. 12).
Con el mismo sentido paremiológico que el refrán "cuando Dios da, da a manos llenas", este refrán popular imagina, en efecto, a Dios dando en abundancia y, para ese efecto, prestando los costales. La imagen, pues, es la de una cosecha campesina, ámbito en que este refrán nació y tuvo su original ambiente vital. La expresión "a dar" suena como la voz de arranque de un juego que da Dios. Como se dirá más adelante, este tipo de refranes equivalen a los refranes "de que": "de que" en funciones como ésta equivale a "cuando". Los costales de este refrán que, como decía, evocan la imagen de una cosecha de trigo, se convierten en "árganas" en la variante Que son, a decir del Diccionario breve de mexicanismos, de la Academia Mexicana, "dos bolsas que unidas se colocan en la grupa del caballo para transportar objetos". Variante: "de que Dios dice 'a dar', hasta las árganas presta, y de que quita, hasta rasguña" (F. 48, 49, 90 y 131).

Dios
cuando Dios dice "a fregar", del cielo caen escobetas
(F. 70, 90 y 122).
Es el refrán contrario a "cuando Dios dice 'a dar', hasta los costales presta". Parten ambos del tópico "ante la voluntad de Dios no hay obstáculo que valga" que, al fin de cuentas es la verdad central del determinismo popular que quiere que todos los males que aquejan a los seres humanos, como todos los bienes, se deben sólo a la voluntad de Dios sin que sirva de nada lo que el ser humano pueda hacer. Como se sabe, posturas como éstas conducen a la indolencia y fueron la causa alguna vez del quietismo. La expresión "fregar" tiene aquí un doble sentido: por un lado "fregar" el piso y para eso son las escobetas; por otro, "fregar" tiene el sentido de molestar. El refrán significaría, en este último caso, que cuando Dios quiere molestar a alguien cualquier cosa sirve. Este tipo de refranes son, de hecho, equivalentes a los refranes "de que" del refranero mexicano: "de que la perra es brava hasta a los de casa muerde". Variantes: "cuando dicen 'a fregar', llueven puras escobetas" (F. 116); "cuando dicen 'a fregar', todos quisiéramos ser escobetas" (F. 49); "de que Dios dice 'a fregar', escobetas le faltan a Su Divina Majestad" (F. 48); "cuando Dios dice 'a fregar', del cielo caen las escobetas" (F. 66 y 132); "cuando Dios dice 'a fregar', escobetas le faltan a Su Divina Majestad" (F. 35 y 116); "cuando tocan a fregar, no hay más que poner los trastes" (F. 35, 90 y 116). También puede considerarse variante "de que Dios dice 'a fastidiar a la negrada', ni San Benito se escapa" (F. 116), puesto que se trata de una aplicación del refrán a un contexto racista y de pugnas interétnicas. Da la idea de que a los negros, a todos sin excepción, Dios ha determinado fregarlos.

Dios
cuando Dios dice "a llover", no hay más que abrir el paraguas
(F. 90 y 116).
Refrán popular también de la serie "de que", como los anteriores. También es un refrán determinista. El refrán, de hecho, significa que cuando Dios dice 'a llover' no hay nada que hacer sino defenderse del agua. Es decir que la voluntad de Dios es definitiva. Como todos los refranes de la serie "cuando Dios dice..." o "de que Dios dice..." también éste es de índole exclamativa. La lluvia es parte esencial en la agricultura ranchera tradicional. Llover o no llover, para ella, es la fuente de sus expectativas y de sus miedos; pensar que la lluvia viene de Dios, pues, es parte de su manera de pensar acostumbrados como están a las angustias y esperanzas de sus siembras y cosechas de temporal, en donde todo depende de que Dios haga llover o no.

Dios
Dios castiga, pero da de comer
(F. 12).
Refrán popular que expresa que si bien Dios castiga, no quita la comida al ser humano. Forma parte de los refranes que configuran la mentalidad ranchera.

Dios
Dios castiga, pero no destruye
(F. 60).
Refrán popular que expresa que si bien es cierto que Dios castiga al ser humano, no lo destruye. El mal convive con el bien y las bendiciones con los castigos. Forma parte también de los refranes rancheros.

Dios
Dios castiga sin cuero ni palo
(F. 24 y 122).
Refrán popular de índole ranchera que significa que Dios no necesita instrumentos para castigar. Tiene la forma de una sentencia exclamativa. Las variantes del refrán hacen desfilar una serie de objetos con que se suele castigar a las bestias para que caminen: palo, cuarta, cuero, vara. Rubio cita la tradición paremiológica española equivalente: "Dios castiga sin palo ni piedra"; "Dios castiga y no a palos". Variantes: "Dios castiga sin cuero y sin palo" (F. 122); "Dios castiga sin palo ni cuarta" (F. 38, 122 y 126); "Dios castiga sin palo y sin cuarta (F. 12, 35, 66, 90, 113, 116 y 132); "Dios castiga sin vara y sin cuarta" (F. 70).

Dios
Dios da la llaga y da el trapito
(F. 121).
De Dios viene el mal y el remedio: tal es el tópico en que se funda este refrán popular que expresa que si bien Dios manda las enfermedades, también de él vienen los remedios. Este sentido de la Providencia de Dios que todo lo ve y de todo se ocupa es parte de la mentalidad ranchera.

Dios
Dios habla por el que calla
(F. 35, 90 y 116).
Refrán que expresa la absoluta confianza del pobre en Dios: él es su voz y lo defiende. Es parte de la mentalidad ranchera acostumbrada como está a las siembras y cosechas de temporal en donde todo depende de la voluntad de Dios.

Dios
Dios les da el dinero a los ricos, porque si no lo tuvieran, se morirían de hambre
(F. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Funciona como una especie de diatriba del pobre contra el rico.

Dios
Dios no les da alas a los alacranes
(F. 37 y 83).
Refrán popular que expresa el consuelo que da el saber que la gente malvada no tenga a la mano tanto poder para dañar como quisiera para perjudicar a los demás. Se usa en enunciación exclamativa. Variantes: "Dios no dio alas a los alacranes" (F. 12); "Dios no les da alas a los animales ponzoñosos" (F. 90 y 116); "Dios no les puso alas a los alacranes" (F. 66 y 90).

Dios
Dios nos libre de un rayo, o un gachupín a caballo
(F. 5).
Refrán popular que en la forma en que está consignado aquí forma parte de los refranes procedentes de las pugnas interétnicas probablemente del siglo XIX. Un refrán más tardío substituyó al gachupín por un pendejo: "líbreme Dios de un rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo" o bien "líbreme Dios de una centella o rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo". El gachupín, a decir, del mismo refranero y, en general, de la sátira popular novohispana quedó consignado como individuo voraz, avaro, explotador y otros rasgos más. Ya al despuntar el siglo XVII, en todo caso, hay muestras de un filón de sátira literaria que toma como tema el asunto del gachupín. En el refranero mexicano se lo diferencia del español. Si el refrán que aquí comentamos tiene la forma de un deseo, en todos los casos tiene la forma de una plegaria.

Dios
Dios tarda, pero no olvida
(F. 12, 35 y 116).
Que Dios envía sus dones aunque aparente tardarse. Tiene la forma de una declaración sentenciosa.

Dios
donde todo falta, Dios asiste
(F. 35, 90 y 116).
Refrán, dice Rubio, "profundamente cristiano" que se usa "para indicar que Dios no desatiende a los necesitados".

Dios
el que es pendejo, ni de Dios goza
(F. 66, 70, 90 y 132)

Dios
el que no conoce a Dios, dondequiera se anda hincando
(F. 12, 90 y 116).
Refrán popular muy frecuente en el hablar mexicano que sirve para desdeñar veneraciones y subordinaciones inadecuadas. Indica, en efecto, que el ignorante rinde pleitesías a personas o cosas de poca valía. Tiene una enunciación exclamativa. Variantes: "el que no conoce a Dios, a cualquier santo se le hinca" (F. 12); "el que no conoce a Dios, a cualquier burro se le hinca" (F. 90 y 122).

Dios
líbreme Dios del caballo mañoso, que yo me libraré del brioso
(F. 49).
Refrán ranchero que, contra la expectativa general entre los criadores de caballo y los rancheros de que hay que cuidarse de los caballos briosos, el refrán sentencia que son más peligrosos los caballos mañosos. Se usa, desde luego, no sólo en situaciones que implican caballos: para censurar las personas taimadas, mañosas e hipócritas de apariencia mansa pero malignas por dentro. También aquí, pues, se contradice la percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate del caballo brioso". Tiene la forma de una plegaria.

Dios
líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos me cuido solo
(F. 66).
Refrán popular que se usa para explicar o comentar la mala acción de alguien a quien se consideraba un amigo. Muestra la desconfianza que el refranero tiene hacia las formas de amistad más comunes. Contradice la percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate de tu enemigo y confía en tu amigo". Se basa en la contraposición entre amigo y enemigo: contra la presuposición común sale mejor tratado el enemigo que el amigo.

Dios
los que está de Dios que mueran, hasta es lástima que vivan
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular según Rubio "muy vulgar y muy usado por el pueblo bajo" para referirse literalmente y expresar su actitud ante los enfermos incurables. Paremiológicamente también se aplica a la gente de alguna manera explotada o con algún tipo de incapacidad.

Dios
para amar a Dios, no hay que dar de gritos
(F. 116).
Refrán popular que en forma declarativa se aplica a todas las situaciones en que lo que prevalece es la alharaca.

Dios
pedir prestado, ni a Dios; y regalado, ni al diablo
(F. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia. Parte del tópico ranchero: "nunca pidas ni prestado, ni mucho menos regalado" Rubio dice que es por lo vergonzoso que es hacerlo. Tiene la forma de un consejo apodíctico.

disculpa
desde que se inventaron las disculpas se acabaron los pendejos
Refrán popular, de enunciación exclamativa, que recrimina clara y duramente a quienes con una excusa quieren arreglar un error garrafal cometido. Variante: "con disculpas no hay tontos".

dolor
aunque el dolor sea muy grande, no hay que dejar de comer
(F. 37).
Dicho que significa lo que enuncia. Tiene escaso valor paremiológico. Se usa a manera de comentario satírico en situaciones de abuso en el comer.

dolor
fuerte es el dolor de viuda, pero pronto pasa
(F. 66 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Aunque un tanto cruel, este dicho expresa la realidad de que la vida debe seguir. Tiene la forma de una declaración.

dolor
no hay dolor como el dolor que calla
(F. 12).
Refrán que significa lo que dice. A saber: que el dolor silencioso, por ser interior, es más doloroso que los dolores que admiten desahogos. Tiene la forma de una sentencia.

dolor
no hay dolor que al alma llegue, que a los tres días no se quite
(F. 37 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: que las penas del ser humano se disminuyen con el tiempo hasta, en muchos casos, desaparecer definitivamente. El asunto de los tres días, dice Rubio, obedece sólo a necesidades del verso.

dolor
también de dolor se canta, cuando llorar no se puede
(F. 12, 37, 89, 90, 116 y 122).
Refrán exclamativo que significa lo que dice. A saber: cantar no es sólo síntoma de alegría como llorar no lo es de dolor. Ambas cosasla alegría y dolor, se pueden fingir.

domadora
con la domadora, ni una hora
(F. 90 y 116).
Dicho de cacos que se entiende por sí solo si se asume que ese argot la domadora es la cárcel.

don
siempre don Chencho ha dado cuando realiza el ganado
(F. 41).
Dicho ranchero que se suele emplear como preámbulo para pedir algo a quien le ha ido bien. Actualmente no es muy usado.

dormir
el que es celoso no duerme; y si duerme, ni lo siente
(F. 90 y 116).
Refrán popular sobre los celos que expresa la difícil vida del celoso: no tiene descanso. Un refrán español dice, en efecto, "marido celoso nunca tiene reposo" y otro remata: "celos y envidia quitan al hombre la vida". Tiene la forma de una sentencia y una estructura concéntrica.

dormir
el que se duerme, no cena, y el que cena, se desvela
(F. 90, 110 y 116).
Refrán popular cuya significación se basa en el sentido que tiene la expresión "el que se duerme": el que se duerme, pues, no hace nada. Rubio lo explica así: "que quien no es diligente, activo, no logra nunca nada; y que para obtener lo que se pretende, hay que poner en juego algún esfuerzo". La estructura del texto es de tipo quiástico como se llama a la estructura concéntrica conocida también como retruécano. En ella se corresponden los extremos "se duerme" y "se desvela" como se corresponden los elementos del centro del texto: "no cena" y "cena". Variante: "el que se duerme, no cena" (F. 37).

droga
la droga nunca se logra
(F. 86).
Dicho popular que dice lo que enuncia.

duda
desde lejos, lo parecen; de cerca, ni duda cabe
(F. 35, 70 y 116).
Refrán popular sobre el ancho mundo de los pendejos a los que se refiere.

dueño
al dueño del restaurante no le importa lo grande que sea tu estómago
(F. 110).
Simple dicho del medio restaurantero que sólo significa lo que enuncia.

dueño
cada quien es muy dueño de hacer de su culo un papalote
(F. 90).
Dicho popular de enunciación exclamativa que significa, simplemente, que cada quien puede hacer con sus cosas lo que le venga en gana sin tener que dar cuenta a nadie. La imagen de un individuo "culimpinándose" y haciendo de su culo un papalote, es una imagen colmo para expresar que con lo suyo cada quien hace lo que se le antoja, hasta eso. Variantes: "cada quien es muy dueño de hacer de su culo un papalote, y empinarlo con la reata que más le convenga" (F. 66); "cada uno es muy dueño de hacer de su culo un papelote" (F.132); "cada uno es muy dueño de hacer de su culo un papalote" (F. 70).

dueño
como dueño de mi atole, lo menearé con un palo
(F. 35, 64, 66, 70, 71, 90, 110, 113, 116, 119, 122 y 132).
Dicho popular que equivale a decir que cada quien puede hacer con sus cosas lo que le venga en gana. Tiene una enunciación expresivo ­ exclamativa. Variante: "como dueño de mi atole, lo menearé con un dedo" (F. 90 y 122).

dueño
más vale ser dueño de un peso que esclavo de dos
(F. 66 y 90).
Refrán popular del tipo "más vale" que contrapone el ser dueño con el ser esclavo. La pobreza, en efecto, aunque priva de cosas deja intacta la libertad pues, al fin de cuentas, no hay más libre que quien no tiene que perder. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán de origen bíblico "más vale cabeza de ratón que cola de león".

dueño
sólo el dueño de la petaca sabe lo que trae en ella
(F. 116).
Refrán popular sustentado por un tópico muy tradicional en el refranero mexicano: sólo cada uno sabe lo que lleva adentro. "Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto&ÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿ