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cabalgadura
para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y jálale la cola
(F. 90 y 116).
Dicho ranchero cuyo significado es evidente. Tiene la forma de un consejo. Variantes: "para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y hálale la cola" (F. 105); "para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y tírale de la cola" (F. 106).

caballero
para el caballero, caballo; para el mulato, mula, y para el indio, burro
(F. 35, 90 y 116).
Ya lo hemos dicho a propósito del refrán "el burro para el indio, la mula para el mulato y el caballo para el caballero" sólo que aquí empieza por el caballero y cambia la forma. De hecho, son una estricta variante uno del otro. El refrán consiste en la confrontación de dos escalas descendentes una de las cuales -caballo, mula, burro- es axiológica y sirve para calificar a la otra -caballero, mulato, indio- que es de índole social. El enunciador es un criollo o un mestizo acomplejado que se tiene por "caballero". Estructurado bajo el esquema del mal ­ remedio, tiene una forma sentenciosa. Véase el comentario al refrán citado.

caballo
a caballo de buena sangre, no le importa el terreno
(F. 41).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "el que es gallo dondequiera canta". Se usa para sancionar situaciones en que alguien pone muchas condiciones para hacer algo. Tiene la forma de una sentencia casuística. Su origen hay que buscarlo en el mundo de la equitación.

caballo
a caballo palpado, nunca lo montes confiado
(F. 48).
Refrán que dice lo que enuncia. Se aplica a quien, por la circunstancia que sea, ha quedado receloso. Tiene la forma de un consejo. Forma parte de los refranes usuales en los universos mexicanos de la charrería o el rancho. La primera de las dos partes de que consta indica las circunstancias, la segunda el consejo. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios. Variante: "al caballo palpado, nunca lo montes confiado" (F. 49, 90 y 116).

caballo
a caballo que rabea, ningún charro lo desea
(F. 105).
Refrán proveniente del mundo de la charrería que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar situaciones de individuos muy quisquillosos. "Rabear" es una forma ranchera del verbo "rabiar". El refrán tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Variante: "caballo que ha dado en rabear, nadie lo quiere montar" (F. 49).

caballo
a gran caballo, grandes espuelas
(F. 66, 90 y 132).
Refrán que se atiene al tópico homeopático de que similia cum similibus coniunguntur. Como la causa tiene que estar proporcionada al efecto así el instrumento tiene que estar proporcionado a su función. Este tópico subyace no sólo al presente refrán sino a refranes como "a grandes males, grandes remedios"

caballo
al caballo, antes de exigirle el paso, hay que darle de comer
(F. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Su carácter paremiológico es dudoso.

caballo
al caballo, con la rienda, a la mujer, con la espuela
(F. 116).
Refrán que expresa el trato que, a juicio de cierta clase social, ha de darse a la mujer. Se toma como ejemplo base para argumentar el trato que se ha de dar a la mujer, el trato al caballo. De los dos símbolos de dominio -la rienda y las espuelas- que se asumen análogos, las espuelas es más rudo, cruel y doloroso: el refrán expresa, por tanto, una idea de la relación hombre-mujer posiblemente ranchera y, en todo caso, ofensiva. Está estructurado a la manera de los refranes mal - remedio. Variante: "al caballo, con la rienda, y a la mujer, con la espuela" (F. 35 y 90).

caballo
al caballo y al amigo, no hay que cansarlos
(F. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa en situaciones de impertinencia para con algún amigo para indicar que no hay que abusar de quienes nos son cercanos por amistad. El refrán tiene la forma de un consejo del tipo "no hay que" cuyos extremos "caballo" y "cansar" se corresponden y constituyen una estructura argumentativa que sustenta el postulado central del consejo: no hay que cansar al amigo. El argumento del refrán, por tanto, dice que no hay que cansar al amigo de la misma manera que no hay que cansar al caballo. La razón es que un caballo cansado no sirve.

caballo
a quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer o lo mata un rayo
(F. 49, 90 y 131).
Dicho ranchero fundado en los prejuicios que hay sobre los caballos de color bayo que, por lo demás, ya hemos mencionado lo inconsistentes que son al comentar el refrán "aténte al bayo, que es buen caballo", que desmentiría al presente refrán.

caballo
a quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer o lo mata un rayo
(F. 49, 90 y 131).
Dicho cuyo sentido literal coincide con lo enunciado. Expresa la convicción arbitraria y contradictoria en el refranero mexicano de que es muy mala cosa montar un caballo de color bayo. El refrán anuncia irracionalmente una serie de calamidades a quien monta un caballo bayo. Forma parte, en efecto, de las supersticiones que circulan y que están muy arraigadas en el mundo de la charrería. Como circulan las contrarias en el mismo refranero que asientan, por ejemplo, que el bayo es un buen caballo o que abundan los caballos de color bayo, como en la variante: "caballo bayo, doquiera lo hallo" (F. 105). La forma "juye" forma parte de la pronunciación vigente en el español culto del siglo XVI que se conservó, sobre todo, en el habla ranchera mexicana. Hay rima consonante entre la prótasis y la apódosis. Variantes: "a quien monta caballo bayo, se le juye la mujer o lo mata un rayo" (F. 48); "al que monta caballo bayo, que lo engañe su mujer o que lo parta un rayo" (F. 116); "al que anda en caballo bayo, o le roban la mujer o acaso lo parte un rayo" (F. 105).

caballo
a quien tiene caballo le ofrecen silla
(F. 49).
Refrán de origen ranchero que expresa el aparente contrasentido social de que a quien tiene se le da más y a quien no tiene, no. El sentido paremiológico del refrán, según Rubio, es que "al que tiene qué dar, se encuentra en estado de merecer". Consiste, en todo caso, en una adaptación ranchera del dicho evangélico de que "a quien tiene se le dará, y tendrá de sobra; pero al que no tiene , aún aquello que tiene se le quitará". (Mt 13,12) El refrán combate el tópico general de que es a quien no tiene a quien hay que dar. Se usa en situaciones en que se da u ofrece algo a quien ya tiene. Está estructurado en forma de una sentencia estructurada en dos hemistiquios -heptasílabo y pentasílabo- sin rima entre sí. Como en todos los refranes de este tipo, el primer miembro o prótasis explicita las situaciones sancionadas por el segundo, o apódosis. Rubio lo recoge en esta variante: "al que le ven caballo, le ofrecen silla" (F. 90 y 116). Y Luis M. Rivera en su refranero Origen y significación de algunas frases, locuciones, refranes lo recoge en la siguiente manera: "al que le ven caballo le dan caballo; y al que no, de caballazos" (F. 98). El mismo Rubio lo recoge en esta forma: "al que tiene caballo, todos le dan caballo" (F. 116). Finalmente, "al que tiene caballo, todos le dan caballo".

caballo
arriba ya del caballo, hay que aguantar los reparos
(F. 105 y 116).
Refrán que expresa que la realidad es como es y, cuando ya se la vive, sólo queda afrontarla. La vida es asumida por el refrán como un montar a caballo: una vez arriba de él sólo queda tenerse firme. Se aplica cuando alguien está en problemas para decirle que se aguante. Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios octosílabos con rima asonante. El primero de ellos, como la mayor parte de los refranes tradicionales ya de "que", ya condicionales-si, cuando, de que, en cuasi ablativo absoluto-, ya circunstanciales, describe el caso; el segundo miembro, en cambio, determina la sanción. Los refranes que utilizan el montar a caballo como paradigma de la vida humana suelen ser de origen y uso rancheros. Variante: "arriba ya en el caballo, hay que aguantar los reparos" (F. 90).

caballo
caballo alazán tostado, primero muerto que cansado
(F. 106).
Dicho que expresa una opinión sobre los caballos de ese color. Aquí se dice del alazán tostado que es un excelente caballo. En realidad, como se puede ver por otros dichos sobre colores de caballos, se trata de opiniones arbitrarias y expresan la opinión personal sobre ellos. Otros dichos de esta serie dicen, por ejemplo, "alazán, si te lo dan; tostado, ni dado" o bien "alazán tostado, siempre colgado". En suma que el alazán tostado es un mal caballo. Apenas si cabe en él un sentido paremiológico y se usa, por tanto, sólo en sentido denotativo. Tiene la forma de una sentencia casuística.

caballo
caballo alazán y gente de Zacatlán, ni dados, si te los dan
(F. 35, 90 y 116).
Dicho que en sentido literal une la mala opinión que a algunos les merecen los caballos de pelo alazán o color canela con la que se tiene de la gente de Zacatlán: ni dados. Sentencia casuística trimembre cuyos dos primeros miembros describen puntualmente los casos sentenciados en el tercero. Su nivel paremiológico es estrictamente literal. Los tres miembros tienen rima consonante y constan, respectivamente, de 7, 8 y 8 sílabas.

caballo
caballo anca de pollo, al hoyo
(F. 105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico es siempre el literal. El mundo de la charrería tiene una serie de rasgos y prejuicios sobre los rasgos externos y físicos de los caballos sobre los que cifran sus preferencias. Está formulado en forma de sentencia casuística cuyo primer hemistiquio, sin sinalefa, es un octosílabo que rima con el segundo que en forma lapidaria y sentenciosa expresa la sanción.

caballo
caballo blanco, ojalá cojo o manco
(F. 35, 90 y 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa que el caballo blanco "no sirve para nada", según dice Rubio. Paremiológicamente, sólo funciona en sentido literal aunque también puede usarse para expresar algún complejo racial. En todo caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo hemistiquio está construida en función de la rima con el primo y sólo tiene sentido a causa de ella. Desde luego, forma parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas, circulan en el mundo de la charrería sobre los colores de los caballos.

caballo
caballo blanco, sólo de lejos, pues que montarlo, los muy pendejos
(F. 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa, como el dicho equivalente, arriba comentado, "caballo blanco, ojalá cojo o manco", que el caballo de ese color "no sirve para nada". Según dice Rubio, ambos refranes son equivalentes. También éste, paremiológicamente, sólo funciona en sentido literal que, por lo demás, es mucho más expresivo. La rima del dicho -una sentencia casuística- está fincada en una correlación muy usada como rima en el refranero mexicano entre "de lejos" y "pendejos". En todo caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo hemistiquio está construida, también aquí, en función de la rima con el primo aunque refuerce el consejo que ya se da en el primer hemistiquio: "sólo de lejos". Desde luego, también éste forma parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas, circulan en el mundo de la charrería sobre los colores de los caballos.

caballo
caballo chiquito, siempre potrito
(F. 12 y 116).
Dicho que dice lo que enuncia. Tiene el mismo sentido y funcionamiento paremiológico que "burrito chiquito, siempre mocito." También aquí, el principal valor paremiológico del dicho es de tipo acústico y puede funcionar como una exclamación. Tiene la forma de una sentencia casuística y se usa, en todo caso, para menospreciar la condición de alguien tachándolo de "caballo chiquito". Está estructurado en forma de dos hemistiquios con rima consonante. Variante: "caballo chiquito, siempre potrillo" (F. 90).

caballo
caballo cola parada, no es bueno para la charreada
(F. 105).
Dicho de charros que, en forma de sentencia casuística, dice lo que enuncia. Rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios que en sus orígenes debieron ser ambos octosílabos y la forma del refrán debió haber sido: "caballo cola parada, no es bueno p'a la charreada", más propio del hablar ranchero en cuyo universo de usa. La forma recogida en este refranero, por tanto, parece secundaria.

caballo
caballo de buena andanza, ni suda ni cansa
(F. 105).
Dicho ranchero que significa lo que enuncia. Parte del supuesto de que es muy agradable cabalgar un caballo de buen andar porque "ni suda ni cansa". Tiene la forma de una sentencia casuística cuyo primer hemistiquio describe, como de costumbre, el caso y el segundo lo sanciona: hay rima consonante entre los dos que, de hecho, el refrán recurre al vocablo antiguo "andanza" en el sentido de "andada" para que rime con "ni suda ni cansa" que es lo que el refrán quiere decir.

caballo
caballo de crin grandota y hombre de mucho bigote, matalotes
(F. 66, 90 y 132).
El refrán equipara al caballo de crin grandota o tupida con el hombre con mucho o poco bigote: ambos son matalotes vocablo con que se designa al caballo inútil, torpe, haragán y de pura apariencia. Por lo general, se aplica para calificar como de mala calidad o "matalote" al individuo cuyo porte es pura apariencia. En el asunto del bigote, el refranero no se decide si el hombre matalote tiene mucho o poco bigote: las variantes del refrán dan las dos posibilidades. La semiótica social, pues, no es muy exacta. El refrán tiene la forma de un diagnóstico. El refrán tiene tres partes: las dos primeras expresan los síntomas en sendos octosílabos, la tercera es el diagnóstico. Hay rima consonante entre el último síntoma y el diagnóstico. Variantes: "caballo de mucha crin y hombre de mucho bigote, matalote" (F. 106); "caballo de mucha crin y hombre de poco bigote, matalote" (F. 35 y 116).

caballo
caballo de pobre, pobre caballo
(F. 105).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se refiere al hecho de que un caballo de pobre está a la vez que mal comido, sobre trabajado. Apenas tiene un uso paremiológico más allá del sentido literal: en todo caso, sanciona situaciones de pobreza, mala alimentación y sobreexplotación no sólo de caballos. Otro refrán con el mismo sentido paremiológico "perro de rico, rico perro; perro de pobre, pobre perro". Formalmente, es un refrán entre sentencioso y exclamativo construido sobre una estructura quiástica {"caballo" + "pobre", "pobre" + "caballo"} en donde la nota de la pobreza queda enmarcada por el caballo.

caballo
caballo de rico, rico caballo
(F. 90 y 116).
Mutatis mutandis, es análogo a "caballo de pobre, pobre caballo" del que parece una paráfrasis: lo dicho allí, en todo caso, vale aquí. Este refrán es totalmente secundario, empero, con respecto al del caballo de pobre: la posible exclamación "rico caballo" carece de espontaneidad y suena mal. En este caso, parece como si la estructura quiástica hubiera determinado los términos del refrán.

caballo
caballo emballestado, ni regalado
(F. 49).
Refrán ranchero que dice que un caballo que ha contraído la emballestadura no sirve. Se trata de una enfermedad propia de los caballos que, según Santamaría, "consiste en una debilidad de las manos, que le hace traerlas dobladas sacando las rodillas hacia delante. Tales bestias son peligrosas de montar, porque tropiezan a menudo y llegan a caer." El refrán tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios con rima consonante.

caballo
caballo entero, en el cancel o en el potrero
(F. 49).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere al hecho de que un caballo sin castrar no es un caballo para el uso cotidiano. Tiene la forma de una sentencia casuística con rima consonante en los dos hemistiquios.

caballo
caballo grande y hobachón, por lo regular trotón
(F. 49).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

caballo
caballo grullo o flor de durazno, mejor asno
(F. 90 y 116).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa en sentido literal. Forma parte de las opiniones que en el mundo de la charrería hay sobre los colores de los caballos. En refranes como éstos el uso paremiológico depende del sentido literal. Tiene la forma de una sentencia casuística cuyos dos hemistiquios tienen entre sí una rima consonante.

caballo
caballo mal arrendado, ni regalado
(F. 90, 105 y 116).
Refrán ranchero que significa, según Rubio, "que el caballo que tiene mala boca; que no obedece bien la rienda, no debe admitirse ni aún cuando sea regalado, por ser muy peligroso". El refrán registra una acepción de "arrendar" documentada, por lo demás, en la novelística hispánica contemporánea tanto en el sentido de atar por las riendas un caballo para dirigirlo, como en el sentido de enseñar al caballo a que obedezca a la rienda. Un caballo mal arrendado es, pues, un caballo mal acostumbrado a obedecer la rienda. Sentencia casuística cuyos hemistiquios riman con rima consonante.

caballo
caballo moro, ni de oro; y si es de cabeza prieta, pura cajeta
(F. 116).
De nuevo los colores de los caballos que se atienen, como queda señalado, al dicho de que "en gustos se rompen géneros". Este refrán ranchero, como todos los de caballos de este refranero, dice lo que enuncia, su uso paremiológico se restringe a su sentido literal. Cabe notar la expresión "pura cajeta" usada en México para decir que algo es excelente. El refrán, pues, rechaza el caballo de color negro con una estrella blanca en la frente y calzado de una o dos extremidades; aunque exalta el caballo moro de cabeza prieta. Formalmente el refrán está constituido por una doble sentencia casuística: cada miembro es, en efecto, una sentencia cuyos hemistiquios se relacionan entre sí mediante rima consonante. Variantes: "caballo moro, casi un tesoro" (F. 116); "caballo moro, ni de oro" (F. 90, 106 y 116); "moro ni de oro" (F. 105).

caballo
caballo o yegua, monta en parte media; jumento o mulo, monta junto al culo
(F. 66)
Refrán ranchero que dice lo que enuncia y cuyo uso paremiológico se reduce a su sentido literal. Formalmente, el refrán está constituido por una doble sentencia casuística en que cada uno de los dos miembros es, en efecto, una sentencia casuística. En el segundo de ellos hay, entre los hemistiquios de que consta la sentencia, una rima consonante.

caballo
caballo que cambia de manos, cambia de valor
(F. 90 y 116).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia en el sentido de que un caballo en manos de alguien que no conoce sus cualidades, desmerece.

caballo
caballo que llene las piernas, gallo que llene la mano y mujer que llene los brazos
(F. 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. La comparación de la mujer con un caballo y con un gallo forma parte de las concepciones rancheras en que la mujer es colocada en el mismo nivel de una propiedad. En el refranero mexicano, por lo demás, frecuentemente se da alguna comparación entre la conducta hacia la mujer y hacia el caballo. El refrán tiene la forma de un listado de cosas con sus rasgos o, si se quiere, una receta que consta de tres miembros bajo la estructura [N + "que llene" + parte del cuerpo] en donde N es sustituido, respectivamente, por "caballo", "gallo" y "mujer". Variantes: "caballo que llene las piernas, gallo que llene las manos y mujer que llene los brazos" (F. 49 y 116); "caballo que llene las piernas, mujer que llene los brazos y gallo que llene las manos" (F. 66, 70, 90 y 132); "caballo que llene las piernas, mujer que llene los brazos" (F. 12).

caballo
caballo que no jala de punta, p'a la yunta
(F. 48, 50 y 90).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia casuística dice lo que enuncia. Su uso paremiológico, empero, más allá de su sentido literal está fincado en el polisémico sentido que en México se da a la frase "no jala". Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios con rima consonante. Variante: "el caballo que no jala de punta, p'a la yunta" (F. 49).

caballo
caballo que no raya, que se vaya
(F. 48, 50 y 90)
Dicho del mundo de la charrería que significa lo que enuncia. "Rayar", referido a caballos, significa la suerte de sentar al caballo sobre los cuartos traseros, como dice Santamaría, y cambiarlo, con un ágil movimiento de las riendas, arrancándolo antes o haciéndolo partir con violencia. Según Santamaría, "es prueba propia de los buenos jinetes; hacer parada en firme". El refrán, pues, dice que un caballo que no sirva para hacer eso, "que se vaya". Nada más. Tiene la forma de una sanción en que, desde luego, tiene lugar una personificación del caballo: no se puede pedir, en efecto, a un caballo que se vaya. Esta sanción es sólo una exigencia de la rima consonante que relaciona los dos hemistiquios de que consta. Variantes: "el caballo que no raya, que se vaya"(F. 49); "el caballo que no raya, que se vaya, y el que no hala de punta, para la yunta" (F. 105); "el caballo que no raya, que se vaya, y el que no jala de puntas, p'a las yuntas" (F. 116).

caballo
caballo que se revuelca, es caballo nuevo
(F. 48, 49 y 50).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. En funciones paremiológicas, cataloga las actitudes juveniles de quien juega y "se revuelca" como signos de juventud. Tiene la forma de una sentencia casuística.

caballo
caballo rabioso o palpado, ni regalado
(F. 48, 49 y 50 y 90).
Este refrán, proveniente del ámbito ranchero, dice lo que enuncia. No tiene un uso paremiológico más allá de su sentido literal. De hecho, es el resultado de dos refranes ya comentados. A saber: "a caballo palpado, nunca lo montes confiado" y "caballo que rabea, ningún charro lo desea"

caballo *
caballo revolcado, es un caballo remudado
(F. 106).
Se refiere al hecho de que un caballo que se ha apareado es un caballo renovado. Refrán declarativo cuyos hemistiquios están unidos por rima consonante. Variantes: "el caballo revolcado es caballo remudado" (F. 105); "si quieres remudar, deja a tu caballo revolcar" (F. 48, 49 y 90).

caballo
caballo sano, orgullo de su amo
(F. 105).
Refrán que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración y sus dos hemistiquios están unidos por rima asonante. Adopta el estilo de una locución sapiencial de .

caballo
caballo viejo, no saca clase
(F. 49).
Refrán ranchero de tipo sentencioso que dice lo que enuncia. Paremiológicamente, se usa para descalificar a alguien simplemente por el hecho de ser viejo. Tiene la forma de una sentencia casuística.

caballo *
caballo zahunado, nunca codiciado
(F. 49).
Refrán que indica que un caballo en esas condiciones está defectuoso y, por tanto, no es recomendable. Formalmente es una sentencia casuística con rima consonante entre sus hemistiquios.

caballo
caballo zarco, no brinca charco
(F. 49 y 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa sólo en sentido literal. El vocablo "zarco" se usa tanto en el hablar ranchero mexicano como en el español contemporáneo escrito para designar al animal que o tiene un ojo blanco por tener incoloro el iris o que tiene nube en ambos ojos. El refrán dice que un caballo así no brinca charcos, por obvias razones. Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios pentasílabos aconsonantados.

caballo
cuando pienses manganear, no ensilles caballo brioso; si ensillas un socarrón, en él lazarás gustoso
(F. 49).
Estrofa de cuatro versos octosílabos, con rima consonante en segundo y cuarto, que aconseja el tipo de caballo que hay que escoger cuando se trata de manganear como se llama en charrería a la acción de echarle un lazo a un toro o a un caballo para derribarlo. La estrofa dice que eso se hará con mayor facilidad si se escoge un caballo socarrón. Se trata, desde luego, de un texto culto.

caballo
de los caballos, el que puntee, y de los puercos, el que colee
(F. 35, 90 y 116).
Refrán ranchero que aconseja sentenciosamente qué caballos y qué puercos son preferibles. Prevalece el uso literal sobre el metafórico. Consta de dos hemistiquios con idéntica estructura y rima consonante. Variante: "de los caballos, el que puntea, y de las mulas, la que cunea" (F. 105).

caballo
el caballo bañado, a la sombra o ensillado
(F. 90 y 116).
Refrán ranchero que aconseja como debe estar un caballo recién bañado. Formalmente es una sentencia casuística en dos hemistiquios heptasílabos con rima consonante. Se trata de una locución de tipo culto.

caballo
el caballo charro, poco crinudo y harto coludo
(F. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. Prevalece el uso literal sobre el metafórico. Tiene la forma de una receta. Es una locución ranchera. Variantes: "el caballo de silla, poco crinudo y bastante coludo" (F. 90 y 116); "para el caballo de silla, poca crin y mucha cola" (F. 116).

caballo
el caballo, primero bueno que manso
(F. 116).
Refrán que, mediante una escala de cualidades, define apodícticamente la que ha de prevalecer en la selección de un caballo. No se definen ni la bondad ni la mansedumbre aludidas. Locución culta de uso ranchero.

caballo
el caballo, primero manso que bueno
(F. 90, 106 y 116).
A la inversa del refrán "el caballo, primero bueno que manso" aquí se aprecia en primer lugar la mansedumbre. Como el, se trata de una locución culta de uso ranchero. Las preferencias de los caballos a partir de una cualidad u otra o a partir de uno u otro color son totalmente arbitrarias y es factible encontrar una sentencia que afirme lo contrario.

caballo
el caballo sin ronzal, caballo es de colegial
(F. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. El ronzal es la cuerda o correa que se ata al cuello de una caballería como rienda, para conducirla o atarla con ella. Prevalece el uso literal sobre el metafórico. Tiene la forma de una sentencia. Es una locución culta de uso ranchero.

caballo
el mejor caballo necesita espuelas
(F. 90 y 116).
Refrán que sentencia apodícticamente lo que enuncia. Metafóricamente, se usa a guisa de justificación en situaciones en que hay que llamar la atención o corregir a alguien a quien socialmente se considera excelente. Combate la convicción o topos popular de que hay algunos que nacieron buenos y, por tanto, no necesitan corrección y hay quienes por haber nacido predispuestos al mal camino requieren de una constante vigilancia o corrección. El refrán asienta que todos, no importa cuál sea su índole, necesitan quien los oriente. Se trata de una locución culta de índole sapiencial.

caballo
el que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán o es alcahuete
(F. 49).
Dicho de charros que significa lo que dice denotando con ello el gran afecto que corre entre un charro y su caballo. Las relaciones de un sacristán con un alcahuete, aunque en la vida real puedan ser muchas, no son evidentes en el oficio de cada quien. Según el Diccionario de Manuel Seco, en una de sus acepciones la palabra "sacristán" significa "persona pícara o astuta" que está muy cerca del "alcahuete". Formalmente, es una sentencia de tipo casuístico con una prótasis en "el que" que tiene rima consonante con el segundo hemistiquio, en que se emite la sentencia.

caballo
en caballo moro, ni pases agua ni esperes toro
(F. 48, 49 y 90).
Refrán que expresa la mala opinión que en ciertos medios rancheros se tiene del caballo moro como se llama al caballo de color negro o muy oscuro y, como señalamos en otra parte, al caballo de color negro con una estrella blanca en la frente. En concreto, el refrán aconseja que en caballo moro no hay que pasar agua en él ni esperar toro. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

caballo
los caballos tordillos y los tarugos, desde lejos se conocen
(F. 106).
Ni los caballos tordillos ni los tontos pueden disimular lo que son. Se trata de una sentencia constatativa. Se conoce también así: "los tordillos y los pendejos se conocen desde lejos".

caballo
monta caballo manso, y todo lo harás a tu antojo
(F. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Refrán ranchero en la tradición de que el caballo que se monte ha de ser manso de la que forma parte también el refrán" no montes caballo brioso, conviene caballo manso" (F. 12). El refrán da a entender tanto que montado sobre el caballo hay muchas cosas que hacer y, por tanto, que el caballo es un instrumento de trabajo y, en cuanto tal, ha de ser dócil: no perder el tiempo y las energías en domar el brío del caballo. El refrán se usa para sancionar las situaciones de rebeldía de cualquier tipo. El refrán tiene su ambiente vital en la vida rural: es un refrán ranchero. Tiene la forma de un consejo estructurado en forma de consejo - razón.

caballo
no compres caballo de muchos fierros, ni te cases con muchacha de muchos novios
(F. 90 y 116).
Son varios los refranes del refranero mexicano que relacionan de alguna manera al caballo con la mujer: "a las mujeres bonitas y a los buenos caballos, los echan a perder los pendejos"; "al caballo, con la rienda; y a la mujer, con la espuela". También se la compara con los gatos, los perros, las mulas o los asnos El sentido literal de este refrán es evidente. Rubio lo explica así: "consejo que se da, seguramente, por los defectos que tiene el caballo que ha tenido muchos dueños y lo poco recomendable que es la muchacha que ha tenido sobradas relaciones amorosas". Se aplica, en general, a situaciones de desconfianza hacia alguien que ha corrido mucho mundo. Caballo y mujer, por lo demás, son asumidos como propiedad del hombre como otras cosas: "caballo, mujer y escopeta, a nadie se le prestan". El hierro y el noviazgo son para el refranero formas de pertenencia que crean lealtad. El refrán refleja, totalmente, la mentalidad ranchera.

caballo
nunca se piensa mal del caballo de cuello largo
(F. 41).
Refrán ranchero que sentencia lo que su sentido literal expresa. Como todo lo relacionado con las características físicas secundarias de los caballos, como su color, el color de sus patas o de su cabeza, o la longitud de su cuello, el refranero reproduce tradiciones particulares y, en algunos casos, familiares.

caballo
para caballo duro, bozal de seda
(F. 116).
Refrán que aconseja en forma de una receta estructurada según el esquema del mal remedio. El refrán se refiere al caballo duro de boca o sea rebelde a la rienda. De él aconseja que no hay que castigarle demasiado. Se aplica a situaciones de rebeldía humana: el sentido del refrán entonces es una invitación a la diplomacia. Se trata, por tanto, de una pedagogía. Es refrán cuyo ambiente vital hay que buscarlo en el mundo ranchero.

caballo
para caballo suave, bozal de seda
(F. 105).
Es la situación contraria pero correspondiente a la del refrán "para caballo duro, bozal de seda" (F. 116): en ambos casos la sentencia es "bozal de seda". Tiene la forma de una receta estructurada según el esquema del mal remedio. El refrán se refiere, en este caso, al caballo suave de boca y , por tanto, dócil a la rienda. De él se dice lo mismo que en el caso del caballo rebelde: trato suave. Por tanto, caballo duro o caballo suave, bozal de seda. Se aplica tanto a situaciones de rebeldía como de docilidad para recomendar la pedagogía del buen trato.

caballo
para el caballo de silla, poca crin y mucha cola
(F. 116).
Refrán consejo que, formulado en forma de una receta, indica cuales, según una tradición ranchera, deben ser algunas de las características del caballo de montar. También circula de esta manera: "el caballo de silla, poco crinudo y bastante coludo". Su principal uso paremiológico está dado por su sentido literal.

caballo
quiero caballo que me lleve, no mula que me derribe
(F. 105).
Dice lo que enuncia. Indica el aprecio y buena opinión que se tiene del caballo y, al contrario, la mala opinión que hay en el refranero mexicano sobre las mulas.

cabestro
el que primero arranca, llega al cabestro
(F. 90 y 116).
Refrán que, según Rubio, "alude a las carreras de caballo y al hecho de llegar a la punta el vencedor". El cabestro -o cabresto, como se dice comúnmente en México- es el animal manso que una guía torada caminando a la punta de ella. Se usa a guisa de consejo para indicar que la diligencia es siempre premiada con el triunfo. Como todos los refranes con prótasis, tiene la forma de una sentencia casuística: en el refrán, la expresión "llega al cabestro" equivale, por tanto, a "llega primero". Está sustentada en el topos sociocultural de que entre más temprano se empiece mejor se el triunfa. Es una dicho de origen ranchero.

cabeza
si te duele la cabeza, amárrate las costillas
(F. 90 y 116).
Expresión que en su sentido literal dice lo que enuncia. Es un sinsentido que sugiere un remedio inapropiado ante un mal cualquiera.. Se usa paremiológicamente como una respuesta a tontas y a locas para salir del paso.

cabito
muchos cabitos de vela, hacen un cirio pascual
(F. 80, 90 y 122).
Refrán que indica, según se enuncia, la importancia de lo pequeño. El refranero gusta mucho de emplear, en efecto, la idea de que muchas cosas pequeñas e insignificantes hacen una grande e importante: es topos cultural muy frecuente en la cultura mexicana. Variantes: "muchos cabitos, hacen un cirio pascual" (F. 38, 90 y 122).

cabo
al cabo cuando ellas quieren, solitas se dan lugar
(F. 66, 90 y 116).
Dicho machista que dice que cuando una mujer está interesada en el amor de un hombre, hace lo que sea hasta lograrlo. Formalmente, está constituido por una exclamación.

cabo
al cabo de tanto andar, nos ha de salir un callo
(F. 116).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. Formalmente, es una exclamación en la que el enunciador se vislumbra a sí mismo, mediante el "nosotros" inclusivo.

cabo
al cabo p'al santo qu'es, con un repique le basta
(F. 90, 116 y 122).
Dicho popular que paremiológicamente se usa como una manera de ningunear al alguien diciendo que por tratarse de esa persona no hay que esmerarse en nada: con cualquier cosa es más que suficiente. El dicho, en efecto, expresa, como dice Rubio, un "muy grande desprecio a una determinada persona por la cual se hizo o se va a hacer algo". Se basa en una acepción de personas muy comúnmente asumida por la sociedad mexicana según la cual nuestro respeto hacia los demás debe ser directamente proporcional a la importancia de la persona de quien se trata. Se usa, pues, para justificar una actitud de menospresio hacia alguien. Formalmente, es un refrán exclamativo en dos hemistiquios octosílabos. De entre las variantes en que circula el refrán la que más insiste en el menos precio es la que dice: "que al cabo p'al santo qu'es con cualquier repique basta". Variantes: "al cabo p'al santo qu'es, con una limosna tiene" (F. 90); "al cabo p'al santo qu'es, con un repique basta" (F. 66).

cabresto
con un buen cabresto, dondequiera se remuda
(F. 49).
Dicho de arrieros que significa lo que enuncia. Remudar es sustituir al animal de carga por otro. El refrán dice que si el arriero cuenta con un buen cabestro -en mexicano, "cabresto"- ,como se llama al animal puntero manso que guía un hatajo, entonces la remuda se puede hacer donde sea. Se usa para valorar situaciones de conflicto dentro de algún grupo como una invitación a cortar por lo sano. Formalmente, es una exclamación sentenciosa. Por lo general, forma parte del habla popular.

caca
la caca, calarla o taparla
(F. 66)
Paremiológicamente se usa para sancionar situaciones desagradables. Formalmente, se presenta como una receta: el primer hemistiquio expresa la situación de que se trata, el segundo la sanción correspondiente.

cacao
el que cacao siembra, cacao cosecha, siempre que el terreno sea bueno
(F. 41).
que, en sentio literal, significa lo que dice y en sentido paremiológico significa que cada quien cosecha lo que siembra. Se usa para sancionar situaciones en que a alguien le sobreviene algún mal. El refrán explica los males por la propia conducta según un viejo tópico de que la conducta personal repercute en la propia felicidad o desgracia. El topos que subyace a este dicho, en efecto, expresa una correlatividad de tipo causal entre sembrar y cosechar según el natural esquema semántico que ha generado dichos como el bíblico "quien siembra vientos cosecha tempestades".

cacaraquear
cacaraquear es fácil, lo difícil es poner
(F. 12).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa, en sentido paremiológico, cuando alguien pregona algo antes de hacerlo. El dicho tal cual circula actualmente parece haber perdido el ritmo. La estructura actual, tanto métrica como formal, del refrán es producto de una cultura que ha dejado de ser oral. Ya no hay en él sentido del ritmo. De hecho, remite a una forma del tipo de "fácil es cacaraquear, lo difícil es poner" en que hay una simetría tanto entre "fácil es" frente a "difícil es", como entre "cacaraquear" y "poner". La forma es la de una sentencia declarativa.

cachirulo
no todo cachirulo es remiendo, ni cualquier remiendo es cachirulo
(F. 49).
En la acepción aquí empleada, un cachirulo es, según Dicho sentencioso que expresa lo que dice. Santamaría, el "forro de paño o de gamuza que se pone exteriormente al pantalón o a las calzoneras, y coge la mitad, poco más o menos, de la pierna por la parte interior y el asiento. Es más útil y usado en el pantalón de montar." Desde el punto de vista formal, se trata de una exclamación sentenciosa que está eslabonada bajo la forma de la secuencia "no ni" que niegan, respectivamente, dos proposiciones universales afirmativas. El sentido, por tanto, es que algunos cachirulos que no son remiendos y algunos remiendos que no son cachirulos. Le subyace, por tanto, el topos cultural de que las cosas no son parecen y de que, por tanto, no todo lo que brilla es oro, el león no es como lo pintan y las apariencias engañan. Ese topos cultural configura el contexto situacional en que el dicho se usa.

caido
lo caido, caido
(F. 35, 66, 90 y 116).
Refrán que indica que lo que se ha perdido hay que darlo por perdido sin preocuparse por recuperarlo. Rubio circunscribe su uso paremiológico a cuatro situaciones: a guisa de consejo, para instar a no preocuparse de lo que se ha perdido; como alarde de desprendimiento; como forma de conformidad ante lo inevitable; y como broma cuando a alguien se le cae dinero, al recogerlo. El topos cultural que sustenta al refrán se puede formular en el sentido de que no hay que lamentar lo perdido y hay que desechar definitivamente y sin resquemores lo que una vez se ha desechado. La enunciación inacentuada de "caido", sólo afecta a la forma que es la de una aparente tautología; sin embargo, el "caido" del segundo hemistiquio no tiene el mismo valor que el primero: el primer "caido" es, en efecto, descriptivo; el segundo, en cambio, es sentencioso y conminativo. Es, pues, un consejo.

caído
no hay quien al caído levante
(F. 37).
Expresión paremiológica que significa lo que enuncia. Se funda en la implícita convicción de que la mayor parte de la gente se atiene al consejo de "lo caido, caido"

caimán
el que con caimán afana, poco arriesga y mucho gana
(F. 90 y 116).
Dicho de ladrones. Según Rubio, "afanar con caimán es robar valiéndose de la petaca que se lleva consigo y que sirve para ponerla frente a la cara de la víctima, lo que evita que ésta pueda ver lo que se le va a hacer".

cajón
abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón
(F. 66).
Que la oace al ladrón, como dice un refrán español. De hecho, este refrán está dentro de una añeja tradición paremiológica hispánica a la que pertenecen refranes como "en arca abierta, el justo peca" o "puerta abierta, al santo tienta". Se trata, pues, de un viejo tema en un nuevo molde. El tópico que le subyace está expresado por otro refrán español que dice "quien quita la ocasión quita el pecado". Variante: "cuando está abierto el cajón, el más honrado es ladrón" (F. 35, 70, 90 y 116).

cajón
sólo el que carga el cajón, sabe lo que pesa el muerto
(F. 89, 90 y 116).
Sólo quien sufre la pena sabe lo que duele. Es un refrán popular que imagina las penas como un fardo pesado que se carga sobre la espalda ya como un costal, ya como un cajón de muerto: sólo el que los carga sabe lo que pesan. Tiene la forma de una declaración constatativa estructurada en dos hemistiquios octosílabos sin rima.

calabacita
apenas oyen tronar, ya quieren calabacitas
(F. 90 y 116).
Refrán exclamativo de origen ranchero que censura, mediante una imagen satírica, a quienes, con prisa ambiciosa e irracional, no aguantan el ansia de los bienes que esperan por los beneficios que puedan traerles. Paremiológicamente, aparece como un comentario a otro refrán también ranchero que le subyace. A saber: "quelites, calabacitas, a las primeras agüitas". Desde el punto de vista formal, el refrán está constituido por una exclamación connativa en dos hemistiquios octosílabos en que, sin embargo, está elidido el nexo argumentativo constituido en el texto escrito por la coma y en su enunciación oral por la entonación.

calabaza
calabaza caliente, pedo de repente
(F. 90 y 116).
Refrán que en forma de una definición dice lo que enuncia. Los dos hemistiquios de que consta tienen rima consonante. Se puede considerar como variante suya la forma "calabaza fría, pedo todo el día que también tiene rima consonante entre los hemistiquios. Obviamente, en el primer caso se trata de los efectos de la calabaza caliente en tanto que en el otro, de la calabaza fría. Los resultados, en la práctica, son los mismos. La comida y sus efectos en el organismo es uno de tópicos más frecuentes del refranero. Se puede considerar como variante esta forma "calabaza fría, pedo todo el día" (F 116). También tiene rima consonante entre los hemistiquios. Obviamente, en un caso se trata de los efectos de la calabaza caliente y en el otro, de la calabaza fría. Los resultados, en la práctica, son los mismos.

calaverear
el que no calaverea, verdea
(F. 89, 90 y 116).
Dicho popular que se aplica al hombre viejo para indicar su condición: o está al borde de la tumba o anda de rabo verde. Se usa para censurar las actitudes del hombre maduro que se consideran inapropiadas a su edad y desmesuradas. Tiene la forma de una sentencia casuística formulada a la manera de un dilema aplicable a la edad senil reducida a dos opciones: verdear o calaverear donde los dos miembros de la alternativa tienen rima consonante. Es la expresión "andar de rabo verde", de donde deriva la significación de "verdear" en el refrán. "Rabo, en efecto, es un vulgarismo que designa al órgano sexual masculino: el "rabo verde" es el individuo enamoradizo

caldo
no hay caldo que no se enfríe
(F. 90 y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que todos los sentimientos, las pasiones por grandes que sean, no conservan siempre su misma fuerza, sino que poco a poco van perdiendo la intensidad hasta llegar a la nada." Se aplica a situaciones de efervescencia pasional para aconsejar calma. Tiene la forma de una sentencia a la que ayuda tanto la forma sentenciosa "no hay + N +que" como su carácter de verso octosílabo. Variante: "no hay caldo que no se enfríe, caramelo que no empalague ni amor que no enfade" (F. 70).

calenturiento
el calenturiento anhela por el agua
(F. 110).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para interpretar y, en cierto sentido justificar, cualquier situación de arrojo sobre todo sexual. En este sentido es un dicho vulgar.

callado
o bien callado o bien vengado
(F. 35, 90 y 116).
Dicho popular que, contra las bravuconerías, insta a afrontar de una vez por todas las amenazas que se profieren contra alguien en ves de andar hablando. Se aplica en ese tipo de situaciones. El dicho tiene la forma de una orden en forma de dilema cuyos miembros, construidos sobre una misma estructura, riman entre sí con rima consonante y conminan al destinatario a tomar una de las dos opciones. Variante: "bien callado, bien castigado" (F. 10).

calzonera
no se puede bailar con calzoneras
(F. 90, 116 y 132).
En sentido directo, este refrán de charros que significa lo que enuncia. La calzonera o, mejor dicho según Rubio, "calzoneras" en plural, son una "especie de pantalones de gamusa abiertos desde la parte que queda en los muslos hasta abajo; dicha abertura se cierra o con botones o con correas. Debo decir que las más estimadas son las que se hacen de la piel del venado." Una prenda así, por tanto, impide moverse con libertad. En sentido paremiológico, en cambio, se usa ya como comentario justificativo ya como una sentencia declarativa para sancionar situaciones en que algún impedimento directamente afecta lo que se quiere hacer y no deja llevarlo a cabo. Como la estructura de los refranes "no hay + N +que", también la los refranes "no se puede" ofrece el efecto semántico de una sentencia universalizante.

camino
anda tu camino sin ayuda de vecino
(F. 90 y 116).
Refrán parenético que aconseja en sentido literal lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar situaciones de inercia en que no se hace lo está al alcance de la mano bajo el pretexto de que se carece de ayuda: el refrán exhorta a hacer lo que está a la mano. Forma parte de los refranes que muestran cuán prácticos son los refranes ante las innumerables posturas teóricas: se concreta a instar a hacer lo que se puede. El refrán, por lo demás, combate el tópico popular de que el obrar está supeditado a la ayuda que se puede recibir de los demás. El vivir es asumido como un andar el propio camino.

camino
el camino más corto para hacer muchas cosas, es hacer una sola sucesivamente
(F. 37).
Especie de frase sapiencial que dice lo que enuncia. Consagra el viejo dicho latino: "haz lo que haces" (age quod agis) No parece tener un uso paremiológico.

camino
por caminos no pensados, purgamos nuestros pecados
(F. 37).
Sentencia de índole religiosa que supone como ley inexorable que todo individuo debe ser castigado, de una u otra manera, por los "pecados" o acciones malas que llevó a cabo. El texto sentencia que quien hace el mal lo paga de la manera más impensable. Tiene la forma de una sentencia declarativa en dos hemistiquios con rima consonante. Esta sentencia, probablemente, tiene un origen religioso como una máxima de la catequesis confesional.

camote
buenos camotes, los queretanos
(F. 86 y 109).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia. Es uno de los muchos refranes tópicos o relativos a una localidad que tiene el refranero mexicano. En general al queretano se le identifica como camotero. No sólo otro refrán mexicano, en efecto, dice: "¿Querétaro camotero? falso, hipócrita y frailero" sino que se lo relaciona en este sentido con el poblano. El dicho tiene la forma de una sentencia exclamativa cuyo uso paremiológico es de tipo acústico y se centra en la palabra "bueno" que sirve de pie de entrada al dicho.

camote
traga camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja la ajena
(F. 5).
Es un dicho que en forma de dístico aconseja a no meterse en asuntos ajenos. El texto consta de dos versos relacionados entre sí mediante rima consonante el primero de los cuales no aporta absolutamente nada al sentido paremiológico: tiene sólo las funciones acústicas de la rima. Desde el punto de vista de su uso paremiológico este dicho se emplea en situaciones en que alguien se está metiendo en asuntos que no le incumben para instarle a no hacerlo. Variantes: "come camote y no te dé pena; cuida tu casa y deja la ajena" (F. 90, 116 y 122); "come camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja la ajena" (F. 21, 27, 66, 110 y 132); "come camote, no tengas pena; cuida tu casa, deja la ajena" (F. 16).

campana
campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy finas
(F. 116).
Refrán tópico que dice que Silao, ciudad del estado de Guanajuato, es célebre por sus campanas, sus limas y la lengua de su gente. Dentro de la alabanza por las campanas y las limas, el refrán contiene una censura sobre lo lenguaraces que son los silaoenses. El dicho, en forma de grito de un vendedor ambulante, está dividido en dos hemistiquios el primero de los cuales exhibe los objetos en venta, en tanto que el segundo sentencia sobre ellos. Entre el primero y segundo hemistiquios, hay rima asonante. Variante: "campanas, lenguas y limas, Silao las tiene finas" (F. 66 y 90).

campana
¿para qué son las campanas, si se asustan del repique?
(F. 90 y 116).
Dicho popular que expresa la incoherencia de quien gusta hacer cosas no le gustan sus consecuencias naturales como el repique en relación con las campanas o las llamaradas en relación con las luminarias. Se aplica para censurar esas actitudes. Tiene la forma de una pregunta retórica.

campana
se rajó la campana de Pátzcuaro, que era de bronce; ¿cómo no se ha de rajar un roto?
(F. 5).
Dicho vulgar que en sentido literal dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico se basa en el doble sentido que para el hablar mexicano tiene la palabra "rajarse": agrietarse, para el caso de la campana; acobardarse para el caso del "roto" que en el habla popular mexicana designa, según Santamaría, al "individuo sin quehacer y sin dinero que viste bien a fuerza de trampas o picardías." Este dicho agrega a las cualidades del roto el ser "rajón" es decir cobarde y sin palabra. El dicho, por tanto, está construido sobre el tópico "más / menos" que argumenta que lo que sucede con lo más acontece necesariamente con lo menos.

campo
andando en el campo llano, como lo quiera el cristiano; pero en subiendo la cuesta, como lo quiera la bestia
(F. 105).
Cuarteta construida sobre pareados octosílabos construida sobre un refrán de arrieros formulable en variables como esta recogida por Rubio "en la cuesta, como pueda la bestia; en el llano, como pueda el amo" que dignifica lo que enuncia. Nuestra cuarteta no puede ser tenida como refrán por no ser ya una forma breve: la brevedad, en efecto, es uno de los rasgos distintivos del refrán. Aunque su forma en verso es muy atractiva, no es práctica, por lo larga, para ser insertada en el habla popular: el formar parte del habla popular es requisto indispensable para que una forma breve pueda ser tenida como refrán.

campo
en el campo, el real ganado es muy sudado
(F. 90 y 116).
Dicho ranchero que indica cuán penosos son las labores del campo. Está construida como una declaración constatativa en dos partes: indicación de la circunstancia, por una parte, y una sentencia bimembre relativa a ella.

campo
lazar bien o regular, en el campo es indiferente; pero delante de la gente, lazar bien o no lazar
(F. 49).

campo
limpia el campo antes de echar nuevo grano
(F. 41).
Dicho campesino que retoma los principios, de origen español, de la buena agricultura. Este dicho, en forma de consejo, formula uno de los principios básicos de la agricultura: el de limpiar antes de sembrar a que se refiere el refranero español de varias maneras. Por ejemplo: "¿quieres que el trigo te honre la barba?, muéllele la cama" que recoge Hernán Núñez, El Comendador y que se refiere, según Martínez Kleizer, a limpiar de hierbas la tierra donde se siembra. En sentido simbólico se refiere a la limpieza, de cualquier tipo, que se ha de llevar a cabo antes de emprender una obra nueva. Formalmente, el dicho consta de dos partes -el consejo y la circunstancia- que se relacionan entre sí mediante rima asonante.

camposanto
el que por otro se apura, ni camposanto merece
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Es uno de los muchos refranes mexicanos que se refieren a la pendejez que el refranero mexicano detesta como la peor condición de alguien. De esa manera, el refrán tacha de pendejo a quien se anda apurando por otro. El castigo por ello es formulado en forma de una satírica desmesura: dejarlo sin sepultura, como a los apóstatas, excomulgados, suicidas y demás a quienes el Código de derecho canónico de 1917 pedía dejar fuera del camposanto o cementerio. Es, pues, un refrán de índole satírica que adopta la forma de una sentencia. Formalmente pertenece a los refranes "el que" en que, a tenor de las circunstancias esbozadas en forma casuística en la prótasis, emite una sentencia en la apódosis.

canasta
al que comercia en canastas, nunca le faltan tompiates
(F. 64, 90, 116 y 119).
El "tompiate" o "tompeate", vocablo de origen náhuatl, es un morral o bolsa cilíndrica y honda tejida de palma. El refrán dice que quien vende canastos seguramente tendrá tompeates que son de una especie cercana. El sentido paremiológico del refrán, por tanto, es que cada cosa tiene sus implicaciones y que, por tanto, quien se mete en algo no debe sorprenderse si de repente se topa con cosas en las que no había pensado. Tiene la forma sentenciosa de los refranes "al que", muy tradicionales en la paremiología hispánica. Variante: "el que vende canastas, tiene tompiates" (F. 49).

canilla
no hay canilla que no se rompa, apretando bien la mano
(F. 116).
En el habla popular mexicana, "canilla" es sinónimo de fuerza. El refrán dice que no hay fuerza, por muy grande que sea, que no pueda ser vencida con una mano enérgica. Tiene la forma de un dicho sentencioso del tipo " no hay + N" cuya primera parte indica el resultado de la acción formulada en la segunda.

canoa*
teniendo la canoa en el chiquero, el puerco no la va a toxquear cada año
(F. 49).
Dicho de puerqueros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración constatativa.

cántaro si
con el cántaro sudas, ¿qué harás con el chochocol?
(F. 49, 90 y 116).
Refrán popular que argumenta: "si tienes problemas con lo menos, ¿cómo será con lo más"?. Se basa, pues, en el tópico más / menos. El chochocol, en efecto, según dice Santamaría, es un "cántaro grande de barro". Tiene la forma de una interpelación. Variantes: "si con el cántaro sudas, ¿qué harías con el chochocol?" (F. 48); "si con el cántaro sudas, ¿qué será con el chochocol?" (F. 66 y 132).

cantidad
cuando viajes, no te preocupes de lo que avances; al comer, no te preocupes de la cantidad que ingieras
(F. 110).
Especie de frase célebre basada en una poco pertinente comparación entre el viajar y el comer que está fuera de todos los patrones paremiológicos propios del habla mexicana. Propiamente hablando, no es un refrán en la medida en que aún no forma parte del flujo de ninguna de las hablas mexicanas.

caña
¿qué le cuidan a la caña, si ya se perdió el elote?
(F. 49, 90 y 116).
Según Rubio, este refrán, de origen ranchero, se emplea "para dar a entender que bien poco tiene que cuidársele a la mujer que ha perdido la honra". Tal es, en efecto, su sentido paremiológico basado en el hecho de que de la caña de maíz lo cuenta es su fruto: el elote. Formalmente es un refrán con una enunciación exclamativa dentro de un marco sintáctico interrogativo. Se basa en un paralelismo antitético entre "cuidar" y "perder", por una parte, y entre "caña" y "elote", por otra.

caña
¡sácale cañas al tercio, aunque se afloje la carga!
(F. 35, 90 y 116).
Rxtivo mexicano que, como todos los de su clase, basa su uso paremiológico en la consonancia de la primera palabra con el contexto que se inserta. En este caso, la palabra "sácale". Su inserción en el contexto es de índole acústica. Como sucede en general con los refranes exclamativos, su uso paremiológico no procede de su sentido sino de su estructura acústica. El refrán, pues, no significa nada.

cañón
voltear cañones, es de falsos o de rajones
(F. 90 y 116).
Refrán popular que reprueba, en sentido directo, la actitud de quien, en una situación conflictiva, se vuelve contra su propio bando. En sentido paremiológico se usa en situaciones de confrontación para censurar cualquier cambio de bando. Tiene la forma de una declaración sentenciosa en cuyo primer hemistiquio, un verso pentasílabo, viene la descripción de la situación sancionada; el segundo hemistiquio, en cambio, un verso eneasílabo, expresa la sentencia. El segundo hemistiquio fue en sus orígenes un probable verso octosílabo, el metro más natural del habla española, y debió decir: "es de falsos o rajones". "Es de rajones", en efecto, es una construcción que sigue la estructura de "es de falsos". Lingüísticamente no se requiere el "de".

capa
que cada quien haga de su capa un sayo y de su culo un papagallo
(F. 10).
Frase resultante de una mala fusión de dos refranes bien documentados en la tradición paremiológica mexicana. Por una parte, "cada uno hace de su capa un sayo" y, por otra, "cada quien es muy libre de hacer de su culo un papalote". El primero de ellos está construido sobre la expresión española "hacer de su capa un sayo". El significado de ambos y del conjunto, en todo caso, es que cada quien es libre de hacer con sus cosas lo que le de la gana. El vocablo "papagallo", que obviamente debe escribirse "papagayo", se usa en algunos estados de México, como Tabasco, Campeche y Yucatán, en vez de "papalote". Probablemente el autor de la fusión, recogida en Yucatán, realiza esta sustitución de "papalote" por "papagayo" para hacerlo rimar con sayo. La enunciación, connativa, hace equivaler la fusión a: "¡que cada quien haga con lo suyo lo que le plazca!".

capital
teniendo capital para abrir un restaurante, no temo al estómago más voraz del mundo
(F. 110).
Frase capitalista que muy probablemente no es aún refrán y que significa lo que enuncia.

caporal
cada caporal, donde le parece pone la puerta de su corral
(F. 90 y 122).
Refrán ranchero que literalmente dice lo que enuncia y cuyo sentido paremiológico es, según Rubio, "que cada quien obra como mejor le acomoda, de conformidad con sus intereses". Hay rima consonante entre "caporal" t "corral". Variante: "cada caporal, donde mejor le parece pone la puerta de su corral" (F. 35, 49 y 116).

caporal
donde manda el caporal, no gobiernan los vaqueros
(F. 70 y 132).
Refrán originado en el medio ranchero que en sentido literal significa lo que enuncia y que en sentido paremiológico, en cambio, se usa para justificar un cambio de planes a raíz de una orden jerárquicamente superior. El refrán está construido sobre la contraposición entre dos situaciones que se excluyen mutuamente: una el la que "manda el caporal" y otra en la que "gobiernan los vaqueros". Hay, desde luego, paralelismo entre ambas. Variantes: "cuando manda el caporal, no gobiernan los vaqueros" (F. 105); "donde manda caporal, no gobiernan los vaqueros" (F. 48, 90, 122 y 131).

cara
el que mantiene, detiene, y si no, ni cara tiene
(F. 90 y 122).
Dicho popular referido a la manutención doméstica que dice que quien no cumple con la obligación de "mantener" a alguien en el sentido de darle lo necesario para que viva, no tiene derecho a exigirle nada. El dicho, formulado a manera de una sentencia declarativa, se estructura en dos partes: "el que mantiene, detiene", la primera; "y si no, ni cara tiene"; la segunda. Ambas están unidas entre sí por medio de rima consonante: "-tiene". La primera de ellas, a su vez, consta de dos hemistiquios con la misma rima. Desde luego, esta primera parte dio origen al refrán en su forma actual.

carbonato
si te hacen tu carbonato, hazles su chocolatito
(F. 35, 90 y 116).
Refrán vulgar cifrado en lenguaje simbólico, según Rubio, y relativo a la fidelidad entre cónyuges en el sentido de "si tu pareja te es infiel, envenénala". En sentido paremiológico general, se usa para indicar que si te hacen un mal hazles otro. Tiene la forma de una expresión condicional: el primer hemistiquio expresa la condición; el segundo, en cambio, lo condicionado.

cárcel
entrando a la cárcel se detienen los reos; entre si es o no es, un mes; si es algo, un año; y si es cosa grave, sólo Dios sabe
(F. 60).
Frase ingeniosa de origen culto que significa lo que enuncia y cuyo uso paremiológico dominante es de ornato.

carga
la carga hace andar al macho
(F. 37).
Refrán popular de origen arriero que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se emplea popularmente para decir expresivamente que cuánto las obligaciones de la vida son las aguzan el ingenio para ir resolviendo los problemas que se presentan. Tiene la forma de una simple declaración constatativa.

carga
las cargas son las escaleras que conducen al cielo
(F. 37).
Dicho de origen religioso que dice lo que enuncia. Expresa la creencia vigente en un cristianismo de corte masoquista de que esta vida es un período de sufrimiento cuyo único objetivo es permitir al individuo la posibilidad de hacer méritos para el cielo en la otra vida. Probablemente no alcanza la categoría de refrán.

caricia
donde no hay caricias, no hay amor
(F. 12).
Refrán popular sobre el amor que significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico, por tanto, coincide con su sentido literal. Forma parte de las convicciones y del saber popular al margen de clases sociales. Supone el topos popular de que donde hay amor hay caricias. Este topos es combatido por algunas máximas paremiológicas que aún funcionan en la cultura popular mexicana como "quien bien te quiere te hará llorar". Desde luego, al ser combatido, se considera como vigente en nuestra cultura que las caricias, por tanto, son un supuesto del amor. Tiene la forma de un refrán semiótico cuya primera parte, entonces, expresa en forma de una proposición universal negativa de que permite a la segunda emitir la sentencia, también negativa, de la segunda mitad del refrán: "no hay amor".

cariño
¿no le tienes cariño a tu dinero?, métete a minero
(F. 90 y 116).
Dicho de mineros que dice lo que enuncia. Rubio lo interpreta en el sentido de que meterse a minero es perder dinero. En sentido paremiológico este texto para augurar a cualquier empresa un mal resultado. El sentido general del dicho es el de una queja. Formalmente, el refrán está estructurado en forma de una secuencia didáctica preguntaærespuesta que corresponden, respectivamente, a la primera y segunda partes del refrán.

carne
cuando hay para carne, es vigilia
(F. 90 y 122).
Refrán de uso general cuyo trasfondo cultural alude a la costumbre católica de abstenerse comer carne algunas fechas del año a las que se el habla popular denomina "vigilias" y expresa la desgraciada situación del pobre que la mayor parte del tiempo no tiene para comer carne y que, cuando tiene, resulta que está prohibido. El sentido paremiológico del refrán se refiere simbólicamente a cualquier situación de penuria en que cuando finalmente se logra obtener algo, la oportunidad ya ha pasado. Formalmente es un refrán de circunstancia que consta de dos partes en que coinciden posibilidad e impedimento: la primera se indica la posibilidad; en la segunda, el impedimento.

carne
donde uno piensa que hay carne, ni garabato se encuentra
(F. 90 y 116).
Antipiropo en funciones de refrán de "léperos" como describe Rubio al medio que produjo y que lo usa. En sentido directo expresa la decepción de que habla el refrán. En sentido paremiológico, en cambio, es un antipiropo que, como dice Rubio, "aplicado a mujeres, por nuestros léperos, es una burla muy sangrienta". Tiene, por la enunciación, un estilo exclamativo.

carretonero
no puede ser carretonero quien no sabe malas razones
(F. 49).
Dicho que expresa en sentido directo la mala opinión que el pueblo tiene del hablar de los carretoneros: el dicho considera que el ser malhablados es un rasgo distintivo suyo.

carta
carta que no viene y mujer que se va, no hay que buscarlas
(F. 90 y 122).
Refrán de tahúres que aconseja no seguir apostando a una esperada carta como no hay que ir a buscar la mujer que se aparta de su hombre por las razones que sean. La argumentación del refrán se basa en una comparación entre el capricho una carta de baraja a la que en vano se apuesta con insistencia y el de una mujer que se va. El consejo es: "no hay que buscarlas". Se sustenta en una concepción negativa de la mujer. Formalmente el refrán consta de dos partes: en la primera parte, en forma de una estructura adjetiva de relativo se describen las dos situaciones de una contrastación en la que la segunda, la mujer que se va, sirve de exemplum para reforzar el consejo, expresado en la segunda parte. En la primera parte, además, hay una contraposición entre "no viene" y "se va" que establece entre la carta y la mujer el paralelismo que sustenta la argumentación. Está sustentado sobre un tópico fatalista que sostiene que contra la mala fortuna mo hay nada que hacer. Variante: "carta que se niega y mujer que se va, no hay que buscarlas" (F. 116).

carta
la carta por el sobre se conoce
(F. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se aplica a situaciones en que las apariencias no engañan, el hábito hace al monje y el león sí es como lo pintan. En general, forma parte de los refranes que argumentan a favor del tópico "como el exterior, el interior": "por las hojas se conoce al tamal que es de manteca". Formalmente tiene la forma de una declaración constatativa construida sobre una estructura de hipérbaton.

carta
no hay carta de pendejo sin posdata
(F. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar cualquier tipo de error. Formalmente, es una declaración constatativa del tipo "no hay + N" que simula una proposición universal afirmativa.

casa
al que se junta conmigo, ni en su casa lo regañan
(F. 90 y 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. Sanciona todas situaciones en que el enunciador quiere darse importancia.

casa
cuando estés en la casa de campo, manjur al maduro
(F. 90 y 116).
Dicho de ladrones que, según Rubio, significa: "cuando estés en la cárcel, dinero al juez". Según el argot del hampa, recogido por Rubio, "casa de campo" significa cárcel, y "manjur", dinero. Es un dicho en forma de consejo.

casa
el que de su casa se aleja, no la encuentra como la deja
(F. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar las situaciones en que tiene lugar algún deterioro de algún bien al que el dueño no ha prestado suficiente atención. Forma parte de los refranes "el que" cuyo primer hemistiquio describe la situación a que se refiere la sanción del segundo. Tiene la forma de una declaración constatativa en hemistiquios eneasílabos con rima consonante. El tópico que le subyace dice que entre más cerca estés de tus cosas mejor cuidadas estarán. Variantes: "quien de su casa se aleja, no la encuentra como la deja" (F. 66 y 132); "quien de su casa se aleja, no la halla como la deja" (F. 37 y 116).

casa
en la casa en que no hay lumbre, lumbre son los que la habitan
(F. 90 y 116).
Refrán popular que expresa que en la casa en que no hay que comer, sus moradores son dominados por un malestar y furia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa estructurada quiásticamente: "casa + no hay lumbre" y "lumbres son + habitan". Parte del tópico subyacente de la comida es la base de la buena convivencia

casa
en todas las casas debe haber un viejo y un burro; pero que ni el viejo sea tan burro ni el burro tan viejo
(F. 90 y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que en cada familia, para el sostenimiento moral y material de ella, debe haber quien la apoye y guíe, y quien trabaje para sostenerla, pero que el primero no sea tonto y el segundo no esté cansado de trabajar". Tiene la forma de una sentencia estructurada quiásticamente en torno a los conceptos "viejo" y "burro": "viejo" + "no burro" + "burro" + no viejo".

casa
es preferible una casa vacía que con un mal inquilino
(F. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración basada en el tópico de que más vale nada que malo. De hecho, si este dicho hubiera adquirido el rango de refrán hubiera adoptado la forma de los refranes "más vale" y diría: "más vale casa vacía que mal habitada".

casa
hay casas que ni jumean, y por dentro están que arden
(F. 66).
Refrán popular que en sentido directo dice lo que enuncia. En sentido paremiológico, en cambio, se aplica a situaciones aparentemente normales cuyo interior, sin embargo, es un verdadero horno. El refrán contradice el tópico "como el exterior, el interior" y van en el sentido de refranes como "las apariencias engañan" para sostener, en cambio, que las cosas no son como aparecen y que no todo lo que se ve es. El refranero mexicano, como hemos visto, sostiene dos principios contradictorios: "las apariencias engañan" a que se suscriben estos refranes, por una parte, y "las apariencias no engañan del todo", por otra. A este segundo caso, se refieren refranes como "la carta por el sobre se conoce" o "por las hojas se conoce el tamal que es de manteca". En un caso, pues, los refranes se atienen al tópico de que lo que cuenta es el interior y otros lo contradicen. Variante: "hay casas que no jumean, y por dentro están que arden" (F. 90).

casa
lo que en tu casa no encuentras, sal a la calle a
buscarlo (F. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se usa paremiológicamente para justificar amores clandestinos de ellos y de ellas. Es de los refranes "que" cuyo primer hemistiquio expresa la situación o condición en tanto que la segunda expresa la sentencia o, como en este caso, el consejo.

casa
lo que más se odia, en la casa se tiene
(F. 66).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones desagradables en el ámbito más cercano sea éste familiar o social a partir del presupuesto, contradicho por el refrán, de que en casa y lo que a ella se equipara se vive con lo que más se ama y lejos de si, fuera de casa, existe lo indiferente, lo que no se ama o lo que se odia: el refrán contradice este tópico. Hay una obvia contraposición entre el primero y segundo hemistiquios: entre "más se odia" y "se tiene".

casa
vale más malo en casa que bueno en la casa ajena
(F. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Combate el tópico "más vale bueno que malo", tomado absolutamente, por este otro "más lo que sea en casa propia que en casa ajena" o "lo hecho en casa está bien hecho" en contraposición, claro, con "casa ajena". Es, pues, una exaltación del hogar por encima de todo otro bien: el tópico subyacente sería que el hogar está por encima de todo bien. Formalmente es un refrán "más vale".

casar
el que se casa, se atrasa
(F. 37).
Dicho de solterones que dice lo que enuncia. Esboza la convicción de que el matrimonio es un mal. Formal y estructuralmente es un refrán "que". Por tanto, su primer miembro expresa la situación en que a juicio del enunciador es válida la sentencia del segundo hemistiquio. La formulación, por lo demás no tiene más precisión que la que proviene de la rima consonante entre "casa" y "atrasa" con que se unen los dos hemistiquios conformados, por lo demás, de un pentasílabo y un trisílabo.

cáscara
si la cáscara es blanda, todos le meten la uña
(F. 66 y 90).
Refrán cuyo significado literal sirve de símbolo a las situaciones referidas que contraponen un actuar asumido como blando a un actuar considerado como duro. Su uso paremiológico, en efecto, justifica actitudes de dureza aparentemente innecesaria. La imagen de una cáscara de fruta a la que se le puede o no encajar la uña funciona argumentativamente como un "ejemplo" de los que valen más que mil palabras. La estructura del refrán es condición ­ condicionado que podría haber dicho en una estructura sentenciosa más paremiológica del tipo: "a cáscara blanda, todos le encajan la uña".

cáscara
viendo la cáscara, podemos imaginar el contenido de la nuez
(F. 110).
Frase que dice lo que enuncia. Funciona a partir del tópico "como el exterior, el interior". No tiene, empero, el laconismo y forma sentenciosa propia de los refranes. Tiene un carácter argumentativo.

cascarón
apenas están saliendo del cascarón, y ya quieren poner huevos
(F. 66, 90 y 132).
Dicho popular que, en sentido paremiológico, se aplica a situaciones en que alguien quiere enfrentarse a situaciones a las que no se ha preparado y para las que, por tanto, carece de experiencia. La metáfora está tomada del mundo de la avicultura: "salir del cascarón", en el primer hemistiquio, se contrapone a "poner huevos", en el segundo. Tiene una enunciación exclamativa. Variante: "todavía no acaban de picar el cascarón, y ya quieren poner el huevo" (F. 49).

casco
casco de más y nunca de menos
(F. 105).
Refrán de charros que dice lo que enuncia. Hay una contraposición entre "más" de la primera parte y el menos de la segunda. Tiene la forma de una sentencia apodíctica que, en su conjunto, adopta el estilo de una receta.

caso
hacerle caso a pendejos, es engrandecerlos
(F. 116).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia dice lo que enuncia. Subyace a él el tópico, muy presente en el refranero mexicano, de que un pendejo no vale nada. De allí se sacan una serie de consecuencias en que se basan refranes como éste, según el cual no hay que hacerles caso, u otros como el que dice "con pendejos ni a bañarse porque hasta el jabón se pierde". Variante: "hacer caso de pendejos, es engrandecerlos" (F. 66 y 90).

Castilla
se ensilla como en Castilla: primero poniendo el freno y hasta después la silla
(F. 105 y 116).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una instrucción. En sentido paremiológico se suele usar en situaciones consideradas como desenfrenadas: la lección dice que primer es el freno y después lo demás. La estructura acústica descansa en la secuencia ­illa que cierra la cesura en el primer hemistiquio y el último de los actosílabos. De hecho, el refrán consta de dos partes: la primera es un octosílabo con rima al mezzo en la cesura; la segunda, en cambio, consiste a su vez de dos octosílabos.

catarro
para el catarro, el jarro; y si no se quita, la botellita
(F. 89, 90 y 116).
Refrán popular de origen español que en sus orígenes dice que el catarro se quita con vino. La paremiología mexicana le agregó, dice Rubio, "lo de la botellita". Tiene la forma de un remedio casero. De hecho, consta de dos partes: la primera de ellas tiene la estructura de la receta: "para tal cosa, tal otra". Su estructura métricosilábica (5 + 3) tiene rima consonante en ­arro. La segunda, constituida por una secuencia, típica en el hablar popular, del remedio casero también consta de dos partes: la primera de las cuales expresa la persistencia del catarro, y la segunda, en cambio, el remedio. De alguna manera, adopta la estructura del discurso para-médico en estructuras del tipo "si las molestias persisten, consulte a su médico". En vez de ello el refrán asienta: "y si no se quita, la botellita". La "botellita" alude, posiblemente, al tequila o alguna de sus especies. La rima consonante de esta segunda parte es, como se ve, en -ita. Otro refrán mexicano de la misma estructura formal, por ejemplo, dice "para todo mal, mezcal, para todo bien, también". Variantes: "para el catarro, el jarro; pero si es con tos, dos" (F. 90); "para el catarro, jarro; pero si es con tos, dos" (F. 66).

cebada
cebada y sobada (F. 105).
Expresión proveniente en el ámbito charro que expresa lo que enuncia bajo de la forma de un programa de recuperación del caballo. Consta de dos elementos unidos tanto por rima consonante como por nexo conjuntivo. Le faltan elementos para poder ser asumido como refrán.

celo
si te enojas por celos, te contentarás por amor (F. 12).
Refrán popular que en forma interpelativa expresa la convicción de que el amor lo cura todo y, en especial, de que el mal de celos se quita con amor. Se aplica a sancionar cualquier situación de celos. Tiene la forma de una interpelación.

cena
a todo le llaman cena, aunque sea un taco con sal (F. 35, 98, 110, 113 y 116).
Refrán exclamativo de origen popular. Literalmente significa lo que enuncia; paremiológicamente, en cambio, se aplica, censurándolas, a situaciones de alguna manera percibidas como magnificadas. Dentro de la escala de la comida en los niveles sociales bajos, el taco de sal ocupa el último lugar de una escala cuyos extremos son señalados por el refrán: el taco de sal, abajo, la cena, en la parte más alta de la escala. En el refranero mexicano hay otras secuencias que también reflejan, a su modo, la escala social: por ejemplo entre el atole, en la parte baja, y el chocolate, en la alta; o entre los frijoles, en la parte más baja de la escala social, y el jamón o el pollo, en la parte alta. Variantes: "a todo le llaman cena, aunque sea un taco sin sal" (F. 64 y 80); "a todo le llaman cena, hasta a una tortilla con sal" (F. 66 y 90).

cena
la cena es para el despierto, para el dormido no hay cena (F. 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico, según Rubio, significa que sólo quien es activo y diligente logra lo que se propone. Tiene, según él, el mismo sentido paremiológico que "el que se duerme no cena, y el que cena se desvela" que viene siendo, por ello, como una variante suya. Subyace a él un tópico muy difundido en el refranero mexicano: el optimismo liberador. A saber: a quien se ayuda, Dios lo ayuda o la suerte es algo que está a la mano de cada quien. Es decir: para lograr algo hay que poner lo que esté de su parte. Por eso refranes como "al que madruga, Dios lo ayuda" o "a Dios rogando y con el mazo dando".

centavo
el que nace p'a centavo, aunque ande entre los pesos
(F. 90).
Refrán popular construido sobre el molde paremiológico hispánico "el que nace". Expresa el arraigado predestinacionismo generalmente fatalista que, por otro lado, atraviesa al refranero mexicano al lado de su opuesto como lo es el optimismo liberador. En el tópico que subyace a este refrán y a todos los refranes "el que nace" y equivalentes, que tienen el mismo sentido paremiológico, todo está marcado de antemano por el destino y nadie, haga lo que haga, puede modificar esa situación. Aquí la escala está tomada del mundo numismático mexicano: el centavo, en la escala más baja; el peso, en la más alta. El refrán niega la posibilidad de pasar de una a otra si ya se está marcado por el destino. Variante: "el que ha de ser centavo, aunque ande entre los pesos" (F. 35 y 116).

centavo
por un centavo no se completa un peso (F. 66, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico va en el sentido tanto de valorar las cosas pequeñas como de argumentar, mediante un ejemplo, que las cosas grandes se componen de pequeñeces aparentemente despreciables como un centavo. Se basa, por tanto, en tópicos como a lo grande por lo pequeño o todo es importante, independientemente del tamaño. Formalmente es una declaración constatativa.

cero
un cero llama al dinero, y las albricias, al billetero (F. 116).
Dicho de vendedores de billetes de lotería cuya gracia y valor paremiológico, de tipo exclamativo, está en el juego verbal: rima consonante al mezzo en el primer hemistiquio que, por lo demás, se une mediante la misma rima al segundo. Responde, como se ve, a una especie de cábala del vendedor o mejor un truco: para vender un número terminado en cero profesa el principio de que los números terminados en cero suelen ser premiados. Lo de las "albricias" que llaman al billetero, son el regalo de enhorabuena que el billetero espera recibir del ganador.

cerro
viejos, los cerros, y reverdecen (F. 12).
Refrán exclamativo de origen popular que sirve para desmentir situaciones en las que alguien es declarado inútil por viejo por lo que se le descalifica del diálogo o discusión. El refrán funciona como respuesta. A un "tú cállate, ya estás viejo" el interpelado responde: "viejos, los cerros..." (F. 10 y 90). Recurre al tópico "más - menos" que funciona argumentativamente en esta forma: "si los cerros que son mucho más viejos que yo todavía reverdecen ... con más razón yo". Como todos los refranes exclamativos, se une al discurso argumentativo en el que se enclava mediante un nexo de tipo acústico que en este caso es la palabra "viejo" que pronunciada en el discurso argumentativo sirve de pie al refrán.

chambón
los chambones siempre están de malas (F. 106).
Los ineptos siempre buscan pretextos para justificarse y, por tanto, le echan la culpa a cualquier cosa, desgracia, catástrofe, situación o desventura que les ha sobrevenido. Su sentido paremiológico es el mismo de refranes como "cuando el arriero es malo le echa la culpa al burro" o "de que el escribiente es malo, le echa la culpa a la pluma" o, en fin, "de que la partera es mala le echa la culpa al culo".

chango
cada chango a su mecate (F. 12, 20, 51, 64, 80, 90, 113 y 122).
Refrán sentencioso exclamativo que pide que cada quien se dedique a lo suyo. Según Santamaría, significa lo mismo que "cada perico a su estaca". En algunos países latinoamericanos hay refranes equivalentes como el argentino "cada carancho a su rancho".

chaparrera
no se puede bailar con chaparreras (F. 66 y 90).
Es de los refranes "no se puede" del refranero mexicano que expresan en una sentencia general la imposibilidad de hacer algo con cierto tipo de cosas como en refranes del tipo de "no se puede sopear con gordas ni hacer tacos con tostadas"; "no se puede silbar y tragar pinole" "no se puede soplar y comer pinole" "no se puede chiflar y beber agua", "no se puede hablar y comer pinole". Con el mismo significado: "no se puede repicar y andar en la procesión"; "no se puede chiflar y sacar la lengua".

chapelón
chapelón que llega, fortuna que te lleva (F. 90 y 116).
Dicho de tahúres que, a decir de Rubio, se usa para advertir al dueño de la casa de juego la presencia de un jugador nuevo (chapelón).

charro
al charro viejo, quítesele la cena y se le hará obra buena (F. 105).
Refrán de charros que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. El refranero mexicano se atiene aquí a una de las tradiciones alimenticias de la tradición paremiológica española. Por un lado, está el refrán urbano que aconseja la cena temprano y frugal: "almuerza mucho, come más, cena poco y vivirás". Las razones son el ahorro y, sobre todo, la salud porque "por mucha cena, nunca noche buena", dice el Comendador, que completa otro refrán recogido por Correas y que dice: "cenas, soles y Magdalenas, tienen las sepulturas llenas"; "más mató la cena, que sanó Avicena". Sin embargo, sobre la cena hay otra tradición proveniente del mundo agrícola según la cual se debe cenar mucho. Según Correas, en efecto, "la gente del campo y trabajadora, mozos y robustos que con el calor y cansancio gastan la buena cena, y duermen bien y descansan. Con la gente de letras y holgazana, y delicados y ancianos, que son mejor parte, enseña la experiencia lo contrario: que es mejor comer bien y cenar con moderación, porque no gastan tanto".

charro
al que ha de ser charro, del cielo le cae el sombrero (F. 12).
Refrán charro de corte sentencioso que se ubica dentro de los muchísimos refranes predestinacionistas en que abunda el refranero mexicano del tipo de "al que ha de ser barrigón, aunque lo cinche un arriero"; "al que ha de tener fortuna le viene desde la cuna". Supone, en efecto, que todo lo que un individuo es o hace durante su vida está predestinado por Dios en el cielo. De allí los muchos refranes cuya segunda parte es introducida por la expresión "del cielo le caen". Por ejemplo: "al que nace para buey, del cielo le caen los cuernos"; o bien "el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas".

charro
charro sin espuelas, es como bote sin remos (F. 41).
Refrán ranchero de corte sentencioso que con otros entra a definir uno de los instrumentos esenciales del buen charro. El primer hemistiquio es un dechado de concisión semejante a otras definiciones del refranero mexicano como "albañil sin regla, albañil de mierda".

charro
charro sin reata, espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta (F. 49).
Refrán ranchero de corte sentencioso que como, "charro sin espuelas, es como bote sin remos", pretende enumerar los instrumentos esenciales del buen charro. En este caso, el refrán agrega la reata y la cuarta a las espuelas del anterior refrán. Variante que agrega el sarape: "charro sin sarape ni espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta" (F. 105).

charro
el charro de cuero viste, por ser lo que más resiste
(F. 105).
Refrán ranchero, de charros, que enuncia una regla de la indumentaria del charro: debe vestir de cuero. La segunda parte del refrán dice el por qué. Refrán esta estructurado en versos octosílabos con rima consonante.

charro
el que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro (F. 105 y 116).
Refrán ranchero que funciona como consejo en el mundo de la charrería e indicando uno de los atributos de un buen charro: no estar gordo. Para ello, sus comidas deben ser frugales y no debe ser un bebedor. Tiene la forma de una sentencia cuyas dos partes constituyen sendos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Variantes: "el que quiera ser buen charro, poco plato y poco jarro" (F. 90); "quien quiera ser buen charro, poco plato y poco jarro" (F. 66); "si quieres ser un buen charro, ha de ser con poco jarro" (F. 12).

chaval
chaval pernique, jeré de provecho (F. 90 y 116).
Dicho de cacos que no llega a refrán y que, a decir de Rubio quien es el que lo recoge, significa que el chico inteligente es buen prospecto de ladrón.

cherinola
la cherinola, sólo en la aduana (F. 116).
Dicho de cacos que, como todos ellos, no llega a refrán. Significa, según Rubio quien lo ha recogido, "que las juntas de los ladrones (cherinola) deben ser únicamente en la casa donde se recogen los robos (aduana). Tiene forma sentenciosa.

chicharrón
a quien le gustan los chicharrones, de oír chillar un puerco se alegra (F. 49 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene un sentido paremiológico análogo al de "quien hambre tiene en tortillas piensa". Se basa en el tópico de que cada quien ve doquier lo que le gusta.

chiche
el que tiene chiche, mama, y el que no, se cría sanchito (F. 64, 90, 116 y 119).
Refrán popular que significa que quien tiene lo necesario lo utiliza y el que no se las arregla como puede que por lo general no es lo mejor. Variante: "en Villaldama, el que tiene chiche mama, y el que no, se cría sanchito" (F. 116).

chiche
jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes (F. 66, 90 y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa la gran fuerza de atracción que ejerce la mujer sobre el hombre. Su popularidad se muestra en la gran variedad de maneras con que circula. Variantes: "arrastran más dos tetas que cien carretas" (F. 90 y 122); "jalan más dos chichis que una yunta de bueyes" (F. 70); "jala más un pelo de mujer que una yunta de bueyes" (F. 66, 89, 90 y 116); "jala más un pelo de mujer que una reata de Chavinda" (F. 49); "jala más un rebozo que un caballo brioso" (F. 90 y 116); "jalan más dos tetas que cien carretas" (F. 90, 106 y 116); "jalan más las cintas de unas enaguas que una yunta de bueyes" (F. 90 y 116); "siempre estira más un pelo que una reata de Chavinda" (F. 90 y 116). Circula además así: "más tiran dos tetas que dos carretas"; "más tiran tetas que carretas"; "más puede un par de tetas que un centenar de carretas"; "jalan más un par de tetas que cien carretas"; "jala más un par de chiches que una yunta de bueyes"; "jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes" (F. 66, 90 y 132); "jalan más un par de tetas que un par de carretas"; "jalan más dos chiches que una junta de bueyes"; "jalan más dos tetas que dos carretas"; "siempre estira más un pelo de mujer, que una reata de Chavinda"; "jala más la cinta de las enaguas que una yunta de bueyes"; "jalan más las mujeres que los coches".

chico
el que desde chico es guaje, hasta acocote no para (F. 21, 35, 48, 51, 60, 64, 80, 85, 90, 109, 116, 119 y 122).
Refrán popular en forma de una constatación sentenciosa cuyo significado se basa en las palabras "guaje" y "acocote". Guaje significa, en primera instancia, tanto una planta de la familia de las calabazas como sus frutos, las calabazas maduras, cuya cáscara dura, una vez que han sido vaciadas de su carnosidad y secas sirven como recipientes o vasijas y aún para otras cosas. Acocote, en cambio, es la calabaza muy alargada, agujereada por los extremos, que se usa ya para succionar el aguamiel del maguey en la explotación del pulque. En sentido literal, pues, el refrán no expresa sino el proceso natural de un guaje que al crecer y madurar, con el tiempo, es convertido en acocote. Su sentido paremiológico, sin embargo, se basa en la acepción que en México tiene la palabra "guaje": tonto, tarugo y hasta pendejo. El refrán diría, entonces, que el que desde chico es tonto no tiene futuro. Se usa para sancionar actos de taruguez infantil o juvenil. Variante: "el que de chiquito es huaje, hasta acocote no para" (F. 5).

chico
quien con chico se acuesta, con su pan se lo coma
(F. 122).
Transformación de un viejo refrán español que dice "quien con niños se acuesta, cagado amanece". En la tradición paremiológica hispánica, de hecho, son varios los refranes cuya primera parte dice "quien con .... se acuesta". Rubio llama grosería a la terminación del refrán que aquí explicamos. También circula de la siguiente manera: "quien con chico se acuesta, exonerado amanezca" (F. 122).

Chilapa
Chilapa la mala gente, Tixtla los embusteros, Chilpancingo los galanes, Zumpango los hechiceros (F. 5).
Versos que expresan jocosamente los prejuicios que circulan sobre algunos lugares del país. No tienen valor paremiológico.

Chilapa
Chilapa pues, Tixtla puzque, Chilpancingo dizque, Zumpango masque
(F. 5).
Versos curiosos de posible valor folclórico que no paremiológico.

chile
cuando andes a medios chiles, búscate medias cebollas
(F. 54, 90 y 116).
Dicho de borrachos a quienes aconseja que cuando anden así (a medios chiles) coman cebollas en vinagre para , dice Rubio, "contrarrestar un poco los efectos del vino".

chile
no le digas "vente chile", sin guardarte las espaldas (F. 130).
Albur con escaso valor paremiológico basado en que en el habla popular mexicana emplea la palabra "chile" para denominar al pene. Variante: "nunca digas "venga el chile" (F. 130).

chile
peor es chile y el agua lejos (F. 21, 38, 64, 66, 70, 80, 90, 119, 122 y 132).
Dicho popular de la culinaria mexicana que significa lo que enuncia basado en la desagradable experiencia de enchilarse. Se usa para comentar una situación difícil para la cual es quizás más elocuente la variante del refrán: "pior es chile, l'agua lejos y el migajón atorao" (F. 35 y 116). Variantes: "peor es chile y agua lejos" (F. 5, 71, 110 y 133); "peor con chile" (F. 122).

chile
si no le pusiste chile, no pretendas que te sepa (F. 130).
Dicho relativo a la comida que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar situaciones de decepción por no acontecer el efecto que se esperaba.

chillido
a chillidos de marrano, oídos de matancero
(F. 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja no oír las cosas sinsentido según el tópico que subyace al refrán "a palabras necias, orejas sordas". Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "a boca de borracho, oídos de cantinero". La contraposición, en este caso, es entre las palabras "chillidos" y "oídos" entre las cuales hay una rima consonante que aporta sentencialidad al dicho. Pertenece a los refranes receta que se atienen al esquema mal ­ remedio. Variante: "a chillidos de puerco, oídos de matancero" (F. 66, 70, 90 y 116).

chinaco
entre los chinacos y los hachas, dejaron a la Iglesia sin hilachas (F. 90 y 116).
Dicho político mexicano relativo al siglo XIX que significa que entre los liberales (chinacos) y los conservadores (hachas) dejaron a la Iglesia sin bienes. Tiene la forma de una declaración en dos hemistiquios con rima consonante.

chinche
para que acaben las chinches, hay que quemar el petate (F. 90 y 116).
En sentido paremiológico, significa que para acabar con cualquier mal hay que eliminar la causa. Una variante recogida por Rubio dice: "para acabar con los chinches, hay que quemar el petate".

Chinta
muerta Chinta, que mueran los guajolotes (F. 90 y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa que muerta o terminada la causa por la cual se aguanta una situación, ya no hay ninguna razón para tolerarla más. Tiene el mismo sentido que refranes como: "muerto el ahijado, se acabó el compadrazgo"; "muerto el arriero se sabe de quien son las mulas"; "muerto el perico ¿para qué quiero la jaula?"; "muerto el perro, se acabó la rabia".

chiqueo
chiqueos que pide Cupido, sólo con el querido (F. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa y rima consonante, indica que las caricias propias del amor, dice Rubio, "sólo las encuentra la mujer en el amante".

chisme
chisme averiguado, jamás es acabado (F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que utiliza, en el primer hemistiquio, la forma concisa del ablativo absoluto para, en forma de una sentencia, consignar que entre más se quiere esclarecer un chisme más se lo enreda y prolonga. Se usa para comentar u opinar sobre situaciones provocadas por chismes.

chisme
chismes de viejas, hasta el infierno no paran
(F. 70 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Parte de la doble convicción muy arraigada en la mentalidad popular: por una parte, que los chismes son cosas de viejas, chismosas por naturaleza y, por otra, que el chisme porque suele contraponer personas enemistándolas o confundiéndolas por lo que esa clase de gente es carne del infierno.

chisme
para chismes y campanas, Zacatlán de las Manzanas (F. 90 y 116).
Dicho folclórico relativo a las tradiciones lugareñas como algunos otros. Como ellos, tiene las funciones discursivas de ornato, las mínimas dentro de la paremiología. Tiene la forma de una sentencia en octosílabos con rima consonante. Otros de esos dichos hablan de las manzanas de Zacatlán: "por una manzana, Adán / pervirtió a la especie humana; / qué harán los de Zacatlán / que tienen tanta manzana"; o bien: "caballo alazán y gente de Zacatlán; ni dados, si te los dan". No hay buena opinión sobre la gente de Zacatlán, como se ve. Sobre las campanas, en cambio, circulan otras tradiciones paremiológicas mexicanas las ligan a otros lugares. Por ejemplo: "campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy finas." O bien: "Lenguas y campanas, las poblanas"; o estos versos parecidos a los de nuestro dicho: "Taxco el de los mil perfiles: / mucho ruido de campanas, / tu alimento son jumiles / y lo demás caravanas."

chiste
el chiste no está en ser cusca, sino en saberlo menear (F. 70 y 90).
Especie de albur que se entiende por sí sólo si se recuerda que "cusca" es puta y que los meneos no se refieren precisamente al atole.

chiste
el chiste no está en tenerlo, sino en saberlo gastar
(F. 70 y 90).
Refrán popular que puede usarse como albur y en ese sentido el objeto referido por las palabras "tenerlo" y "saberlo gastar" es una apariencia "sexy" en la mujer. O bien, suele funcionar como refrán relativo al dinero. Se refiere, entonces, a los nuevos ricos a los que se dice que lo importante no es tener dinero sino saberlo gastar.

chivo
chivo pagado, chivo brincado (F. 132).
Refrán popular que se utiliza en el terreno de los tratos de negocios populares como una manera de decir que la venta es de contado, "al chas ­ chas", y que debe pagarse al recibirse lo vendido. Rubio refiere tanto un antecedente español en borregos en vez de chivos: "borrego fuera, peso duro en la montera" como el dicho de Antequera recogido por Rodríguez Marín en donde el trato es también con chivos: "a uso de Antequera; chivo fuera, peso duro a la montera." Tiene la forma de una sanción con rima consonante entre sus dos hemistiquios pentasílabos. Variante: "chivo brincado, chivo pagado" (F. 10, 12, 35, 66, 70, 90, 106 y 122).

choco
no le pidas al choco que use zapatos (F. 41, 64 y 80).
Refrán consejo de españoles de tiempos de las pugnas interétnicas del siglo XIX mexicano que se entiende por sí solo si se tiene en cuenta que "choco" es indio o criollo moreno pobre. La expresión "indio pata rajada" remite, como este refrán, a la costumbre de no usar calzado entre algunos indios, sobre todo durante el siglo XIX.

chocolate
ni chocolate recalentado, ni amistad reconciliada (F. 5).
Refrán popular que forma parte de una tradición que expresa los inconvenientes de las reconciliaciones entre amigos. El refranero no las recomienda. Las compara a bebidas que sólo son sabrosas si se las toma recién hechas. Así: "ni amigo reconciliado, ni café recalentado", y también: "ni amigo reconciliado, ni pastel recalentado." Nuestro refrán añade el chocolate al pastel y al café recalentados. Carece de rima por lo que parece secundario con respecto a los refranes del pastel y del café.

chombo
el buen chombo dondequiera cuelga su nido (F. 41).
Refrán popular cuyo sentido literal es claro si se recuerda que "chombo" significa zopilote en la región maya. Paremiológicamente se usa para justificar que alguien, el propio hablante, no tenga tantas exigencias ni requisitos. Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.

chombo
nadie cree que el chombo es blanco, porque cambie de basurero (F. 41).
Refrán popular en varias regiones del sur de México en que se llama "chombo" al zopilote. Su sentido literal está claro. Se usa paremiológicamente para sancionar situaciones en que alguien, para aparentar otra cosa a lo que realmente es, cambia de residencia.

chomite
chomite caliente, en la pendiente (F. 90 y 116).
Para Rubio, "calentársele el chomite a una mujer" significa que está "profundamente enamorada de un hombre, o con grandes deseos de casarse con él". El refrán significaría, entonces, que una mujer en esas condiciones "está expuesta a hacer las mayores locuras", dice Rubio.

chorla
si te enjaulas, lleva chorla y no des chicharrón (F. 90 y 116).
Dicho de cacos que, a decir de Rubio, significa "que el ladrón que se mete en una casa para robar, debe llevar llave y no romper la cerradura".

chota
quien bien conoce a la chota, desconoce a caribel
(F. 90 y 116).
Dicho de ladrones que significa que si alguien conoce a la policía sabrá cuidarse de ella y no caerá en la cárcel.

chula
chula a quien mucho se chulea, se le obliga a que lo crea (F. 90 y 116).
Refrán sentencia que significa lo que enuncia. A saber: que la mujer a quien constantemente se le llama bonita, sin serlo, corre el riesgo de creérselo. Variante: "chula a la que mucho se chulea, se obliga a que se lo crea" (F. 70).

chupiro
chupiro truchimán, es buen aguador (F. 90 y 116).
Dicho de cacos que significa que el chico listo es bueno para "echar aguas" o dar aviso (aguador) al ladrón mientras comete el robo.

ciego
el que es ciego de nación, nunca sabe por dónde anda
(F. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico sirve para descalificar a tontos e inútiles y todo lo que hacen: "nunca saben por donde andan". Se basa en una comparación que el emisor considera evidente: un tonto es como un ciego. Formalmente es uno de los refranes "el que" que bajo la forma de una declaración constatativa "el ciego no sabe por donde anda" que expresa en dos hemistiquios octosílabos sin rima: los dos versos de que consta se deslizan tersamente y sin violencias. Es uno de los muchos refranes que en el refranero mexicano se refieren a la pendejez.

cielo
el que es corto, no entra al cielo; y el que es largo, se atraviesa (F. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que expresa. Paremiológicamente sirve para sancionar tanto situaciones en que alguien se apoca como en aquellas en que alguien se avoraza. El refrán, por tanto, recomienda la templanza del término medio: in medio virtus que dicho en palabras del refranero quiere decir que "ni tanto alumbrar al santo ni tanto dejarlo a obscuras". Desde el punto de vista del tópico subyacente, este refrán combate tanto el pasivismo como la voracidad. Formalmente es uno de los refranes "el que": tiene, por tanto, la forma de una declaración sentenciosa que repite la segunda parte del refrán. Variantes: "el que es corto, no entra al cielo; y el que es largo, no cabe" (F. 37); "el que es corto, no entra al cielo" (F. 35 y 113).

cielo
no hay quien escupa al cielo que a la cara no le caiga (F. 12).
Refrán popular que, paremiológicamente, significa que todas las afrentas o críticas a "los de arriba", de una manera o de otra, se revierten. Forma parte de una ideología determinista para la que lo de arriba, cualquier cosa que signifique ese "arriba", es intocable. El refrán, pues, favorece la inmovilidad social.

ciencia
la ciencia de rebuznar es como la de nadar: una vez aprendida, nunca se olvida (F. 49).
Frase gnómica que significa lo que enuncia. Cumple socialmente la función de insulto para desaprobar los dichos de alguien. Se basa en un uso abusivo del vocablo "ciencia" que la frase confunde probablemente con "técnica".

cilindro
cualquiera toca el cilindro, pero no todos lo cargan (F. 66, 90 y 132).
Refrán que en forma de metáfora musical funciona como albur en el que "cilindro" es el aparato genital femenino y "cargarlo" se refiere a la manutención de la mujer. La enunciación es exclamativa. La primera de las partes de que consta la frase es de índole es asimilable a una proposición universal afirmativa; la segunda, en cambio, en forma de un universal negativo, equivale a "sólo algunos". Esta forma de exclamación universalisante es típica de los refranes exclamativos. Variantes: "cualquiera toca el cilindro, mas no cualquiera lo carga" (F. 70); "todos tocan el cilindro, pero no todos lo cargan" (F. 133).

cinta
jalan más las cintas de las enaguas que una yunta de bueyes (F. 106).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico es un lugar común de los refraneros hispánicos: para un hombre, no hay fuerza que lo atraiga más que la que proviene de una mujer. Se emplea, pues, en situaciones en que un hombre se desapega de sus vínculos habituales por causa de una mujer. Rubio cita los otros refranes del refranero mexicano que tienen el mismo sentido paremiológico: "jala más rebozo que un caballo brioso"; "jalan más dos tetas que cien carretas" o, simplemente, "jalan más tetas que carretas", más cercano al refrán español recogido por don José María Sbarbi: "más tiran tetas que carretas". Refranes recogidos tanto por el Comendador, Hernán Núñez, como por Rodríguez Marín o Cejador y Frauca recogen ese tópico de la cultura hispánica. Variante: "jalan más las cintas de unas enaguas que una yunta de bueyes" (F. 90 y 116).

ciudad
en la ciudad de Durango, cuatro reales vale un chango (F. 37, 64, 90 y 122).
Dicho popular con el que se critica, como dice Santamaría, la carestía de la vida. Desde el punto de vista paremiológico, el dicho recaba su sentido de la rima consonante que liga Durango con chango: es una expresión que suena bien. El sentido estupendo es uno de los rasgos del barroco. Por lo demás, el léxico de la enunciación remite a tiempos a la vieja moneda española, el real. Variante: "en Durango, cuatro reales vale un chango; y si es cabezón, tostón" (F. 133).

ciudad
viste bien en la ciudad; en tu pueblo, como quieras
(F. 90 y 116).
Refrán rural que significa lo que enuncia.. Expresa la desconfianza del hombre de campo hacia el de la ciudad. El refrán dice que en tu pueblo sabes a que atenerte: conoces a la gente; en la ciudad, en cambio, no: allí vige el principio del refrán "como te ven te tratan" o "como te ven te juzgan". Según Rubio, este refrán significa "que en donde somos conocidos, podemos andar vestidos como mejor queramos o nos parezca, pues que no dejaremos de ser quien somos, cualquiera que sea la ropa que llevemos; pero que en donde no nos conocen, debemos vestirnos de la mejor manera posible." De esta desconfianza surgen refranes del tipo de "no es el león como lo pintan", "el hábito no hace al monje" o "aunque la mona se vista de seda, mona se queda". Es un refrán en forma de consejo.

claridad
más vale oír claridades, y no sufrir necesidades (F. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de los refranes "más vale" que, como se sabe, contrastan dos tipos de realidades de las que la aconsejada es la menos asumida socialmente. La contrastación, en este caso, es entre "oír claridades" y "sufrir necesidades". Consta, pues, de dos octosílabos con rima consonante entre el primero y el segundo

claro
lo más claro es lo más decente (F. 90 y 116).
Refrán popular que aconseja decir las cosas sin andarse con rodeos. Sobre su uso paremiológico, Rubio advierte que detrás de él se esconden muchos "solemnes majaderos cada grosería que no es para vista ni oída". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.

clase
hay tres clases de tarugos: el que brinda con el dependiente, el que monta sin barboquejo y el que baila con su mujer (F. 90).
Es uno de los muchos refranes sobre tarugos o pendejos del refranero mexicano. Desde luego, los rasgos por los que aquí son definidos son totalmente arbitrarios: brindar con el dependiente de una tienda, montar sin barboquejo o bailar con la propia mujer. El mismo refranero da otros rasgos: como se ve en refranes del tipo de "con tarugos, ni a misa, porque se voltean pa'l coro" o "con pendejos ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde. Probablemente, el sentido paremiológico del refrán haya que buscarlo en el tarugo de la tercera clase: el que baila con su mujer. El refrán serviría, entonces, para aconsejar andar con otras mujeres, cuando se pueda. Variantes: "con pendejos ni a bañarse, porque pierden el jabón" (DR1: 101 y DD: 70), "con tarugos ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde", "con los tontos ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde".

clavo
el clavo nunca en el caimán (F. 90 y 116).
Según Rubio, es un dicho del mundo del hampa cuyo sentido, por tanto, es tan críptico que no puede ser considerado como refrán. Rubio no da el sentido de este dicho. En el mundo del hampa, donde lo recoge Rubio, es un refrán consejo que quiere que el fistol o prendedor ("el clavo")nunca debe sobre el beliz "o maleta vacía que carga el ratero" ("el caimán"). Esta significación es declarada por el paremiólogo guanajuatense como incomprensible.

cobarde
el cobarde y el ladrón, van siempre con precaución (F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El sentido paremiológico de este refrán sanciona cualquier situación de precaución desmedida cuyo referente principal es el ladrón a quien el refrán asocia con el cobarde. Otro refrán del refranero mexicano lo asocia con el pendejo: "zapatos que no hacen ruido, de pendejo o de bandido". En este caso, el refrán tiene la forma de una declaración sentenciosa cuyos dos hemistiquios consisten en dos octosílabos con rima aconsonantada.

cobija
cobija que no calienta, no merece bocamanga (F. 48, 49 y 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Rubio dice que cobija, para nosotros, "es sarape, cobertor, frazada". De acuerdo con ello, el refrán diría, en sentido directo, que si una sarape no calienta, no vale la pena abrirle bocamanga, como se llama entre nosotros a la abertura del sarape _que en el texto es equiparada a una manga_ por donde se saca y mete la cabeza a la hora de ponerse tanta la manga como el sarape. En sentido paremiológico, se usa para sancionar cosas o personas que no valen la pena. Tiene la forma de una exclamación sentenciosa estructura en dos octosílabos sin rima.

cobija
conforme la cobija es el frío (F. 35, 64 y 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que las necesidades de la vida están en relación con los medios de que se dispone para atenderlas". Ello, en la vida real, nunca es así. El genuino sentido del refrán es que el frío se siente poco o mucho según ande uno protegido: "conforme la cobija es el frío". Don José María Sbarbi, citado por Rubio, recoge un refrán español que da el original sentido del nuestro: "cada cual siente el frío como anda vestido". Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Variantes: "arreglado a la cobija es el frío" (F. 44, 49 y 106); "conforme a la cobija es el frío" (F. 24, 90 y 113).

cobija
la cobija y la mujer, suavecitas han de ser (F. 64, 66, 70, 80, 90, 116 y 132).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia formulada en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.

cochina
la cochina más flaca es la que rompe el chiquero (F. 90 y 116).
El sentido paremiológico de este refrán popular es que quien menos sirve es quien más problemas da. Es un dicho de puerqueros.

cochino
aunque te chille el cochino, no le sueltes el mecate (F. 66 y 90).
Dicho de puerqueros que tomado literalmente significa lo que enuncia y en cambio, paremiológicamente, se usa generalmente en el ámbito político para aconsejar que no hay que hacer caso de ciertas protestas procedentes de quienes se sienten oprimidos por algún tipo de autoridad. Tiene la forma connativa de una orden o de un consejo Variantes: "aunque más grite el cochino, no hay que aflojarle el mecate" (F. 98); "aunque te chille el cochino, no le aflojes el mecate" (F. 90 y 116); "cuando chilla el cochino, no hay más que aflojarle el mecate" (F. 49); "donde chilla el cochino, se le suelta el mecate" (F. 5). De este refrán hay dos tipos de variantes. El primero de ello quiere que cuando el cochino chilla hay que soltarle el mecate; el segundo, en cambio, dice exactamente lo contrario: que aunque chille el cochino no hay que soltarle el mecate. La tradición paremiológica más sólida está a favor de esta segunda corriente. La primera, por lo demás, apenas si tiene sentido. La primera forma dice: "cuando chilla el cochino, no hay más que aflojarle el mecate" y tiene como variante: "donde chilla el cochino, se le suelta el mecate". La segunda, en cambio, que aquí asumimos como la forma principal, tiene como variantes: "aunque más grite el cochino, no hay que aflojarle el mecate"; "aunque te chille el cochino, no le aflojes el mecate".

cochino
el cochino más feo se lleva la mejor mazorca (F. 9).
El sentido paremiológico de este refrán, de origen puerquero, se basa en el tópico no sólo de que las apariencias engañan sino de que las mejores cosas no siempre son para los mejores. El refrán tiene la forma de una declaración constatativa de enunciación exclamativa cuya fuerza argumentativa se basa en la contraposición entre "cochino más feo" y "mejor mazorca".

cocina
la que luce en la cocina, no luce con su vecina, ni a cosa mala se inclina (F. 66).
Refrán popular de antecedentes españoles que significa lo que enuncia. Parte del supuesto tradicional en la cultura española de que la buena mujer está en su casa en tanto que la que no lo es vive en casa ajena en el chisme o en cosas malas. Consta de tres versos octosílabos con rima consonante.

cocinera
a la mejor cocinera se le queman los frijoles (F. 66, 70, 90, 110 y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica que forma parte de los refranes de excepción que a través de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. Es un refrán excusa porque argumenta a favor de alguien que se equivoca: su forma, por tanto, habría sido "hasta a la mejor cocinera..." con la preposición "hasta" elidida al principio. El hecho de que una cocinera experta cometa el error, garrafal en su oficio, de dejar quemar los frijoles, parecería excusar los errores eventuales de alguien habitualmente competente.

cocinera
a la mejor cocinera se le va un garbanzo entero (F. 66, 90 y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica que forma parte de los refranes de excepción que a través de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. En este caso una cocinera experta comete el error garrafal en su oficio de dejar pasar un garbanzo entero cuando la receta manda que no debe ir así. Como se trata de un colmo, se supondría que hay una receta muy conocida de todos en donde los garbanzos deben ir partidos o molidos: no es así. La lógica del refrán, por tanto, supone que el ejemplo del error de la cocinera sea distinto como lo sugiere la variante recogida en Zacatecas: "a la mejor cocinera, se le va una papa entera" o bien que el del error sea, de hecho, un cocinero. De esta manera habría una rima consonante entre ambos hemistiquios. La forma argumentativa del refrán, en todo caso, supone elidida al principio la preposición "hasta". Así: "hasta a la mejor cocinera..." Variante: "al mejor mono se le cae el zapote" (F. 51, 113 y 119).

cocinera
a la mejor cocinera se le va un tomate entero (F. 35, 51, 64, 113, 116, 119 y 122).
Tiene el mismo sentido que "a la mejor cocinera se le queman los frijoles" y que "a la mejor cocinera se le va un garbanzo entero". El lector puede ver lo dicho de esos refranes. Se trata de un refrán que refrán que excusa galantemente un error eventual bajo el tópico argumentativo de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. La rima consonante entre ambos hemistiquios exigiría que se hablara más bien de un cocinero. Así: "al mejor cocinero se le va un tomate entero".

cocinera
cuando la cocinera es mala, le echa la culpa al mole (F. 12).
Refrán popular que al significar lo que dice, censura la excusa. Adopta la forma de una serie de refranes mexicanos con tema como el de la mala partera que le echa la culpa "al culo", "al chamaco", "a la luna tierna" o "a la parturienta" o el del mal escribiente que le echa la culpa a la pluma fuente. El adverbio inicial "cuando" con frecuencia es sustituido por "de que" que da al refrán un sentido más reiterativo. Hay, en este caso, un juego de palabras entre "mala" y mole". Desde el punto de vista argumentativo el refrán no tiene mucha coherencia si se tiene en cuenta la tradición culinaria mexicana.

cocinera
entre dos cocineras sale aguado el mole (F. 90 y 116).
Refrán que significa que cuando las responsabilidades se diluyen entre varios las cosa no salen bien como lo dice otro refrán: "demasiados cocineros echan a perder el caldo". El refranero se vale aquí del mole cuya receta requiere cantidades exactas. El refrán parece haber tenido origen en el universo restaurantero o culinario.

cocinera
peléate con todos, menos con la cocinera (F. 12).
Dicho popular de forma connativa que aconseja no ponerse mal con la cocinero que es la da de comer. Otras expresiones del hablar mexicano como "darle patadas al pesebre" parten del mismo tópico: no estar o poner se mal con quien da de comer. Por ejemplo el refrán: "es bueno comer, pero no patear el pesebre"

cocodrilo
el cocodrilo que desea comer, no enturbia el agua (F. 110).
Refrán popular basado bajo la figura de un cocodrilo aconseja no enturbiar las cosas. Se usa en el sentido ya de un consejo ya de una amenaza bajo el tópico, en todo caso, de que nadie pone en riesgo su comida. La forma del refrán es la de una declaración sentenciosa.

codo
no es bueno empinar el codo, porque el que es borracho, es todo
(F. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. Tiene el sentido paremiológico de que el borracho es capaz de cualquier fechoría porque, como dice Rubio, "pierde, por completo, toda noción de decoro, de decencia, de moralidad, de honradez, de respeto, et. Y es capaz de los mayores excesos."

coger
después de cogerte, tienes que pirarte (F. 116).
Dicho del bajo mundo del hampa que significa, según Rubio quien lo ha recogido, que después escapar de la cárcel ("cojerse") hay que andar de un lado para otro por precaución ("pirarse"). Tiene la forma connativa de un consejo.

cohete
echar cohetes, jugar albures y jinetear, no se debe aconsejar (F. 90 y 116).
Las tres son cosas peligrosas y, por ello, no son aconsejables. El uso paremiológico se basa en el empleo metafórico de alguna de ellas. Es un refrán de índole popular. Variante: "echar cuetes, jugar albures y jinetear, no se debe aconsejar" (F. 49).

cohetero
un cohetero no huele a su compañero (F. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo enuncia. Su arte verbal se basa en la rima consonante entre "cohetero" y "compañero" con que se cierra los dos hemistiquios que constan de cinco y ocho versos, .respectivamente. De hecho, se basa en el dicho homeopático de que los semejantes se buscan (similia cum similibus conjunguntur) su sentido paremiológico, pues, es análogo al del refrán mexicano "dos alesnas no se pican". Variante: "dos cueteros no se huelen" (F. 64 y 116).

cojo
si cojeas, te dirán cojo (F. 90 y 116).
Dicho que expresa una realidad en la mentalidad popular que no perdona el sarcasmo hacia quien tiene algún defecto ostensible. Se usa en sentido paremiológico como respuesta a quien se queja del trato social que recibe. Tiene la forma, muy frecuente en el refranero mexicano, de una prótasis de tipo condicional y una apódosis que expresa la sanción prevista en el refrán si la condición se cumple.

cola
el que tenga cola de zacate, que no se acerque a la lumbre (F. 90).
El sentido literal de este refrán popular funciona metafóricamente para sustentar su sentido paremiológico que aconseja a quien tiene alguna fragilidad física o moral a no exponerse. Tiene la forma tradicional de una sentencia-consejo: no acercarse a donde hay algún peligro a su fragilidad. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "el que tenga miedo a las espinas, que no entre a la nopalera" o bien "el que tenga miedo al lobo, que no vaya a la selva". El tópico en que se apoya su fuerza argumentativa puede formularse como "quien tenga un punto débil, no se exponga". También circula en esta forma que funcionan como variantes suyas: "el que tenga la cola de zacate, que no se acerque a la lumbre" (F. 116); o bien, "el que tiene cola de zacate, no puede jugar con lumbre" (F. 37, 64 y 119).

colchón
el mejor colchón es un buen sueño (F. 116).
Refrán popular que en forma de una sentencia tradicional significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico está muy arraigado en la tradición hispánica y se sustenta en el tópico de que "lo natural es lo mejor" que subyace a otros refranes como "la mejor salsa es el hambre"

coleada
la coleada tumba al toro (F. 48, 50, 90 y 132).
Refrán charro que dice lo que enuncia. En el ámbito de la charrería una coleada es, dice Santamaría, "es el acto de derribar una res tirándola de la cola" en eso consiste el coleadero como se llama, según el mismo Santamaría, a la "diversión reducida a colear toros". El dicho funciona como una regla de charros y tiene forma sentenciosa. Equivalente es el dicho de vaqueros "el coleón tumba la vaca" (F. 90 y 122), que ya no parece tener como ámbito el coleadero sino las tareas propias del rancho como el marcar el de herrar el ganado.

coleto
luego, dicen que el coleto es malo, cuando le roban sus anisíos (F. 24).
Frase ranchera usada como refrán a guisa de excusa. Es de origen rural. El "luego" es exclamativo con sentido consecutivo y el "cuando" tiene un sentido causal. En ese sentido, es un dicho de coletos, como se llama despectivamente en Tabasco a los chiapanecos y, en Chiapas, a los de San Cristóbal en un sentido equivalente a quien vive en un lodazal para puercos. Anisíos, síncopa de "anisillos", yerbas de campo, de olor a anís, usadas por los chiapanecos.

colgajo
nunca afanes colgajos de jalón, ni conchas sin apretón (F. 90 y 116).
Dicho de ladrones que según Rubio se refiere a la técnica de robar aretes y portamonedas: al robar los aretes no hay que hacerlo de un tirón, al robar conchas hay que hacerlo con un apretón "para que el efecto de éste disimule la extracción del portamonedas. Como todos los dichos del bajo mundo recogidos por Rubio, tampoco éste tiene el rango de refrán propiamente dicho. En este caso hay rima asonantada entre el primero y segundo hemistiquios

Colima
¿por qué te asustas, Colima, de ver la tierra salada? (F. 5).
Dicho exclamativo cuyo nexo y sentido paremiológico están dados por la expresión "por qué te asustas". El sentido paremiológico, además, sirve para comentar la impresión que causa una cosa totalmente lógica, comprensible y esperable.

collón
nunca los collones llenan los panteones (F. 90 y 116).
Declaración sentenciosa cuyo sentido literal dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico, en cambio, se atiene al tópico de que el cobarde vive más que el valiente. La diferencia con la variante recogida en la nota estriba en que en la forma presente la rima consonante de los dos hemistiquios es completada por su metro hexasílabo. También circula de esta manera: "con collones no se llenan los panteones" (F. 89).

color
no te vayas al color, que también la vista engaña (F. 35, 37, 90 y 116).
Refrán consejo de índole popular cuyo significado literal está enunciado por el texto. Su sentido paremiológico, en cambio, y el tópico que le subyace es idéntico al del refrán "las apariencias engañan" o "el león no es como lo pintan". La forma es, como decía, la de un consejo cuyos hemistiquios, consistentes en versos octosílabos, tienen entre sí la relación de un consejo (primer hemistiquio) con su justificación (segundo) hemistiquio.

coludo
o todos coludos o todos rabones (F. 66, 70, 90, 106, 113, 116 y 132).
Expresión paremiológica de enunciación exclamativa que se usa en situaciones en que se reclama una actuación pareja. Es un dicho de índole popular. Variante: "todos coludos o todos rabones" (F. 122).

comadreja
para una comadreja, un cernícalo (F. 116).
Dicho de cacos estructurado en la estructura muy paremiológica en los refraneros hispánicos mal ­ remedio a los que subyace el tópico de que todo mal tiene su antídoto. Rubio, quien recoge el dicho del mundo del hampa, confiesa "no se lo que con ésto quiera decirse". En todo caso, parece que este dicho de ladrones significa que todo ladrón halla la horma de su zapato. Según el mismo Rubio, en lenguaje de cacos comadreja es el "ladrón que entra en cualquier casa".

comal
el comal le dijo a la olla: ¡qué tiznada estás! (F. 12, 51 y 119).
Refrán exclamativo de tipo popular que dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa en contextos en los que alguien, que tiene un defecto, reprocha o se burla de otra persona por tenerlo. Una canción compuesta por Cri ­ Cri hacia 1945, "el comal y la olla", desarrolla el argumento. También circula de estas otras maneras: "el comal le dice a la olla: ¡ah, qué tiznada estás!" (49); "el comal le dice a la olla: ¡culo tiznado!" (F. 109); "el comal le dice a la olla: ¡qué tiznada estás!" (F. 21); o bien "el comal le dijo a la olla" (F. 66, 113 y 116); o, finalmente, "el comal le dijo a la olla: mira qué tiznada estás" (F. 5, 16, 71, 90, 110 y 132).

comer
el comer y el hablar poco, nunca debe de dañar (F. 110).
Refrán tradicional que en forma declarativa conjetura sobre la bondad tanto de la parquedad en el hablar como de la frugalidad en el comer, dos tópicos constantes de los refraneros hispánicos. Se usa en forma de consejo para recomendar o justificar ambas formas de conducta austera en asuntos en los que se suele ser desmedido como son la comida y el hablar.

comer
p'a comer y coger, no hay tontos ni cansados (F. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Coger" en el habla popular tanto mexicana como, en general, en el español latinoamericano significa el copular del macho, "hacer el acto sexual". Un decir de hombres con esta acepción, recogido en el Diccionario del español usual de México,. sería, por ejemplo, "vamos a coger". El refrán dice, pues, en forma de sentencia que tanto para comer como para el sexo no hay tontos ni cansados. Se atiene, en general, al tópico que siempre se está listo para lo placentero. Santamaría califica este uso del verbo coger en su derivado "cogedera" como "vulgarismo torpe y de mala nota". Sin duda se debe al tabú verbal en todo lo relacionado con el sexo . Pese a todo, esa acepción es

comer
quien bien come, bien amanece (F. 110).
Dicho popular que expresa la buena idea que en el habla popular se tiene de la comida. El significado del texto se basa en el tópico de que comer es bueno. Tiene la forma de una sentencia del tipo "quien" que expresa, en la prótasis "quien bien come", una condición, en tanto que la apódosis, "bien amanece", expresa lo condicionado.

comer
quien comió y montó, no pregunten de qué murió (F. 41).
Refrán ranchero que expresa la creencia vigente en ese ámbito de lo malo que es montar después de comer. La estructura paremiológica es tradicional: pertenece a los refranes del tipo "quien" con una prótasis hexasílaba y una apódosis eneasílaba. Es, por tanto irregular, un refrán irregular desde el punto de vista métrico. También lo es si es visto desde la sintaxis: el segundo miembro tiene dos verbos en forma personal. El primero de ellos, "no pregunten", tiene como sujeto a un interlocutor plural, el destinatario de la enunciación del refrán, sirve para montar el segundo, "de qué murió", que rima con el "montó" del primer hemistiquio.

comezón
comezón, sanazón (F. 116 y 132).
Refrán de uso e índole populares que significa lo que enuncia. A saber que dentro de la semiótica medicinal popular la comezón en una herida es señal de que está curando. Desde luego, esta convicción es contradicha por otro refrán relacionado con la variante "comezón, sanazón o pudrición"; éste indicaría que la comezón no sólo es señal de curación sino que también puede ser indicio de que la herida, por haberse infectado, se haya podrido. La estructura métrica es perfecta: dos hemistiquios trisílabos relacionados por rima asonante. Tiene la forma de una sentencia formulada en forma absoluta. Variante: "comezón: sanazón o pudrición" (F. 66, 89 y 90).

comida
a comida de olido, pago de sonido
(F. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se atiene al tópico de que la deuda contraída es proporcional al beneficio comprado. A decir de Rubio, "qué menos puede hacer aquel a quien únicamente le dan a oler la comida que corresponder con sólo sonar el dinero con que debía pagarla". El refrán, de forma sentenciosa, tiene la estructura, tradicional en los refranero hispánicos, del mal ­ remedio que se atiene a la fórmula, como se sabe, "a o para ésto, ésto otro". Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

comida
al que masca poco o mal, ni le sabe la comida ni la digiere cabal (F. 110).
Refrán gastronómico mexicano que significa lo que enuncia. Es un principio sentencioso brotado de la experiencia.Tiene la forma de una sentencia a cuya prótasis corresponden dos sanciones que se suman: no le sabe la comida, por una parte, y no la digiere, por otra.

comida
más vale una comida en paz que dos entre disputas (F. 110).
Es uno de los refranes "más vale" que significa lo que enuncia. El refranero mexicano aprecia mucho más la paz en la comida que su calidad". No sólo este refrán sino refranes como "más vale atole con risas que chocolate con lágrimas" asó lo indican. Obviamente, su sentido paremiológico sanciona situaciones o bien de comidas en paz que dejan en segundo plano su calidad o bien en situaciones violentas durante la comida. Tiene la forma de una sentencia.

comida
tras la comida ir al baño, hace siempre mucho daño (F. 37).
Refrán de origen español que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una afirmación absoluta basada en la experiencia y responde a una convicción cultural de clase social. Los refranes que empiezan por la estructura "tras + artículo + nombre" son frecuentes en la tradición paremiológica española del siglo XVI. Consta de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.

comido
lo comido y lo gozado, es lo único aprovechado (F. 35 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa estructurada en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Rubio recoge, como variante del primer hemistiquio, "lo comido y lo rezado" que hace que el refrán vaya en sentido diverso al realismo pragmatista de la formulación propuesta.

compadre
compadre que a la comadre no le anda por las caderas, no es compadre de a deveras (F. 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa para justificar las confianzas o picardía derivadas del compadrazgo. Tiene la forma de una sentencia en dos versos con rima consonante, de 16 y 8 sílabas respectivamente, en donde el octosílabo inicial del primero de ellos descansa en las consonancias entre "compadre" y "comadre". También circula de las siguientes maneras: "compadre que a la comadre no le anda por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 70 y 116); "compadre que a su comadre no le anda por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 5); "compadre que a la comadre no le ande por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 122); "compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es compadre de deveras" (F. 132); " compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es compadre de a deveras" (F. 66 y 90); "compadre que no llega a las caderas, no es compadre de a deveras" (F. 10).

compadre
entre compadres te veas (F. 12).
Dicho popular de enunciación exclamativa que expresa lo inhabituales y heterodoxas que pueden resultar las situaciones que resultan en una reunión de compadres.

compañero
compañeros del camino, pero no del itacate (F. 70 y 90).
Dicho popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia. Se usa paremiológica para excluir ciertas cosas de entre los derechos de la amistad. Variantes: "compañeros del camino, pero del itacate no" (F. 133); "compañeros del camino, pero del tortía no" (F. 132); "compañeros del camino, pero de tortía no" (F. 66); "somos compañeros del camino, pero no del itacate" (F. 21).

comparar
cuando a dos se les compara, uno de los dos repara (F. 66 y 90).
Este refrán enuncia, en forma sentenciosa, un tópico de otra manera expresado en el refranero mexicano como por ejemplo en el refrán "las comparaciones siempre ofenden." Consta de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.

compromiso
más vale un buen compromiso que un mal matrimonio (F. 90 y 122).
Este refrán popular, de la serie de los refranes "más vale", que indica que vale más una relación informal de pareja que un matrimonio mal avenido. Santamaría dice que indica lo contrario del refrán español "mejor la hija mal casada que bien abarraganada". Como todos los refranes "más vale" este refrán expresa en el primer hemistiquio lo que para el refrán es preferible, en este caso con la expresión "buen compromiso", en tanto que el segundo expresa lo que es juzgado secundario, "un mal matrimonio". Es frecuente que en los refranes "más vale" las contraposiciones que se dan entre el primero y segundo hemistiquios estén expresadas a través de la contraposición entre "bueno" y "malo". Por ejemplo, "más vale un mal arreglo que un buen pleito.

condenar
al que se ha de condenar, es por demás que le recen (F. 35, 66, 90, 116 y 122).
Refrán predestinacionista que expresa la convicción muy arraigada en el refranero mexicano de que la buena o mala fortuna en la vida no dependen de lo que cada quien haga sino de una determinación del destino desde el nacimiento mismo: su propia predestinación.

confianza
para confianzas y secretos, no hay sujetos (F. 35, 90 y 116).
Significa, según Rubio, "que no se debe confiar en nadie, por nada y para nada, por lo difícil que es encontrar quien no abuse en materia de intereses o sepa guardar el secreto que se le confía.". Tiene la forma de una sentencia con rima consonante entre el primero -eneasílabo- y segundo -pentasílabo-hemistiquios.

conformar
quien se conforma con ver, ni siquiera en tentar piensa (F. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se refiere a las relaciones amorosas y, como dice Rubio, "censura la conducta de quien en asuntos amorosos no intenta llegar a mayores". Tiene la forma de una sentencia y está estructurada en dos hemistiquios octosílabos sin rima.

conocer
conocerse no es morirse (F. 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene poco sentido paremiológico: parece funcionar más como una interjección que insta al interlocutor al conocimiento mutuo.

conquián
el que quiera ganar en el conquián, lo que le boten debe agarrar (F. 66 y 90).
Dicho de tahúres cuyo sentido paremiológico se basa en el tópico de que quien quiera lograr algo debe aprovechar, sin remilgos, todas las oportunidades que se le presenten aunque representen un riesgo. Es el mismo sentido paremiológico que el del refrán "si al conquián quieres ganar, por donde venga has de embonar" (F. 116), que es una variante suya. Tiene la forma de una sentencia del tipo "el que" cuyo primer hemistiquio funciona como una prótasis condicional, en tanto que el segundo expresa un imperativo que funciona como un consejo si la condición se cumple. Tiene la estructura en dos endecasílabos asonantados.

consejo
consejos y ejemplos que obligan, los que los muertos nos digan (F. 66).
Refrán de uso popular que expresa la gran valía de los consejos y ejemplos que provienen de quienes ya han muerto. Se basa en el tópico de que el saber que proviene de quienes han muerto está libre de toda sospecha. Estructuralmente pertenece a los refranes "que", tiene forma de sentencia cuyos hemistiquios están unidos entre sí por rima consonante.

consejo
dar consejos a rancheros es como predicar en el desierto, tapar el sol con un dedo o apagar la lumbre a pedos (F. 66 y 90).
Refrán antiranchero que dice, mediante una serie de expresivos ejemplos y símiles la terquedad del ranchero y lo inútil que es darle consejos. Hay rima asonante entre el enunciado sujeto y cada una de las terminaciones de los tres ejemplos presididos por "como": rancheros, desierto, dedo y pedos.

consejo
de sembrar y de casar, no quieras consejos dar (F. 116).
Si es inútil dar consejos al ranchero, también lo es darlos en materias como la siembre o el matrimonio.: son asuntos que no admiten consejeros. Variante: "de sembrar y de casar, no quieras consejo dar" (F. 90).

consejo
el consejo de mujer, bueno algún día puede ser (F. 90 y 116).
Refrán popular de origen español, de sabor misógino, que expresa el tópico de que no hay que despreciar el consejo de nadie. Está estructurado en forma de una declaración en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.

contento
rascarse para adentro, es gran contento (F. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que tomando al azadón como símbolo de buscar su propia ventaja dice que trabajar para sí mismo es causa de gran contento. Tiene la forma de una declaración sentenciosa con rima asonante entre sus dos miembros. Rubio dice que este refrán significa "quererlo todo para sí; ver únicamente el interés propio" porque, después de todo, nadie rasca para afuera.

conteo
en el conteo está el ganeo (F. 122).
Refrán de índole popular que dice que quien hace las cuentas para fines de repartición siempre sale ganando porque como dice otro refrán "El que reparte y comparte y al repartir tiene tino, siempre coge para él mejor parte de contino". Rubio lo recoge como "en el tanteo está en ganeo". La palabra "ganeo", en todo caso, es un capricho sólo de la rima consonante que une los dos miembros de esta expresión. Variante: "en el tanteo está el ganeo" (F. 90 y 116).

coox-virar
más vale un coox-virar a tiempo que un "aguántate con Gualberto"
(F. 110).
Refrán de estructura "más vale" que tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "más vale un carajo a tiempo que cien mentadas después". Variante: "más vale un coox-virar a tiempo, que un 'aguántate como Gualberto'" (F. 9).

corazón
corazón de mesón, todos entran en montón (F. 66).
Refrán popular referido a la mujer enamoradiza, "corazón de mesón", que da cabida a todos. Tiene una forma descriptivo ­ narrativa con rima asonante entre la parte descriptiva, "corazón de mesón", y la narrativa: "todos entran en montón". En último término, el sentido paremiológico con que se usa es el de una censura hacia la mujer "corazón de mesón".

corazón
el corazón no envejece, el cuero es el que se arruga (F. 12, 90 y 116).
Refrán exclamativo que expresa que el amor no tiene edad y que, por tanto, quien ama es joven a pesar de las apariencias. Rubio dice que este es un dicho de viejos rabos verdes para justificar "sus andanas amorosas, o su gusto por diversiones que no son propias de su edad".

corazón
el que mal del corazón esté, apriete el dedo gordo del pie (F. 89).
Dicho médico de la región de San Luis Potosí. Tiene la forma de un consejo dado en forma de una sentencia estructurada por una mala rima entre "esté" y "pie". No tiene sentido paremiológico.

corazón
no hay corazón tan triste como una bolsa sin dinero (F. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. A saber: que, como dice Rubio, "es muy grande la tristeza producida por la falta de dinero". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.

corona
cada quien se pone la corona que se labra (F. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que expresa la convicción antifatalista de que el éxito o el fracaso no son productos de la casualidad ni de la buena o mala fortuna sino del trabajo tenaz y honrado.

Corpus ni
pasearla por el Corpus, ni ocultarla por San Juan
(F. 116).
Refrán relativo a mujeres recogido por Rubio cuyo uso y significado dice ignorar. Aunque en el calendario religioso católico la fiesta del Corpus es movible y se celebra el jueves siguiente a la octava de Pentecostés, unos dos meses después de la fiesta de Pascua, es una fiesta de junio, como San Juan: tienen lugar ambas en el tránsito de la primavera al verano. El Corpus, en todo caso, era anterior a la fiesta de San Juan, que se celebra el 24 de junio. En el calendario religioso del catolicismo contemporáneo en México la fiesta de Corpus ya no es de precepto y su celebración se suele trasladar al domingo siguiente. La diferencia entre Corpus y San Juan, pues, es de sólo unos días. El refrán parece aludir a algunas antiguas costumbres populares como por ejemplo la de las procesiones que tenían lugar el jueves de Corpus, a eso podría referirse el "pasearla", o el tradicional baño del día de San Juan. El sentido paremiológico del refrán, pues, parecería ser un llamado a evitar conductas anormales.

corral
el que se ha criado en corral, de un pajoso se enamora (F. 49).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico apunta hacia el tópico cultural de que cada quien adquiere los valores del ámbito donde vive según el refrán "dime con quien andas y te diré quien eres". El refrán significa que la mujer que se ha criado en un lugar de bajo rango es normal que se enamore de alguien de alguien de un rango tan bajo como el estiércol de equino. En efecto, la probable forma vulgar de este refrán debió ser: "el que se ha criado en corral, de un pasojo se enamora". Como dice Santamaría, en efecto, en el hablar popular mexicana "pasojo" es una "probable metátesis de pajoso, por estiércol de equino, y tan usual como ésta". Variante: "el que en un corral se cría, de un pajoso se enamora" (F. 90 y 116).

corredor
al buen corredor no le importa dar el lado de la vara (F. 49).
Refrán ranchero cuyo simbolismo está tomado de las carreras de caballos y cuyo sentido paremiológico es el mismo del refrán "el que es gallo dondequiera canta". Ambos se atienen al tópico de que el competente no se interesa por los pequeños detalles. El "lado de la vara", en las carreras de rancho, suele ser el lado derecho. Variante: "no importa al buen corredor dar el lado de la vara " (F. 90 y 116).

correr
correr es vergonzoso, pero saludable (F. 37).
Dicho popular cuyo tópico, la vida vale más que todo lo demás, subyace a refranes como "más vale que digan aquí corrió que aquí murió" que estrictamente hablando sería la versión en refrán de este dicho cuya forma es la de una declaración.

correr
para uno que corre, otro que vuele
(F. 116).
Refrán de índole popular que expresa que toda situación es superable y que cada cosa tiene su antídoto. Formalmente, pertenece a los refranes receta que se atiene al esquema mal ­ remedio. Su lógica, por tanto, es la misma que la de refranes "para uno que madruga, hay otro que no se acuesta" que, en el actual corpus de refranes usados en México, es el único que tiene la misma estructura que el presente refrán. Variante: "para uno que corre, otro que vuela" (F. 90).

cortesía
menos cortesía y más pan
(F. 110).
Dicho popular de enunciación exclamativa que dice lo que enuncia. Su uso paremiológico es muy reducido y, desde luego, discutible.

corva
corvas son triunfos
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa que quien corre ante el peligro lo vence. Tiene, por tanto, el mismo sentido que el dicho "correr es vergonzoso, pero saludable". Rubio relaciona la palabra "corvas" no sólo con la capacidad del correr sino con el miedo.

cosa
cosa hueca, mucho suena
(F. 66).
Refrán popular que en forma perfectamente concisa significa lo que enuncia. Se basa en el tópico de que las cosas importantes no hacen ruido en tanto que lo ruidoso es síntoma de inutilidad. De hecho, tiene el mismo sentido paremiológico que el archirefrán "perro que ladra no muerde". Desde el punto de vista formal, es un refrán perfecto: consta de sólo cuatro palabras distribuidas de tal manera que las dos primeras describen la situación de la que, declarativamente, hablan las dos últimas. Consta, por lo demás, de dos hemistiquios tetrasílabos unidos por rima asonante.

cosa
dile que es hermosa, y pídele cualquier cosa
(F. 66).
Dicho que funciona como regla consejo del piropo bajo el supuesto machista de que una mujer halagada es presa fácil. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.

cosa
las cosas de Yucatán, dejarlas como están
(F. 10).
Dicho Yucateco que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un consejo que supone la singularidad de Yucatán. Hay rima consonante uniendo los dos hemistiquios de que consta el dicho.

cosa
miserable cosa es que piense ser cocinero quien nunca aprendió a lavar los trastes
(F. 110).
Refrán que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración basada en el tópico según el cual las cosas más elevadas se obtienen a través de las cosas más viles.

cosa
preciosa cosa es tener; es más precioso saber
(F. 37).
Frase gnómica de índole conceptual que significa lo que enuncia. Expresa el principio de que vale más saber que tener. Tiene los atributos argumentativos de las llamadas "frases célebres".

cosa
tres cosas come el poblano: cerdo, cochino y marrano
(F. 90).
Dicho ofensivo que se encuentra en la misma línea antipoblana que dichos del tipo de "a perro, perico y poblano, nunca le extiendas la mano" o "mono, perico y poblano, / no lo toques con la mano; / tócalo con un palito, / que es un animal maldito". Carece de valor paremiológico.

cosa
una cosa es con guitarra, y otra cosa es con violín
(F. 122).
Variante: "una cosa es con guitarra, y otra con violín" (F. 90 y 122); "una cosa es con violín, y otra cosa es con guitarra" (F. 122).

cosa
una cosa es la amistad, y el dinero es otra cosa.
(F. 116 y 122).
Variantes: "una cosa es el amor, y el negocio es otra cosa" (F. 35, 38, 116 y 122); "una cosa es Juan Domínguez, y otra cosa es 'no me chingues'" (F. 66, 70, 90 y 132); "una cosa es Juan Reveles, y otra cosa es 'no la amueles'" (F. 37); "una cosa es la amistad, y otra cosa es 'no la friegues'" (F. 37, 90 y 122); "una cosa es la amistad, y otra cosa es Juan Domínguez" (F. 35 y 116).

cosa
una cosa es la pobreza, y la mugre es otra cosa
(F. 66, 90 y 116).
Refrán que en forma de una exclamación sentenciosa califica a quienes quieren justificar su suciedad en la pobreza. Consta de dos hemistiquios octosílabos unidos por rima asonante.

cosa
una cosa es Luisa Mata, y otra cosa es 'mata, Luisa'
(F. 90 y 116).
Variantes: "una cosa es Pedro Reza, y otra cosa es 'reza, Pedro'" (F. 90 y 116).

cosa
una cosa es ser y otra cosa es tener
(F. 12).
Frase gnómica, de índole sentenciosa, que significa lo que enuncia. Su forma de definición culta y nula capacidad paremiológica la acercan a las "frases célebres".

cosa
una cosa es Toledo, y otra dar atole con el dedo
(F. 90 y 116).

coscorrón
si afanas de coscorrón, que no te falte aguador
(F. 90 y 116).
Dicho de cacos recogido por Rubio para quien afanar de coscorrón es "robar taladrando puertas con berbiquí" en tanto que aguador es el que vigila o "echa aguas". Como todas las expresiones que no han alcanzado la aceptación generalizada de los hablantes, no llega a refrán.

cosecha
cuando la cosecha es buena, hasta los guarumos dan cacao
(F. 90).
Refrán tabasqueño que dice que cuando es buen año todo se da bien. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "cuando el tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan" o bien "cuando el temporal es bueno hasta los vaqueros paren". Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.

costal
todo cabe en un costal, sabiéndolo acomodar
(F. 90 y 116).
Refrán muy popular que dice lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico aunque más lógica que su variante "todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar". El tópico que le subyace es que la capacidad de lo pequeño depende de la capacidad para acomodar allí las cosas. También se conoce así: "todo cabe en un costal, en sabiéndolo acomodar". Tiene la forma de una sentencia.

cotorra
no hay cotorra que no grite, cuando se anuncia el mal tiempo
(F. 41).
Refrán tabasqueño que en forma de una sentencia exclamativa dice lo que enuncia. Se usa para justificar cualquier forma de protesta ante alguna desgracia. Circula también de esta otra forma: "a cotorra que es habladora, no le importa que haga buen tiempo" (F. 41).

coyote
coyote que al llano baja, el pellejo arriesga
(F. 49).
Refrán tabasqueño que dice lo que enuncia. Para el refranero mexicano "bajar" ya sea al agua o, como en este caso, al llano, es supuesto como entrañando algún peligro. Este refrán, en efecto, tiene analogías con el recogido por Rubio en forma versificada: "Cupido se lamentaba / de un amor que ingrato fue, / y sólo le consolaba, / que cuando ellas tienen sed / solitas bajan al agua / sin que nadie las arree" Se usa en situaciones en que alguien se encuentra en algún peligro por descender de las alturas, de cualquier índole que ellas sean, en que vive.

coyote
el que con coyotes anda, a aullar se enseña
(F. 106).
Refrán popular que adapta al mexicano el viejo refrán tradicional "el que con lobos anda, a aullar se enseña" con el sentido paremiológico de que las costumbres se adquieren del medio en que el individuo vive a diario. Es de los típicos refranes "el que", de índole sentenciosa, cuyo hemistiquio "el que" expresa una situación en tanto que el segundo miembro del refrán propone la sanción correspondiente.

creer
hay quien cree que ha madrugado, y sale al oscurecer
(F. 90 y 116).
Refrán ejemplo que se expresa como la formulación de un caso particular que contradice una proposición general del tipo "quien cree no se equivoca" o bien "la creencia siempre lleva a la verdad". La verdad que el refrán quiere demostrar es exactamente la contraria y podemos formularla de la siguiente manera: "la creencia no es de fiar" o, si se prefiere, "no todo lo que se cree es cierto" o, en fin, "es mejor realidad que creencia". Este postulado sería, además, el tópico que, arraigado en la conciencia popular, subyace al refrán "hay quien cree que ha madrugado y sale al oscurecer" que viene siendo un exemplum cuya fuerza argumentativa, de tipo inductivo, desmiente el aserto general de "quien cree no se equivoca". Tenemos, por tanto, el caso de un refrán-exemplum insertado como premisa de un entimema.

cría
no estropees a la cría, porque se enoja la vaca
(F. 41).
Refrán ranchero en forma de consejo que, en sentido literal, significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar situaciones en que se molesta a alguna persona joven.

criada
para las criadas del cura no hay infierno
(F. 90 y 116).
Dicho satírico contra el influyentismo. Según Rubio, se usa "para echar en cara a los que en una comunidad, cualquiera que ella sea, por efecto de distinciones a veces injustas y siempre mortificantes, gozan de prerrogativas que los demás no disfrutan".

criado
criado en la casa, clarín en la plaza
(F. 116).
Refrán popular, de hechura tradicional, que expresa la indiscreción de los criados y criadas que hacen del dominio público todo lo que sucede en el interior de la casa donde trabajan. Tiene la forma de una sentencia cuyos hemistiquios están unidos por rima consonante.

criollo
con criollo civilizado, anda siempre con cuidado
(F. 90 y 116).
Refrán que refleja, muy probablemente, las pugnas interétnicas de la colonia. Verosímilmente se trata de un dicho de mestizos. Según Rubio, el enunciador sería un indio. Estrictamente hablando, puede ser tanto un indio, como un español y, desde luego, un mestizo. La razón para buscar entre los mestizos al enunciador de este refrán es que, por una parte, el refranero mexicano, en general, es una creación mestiza; por otra, que el indio es un personaje casi sin voz en el refranero mexicano. El criollo supuesto en este refrán es ranchero y la "civilización" a que se refiere es a las costumbres urbanas y, en general, al criollo culto: no es de fiar. En las pugnas interétnicas, el refranero supone que cada uno indio, criollo y español tienen su propio medio: si se pasan al medio del otro no son de fiar. El mismo refranero mexicano, por ejemplo, sanciona: "indio que quiere ser criollo, al hoyo" o bien "indio que va a la ciudad vuelve criollo a su heredad". Se estructura en forma de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. También circula de esta otra manera: "con criollo civilizado, vete con mucho cuidado" (F. 90 y 116).

cristo
de cristo a cristo, el más apolillado se raja
(F. 35 y 116).
Refrán ranchero que se usa para interpretar situaciones de competencia y cuyo sentido paremiológico apunta a defender el triunfo del más capaz. En el hablar popular mexicano, "rajarse" significa "echarse para atrás" o desdecirse de algo ya prometido ya anunciado. La metáfora que subyace al refrán se refiere a los crucifijos, frecuentemente de madera, que hay en cualquier iglesia de cualquier pueblo. Se atiene al tópico de que el más débil es siempre vencido por el más fuerte. Variante: "de cristo a cristo, el más apolillado se rompe" (F. 90 y 122).

cristo
dicen que un cristo en la mano pesa
(F. 131).
Dicho de Chihuahua que junta la introducción "dicen que" al texto propiamente gnómico "un Cristo en la mano pesa" cuyo sentido literal es el enunciado en tanto que el sentido paremiológico apunta hacia la convicción popular de que en una pugna entre iguales por lo que sea el contar con la ayuda de Cristo es importante.

Cristo
ni Cristo pasó de la cruz, ni yo de aquí paso
(F. 116).
Según Rubio, se trata de una simple frase que expresa una negativa terminante de, en un asunto cualquiera de alguna manera conflictivo, ir más adelante. Tiene apenas la categoría de dicho sin una función propiamente entimemática en la argumentación discursiva cotidiana. La función principal en que se usa es la ornato.

crudo
vale más curar a un crudo que redimir a un cautivo
(F. 64, 89, 90, 113 y 116).
Refrán popular del tipo "más vale" que significa lo que enuncia. El "crudo" al que se refiere el refrán es el individuo al día siguiente de una gran borrachera. El dicho alude a las dificultades que implica curarse la cruda o mal de la postborrachera que aquí son puestas como más difíciles que la liberación de un cautivo. El refrán se basa, por tanto, en el tópico popular del tipo de la borrachera es peor que un cautiverio. Variante: "vale más salvar a un crudo que redimir a un cautivo" (F. 70, 89 y 90).

cruz
si huyendo de la cruz vas, otra peor te encontrarás
(F. 37).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido que el dicho abajo explicado "todos nuestra cruz tenemos, que a fuerza hemos de cargar, aunque nos lastime el peso". Parte, en efecto, del supuesto de que cada individuo no sólo tiene su destino predeterminado desde antes de nacer sino que ese destino consiste en sufrir o, según el, hablar popular, cargar irremediablemente con su cruz, la cruz que le ha sido asignada de por vida. El dicho, por tanto, se refiere a que si alguien no quiere cumplir con sus destino le vendrán males o cruces peores.

cruz
sólo la cruz no roba
(F. 35, 90 y 116).
Refrán que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: todos son ladrones. Sólo la cruz, porque no puede mover los brazos, no roba.

cruz
todos nuestra cruz tenemos, que a fuerza hemos de cargar, aunque nos lastime el peso
(F. 60).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido paremiológico que el dicho arriba explicado "si huyendo de la cruz vas, otra peor te encontrarás". Parte, como él, del supuesto de que cada individuo no sólo tiene su destino predeterminado desde antes de nacer sino que ese destino consiste en sufrir o, según el, hablar popular, cargar irremediablemente con su cruz, la cruz que le ha sido asignada de por vida. La cruz, en estas clase de dichos, tiene un sentido negativo: es un sufrimiento. El dicho, por tanto, insiste en el deber innato e ineludible que tiene todo individuo de cargar con la cruz que el destino le ha asignado desde siempre y para siempre.

cuaco
cuaco chiquito, siempre poquito
(F. 104 y 105).
Dicho ranchero que expresa la convicción campirana de que un cuaco, como se llama en el campo mexicano al caballo, pequeño de tamaño es también poco caballo según el refrán "caballo grande, aunque no ande " que expresa la regla ranchera de que el caballo debe ser grande como se desprende de las variantes de ese mismo refrán: "caballo grande, ande o no ande" o "caballo grande aunque no ande y para lo que mande".

cuaco
cuaco que cambia de mano, también cambia de valor
(F. 105).
Refrán ranchero que significa lo que expresa. Parte de la convicción campesina de que el valor de un caballo depende de su dueño porque, como dice otro refrán del género, "a las mujeres bonitas y a los buenos caballos, los echan a perder los pendejos".

cuaco
cuaco rucio, siempre sucio
(F. 104 y 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa, en efecto, la mala opinión que la gente del campo en México tiene de los caballos de color rucio o pardo claro: según el refrán tiene siempre la apariencia de estar sucio. Tiene la forma de una sentencia en dos tetrasílabos con rima consonante.

cuaco
cuando mi cuaco relincha, no hay yegua que guarde cincha
(F. 105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración exclamativa en dos octosílabos con rima consonante.

cuaco
en cuaco moro, ni pases agua ni esperes toro
(F. 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa, en efecto, la mala opinión que la gente del campo en México tiene de los caballos, como dice Santamaría, "blanco azulado con manchas brunas". Según el refrán, estos caballos no son buenos para afrontar los peligros señalados. Hay rima consonante entre el final de la cesura y el final del segundo hemistiquio.

cuaco
si tu cuaco te respinga, ya tienes buena jeringa
(F. 90, 105 y 116).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere a lo maltratadas que quedan las posaderas del jinete de un caballo que repara.

cuadrar
a todos nos cuadra que nos den tronchado
(F. 49).
Entre los galleros, "dar tronchado" es dar al dos por uno en las apuestas y. en general, ofrecer un negocio tronchado es proponer un negocio muy ventajoso. Por eso el dicho se entiende solo sobre todo si "cuadrar" es entendido en el sentido de "agradar". El dicho tendría, pues, el sentido del tópico " a todos nos agrada que nos den ventajas" que le subyace.

cuadrúpedo
cuadrúpedo con dueño, no es mostrenco
(F. 49).
Dicho ranchero que en forma de una definición dice lo que enuncia en el entendido de que según la terminología jurídica los bienes mostrencos son los bienes o animales sin dueño.

cuatro
en el cuatro, hasta los ratones caen
(F. 48, 66 y 90).
Dicho popular que significa que contra un "cuatro" o trampa bien urdida que se pone a alguien no hay escapatoria. Variantes: "en el cuatro caen hasta los ratones" (F. 132); o bien "con el cuatro, hasta los ratones caen" (F. 49).

cuchara
sólo la cuchara sabe lo que hay dentro de la olla
(F. 90 y 116).
Refrán popular que significa que sólo cada uno sabe las penas que lleva adentro. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "el fondo de la taza sólo la cuchara lo conoce" o bien "sólo el que carga el costal, sabe lo que lleva dentro". Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.

cuchillo
de que el cuchillo es malo, le echan la culpa al herrero
(F. 116).
Refrán popular que se usa para comentar los pretextos y las justificaciones inaceptables del inepto. Tiene, pues, el mismo sentido paremiológico que refranes como: "de que el arriero es malo, le echa la culpa al burro", "de que es malo el escribiente culpa a la pluma fuente" o "de que la parturienta es mala le echa la culpa al culo". Hay una carga ironizante en este tipo de refranes en que un experto tiene que recurrir a excusa torpes para justificar su estupidez.

cuchillo
si sale derecho, es cuchillo, y si sale chueco, es tranchete
(F. 49).
No hay, por tanto, de qué preocuparse. Se trata de una expresión gnómica exclamativa que en sentido literal significa lo que enuncia y en sentido paremiológico se usa para mofarse de quienes tienen presta una justificación para todo lo que hacen aunque se trate, a veces, de situaciones obviamente equivocadas.

cuenta
cuentas claras conservan amistades
(F. 90 y 122).
Refrán popular sentencioso que funciona como un axioma de quienes tienen o hacen negocios: es el principio de las cuentas claras según el dicho exclamativo: "a mí me gustan las cuentas claras y el chocolate espeso". También circula bajo esta forma: "cuentas claras, amistades largas" (F. 12).

cuerno
los cuernos son como los dientes: primero suelen doler, y después sirven para comer
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido es obvio: se trata de una sátira contra los maridos cornudos.

cuero
poder más el cuero que la camisa
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular enraizado en la tradición paremiológica española según el cual primero están los parientes que los demás.

cuero
no hay cuero sin garras
(F. 38, 64, 80, 90 y 122).
Expresión gnómica popular que significa, según Santamaría, "que todas las cosas tienen defecto o inconveniente". Variante: "no hay cuero sin rasgones" (F. 66, 90 y 132).

cuervo
no hay cuervo que no sea negro
(F. 66 y 90).
Dicho que se suele usar en enunciación exclamativa y que en primera instancia significa lo que enuncia. Formó parte, alguna vez, del anuncio comercial de un tequila a cuyos lomos se difundió. En sentido figurado se suele llamar "cuervos" a algunas personas para quienes, entonces, lo "negro" viene a tener connotaciones morales muy negativas.

cuidado
no hay cuidado de la reata, la argolla es la que rechina (F. 66, 90, 116 y 132).
Refrán de enunciación exclamativa que sirve de paliativo a situaciones en que lo que domina es, justamente, la preocupación. El sentido paremiológico de este refrán de referente ranchero está dado por la expresión "no hay cuidado". Funciona, pues, como los refranes exclamativos de nexo acústico.

cuidado
si quieres sembrar manteado, hazlo con mucho cuidado (F. 90 y 116).
Refrán consejo estructurado en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Dice lo que enuncia. "Sembrar manteado" es sembrar aventando puños de semilla al aire, esparciéndola en forma de manto, para que caiga en la tierra así, esparcida. Al respecto, otro refrán asienta: "la semilla manteada, bien regada"

culeca
no te fijes en las culecas, fíjate en las que ponen
(F. 12).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa tanto en relación con las gallinas como para valorar situaciones de la vida diaria.

culo
cada quien es libre de hacer de su culo un papelote, para empinarlo
(F. 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que cada quien puede hacer con lo suyo lo que se le pegue en gana, pues que a nadie tiene que dar cuenta de lo hecho." Variantes: "cada quien es libre de hacer de su culo un papalote" (F. 90); "cada quien es libre de hacer de su culo un papalote y empinarlo" (F. 21); "cada quien hace de su culo un papelote" (F. 35 y 116); "cada uno hará de su culo un papalote" (F. 5).

culpa
no tiene la culpa el hombre de ser cabrón, cuando la mujer es puta
(F. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Expresa. En efecto, un tipo de relaciones maritales en que se justifica el maltrato del marido por la conducta adúltera de la mujer". En el habla popular mexicana, "cabrón es, en efecto, no sólo el individuo mal intencionado, abusivo, prepotente sino al hombre violento y malo.

culpa
no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre
(F. 5, 12, 37, 64, 66, 80, 85, 90, 106, 116, 122 y 133).
Refrán muy popular, originado en las pugnas interétnicas de México, que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa sanciona la imprudencia y parte de culpa que tiene quien se queja de algún daño "por haber confiado o valídose de persona que no debía", dice Rubio. Variante: "no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre" (F. 70 y 132).

culpa
no tiene la culpa el pulque, sino el briago que lo bebe
(F. 64, 66, 70, 85, 90, 116 y 119).
Estructurado sobre el anterior, este refrán popular en zonas pulqueras expresa que no hay que andar echando las propias culpas al viento. En este caso, no es la bebida la culpable de los desastres de la borrachera sino el borracho. Tiene la forma de un reproche.

curado
cuando se acabe el curado, conformarse con el blanco
(F. 66 y 132).
Dicho de borrachos pulqueros que significa lo que enuncia: el pulque "curado", dice Rubio, "es el que se hace mezclándole piña, fresa, naranja, tuna, huevo, etc.: aderezamiento este que le da un mejor gusto y una mayor aceptación".El pulque "blanco" es el pulque natural. En sentido paremiológico se usa para aconsejar conformarse con lo que se tiene en vez de lo que se quisiera. Variante: "cuando se acaba el curado, conformarse con el blanco" (F. 35, 70, 90 y 116).

curso
el curso hace maestros
(F. 60).
Dicho, probablemente de origen escolar, muy poco o nada usado en el habla popular y que a ese tenor tiene poco valor paremiológico. Su sentido primario exalta el valor del trabajo de aula. En cierto sentido se opone al refrán popular que dice: "la práctica hace al maestro". Tiene, en todo caso, todas las características formales de una sentencia paremiológica.

cusca
de cusca regenerada, o todo o nada
(F. 116).
Según Rubio, este refrán significa que de la prostituta regenerada, "no deben tonarse términos medios, sino que o se admite todo de ella, sin limitación ninguna, o no se admite nada.

cusca
la cusca regenerada, de cusca no tiene nada
(F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Una prostituta, en efecto, una vez que ha cambiado de vida, deja de serlo. "Cusca", como se sabe, es uno de los muchos nombres se da en México a la prostituta.

cusca
no hay cusca ni ladrón que no tengan su santo de
devoción (F. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. En todo caso, el refrán resalta lo religiosos que suelen ser los profesionales de ciertas conductas heterodoxas.