cabalgadura
para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y jálale
la cola (F. 90 y 116).
Dicho ranchero cuyo significado es evidente. Tiene la forma de
un consejo. Variantes: "para que descanse tu cabalgadura,
búllele la silla y hálale la cola" (F. 105);
"para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla
y tírale de la cola" (F. 106).
caballero
para el caballero, caballo; para el mulato, mula, y para el indio,
burro (F. 35, 90 y 116).
Ya lo hemos dicho a propósito del refrán "el
burro para el indio, la mula para el mulato y el caballo para
el caballero" sólo que aquí empieza por el
caballero y cambia la forma. De hecho, son una estricta variante
uno del otro. El refrán consiste en la confrontación
de dos escalas descendentes una de las cuales -caballo, mula,
burro- es axiológica y sirve para calificar a la otra
-caballero, mulato, indio- que es de índole social. El
enunciador es un criollo o un mestizo acomplejado que se tiene
por "caballero". Estructurado bajo el esquema del mal
remedio, tiene una forma sentenciosa. Véase el comentario
al refrán citado.
caballo
a caballo de buena sangre, no le importa el terreno (F. 41).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene el
mismo sentido paremiológico que refranes como "el
que es gallo dondequiera canta". Se usa para sancionar situaciones
en que alguien pone muchas condiciones para hacer algo. Tiene
la forma de una sentencia casuística. Su origen hay que
buscarlo en el mundo de la equitación.
caballo
a caballo palpado, nunca lo montes confiado (F. 48).
Refrán que dice lo que enuncia. Se aplica a quien, por
la circunstancia que sea, ha quedado receloso. Tiene la forma
de un consejo. Forma parte de los refranes usuales en los universos
mexicanos de la charrería o el rancho. La primera de las
dos partes de que consta indica las circunstancias, la segunda
el consejo. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
Variante: "al caballo palpado, nunca lo montes confiado"
(F. 49,
90
y 116).
caballo
a caballo que rabea, ningún charro lo desea (F. 105).
Refrán proveniente del mundo de la charrería que
significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se
usa para sancionar situaciones de individuos muy quisquillosos.
"Rabear" es una forma ranchera del verbo "rabiar".
El refrán tiene la forma de una sentencia casuística
en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Variante:
"caballo que ha dado en rabear, nadie lo quiere montar"
(F. 49).
caballo
a gran caballo, grandes espuelas (F.
66,
90
y 132).
Refrán que se atiene al tópico homeopático
de que similia cum similibus coniunguntur. Como la causa
tiene que estar proporcionada al efecto así el instrumento
tiene que estar proporcionado a su función. Este tópico
subyace no sólo al presente refrán sino a refranes
como "a grandes males, grandes remedios"
caballo
al caballo, antes de exigirle el paso, hay que darle de comer
(F. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Su carácter paremiológico
es dudoso.
caballo
al caballo, con la rienda, a la mujer, con la espuela (F. 116).
Refrán que expresa el trato que, a juicio de cierta clase
social, ha de darse a la mujer. Se toma como ejemplo base para
argumentar el trato que se ha de dar a la mujer, el trato al
caballo. De los dos símbolos de dominio -la rienda y las
espuelas- que se asumen análogos, las espuelas es más
rudo, cruel y doloroso: el refrán expresa, por tanto,
una idea de la relación hombre-mujer posiblemente ranchera
y, en todo caso, ofensiva. Está estructurado a la manera
de los refranes mal - remedio. Variante: "al caballo, con
la rienda, y a la mujer, con la espuela" (F. 35 y 90).
caballo
al caballo y al amigo, no hay que cansarlos (F. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa en situaciones
de impertinencia para con algún amigo para indicar que
no hay que abusar de quienes nos son cercanos por amistad. El
refrán tiene la forma de un consejo del tipo "no
hay que" cuyos extremos "caballo" y "cansar"
se corresponden y constituyen una estructura argumentativa que
sustenta el postulado central del consejo: no hay que cansar
al amigo. El argumento del refrán, por tanto, dice que
no hay que cansar al amigo de la misma manera que no hay que
cansar al caballo. La razón es que un caballo cansado
no sirve.
caballo
a quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer o lo mata un
rayo (F. 49, 90 y 131).
Dicho ranchero fundado en los prejuicios que hay sobre los
caballos de color bayo que, por lo demás, ya hemos mencionado
lo inconsistentes que son al comentar el refrán "aténte
al bayo, que es buen caballo", que desmentiría al
presente refrán.
caballo
a quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer o lo mata un
rayo (F. 49, 90 y 131).
Dicho cuyo sentido literal coincide con lo enunciado. Expresa
la convicción arbitraria y contradictoria en el refranero
mexicano de que es muy mala cosa montar un caballo de color bayo.
El refrán anuncia irracionalmente una serie de calamidades
a quien monta un caballo bayo. Forma parte, en efecto, de las
supersticiones que circulan y que están muy arraigadas
en el mundo de la charrería. Como circulan las contrarias
en el mismo refranero que asientan, por ejemplo, que el bayo
es un buen caballo o que abundan los caballos de color bayo,
como en la variante: "caballo bayo, doquiera lo hallo"
(F. 105).
La forma "juye" forma parte de la pronunciación
vigente en el español culto del siglo XVI que se conservó,
sobre todo, en el habla ranchera mexicana. Hay rima consonante
entre la prótasis y la apódosis. Variantes: "a
quien monta caballo bayo, se le juye la mujer o lo mata un rayo"
(F. 48);
"al que monta caballo bayo, que lo engañe su mujer
o que lo parta un rayo" (F. 116); "al que anda en caballo bayo,
o le roban la mujer o acaso lo parte un rayo" (F. 105).
caballo
a quien tiene caballo le ofrecen silla (F.
49).
Refrán de origen ranchero que expresa el aparente contrasentido
social de que a quien tiene se le da más y a quien no
tiene, no. El sentido paremiológico del refrán,
según Rubio, es que "al que tiene qué dar,
se encuentra en estado de merecer". Consiste, en todo caso,
en una adaptación ranchera del dicho evangélico
de que "a quien tiene se le dará, y tendrá
de sobra; pero al que no tiene , aún aquello que tiene
se le quitará". (Mt 13,12) El refrán combate
el tópico general de que es a quien no tiene a quien hay
que dar. Se usa en situaciones en que se da u ofrece algo a quien
ya tiene. Está estructurado en forma de una sentencia
estructurada en dos hemistiquios -heptasílabo y pentasílabo-
sin rima entre sí. Como en todos los refranes de este
tipo, el primer miembro o prótasis explicita las situaciones
sancionadas por el segundo, o apódosis. Rubio lo recoge
en esta variante: "al que le ven caballo, le ofrecen silla"
(F. 90
y 116).
Y Luis M. Rivera en su refranero Origen y significación
de algunas frases, locuciones, refranes lo recoge en la siguiente
manera: "al que le ven caballo le dan caballo; y al que
no, de caballazos" (F. 98). El mismo Rubio lo recoge en esta
forma: "al que tiene caballo, todos le dan caballo"
(F. 116).
Finalmente, "al que tiene caballo, todos le dan caballo".
caballo
arriba ya del caballo, hay que aguantar los reparos (F. 105
y 116).
Refrán que expresa que la realidad es como es y, cuando
ya se la vive, sólo queda afrontarla. La vida es asumida
por el refrán como un montar a caballo: una vez arriba
de él sólo queda tenerse firme. Se aplica cuando
alguien está en problemas para decirle que se aguante.
Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios
octosílabos con rima asonante. El primero de ellos, como
la mayor parte de los refranes tradicionales ya de "que",
ya condicionales-si, cuando, de que, en cuasi ablativo absoluto-,
ya circunstanciales, describe el caso; el segundo miembro, en
cambio, determina la sanción. Los refranes que utilizan
el montar a caballo como paradigma de la vida humana suelen ser
de origen y uso rancheros. Variante: "arriba ya en el caballo,
hay que aguantar los reparos" (F. 90).
caballo
caballo alazán tostado, primero muerto que cansado (F. 106).
Dicho que expresa una opinión sobre los caballos de ese
color. Aquí se dice del alazán tostado que es un
excelente caballo. En realidad, como se puede ver por otros dichos
sobre colores de caballos, se trata de opiniones arbitrarias
y expresan la opinión personal sobre ellos. Otros dichos
de esta serie dicen, por ejemplo, "alazán, si te
lo dan; tostado, ni dado" o bien "alazán tostado,
siempre colgado". En suma que el alazán tostado es
un mal caballo. Apenas si cabe en él un sentido paremiológico
y se usa, por tanto, sólo en sentido denotativo. Tiene
la forma de una sentencia casuística.
caballo
caballo alazán y gente de Zacatlán, ni dados, si
te los dan (F. 35, 90 y 116).
Dicho que en sentido literal une la mala opinión que a
algunos les merecen los caballos de pelo alazán o color
canela con la que se tiene de la gente de Zacatlán: ni
dados. Sentencia casuística trimembre cuyos dos primeros
miembros describen puntualmente los casos sentenciados en el
tercero. Su nivel paremiológico es estrictamente literal.
Los tres miembros tienen rima consonante y constan, respectivamente,
de 7, 8 y 8 sílabas.
caballo
caballo anca de pollo, al hoyo (F.
105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico
es siempre el literal. El mundo de la charrería tiene
una serie de rasgos y prejuicios sobre los rasgos externos y
físicos de los caballos sobre los que cifran sus preferencias.
Está formulado en forma de sentencia casuística
cuyo primer hemistiquio, sin sinalefa, es un octosílabo
que rima con el segundo que en forma lapidaria y sentenciosa
expresa la sanción.
caballo
caballo blanco, ojalá cojo o manco (F.
35,
90
y 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa que el caballo blanco "no
sirve para nada", según dice Rubio. Paremiológicamente,
sólo funciona en sentido literal aunque también
puede usarse para expresar algún complejo racial. En todo
caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo hemistiquio
está construida en función de la rima con el primo
y sólo tiene sentido a causa de ella. Desde luego, forma
parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas,
circulan en el mundo de la charrería sobre los colores
de los caballos.
caballo
caballo blanco, sólo de lejos, pues que montarlo, los
muy pendejos (F. 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa, como el dicho equivalente,
arriba comentado, "caballo blanco, ojalá cojo o manco",
que el caballo de ese color "no sirve para nada". Según
dice Rubio, ambos refranes son equivalentes. También éste,
paremiológicamente, sólo funciona en sentido literal
que, por lo demás, es mucho más expresivo. La rima
del dicho -una sentencia casuística- está fincada
en una correlación muy usada como rima en el refranero
mexicano entre "de lejos" y "pendejos". En
todo caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo
hemistiquio está construida, también aquí,
en función de la rima con el primo aunque refuerce el
consejo que ya se da en el primer hemistiquio: "sólo
de lejos". Desde luego, también éste forma
parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas,
circulan en el mundo de la charrería sobre los colores
de los caballos.
caballo
caballo chiquito, siempre potrito (F.
12
y 116).
Dicho que dice lo que enuncia. Tiene el mismo sentido y funcionamiento
paremiológico que "burrito chiquito, siempre mocito."
También aquí, el principal valor paremiológico
del dicho es de tipo acústico y puede funcionar como una
exclamación. Tiene la forma de una sentencia casuística
y se usa, en todo caso, para menospreciar la condición
de alguien tachándolo de "caballo chiquito".
Está estructurado en forma de dos hemistiquios con rima
consonante. Variante: "caballo chiquito, siempre potrillo"
(F. 90).
caballo
caballo cola parada, no es bueno para la charreada (F. 105).
Dicho de charros que, en forma de sentencia casuística,
dice lo que enuncia. Rima consonante entre el primero y el segundo
hemistiquios que en sus orígenes debieron ser ambos octosílabos
y la forma del refrán debió haber sido: "caballo
cola parada, no es bueno p'a la charreada", más propio
del hablar ranchero en cuyo universo de usa. La forma recogida
en este refranero, por tanto, parece secundaria.
caballo
caballo de buena andanza, ni suda ni cansa (F.
105).
Dicho ranchero que significa lo que enuncia. Parte del supuesto
de que es muy agradable cabalgar un caballo de buen andar porque
"ni suda ni cansa". Tiene la forma de una sentencia
casuística cuyo primer hemistiquio describe, como de costumbre,
el caso y el segundo lo sanciona: hay rima consonante entre los
dos que, de hecho, el refrán recurre al vocablo antiguo
"andanza" en el sentido de "andada" para
que rime con "ni suda ni cansa" que es lo que el refrán
quiere decir.
caballo
caballo de crin grandota y hombre de mucho bigote, matalotes
(F. 66, 90 y 132).
El refrán equipara al caballo de crin grandota o tupida
con el hombre con mucho o poco bigote: ambos son matalotes vocablo
con que se designa al caballo inútil, torpe, haragán
y de pura apariencia. Por lo general, se aplica para calificar
como de mala calidad o "matalote" al individuo cuyo
porte es pura apariencia. En el asunto del bigote, el refranero
no se decide si el hombre matalote tiene mucho o poco bigote:
las variantes del refrán dan las dos posibilidades. La
semiótica social, pues, no es muy exacta. El refrán
tiene la forma de un diagnóstico. El refrán tiene
tres partes: las dos primeras expresan los síntomas en
sendos octosílabos, la tercera es el diagnóstico.
Hay rima consonante entre el último síntoma y el
diagnóstico. Variantes: "caballo de mucha crin y
hombre de mucho bigote, matalote" (F. 106); "caballo de mucha crin y
hombre de poco bigote, matalote" (F. 35 y 116).
caballo
caballo de pobre, pobre caballo (F.
105).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se refiere
al hecho de que un caballo de pobre está a la vez que
mal comido, sobre trabajado. Apenas tiene un uso paremiológico
más allá del sentido literal: en todo caso, sanciona
situaciones de pobreza, mala alimentación y sobreexplotación
no sólo de caballos. Otro refrán con el mismo sentido
paremiológico "perro de rico, rico perro; perro de
pobre, pobre perro". Formalmente, es un refrán entre
sentencioso y exclamativo construido sobre una estructura quiástica
{"caballo" + "pobre", "pobre" +
"caballo"} en donde la nota de la pobreza queda enmarcada
por el caballo.
caballo
caballo de rico, rico caballo (F.
90
y 116).
Mutatis mutandis, es análogo a "caballo de
pobre, pobre caballo" del que parece una paráfrasis:
lo dicho allí, en todo caso, vale aquí. Este refrán
es totalmente secundario, empero, con respecto al del caballo
de pobre: la posible exclamación "rico caballo"
carece de espontaneidad y suena mal. En este caso, parece como
si la estructura quiástica hubiera determinado los términos
del refrán.
caballo
caballo emballestado, ni regalado (F.
49).
Refrán ranchero que dice que un caballo que ha contraído
la emballestadura no sirve. Se trata de una enfermedad propia
de los caballos que, según Santamaría, "consiste
en una debilidad de las manos, que le hace traerlas dobladas
sacando las rodillas hacia delante. Tales bestias son peligrosas
de montar, porque tropiezan a menudo y llegan a caer." El
refrán tiene la forma de una sentencia casuística
en dos hemistiquios con rima consonante.
caballo
caballo entero, en el cancel o en el potrero (F. 49).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere al
hecho de que un caballo sin castrar no es un caballo para el
uso cotidiano. Tiene la forma de una sentencia casuística
con rima consonante en los dos hemistiquios.
caballo
caballo grande y hobachón, por lo regular trotón
(F. 49).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Rima consonante entre
el primero y segundo hemistiquios.
caballo
caballo grullo o flor de durazno, mejor asno (F. 90
y 116).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa en sentido literal.
Forma parte de las opiniones que en el mundo de la charrería
hay sobre los colores de los caballos. En refranes como éstos
el uso paremiológico depende del sentido literal. Tiene
la forma de una sentencia casuística cuyos dos hemistiquios
tienen entre sí una rima consonante.
caballo
caballo mal arrendado, ni regalado (F.
90,
105
y 116).
Refrán ranchero que significa, según Rubio, "que
el caballo que tiene mala boca; que no obedece bien la rienda,
no debe admitirse ni aún cuando sea regalado, por ser
muy peligroso". El refrán registra una acepción
de "arrendar" documentada, por lo demás, en
la novelística hispánica contemporánea tanto
en el sentido de atar por las riendas un caballo para dirigirlo,
como en el sentido de enseñar al caballo a que obedezca
a la rienda. Un caballo mal arrendado es, pues, un caballo mal
acostumbrado a obedecer la rienda. Sentencia casuística
cuyos hemistiquios riman con rima consonante.
caballo
caballo moro, ni de oro; y si es de cabeza prieta, pura cajeta
(F. 116).
De nuevo los colores de los caballos que se atienen, como queda
señalado, al dicho de que "en gustos se rompen géneros".
Este refrán ranchero, como todos los de caballos de este
refranero, dice lo que enuncia, su uso paremiológico se
restringe a su sentido literal. Cabe notar la expresión
"pura cajeta" usada en México para decir que
algo es excelente. El refrán, pues, rechaza el caballo
de color negro con una estrella blanca en la frente y calzado
de una o dos extremidades; aunque exalta el caballo moro de cabeza
prieta. Formalmente el refrán está constituido
por una doble sentencia casuística: cada miembro es, en
efecto, una sentencia cuyos hemistiquios se relacionan entre
sí mediante rima consonante. Variantes: "caballo
moro, casi un tesoro" (F. 116); "caballo moro, ni de oro"
(F. 90,
106
y 116);
"moro ni de oro" (F. 105).
caballo
caballo o yegua, monta en parte media; jumento o mulo, monta
junto al culo (F. 66)
Refrán ranchero que dice lo que enuncia y cuyo uso paremiológico
se reduce a su sentido literal. Formalmente, el refrán
está constituido por una doble sentencia casuística
en que cada uno de los dos miembros es, en efecto, una sentencia
casuística. En el segundo de ellos hay, entre los hemistiquios
de que consta la sentencia, una rima consonante.
caballo
caballo que cambia de manos, cambia de valor (F. 90
y 116).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia en el sentido de que
un caballo en manos de alguien que no conoce sus cualidades,
desmerece.
caballo
caballo que llene las piernas, gallo que llene la mano y mujer
que llene los brazos (F. 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. La comparación
de la mujer con un caballo y con un gallo forma parte de las
concepciones rancheras en que la mujer es colocada en el mismo
nivel de una propiedad. En el refranero mexicano, por lo demás,
frecuentemente se da alguna comparación entre la conducta
hacia la mujer y hacia el caballo. El refrán tiene la
forma de un listado de cosas con sus rasgos o, si se quiere,
una receta que consta de tres miembros bajo la estructura [N
+ "que llene" + parte del cuerpo] en donde N es sustituido,
respectivamente, por "caballo", "gallo" y
"mujer". Variantes: "caballo que llene las piernas,
gallo que llene las manos y mujer que llene los brazos"
(F. 49
y 116);
"caballo que llene las piernas, mujer que llene los brazos
y gallo que llene las manos" (F. 66, 70, 90 y 132); "caballo que llene las piernas,
mujer que llene los brazos" (F. 12).
caballo
caballo que no jala de punta, p'a la yunta (F.
48,
50
y 90).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia casuística
dice lo que enuncia. Su uso paremiológico, empero, más
allá de su sentido literal está fincado en el polisémico
sentido que en México se da a la frase "no jala".
Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios
con rima consonante. Variante: "el caballo que no jala de
punta, p'a la yunta" (F. 49).
caballo
caballo que no raya, que se vaya
(F. 48,
50
y 90)
Dicho del mundo de la charrería que significa lo que enuncia.
"Rayar", referido a caballos, significa la suerte de
sentar al caballo sobre los cuartos traseros, como dice Santamaría,
y cambiarlo, con un ágil movimiento de las riendas, arrancándolo
antes o haciéndolo partir con violencia. Según
Santamaría, "es prueba propia de los buenos jinetes;
hacer parada en firme". El refrán, pues, dice que
un caballo que no sirva para hacer eso, "que se vaya".
Nada más. Tiene la forma de una sanción en que,
desde luego, tiene lugar una personificación del caballo:
no se puede pedir, en efecto, a un caballo que se vaya. Esta
sanción es sólo una exigencia de la rima consonante
que relaciona los dos hemistiquios de que consta. Variantes:
"el caballo que no raya, que se vaya"(F. 49); "el caballo que no raya, que
se vaya, y el que no hala de punta, para la yunta" (F. 105);
"el caballo que no raya, que se vaya, y el que no jala de
puntas, p'a las yuntas" (F. 116).
caballo
caballo que se revuelca, es caballo nuevo
(F. 48,
49
y 50).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. En funciones
paremiológicas, cataloga las actitudes juveniles de quien
juega y "se revuelca" como signos de juventud. Tiene
la forma de una sentencia casuística.
caballo
caballo rabioso o palpado, ni regalado
(F. 48,
49
y 50
y 90).
Este refrán, proveniente del ámbito ranchero, dice
lo que enuncia. No tiene un uso paremiológico más
allá de su sentido literal. De hecho, es el resultado
de dos refranes ya comentados. A saber: "a caballo palpado,
nunca lo montes confiado" y "caballo que rabea, ningún
charro lo desea"
caballo *
caballo revolcado, es un caballo remudado
(F. 106).
Se refiere al hecho de que un caballo que se ha apareado es un
caballo renovado. Refrán declarativo cuyos hemistiquios
están unidos por rima consonante. Variantes: "el
caballo revolcado es caballo remudado" (F. 105); "si
quieres remudar, deja a tu caballo revolcar" (F. 48, 49
y 90).
caballo
caballo sano, orgullo de su amo
(F. 105).
Refrán que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una
declaración y sus dos hemistiquios están unidos
por rima asonante. Adopta el estilo de una locución sapiencial
de .
caballo
caballo viejo, no saca clase (F.
49).
Refrán ranchero de tipo sentencioso que dice lo que enuncia.
Paremiológicamente, se usa para descalificar a alguien
simplemente por el hecho de ser viejo. Tiene la forma de una
sentencia casuística.
caballo *
caballo zahunado, nunca codiciado
(F. 49).
Refrán que indica que un caballo en esas condiciones está
defectuoso y, por tanto, no es recomendable. Formalmente es una
sentencia casuística con rima consonante entre sus hemistiquios.
caballo
caballo zarco, no brinca charco
(F. 49
y 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Paremiológicamente
se usa sólo en sentido literal. El vocablo "zarco"
se usa tanto en el hablar ranchero mexicano como en el español
contemporáneo escrito para designar al animal que o tiene
un ojo blanco por tener incoloro el iris o que tiene nube en
ambos ojos. El refrán dice que un caballo así no
brinca charcos, por obvias razones. Tiene la forma de una sentencia
casuística en dos hemistiquios pentasílabos aconsonantados.
caballo
cuando pienses manganear, no ensilles caballo brioso; si ensillas
un socarrón, en él lazarás gustoso (F. 49).
Estrofa de cuatro versos octosílabos, con rima consonante
en segundo y cuarto, que aconseja el tipo de caballo que hay
que escoger cuando se trata de manganear como se llama en charrería
a la acción de echarle un lazo a un toro o a un caballo
para derribarlo. La estrofa dice que eso se hará con mayor
facilidad si se escoge un caballo socarrón. Se trata,
desde luego, de un texto culto.
caballo
de los caballos, el que puntee, y de los puercos, el que colee (F. 35,
90
y 116).
Refrán ranchero que aconseja sentenciosamente qué
caballos y qué puercos son preferibles. Prevalece el uso
literal sobre el metafórico. Consta de dos hemistiquios
con idéntica estructura y rima consonante. Variante: "de
los caballos, el que puntea, y de las mulas, la que cunea"
(F. 105).
caballo
el caballo bañado, a la sombra o ensillado (F. 90
y 116).
Refrán ranchero que aconseja como debe estar un caballo
recién bañado. Formalmente es una sentencia casuística
en dos hemistiquios heptasílabos con rima consonante.
Se trata de una locución de tipo culto.
caballo
el caballo charro, poco crinudo y harto coludo (F. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. Prevalece el uso
literal sobre el metafórico. Tiene la forma de una receta.
Es una locución ranchera. Variantes: "el caballo
de silla, poco crinudo y bastante coludo" (F. 90 y 116); "para el caballo de
silla, poca crin y mucha cola" (F. 116).
caballo
el caballo, primero bueno que manso
(F. 116).
Refrán que, mediante una escala de cualidades, define
apodícticamente la que ha de prevalecer en la selección
de un caballo. No se definen ni la bondad ni la mansedumbre aludidas.
Locución culta de uso ranchero.
caballo
el caballo, primero manso que bueno
(F. 90,
106
y 116).
A la inversa del refrán "el caballo, primero bueno
que manso" aquí se aprecia en primer lugar la mansedumbre.
Como el, se trata de una locución culta de uso ranchero.
Las preferencias de los caballos a partir de una cualidad u otra
o a partir de uno u otro color son totalmente arbitrarias y es
factible encontrar una sentencia que afirme lo contrario.
caballo
el caballo sin ronzal, caballo es de colegial (F. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. El ronzal es la cuerda
o correa que se ata al cuello de una caballería como rienda,
para conducirla o atarla con ella. Prevalece el uso literal sobre
el metafórico. Tiene la forma de una sentencia. Es una
locución culta de uso ranchero.
caballo
el mejor caballo necesita espuelas
(F. 90
y 116).
Refrán que sentencia apodícticamente lo que enuncia.
Metafóricamente, se usa a guisa de justificación
en situaciones en que hay que llamar la atención o corregir
a alguien a quien socialmente se considera excelente. Combate
la convicción o topos popular de que hay algunos
que nacieron buenos y, por tanto, no necesitan corrección
y hay quienes por haber nacido predispuestos al mal camino requieren
de una constante vigilancia o corrección. El refrán
asienta que todos, no importa cuál sea su índole,
necesitan quien los oriente. Se trata de una locución
culta de índole sapiencial.
caballo
el que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán
o es alcahuete (F. 49).
Dicho de charros que significa lo que dice denotando con ello
el gran afecto que corre entre un charro y su caballo. Las relaciones
de un sacristán con un alcahuete, aunque en la vida real
puedan ser muchas, no son evidentes en el oficio de cada quien.
Según el Diccionario de Manuel Seco, en una de
sus acepciones la palabra "sacristán" significa
"persona pícara o astuta" que está muy
cerca del "alcahuete". Formalmente, es una sentencia
de tipo casuístico con una prótasis en "el
que" que tiene rima consonante con el segundo hemistiquio,
en que se emite la sentencia.
caballo
en caballo moro, ni pases agua ni esperes toro (F. 48,
49
y 90).
Refrán que expresa la mala opinión que en ciertos
medios rancheros se tiene del caballo moro como se llama al caballo
de color negro o muy oscuro y, como señalamos en otra
parte, al caballo de color negro con una estrella blanca en la
frente. En concreto, el refrán aconseja que en caballo
moro no hay que pasar agua en él ni esperar toro. Hay
rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
caballo
los caballos tordillos y los tarugos, desde lejos se conocen (F. 106).
Ni los caballos tordillos ni los tontos pueden disimular lo que
son. Se trata de una sentencia constatativa. Se conoce también
así: "los tordillos y los pendejos se conocen desde
lejos".
caballo
monta caballo manso, y todo lo harás a tu antojo (F. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Refrán ranchero
en la tradición de que el caballo que se monte ha de ser
manso de la que forma parte también el refrán"
no montes caballo brioso, conviene caballo manso" (F. 12).
El refrán da a entender tanto que montado sobre el caballo
hay muchas cosas que hacer y, por tanto, que el caballo es un
instrumento de trabajo y, en cuanto tal, ha de ser dócil:
no perder el tiempo y las energías en domar el brío
del caballo. El refrán se usa para sancionar las situaciones
de rebeldía de cualquier tipo. El refrán tiene
su ambiente vital en la vida rural: es un refrán ranchero.
Tiene la forma de un consejo estructurado en forma de consejo
- razón.
caballo
no compres caballo de muchos fierros, ni te cases con muchacha
de muchos novios (F. 90 y 116).
Son varios los refranes del refranero mexicano que relacionan
de alguna manera al caballo con la mujer: "a las mujeres
bonitas y a los buenos caballos, los echan a perder los pendejos";
"al caballo, con la rienda; y a la mujer, con la espuela".
También se la compara con los gatos, los perros, las mulas
o los asnos El sentido literal de este refrán es evidente.
Rubio lo explica así: "consejo que se da, seguramente,
por los defectos que tiene el caballo que ha tenido muchos dueños
y lo poco recomendable que es la muchacha que ha tenido sobradas
relaciones amorosas". Se aplica, en general, a situaciones
de desconfianza hacia alguien que ha corrido mucho mundo. Caballo
y mujer, por lo demás, son asumidos como propiedad del
hombre como otras cosas: "caballo, mujer y escopeta, a nadie
se le prestan". El hierro y el noviazgo son para el refranero
formas de pertenencia que crean lealtad. El refrán refleja,
totalmente, la mentalidad ranchera.
caballo
nunca se piensa mal del caballo de cuello largo (F. 41).
Refrán ranchero que sentencia lo que su sentido literal
expresa. Como todo lo relacionado con las características
físicas secundarias de los caballos, como su color, el
color de sus patas o de su cabeza, o la longitud de su cuello,
el refranero reproduce tradiciones particulares y, en algunos
casos, familiares.
caballo
para caballo duro, bozal de seda
(F. 116).
Refrán que aconseja en forma de una receta estructurada
según el esquema del mal remedio. El refrán se
refiere al caballo duro de boca o sea rebelde a la rienda. De
él aconseja que no hay que castigarle demasiado. Se aplica
a situaciones de rebeldía humana: el sentido del refrán
entonces es una invitación a la diplomacia. Se trata,
por tanto, de una pedagogía. Es refrán cuyo ambiente
vital hay que buscarlo en el mundo ranchero.
caballo
para caballo suave, bozal de seda
(F. 105).
Es la situación contraria pero correspondiente a la del
refrán "para caballo duro, bozal de seda" (F.
116): en ambos casos la sentencia es "bozal de seda".
Tiene la forma de una receta estructurada según el esquema
del mal remedio. El refrán se refiere, en este caso, al
caballo suave de boca y , por tanto, dócil a la rienda.
De él se dice lo mismo que en el caso del caballo rebelde:
trato suave. Por tanto, caballo duro o caballo suave, bozal de
seda. Se aplica tanto a situaciones de rebeldía como de
docilidad para recomendar la pedagogía del buen trato.
caballo
para el caballo de silla, poca crin y mucha cola (F. 116).
Refrán consejo que, formulado en forma de una receta,
indica cuales, según una tradición ranchera, deben
ser algunas de las características del caballo de montar.
También circula de esta manera: "el caballo de silla,
poco crinudo y bastante coludo". Su principal uso paremiológico
está dado por su sentido literal.
caballo
quiero caballo que me lleve, no mula que me derribe (F. 105).
Dice lo que enuncia. Indica el aprecio y buena opinión
que se tiene del caballo y, al contrario, la mala opinión
que hay en el refranero mexicano sobre las mulas.
cabestro
el que primero arranca, llega al cabestro
(F. 90
y 116).
Refrán que, según Rubio, "alude a las carreras
de caballo y al hecho de llegar a la punta el vencedor".
El cabestro -o cabresto, como se dice comúnmente en México-
es el animal manso que una guía torada caminando a la
punta de ella. Se usa a guisa de consejo para indicar que la
diligencia es siempre premiada con el triunfo. Como todos los
refranes con prótasis, tiene la forma de una sentencia
casuística: en el refrán, la expresión "llega
al cabestro" equivale, por tanto, a "llega primero".
Está sustentada en el topos sociocultural de que
entre más temprano se empiece mejor se el triunfa. Es
una dicho de origen ranchero.
cabeza
si te duele la cabeza, amárrate las costillas (F. 90
y 116).
Expresión que en su sentido literal dice lo que enuncia.
Es un sinsentido que sugiere un remedio inapropiado ante un mal
cualquiera.. Se usa paremiológicamente como una respuesta
a tontas y a locas para salir del paso.
cabito
muchos cabitos de vela, hacen un cirio pascual (F. 80,
90
y 122).
Refrán que indica, según se enuncia, la importancia
de lo pequeño. El refranero gusta mucho de emplear, en
efecto, la idea de que muchas cosas pequeñas e insignificantes
hacen una grande e importante: es topos cultural muy frecuente
en la cultura mexicana. Variantes: "muchos cabitos, hacen
un cirio pascual" (F. 38, 90 y 122).
cabo
al cabo cuando ellas quieren, solitas se dan lugar (F. 66,
90
y 116).
Dicho machista que dice que cuando una mujer está interesada
en el amor de un hombre, hace lo que sea hasta lograrlo. Formalmente,
está constituido por una exclamación.
cabo
al cabo de tanto andar, nos ha de salir un callo (F. 116).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. Formalmente,
es una exclamación en la que el enunciador se vislumbra
a sí mismo, mediante el "nosotros" inclusivo.
cabo
al cabo p'al santo qu'es, con un repique le basta (F. 90,
116
y 122).
Dicho popular que paremiológicamente se usa como una manera
de ningunear al alguien diciendo que por tratarse de esa persona
no hay que esmerarse en nada: con cualquier cosa es más
que suficiente. El dicho, en efecto, expresa, como dice Rubio,
un "muy grande desprecio a una determinada persona por la
cual se hizo o se va a hacer algo". Se basa en una acepción
de personas muy comúnmente asumida por la sociedad mexicana
según la cual nuestro respeto hacia los demás debe
ser directamente proporcional a la importancia de la persona
de quien se trata. Se usa, pues, para justificar una actitud
de menospresio hacia alguien. Formalmente, es un refrán
exclamativo en dos hemistiquios octosílabos. De entre
las variantes en que circula el refrán la que más
insiste en el menos precio es la que dice: "que al cabo
p'al santo qu'es con cualquier repique basta". Variantes:
"al cabo p'al santo qu'es, con una limosna tiene" (F.
90);
"al cabo p'al santo qu'es, con un repique basta" (F.
66).
cabresto
con un buen cabresto, dondequiera se remuda
(F. 49).
Dicho de arrieros que significa lo que enuncia. Remudar es sustituir
al animal de carga por otro. El refrán dice que si el
arriero cuenta con un buen cabestro -en mexicano, "cabresto"-
,como se llama al animal puntero manso que guía un hatajo,
entonces la remuda se puede hacer donde sea. Se usa para valorar
situaciones de conflicto dentro de algún grupo como una
invitación a cortar por lo sano. Formalmente, es una exclamación
sentenciosa. Por lo general, forma parte del habla popular.
caca
la caca, calarla o taparla (F.
66)
Paremiológicamente se usa para sancionar situaciones desagradables.
Formalmente, se presenta como una receta: el primer hemistiquio
expresa la situación de que se trata, el segundo la sanción
correspondiente.
cacao
el que cacao siembra, cacao cosecha, siempre que el terreno sea
bueno (F. 41).
que, en sentio literal, significa lo que dice y en sentido paremiológico
significa que cada quien cosecha lo que siembra. Se usa para
sancionar situaciones en que a alguien le sobreviene algún
mal. El refrán explica los males por la propia conducta
según un viejo tópico de que la conducta personal
repercute en la propia felicidad o desgracia. El topos
que subyace a este dicho, en efecto, expresa una correlatividad
de tipo causal entre sembrar y cosechar según el natural
esquema semántico que ha generado dichos como el bíblico
"quien siembra vientos cosecha tempestades".
cacaraquear
cacaraquear es fácil, lo difícil es poner (F. 12).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa, en
sentido paremiológico, cuando alguien pregona algo antes
de hacerlo. El dicho tal cual circula actualmente parece haber
perdido el ritmo. La estructura actual, tanto métrica
como formal, del refrán es producto de una cultura que
ha dejado de ser oral. Ya no hay en él sentido del ritmo.
De hecho, remite a una forma del tipo de "fácil es
cacaraquear, lo difícil es poner" en que hay una
simetría tanto entre "fácil es" frente
a "difícil es", como entre "cacaraquear"
y "poner". La forma es la de una sentencia declarativa.
cachirulo
no todo cachirulo es remiendo, ni cualquier remiendo es cachirulo (F. 49).
En la acepción aquí empleada, un cachirulo es,
según Dicho sentencioso que expresa lo que dice. Santamaría,
el "forro de paño o de gamuza que se pone exteriormente
al pantalón o a las calzoneras, y coge la mitad, poco
más o menos, de la pierna por la parte interior y el asiento.
Es más útil y usado en el pantalón de montar."
Desde el punto de vista formal, se trata de una exclamación
sentenciosa que está eslabonada bajo la forma de la secuencia
"no ni" que niegan, respectivamente, dos proposiciones
universales afirmativas. El sentido, por tanto, es que algunos
cachirulos que no son remiendos y algunos remiendos que no son
cachirulos. Le subyace, por tanto, el topos cultural de
que las cosas no son parecen y de que, por tanto, no todo lo
que brilla es oro, el león no es como lo pintan y las
apariencias engañan. Ese topos cultural configura
el contexto situacional en que el dicho se usa.
caido
lo caido, caido (F. 35, 66, 90 y 116).
Refrán que indica que lo que se ha perdido hay que darlo
por perdido sin preocuparse por recuperarlo. Rubio circunscribe
su uso paremiológico a cuatro situaciones: a guisa de
consejo, para instar a no preocuparse de lo que se ha perdido;
como alarde de desprendimiento; como forma de conformidad ante
lo inevitable; y como broma cuando a alguien se le cae dinero,
al recogerlo. El topos cultural que sustenta al refrán
se puede formular en el sentido de que no hay que lamentar lo
perdido y hay que desechar definitivamente y sin resquemores
lo que una vez se ha desechado. La enunciación inacentuada
de "caido", sólo afecta a la forma que es la
de una aparente tautología; sin embargo, el "caido"
del segundo hemistiquio no tiene el mismo valor que el primero:
el primer "caido" es, en efecto, descriptivo; el segundo,
en cambio, es sentencioso y conminativo. Es, pues, un consejo.
caído
no hay quien al caído levante
(F. 37).
Expresión paremiológica que significa lo que enuncia.
Se funda en la implícita convicción de que la mayor
parte de la gente se atiene al consejo de "lo caido, caido"
caimán
el que con caimán afana, poco arriesga y mucho gana (F. 90
y 116).
Dicho de ladrones. Según Rubio, "afanar con caimán
es robar valiéndose de la petaca que se lleva consigo
y que sirve para ponerla frente a la cara de la víctima,
lo que evita que ésta pueda ver lo que se le va a hacer".
cajón
abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón (F. 66).
Que la oace al ladrón, como dice un refrán español.
De hecho, este refrán está dentro de una añeja
tradición paremiológica hispánica a la que
pertenecen refranes como "en arca abierta, el justo peca"
o "puerta abierta, al santo tienta". Se trata, pues,
de un viejo tema en un nuevo molde. El tópico que le subyace
está expresado por otro refrán español que
dice "quien quita la ocasión quita el pecado".
Variante: "cuando está abierto el cajón, el
más honrado es ladrón" (F. 35, 70, 90 y 116).
cajón
sólo el que carga el cajón, sabe lo que pesa el
muerto (F. 89, 90 y 116).
Sólo quien sufre la pena sabe lo que duele. Es un refrán
popular que imagina las penas como un fardo pesado que se carga
sobre la espalda ya como un costal, ya como un cajón de
muerto: sólo el que los carga sabe lo que pesan. Tiene
la forma de una declaración constatativa estructurada
en dos hemistiquios octosílabos sin rima.
calabacita
apenas oyen tronar, ya quieren calabacitas
(F. 90
y 116).
Refrán exclamativo de origen ranchero que censura, mediante
una imagen satírica, a quienes, con prisa ambiciosa e
irracional, no aguantan el ansia de los bienes que esperan por
los beneficios que puedan traerles. Paremiológicamente,
aparece como un comentario a otro refrán también
ranchero que le subyace. A saber: "quelites, calabacitas,
a las primeras agüitas". Desde el punto de vista formal,
el refrán está constituido por una exclamación
connativa en dos hemistiquios octosílabos en que, sin
embargo, está elidido el nexo argumentativo constituido
en el texto escrito por la coma y en su enunciación oral
por la entonación.
calabaza
calabaza caliente, pedo de repente
(F. 90
y 116).
Refrán que en forma de una definición dice lo que
enuncia. Los dos hemistiquios de que consta tienen rima consonante.
Se puede considerar como variante suya la forma "calabaza
fría, pedo todo el día que también tiene
rima consonante entre los hemistiquios. Obviamente, en el primer
caso se trata de los efectos de la calabaza caliente en tanto
que en el otro, de la calabaza fría. Los resultados, en
la práctica, son los mismos. La comida y sus efectos en
el organismo es uno de tópicos más frecuentes del
refranero. Se puede considerar como variante esta forma "calabaza
fría, pedo todo el día" (F 116). También
tiene rima consonante entre los hemistiquios. Obviamente, en
un caso se trata de los efectos de la calabaza caliente y en
el otro, de la calabaza fría. Los resultados, en la práctica,
son los mismos.
calaverear
el que no calaverea, verdea (F.
89,
90
y 116).
Dicho popular que se aplica al hombre viejo para indicar su condición:
o está al borde de la tumba o anda de rabo verde. Se usa
para censurar las actitudes del hombre maduro que se consideran
inapropiadas a su edad y desmesuradas. Tiene la forma de una
sentencia casuística formulada a la manera de un dilema
aplicable a la edad senil reducida a dos opciones: verdear o
calaverear donde los dos miembros de la alternativa tienen rima
consonante. Es la expresión "andar de rabo verde",
de donde deriva la significación de "verdear"
en el refrán. "Rabo, en efecto, es un vulgarismo
que designa al órgano sexual masculino: el "rabo
verde" es el individuo enamoradizo
caldo
no hay caldo que no se enfríe
(F. 90
y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que todos
los sentimientos, las pasiones por grandes que sean, no conservan
siempre su misma fuerza, sino que poco a poco van perdiendo la
intensidad hasta llegar a la nada." Se aplica a situaciones
de efervescencia pasional para aconsejar calma. Tiene la forma
de una sentencia a la que ayuda tanto la forma sentenciosa "no
hay + N +que" como su carácter de verso octosílabo.
Variante: "no hay caldo que no se enfríe, caramelo
que no empalague ni amor que no enfade" (F. 70).
calenturiento
el calenturiento anhela por el agua
(F. 110).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico
se usa para interpretar y, en cierto sentido justificar, cualquier
situación de arrojo sobre todo sexual. En este sentido
es un dicho vulgar.
callado
o bien callado o bien vengado (F.
35,
90
y 116).
Dicho popular que, contra las bravuconerías, insta a afrontar
de una vez por todas las amenazas que se profieren contra alguien
en ves de andar hablando. Se aplica en ese tipo de situaciones.
El dicho tiene la forma de una orden en forma de dilema cuyos
miembros, construidos sobre una misma estructura, riman entre
sí con rima consonante y conminan al destinatario a tomar
una de las dos opciones. Variante: "bien callado, bien castigado"
(F. 10).
calzonera
no se puede bailar con calzoneras
(F. 90,
116
y 132).
En sentido directo, este refrán de charros que significa
lo que enuncia. La calzonera o, mejor dicho según Rubio,
"calzoneras" en plural, son una "especie de pantalones
de gamusa abiertos desde la parte que queda en los muslos hasta
abajo; dicha abertura se cierra o con botones o con correas.
Debo decir que las más estimadas son las que se hacen
de la piel del venado." Una prenda así, por tanto,
impide moverse con libertad. En sentido paremiológico,
en cambio, se usa ya como comentario justificativo ya como una
sentencia declarativa para sancionar situaciones en que algún
impedimento directamente afecta lo que se quiere hacer y no deja
llevarlo a cabo. Como la estructura de los refranes "no
hay + N +que", también la los refranes "no se
puede" ofrece el efecto semántico de una sentencia
universalizante.
camino
anda tu camino sin ayuda de vecino
(F. 90
y 116).
Refrán parenético que aconseja en sentido literal
lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar
situaciones de inercia en que no se hace lo está al alcance
de la mano bajo el pretexto de que se carece de ayuda: el refrán
exhorta a hacer lo que está a la mano. Forma parte de
los refranes que muestran cuán prácticos son los
refranes ante las innumerables posturas teóricas: se concreta
a instar a hacer lo que se puede. El refrán, por lo demás,
combate el tópico popular de que el obrar está
supeditado a la ayuda que se puede recibir de los demás.
El vivir es asumido como un andar el propio camino.
camino
el camino más corto para hacer muchas cosas, es hacer
una sola sucesivamente (F. 37).
Especie de frase sapiencial que dice lo que enuncia. Consagra
el viejo dicho latino: "haz lo que haces" (age quod
agis) No parece tener un uso paremiológico.
camino
por caminos no pensados, purgamos nuestros pecados (F. 37).
Sentencia de índole religiosa que supone como ley inexorable
que todo individuo debe ser castigado, de una u otra manera,
por los "pecados" o acciones malas que llevó
a cabo. El texto sentencia que quien hace el mal lo paga de la
manera más impensable. Tiene la forma de una sentencia
declarativa en dos hemistiquios con rima consonante. Esta sentencia,
probablemente, tiene un origen religioso como una máxima
de la catequesis confesional.
camote
buenos camotes, los queretanos
(F. 86
y 109).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia. Es uno de los muchos
refranes tópicos o relativos a una localidad que tiene
el refranero mexicano. En general al queretano se le identifica
como camotero. No sólo otro refrán mexicano, en
efecto, dice: "¿Querétaro camotero? falso,
hipócrita y frailero" sino que se lo relaciona en
este sentido con el poblano. El dicho tiene la forma de una sentencia
exclamativa cuyo uso paremiológico es de tipo acústico
y se centra en la palabra "bueno" que sirve de pie
de entrada al dicho.
camote
traga camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja la ajena (F. 5).
Es un dicho que en forma de dístico aconseja a no meterse
en asuntos ajenos. El texto consta de dos versos relacionados
entre sí mediante rima consonante el primero de los cuales
no aporta absolutamente nada al sentido paremiológico:
tiene sólo las funciones acústicas de la rima.
Desde el punto de vista de su uso paremiológico este dicho
se emplea en situaciones en que alguien se está metiendo
en asuntos que no le incumben para instarle a no hacerlo. Variantes:
"come camote y no te dé pena; cuida tu casa y deja
la ajena" (F. 90,
116
y 122);
"come camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja
la ajena" (F. 21,
27,
66, 110
y 132);
"come camote, no tengas pena; cuida tu casa, deja la ajena"
(F. 16).
campana
campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy finas (F. 116).
Refrán tópico que dice que Silao, ciudad del estado
de Guanajuato, es célebre por sus campanas, sus limas
y la lengua de su gente. Dentro de la alabanza por las campanas
y las limas, el refrán contiene una censura sobre lo lenguaraces
que son los silaoenses. El dicho, en forma de grito de un vendedor
ambulante, está dividido en dos hemistiquios el primero
de los cuales exhibe los objetos en venta, en tanto que el segundo
sentencia sobre ellos. Entre el primero y segundo hemistiquios,
hay rima asonante. Variante: "campanas, lenguas y limas,
Silao las tiene finas" (F. 66 y 90).
campana
¿para qué son las campanas, si se asustan del repique? (F. 90
y 116).
Dicho popular que expresa la incoherencia de quien gusta hacer
cosas no le gustan sus consecuencias naturales como el repique
en relación con las campanas o las llamaradas en relación
con las luminarias. Se aplica para censurar esas actitudes. Tiene
la forma de una pregunta retórica.
campana
se rajó la campana de Pátzcuaro, que era de bronce;
¿cómo no se ha de rajar un roto? (F. 5).
Dicho vulgar que en sentido literal dice lo que enuncia. Su sentido
paremiológico se basa en el doble sentido que para el
hablar mexicano tiene la palabra "rajarse": agrietarse,
para el caso de la campana; acobardarse para el caso del "roto"
que en el habla popular mexicana designa, según Santamaría,
al "individuo sin quehacer y sin dinero que viste bien a
fuerza de trampas o picardías." Este dicho agrega
a las cualidades del roto el ser "rajón" es
decir cobarde y sin palabra. El dicho, por tanto, está
construido sobre el tópico "más / menos"
que argumenta que lo que sucede con lo más acontece necesariamente
con lo menos.
campo
andando en el campo llano, como lo quiera el cristiano; pero
en subiendo la cuesta, como lo quiera la bestia (F. 105).
Cuarteta construida sobre pareados octosílabos construida
sobre un refrán de arrieros formulable en variables como
esta recogida por Rubio "en la cuesta, como pueda la bestia;
en el llano, como pueda el amo" que dignifica lo que enuncia.
Nuestra cuarteta no puede ser tenida como refrán por no
ser ya una forma breve: la brevedad, en efecto, es uno de los
rasgos distintivos del refrán. Aunque su forma en verso
es muy atractiva, no es práctica, por lo larga, para ser
insertada en el habla popular: el formar parte del habla popular
es requisto indispensable para que una forma breve pueda ser
tenida como refrán.
campo
en el campo, el real ganado es muy sudado
(F. 90
y 116).
Dicho ranchero que indica cuán penosos son las labores
del campo. Está construida como una declaración
constatativa en dos partes: indicación de la circunstancia,
por una parte, y una sentencia bimembre relativa a ella.
campo
lazar bien o regular, en el campo es indiferente; pero delante
de la gente, lazar bien o no lazar (F.
49).
campo
limpia el campo antes de echar nuevo grano
(F. 41).
Dicho campesino que retoma los principios, de origen español,
de la buena agricultura. Este dicho, en forma de consejo, formula
uno de los principios básicos de la agricultura: el de
limpiar antes de sembrar a que se refiere el refranero español
de varias maneras. Por ejemplo: "¿quieres que el
trigo te honre la barba?, muéllele la cama" que recoge
Hernán Núñez, El Comendador y que se refiere,
según Martínez Kleizer, a limpiar de hierbas la
tierra donde se siembra. En sentido simbólico se refiere
a la limpieza, de cualquier tipo, que se ha de llevar a cabo
antes de emprender una obra nueva. Formalmente, el dicho consta
de dos partes -el consejo y la circunstancia- que se relacionan
entre sí mediante rima asonante.
camposanto
el que por otro se apura, ni camposanto merece (F. 35,
90
y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Es uno de
los muchos refranes mexicanos que se refieren a la pendejez que
el refranero mexicano detesta como la peor condición de
alguien. De esa manera, el refrán tacha de pendejo a quien
se anda apurando por otro. El castigo por ello es formulado en
forma de una satírica desmesura: dejarlo sin sepultura,
como a los apóstatas, excomulgados, suicidas y demás
a quienes el Código de derecho canónico
de 1917 pedía dejar fuera del camposanto o cementerio.
Es, pues, un refrán de índole satírica que
adopta la forma de una sentencia. Formalmente pertenece a los
refranes "el que" en que, a tenor de las circunstancias
esbozadas en forma casuística en la prótasis, emite
una sentencia en la apódosis.
canasta
al que comercia en canastas, nunca le faltan tompiates (F. 64,
90,
116
y 119).
El "tompiate" o "tompeate", vocablo de origen
náhuatl, es un morral o bolsa cilíndrica y honda
tejida de palma. El refrán dice que quien vende canastos
seguramente tendrá tompeates que son de una especie cercana.
El sentido paremiológico del refrán, por tanto,
es que cada cosa tiene sus implicaciones y que, por tanto, quien
se mete en algo no debe sorprenderse si de repente se topa con
cosas en las que no había pensado. Tiene la forma sentenciosa
de los refranes "al que", muy tradicionales en la paremiología
hispánica. Variante: "el que vende canastas, tiene
tompiates" (F. 49).
canilla
no hay canilla que no se rompa, apretando bien la mano (F. 116).
En el habla popular mexicana, "canilla" es sinónimo
de fuerza. El refrán dice que no hay fuerza, por muy grande
que sea, que no pueda ser vencida con una mano enérgica.
Tiene la forma de un dicho sentencioso del tipo " no hay
+ N" cuya primera parte indica el resultado de la acción
formulada en la segunda.
canoa*
teniendo la canoa en el chiquero, el puerco no la va a toxquear
cada año (F. 49).
Dicho de puerqueros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de
una declaración constatativa.
cántaro si
con el cántaro sudas, ¿qué harás
con el chochocol? (F. 49, 90 y 116).
Refrán popular que argumenta: "si tienes problemas
con lo menos, ¿cómo será con lo más"?.
Se basa, pues, en el tópico más / menos. El chochocol,
en efecto, según dice Santamaría, es un "cántaro
grande de barro". Tiene la forma de una interpelación.
Variantes: "si con el cántaro sudas, ¿qué
harías con el chochocol?" (F. 48); "si con el cántaro
sudas, ¿qué será con el chochocol?"
(F. 66
y 132).
cantidad
cuando viajes, no te preocupes de lo que avances; al comer, no
te preocupes de la cantidad que ingieras (F.
110).
Especie de frase célebre basada en una poco pertinente
comparación entre el viajar y el comer que está
fuera de todos los patrones paremiológicos propios del
habla mexicana. Propiamente hablando, no es un refrán
en la medida en que aún no forma parte del flujo de ninguna
de las hablas mexicanas.
caña
¿qué le cuidan a la caña, si ya se perdió
el elote? (F. 49, 90 y 116).
Según Rubio, este refrán, de origen ranchero, se
emplea "para dar a entender que bien poco tiene que cuidársele
a la mujer que ha perdido la honra". Tal es, en efecto,
su sentido paremiológico basado en el hecho de que de
la caña de maíz lo cuenta es su fruto: el elote.
Formalmente es un refrán con una enunciación exclamativa
dentro de un marco sintáctico interrogativo. Se basa en
un paralelismo antitético entre "cuidar" y "perder",
por una parte, y entre "caña" y "elote",
por otra.
caña
¡sácale cañas al tercio, aunque se afloje
la carga! (F. 35, 90 y 116).
Rxtivo mexicano que, como todos los de su clase, basa su uso
paremiológico en la consonancia de la primera palabra
con el contexto que se inserta. En este caso, la palabra "sácale".
Su inserción en el contexto es de índole acústica.
Como sucede en general con los refranes exclamativos, su uso
paremiológico no procede de su sentido sino de su estructura
acústica. El refrán, pues, no significa nada.
cañón
voltear cañones, es de falsos o de rajones (F. 90
y 116).
Refrán popular que reprueba, en sentido directo, la actitud
de quien, en una situación conflictiva, se vuelve contra
su propio bando. En sentido paremiológico se usa en situaciones
de confrontación para censurar cualquier cambio de bando.
Tiene la forma de una declaración sentenciosa en cuyo
primer hemistiquio, un verso pentasílabo, viene la descripción
de la situación sancionada; el segundo hemistiquio, en
cambio, un verso eneasílabo, expresa la sentencia. El
segundo hemistiquio fue en sus orígenes un probable verso
octosílabo, el metro más natural del habla española,
y debió decir: "es de falsos o rajones". "Es
de rajones", en efecto, es una construcción que sigue
la estructura de "es de falsos". Lingüísticamente
no se requiere el "de".
capa
que cada quien haga de su capa un sayo y de su culo un papagallo (F. 10).
Frase resultante de una mala fusión de dos refranes bien
documentados en la tradición paremiológica mexicana.
Por una parte, "cada uno hace de su capa un sayo" y,
por otra, "cada quien es muy libre de hacer de su culo un
papalote". El primero de ellos está construido sobre
la expresión española "hacer de su capa un
sayo". El significado de ambos y del conjunto, en todo caso,
es que cada quien es libre de hacer con sus cosas lo que le de
la gana. El vocablo "papagallo", que obviamente debe
escribirse "papagayo", se usa en algunos estados de
México, como Tabasco, Campeche y Yucatán, en vez
de "papalote". Probablemente el autor de la fusión,
recogida en Yucatán, realiza esta sustitución de
"papalote" por "papagayo" para hacerlo rimar
con sayo. La enunciación, connativa, hace equivaler la
fusión a: "¡que cada quien haga con lo suyo
lo que le plazca!".
capital
teniendo capital para abrir un restaurante, no temo al estómago
más voraz del mundo (F.
110).
Frase capitalista que muy probablemente no es aún refrán
y que significa lo que enuncia.
caporal
cada caporal, donde le parece pone la puerta de su corral (F. 90
y 122).
Refrán ranchero que literalmente dice lo que enuncia y
cuyo sentido paremiológico es, según Rubio, "que
cada quien obra como mejor le acomoda, de conformidad con sus
intereses". Hay rima consonante entre "caporal"
t "corral". Variante: "cada caporal, donde mejor
le parece pone la puerta de su corral" (F. 35, 49 y 116).
caporal
donde manda el caporal, no gobiernan los vaqueros (F. 70 y 132).
Refrán originado en el medio ranchero que en sentido literal
significa lo que enuncia y que en sentido paremiológico,
en cambio, se usa para justificar un cambio de planes a raíz
de una orden jerárquicamente superior. El refrán
está construido sobre la contraposición entre dos
situaciones que se excluyen mutuamente: una el la que "manda
el caporal" y otra en la que "gobiernan los vaqueros".
Hay, desde luego, paralelismo entre ambas. Variantes: "cuando
manda el caporal, no gobiernan los vaqueros" (F. 105); "donde manda caporal, no
gobiernan los vaqueros" (F. 48, 90, 122 y 131).
cara
el que mantiene, detiene, y si no, ni cara tiene (F. 90
y 122).
Dicho popular referido a la manutención doméstica
que dice que quien no cumple con la obligación de "mantener"
a alguien en el sentido de darle lo necesario para que viva,
no tiene derecho a exigirle nada. El dicho, formulado a manera
de una sentencia declarativa, se estructura en dos partes: "el
que mantiene, detiene", la primera; "y si no, ni cara
tiene"; la segunda. Ambas están unidas entre sí
por medio de rima consonante: "-tiene". La primera
de ellas, a su vez, consta de dos hemistiquios con la misma rima.
Desde luego, esta primera parte dio origen al refrán en
su forma actual.
carbonato
si te hacen tu carbonato, hazles su chocolatito (F. 35,
90
y 116).
Refrán vulgar cifrado en lenguaje simbólico, según
Rubio, y relativo a la fidelidad entre cónyuges en el
sentido de "si tu pareja te es infiel, envenénala".
En sentido paremiológico general, se usa para indicar
que si te hacen un mal hazles otro. Tiene la forma de una expresión
condicional: el primer hemistiquio expresa la condición;
el segundo, en cambio, lo condicionado.
cárcel
entrando a la cárcel se detienen los reos; entre si es
o no es, un mes; si es algo, un año; y si es cosa grave,
sólo Dios sabe (F. 60).
Frase ingeniosa de origen culto que significa lo que enuncia
y cuyo uso paremiológico dominante es de ornato.
carga
la carga hace andar al macho (F.
37).
Refrán popular de origen arriero que significa lo que
enuncia. En sentido paremiológico se emplea popularmente
para decir expresivamente que cuánto las obligaciones
de la vida son las aguzan el ingenio para ir resolviendo los
problemas que se presentan. Tiene la forma de una simple declaración
constatativa.
carga
las cargas son las escaleras que conducen al cielo (F. 37).
Dicho de origen religioso que dice lo que enuncia. Expresa la
creencia vigente en un cristianismo de corte masoquista de que
esta vida es un período de sufrimiento cuyo único
objetivo es permitir al individuo la posibilidad de hacer méritos
para el cielo en la otra vida. Probablemente no alcanza la categoría
de refrán.
caricia
donde no hay caricias, no hay amor
(F. 12).
Refrán popular sobre el amor que significa lo que enuncia.
Su sentido paremiológico, por tanto, coincide con su sentido
literal. Forma parte de las convicciones y del saber popular
al margen de clases sociales. Supone el topos popular
de que donde hay amor hay caricias. Este topos es combatido
por algunas máximas paremiológicas que aún
funcionan en la cultura popular mexicana como "quien bien
te quiere te hará llorar". Desde luego, al ser combatido,
se considera como vigente en nuestra cultura que las caricias,
por tanto, son un supuesto del amor. Tiene la forma de un refrán
semiótico cuya primera parte, entonces, expresa en forma
de una proposición universal negativa de que permite a
la segunda emitir la sentencia, también negativa, de la
segunda mitad del refrán: "no hay amor".
cariño
¿no le tienes cariño a tu dinero?, métete
a minero (F. 90 y 116).
Dicho de mineros que dice lo que enuncia. Rubio lo interpreta
en el sentido de que meterse a minero es perder dinero. En sentido
paremiológico este texto para augurar a cualquier empresa
un mal resultado. El sentido general del dicho es el de una queja.
Formalmente, el refrán está estructurado en forma
de una secuencia didáctica preguntaærespuesta que
corresponden, respectivamente, a la primera y segunda partes
del refrán.
carne
cuando hay para carne, es vigilia
(F. 90
y 122).
Refrán de uso general cuyo trasfondo cultural alude a
la costumbre católica de abstenerse comer carne algunas
fechas del año a las que se el habla popular denomina
"vigilias" y expresa la desgraciada situación
del pobre que la mayor parte del tiempo no tiene para comer carne
y que, cuando tiene, resulta que está prohibido. El sentido
paremiológico del refrán se refiere simbólicamente
a cualquier situación de penuria en que cuando finalmente
se logra obtener algo, la oportunidad ya ha pasado. Formalmente
es un refrán de circunstancia que consta de dos partes
en que coinciden posibilidad e impedimento: la primera se indica
la posibilidad; en la segunda, el impedimento.
carne
donde uno piensa que hay carne, ni garabato se encuentra (F. 90
y 116).
Antipiropo en funciones de refrán de "léperos"
como describe Rubio al medio que produjo y que lo usa. En sentido
directo expresa la decepción de que habla el refrán.
En sentido paremiológico, en cambio, es un antipiropo
que, como dice Rubio, "aplicado a mujeres, por nuestros
léperos, es una burla muy sangrienta". Tiene, por
la enunciación, un estilo exclamativo.
carretonero
no puede ser carretonero quien no sabe malas razones (F. 49).
Dicho que expresa en sentido directo la mala opinión que
el pueblo tiene del hablar de los carretoneros: el dicho considera
que el ser malhablados es un rasgo distintivo suyo.
carta
carta que no viene y mujer que se va, no hay que buscarlas (F. 90
y 122).
Refrán de tahúres que aconseja no seguir apostando
a una esperada carta como no hay que ir a buscar la mujer que
se aparta de su hombre por las razones que sean. La argumentación
del refrán se basa en una comparación entre el
capricho una carta de baraja a la que en vano se apuesta con
insistencia y el de una mujer que se va. El consejo es: "no
hay que buscarlas". Se sustenta en una concepción
negativa de la mujer. Formalmente el refrán consta de
dos partes: en la primera parte, en forma de una estructura adjetiva
de relativo se describen las dos situaciones de una contrastación
en la que la segunda, la mujer que se va, sirve de exemplum
para reforzar el consejo, expresado en la segunda parte. En la
primera parte, además, hay una contraposición entre
"no viene" y "se va" que establece entre
la carta y la mujer el paralelismo que sustenta la argumentación.
Está sustentado sobre un tópico fatalista que sostiene
que contra la mala fortuna mo hay nada que hacer. Variante: "carta
que se niega y mujer que se va, no hay que buscarlas" (F.
116).
carta
la carta por el sobre se conoce
(F. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico
se aplica a situaciones en que las apariencias no engañan,
el hábito hace al monje y el león sí es
como lo pintan. En general, forma parte de los refranes que argumentan
a favor del tópico "como el exterior, el interior":
"por las hojas se conoce al tamal que es de manteca".
Formalmente tiene la forma de una declaración constatativa
construida sobre una estructura de hipérbaton.
carta
no hay carta de pendejo sin posdata
(F. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico
se usa para sancionar cualquier tipo de error. Formalmente, es
una declaración constatativa del tipo "no hay + N"
que simula una proposición universal afirmativa.
casa
al que se junta conmigo, ni en su casa lo regañan (F. 90
y 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. Sanciona todas situaciones
en que el enunciador quiere darse importancia.
casa
cuando estés en la casa de campo, manjur al maduro (F. 90
y 116).
Dicho de ladrones que, según Rubio, significa: "cuando
estés en la cárcel, dinero al juez". Según
el argot del hampa, recogido por Rubio, "casa de campo"
significa cárcel, y "manjur", dinero. Es un
dicho en forma de consejo.
casa
el que de su casa se aleja, no la encuentra como la deja (F. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico
se usa para sancionar las situaciones en que tiene lugar algún
deterioro de algún bien al que el dueño no ha prestado
suficiente atención. Forma parte de los refranes "el
que" cuyo primer hemistiquio describe la situación
a que se refiere la sanción del segundo. Tiene la forma
de una declaración constatativa en hemistiquios eneasílabos
con rima consonante. El tópico que le subyace dice que
entre más cerca estés de tus cosas mejor cuidadas
estarán. Variantes: "quien de su casa se aleja, no
la encuentra como la deja" (F. 66 y 132); "quien de su casa se aleja,
no la halla como la deja" (F. 37 y 116).
casa
en la casa en que no hay lumbre, lumbre son los que la habitan (F. 90
y 116).
Refrán popular que expresa que en la casa en que no hay
que comer, sus moradores son dominados por un malestar y furia.
Tiene la forma de una declaración sentenciosa estructurada
quiásticamente: "casa + no hay lumbre" y "lumbres
son + habitan". Parte del tópico subyacente de la
comida es la base de la buena convivencia
casa
en todas las casas debe haber un viejo y un burro; pero que ni
el viejo sea tan burro ni el burro tan viejo (F. 90
y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que en
cada familia, para el sostenimiento moral y material de ella,
debe haber quien la apoye y guíe, y quien trabaje para
sostenerla, pero que el primero no sea tonto y el segundo no
esté cansado de trabajar". Tiene la forma de una
sentencia estructurada quiásticamente en torno a los conceptos
"viejo" y "burro": "viejo" + "no
burro" + "burro" + no viejo".
casa
es preferible una casa vacía que con un mal inquilino (F. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración
basada en el tópico de que más vale nada que malo.
De hecho, si este dicho hubiera adquirido el rango de refrán
hubiera adoptado la forma de los refranes "más vale"
y diría: "más vale casa vacía que mal
habitada".
casa
hay casas que ni jumean, y por dentro están que arden (F. 66).
Refrán popular que en sentido directo dice lo que enuncia.
En sentido paremiológico, en cambio, se aplica a situaciones
aparentemente normales cuyo interior, sin embargo, es un verdadero
horno. El refrán contradice el tópico "como
el exterior, el interior" y van en el sentido de refranes
como "las apariencias engañan" para sostener,
en cambio, que las cosas no son como aparecen y que no todo lo
que se ve es. El refranero mexicano, como hemos visto, sostiene
dos principios contradictorios: "las apariencias engañan"
a que se suscriben estos refranes, por una parte, y "las
apariencias no engañan del todo", por otra. A este
segundo caso, se refieren refranes como "la carta por el
sobre se conoce" o "por las hojas se conoce el tamal
que es de manteca". En un caso, pues, los refranes se atienen
al tópico de que lo que cuenta es el interior y otros
lo contradicen. Variante: "hay casas que no jumean, y por
dentro están que arden" (F. 90).
casa
lo que en tu casa no encuentras, sal a la calle a buscarlo (F. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se usa paremiológicamente
para justificar amores clandestinos de ellos y de ellas. Es de
los refranes "que" cuyo primer hemistiquio expresa
la situación o condición en tanto que la segunda
expresa la sentencia o, como en este caso, el consejo.
casa
lo que más se odia, en la casa se tiene (F. 66).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa para sancionar
situaciones desagradables en el ámbito más cercano
sea éste familiar o social a partir del presupuesto, contradicho
por el refrán, de que en casa y lo que a ella se equipara
se vive con lo que más se ama y lejos de si, fuera de
casa, existe lo indiferente, lo que no se ama o lo que se odia:
el refrán contradice este tópico. Hay una obvia
contraposición entre el primero y segundo hemistiquios:
entre "más se odia" y "se tiene".
casa
vale más malo en casa que bueno en la casa ajena (F. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Combate el
tópico "más vale bueno que malo", tomado
absolutamente, por este otro "más lo que sea en casa
propia que en casa ajena" o "lo hecho en casa está
bien hecho" en contraposición, claro, con "casa
ajena". Es, pues, una exaltación del hogar por encima
de todo otro bien: el tópico subyacente sería que
el hogar está por encima de todo bien. Formalmente es
un refrán "más vale".
casar
el que se casa, se atrasa (F. 37).
Dicho de solterones que dice lo que enuncia. Esboza la convicción
de que el matrimonio es un mal. Formal y estructuralmente es
un refrán "que". Por tanto, su primer miembro
expresa la situación en que a juicio del enunciador es
válida la sentencia del segundo hemistiquio. La formulación,
por lo demás no tiene más precisión que
la que proviene de la rima consonante entre "casa"
y "atrasa" con que se unen los dos hemistiquios conformados,
por lo demás, de un pentasílabo y un trisílabo.
cáscara
si la cáscara es blanda, todos le meten la uña (F. 66 y 90).
Refrán cuyo significado literal sirve de símbolo
a las situaciones referidas que contraponen un actuar asumido
como blando a un actuar considerado como duro. Su uso paremiológico,
en efecto, justifica actitudes de dureza aparentemente innecesaria.
La imagen de una cáscara de fruta a la que se le puede
o no encajar la uña funciona argumentativamente como un
"ejemplo" de los que valen más que mil palabras.
La estructura del refrán es condición condicionado
que podría haber dicho en una estructura sentenciosa más
paremiológica del tipo: "a cáscara blanda,
todos le encajan la uña".
cáscara
viendo la cáscara, podemos imaginar el contenido de la
nuez (F. 110).
Frase que dice lo que enuncia. Funciona a partir del tópico
"como el exterior, el interior". No tiene, empero,
el laconismo y forma sentenciosa propia de los refranes. Tiene
un carácter argumentativo.
cascarón
apenas están saliendo del cascarón, y ya quieren
poner huevos (F. 66, 90 y 132).
Dicho popular que, en sentido paremiológico, se aplica
a situaciones en que alguien quiere enfrentarse a situaciones
a las que no se ha preparado y para las que, por tanto, carece
de experiencia. La metáfora está tomada del mundo
de la avicultura: "salir del cascarón", en el
primer hemistiquio, se contrapone a "poner huevos",
en el segundo. Tiene una enunciación exclamativa. Variante:
"todavía no acaban de picar el cascarón, y
ya quieren poner el huevo" (F. 49).
casco
casco de más y nunca de menos
(F. 105).
Refrán de charros que dice lo que enuncia. Hay una contraposición
entre "más" de la primera parte y el menos de
la segunda. Tiene la forma de una sentencia apodíctica
que, en su conjunto, adopta el estilo de una receta.
caso
hacerle caso a pendejos, es engrandecerlos
(F. 116).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia dice lo
que enuncia. Subyace a él el tópico, muy presente
en el refranero mexicano, de que un pendejo no vale nada. De
allí se sacan una serie de consecuencias en que se basan
refranes como éste, según el cual no hay que hacerles
caso, u otros como el que dice "con pendejos ni a bañarse
porque hasta el jabón se pierde". Variante: "hacer
caso de pendejos, es engrandecerlos" (F. 66 y 90).
Castilla
se ensilla como en Castilla: primero poniendo el freno y hasta
después la silla (F. 105
y 116).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene la
forma de una instrucción. En sentido paremiológico
se suele usar en situaciones consideradas como desenfrenadas:
la lección dice que primer es el freno y después
lo demás. La estructura acústica descansa en la
secuencia illa que cierra la cesura en el primer
hemistiquio y el último de los actosílabos. De
hecho, el refrán consta de dos partes: la primera es un
octosílabo con rima al mezzo en la cesura; la segunda,
en cambio, consiste a su vez de dos octosílabos.
catarro
para el catarro, el jarro; y si no se quita, la botellita (F. 89,
90
y 116).
Refrán popular de origen español que en sus orígenes
dice que el catarro se quita con vino. La paremiología
mexicana le agregó, dice Rubio, "lo de la botellita".
Tiene la forma de un remedio casero. De hecho, consta de dos
partes: la primera de ellas tiene la estructura de la receta:
"para tal cosa, tal otra". Su estructura métricosilábica
(5 + 3) tiene rima consonante en arro. La segunda,
constituida por una secuencia, típica en el hablar popular,
del remedio casero también consta de dos partes: la primera
de las cuales expresa la persistencia del catarro, y la segunda,
en cambio, el remedio. De alguna manera, adopta la estructura
del discurso para-médico en estructuras del tipo "si
las molestias persisten, consulte a su médico". En
vez de ello el refrán asienta: "y si no se quita,
la botellita". La "botellita" alude, posiblemente,
al tequila o alguna de sus especies. La rima consonante de esta
segunda parte es, como se ve, en -ita. Otro refrán
mexicano de la misma estructura formal, por ejemplo, dice "para
todo mal, mezcal, para todo bien, también". Variantes:
"para el catarro, el jarro; pero si es con tos, dos"
(F. 90);
"para el catarro, jarro; pero si es con tos, dos" (F.
66).
cebada
cebada y sobada (F. 105).
Expresión proveniente en el ámbito charro que expresa
lo que enuncia bajo de la forma de un programa de recuperación
del caballo. Consta de dos elementos unidos tanto por rima consonante
como por nexo conjuntivo. Le faltan elementos para poder ser
asumido como refrán.
celo
si te enojas por celos, te contentarás por amor
(F. 12).
Refrán popular que en forma interpelativa expresa la convicción
de que el amor lo cura todo y, en especial, de que el mal de
celos se quita con amor. Se aplica a sancionar cualquier situación
de celos. Tiene la forma de una interpelación.
cena
a todo le llaman cena, aunque sea un taco con sal (F.
35,
98,
110,
113
y 116).
Refrán exclamativo de origen popular. Literalmente significa
lo que enuncia; paremiológicamente, en cambio, se aplica,
censurándolas, a situaciones de alguna manera percibidas
como magnificadas. Dentro de la escala de la comida en los niveles
sociales bajos, el taco de sal ocupa el último lugar de
una escala cuyos extremos son señalados por el refrán:
el taco de sal, abajo, la cena, en la parte más alta de
la escala. En el refranero mexicano hay otras secuencias que
también reflejan, a su modo, la escala social: por ejemplo
entre el atole, en la parte baja, y el chocolate, en la alta;
o entre los frijoles, en la parte más baja de la escala
social, y el jamón o el pollo, en la parte alta. Variantes:
"a todo le llaman cena, aunque sea un taco sin sal"
(F. 64
y 80);
"a todo le llaman cena, hasta a una tortilla con sal"
(F. 66
y 90).
cena
la cena es para el despierto, para el dormido no hay cena
(F. 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico,
según Rubio, significa que sólo quien es activo
y diligente logra lo que se propone. Tiene, según él,
el mismo sentido paremiológico que "el que se duerme
no cena, y el que cena se desvela" que viene siendo, por
ello, como una variante suya. Subyace a él un tópico
muy difundido en el refranero mexicano: el optimismo liberador.
A saber: a quien se ayuda, Dios lo ayuda o la suerte es algo
que está a la mano de cada quien. Es decir: para lograr
algo hay que poner lo que esté de su parte. Por eso refranes
como "al que madruga, Dios lo ayuda" o "a Dios
rogando y con el mazo dando".
centavo
el que nace p'a centavo, aunque ande entre los pesos (F. 90).
Refrán popular construido sobre el molde paremiológico
hispánico "el que nace". Expresa el arraigado
predestinacionismo generalmente fatalista que, por otro lado,
atraviesa al refranero mexicano al lado de su opuesto como lo
es el optimismo liberador. En el tópico que subyace a
este refrán y a todos los refranes "el que nace"
y equivalentes, que tienen el mismo sentido paremiológico,
todo está marcado de antemano por el destino y nadie,
haga lo que haga, puede modificar esa situación. Aquí
la escala está tomada del mundo numismático mexicano:
el centavo, en la escala más baja; el peso, en la más
alta. El refrán niega la posibilidad de pasar de una a
otra si ya se está marcado por el destino. Variante: "el
que ha de ser centavo, aunque ande entre los pesos" (F.
35
y 116).
centavo
por un centavo no se completa un peso (F. 66, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Su sentido
paremiológico va en el sentido tanto de valorar las cosas
pequeñas como de argumentar, mediante un ejemplo, que
las cosas grandes se componen de pequeñeces aparentemente
despreciables como un centavo. Se basa, por tanto, en tópicos
como a lo grande por lo pequeño o todo es importante,
independientemente del tamaño. Formalmente es una declaración
constatativa.
cero
un cero llama al dinero, y las albricias, al billetero
(F. 116).
Dicho de vendedores de billetes de lotería cuya gracia
y valor paremiológico, de tipo exclamativo, está
en el juego verbal: rima consonante al mezzo en el primer
hemistiquio que, por lo demás, se une mediante la misma
rima al segundo. Responde, como se ve, a una especie de cábala
del vendedor o mejor un truco: para vender un número terminado
en cero profesa el principio de que los números terminados
en cero suelen ser premiados. Lo de las "albricias"
que llaman al billetero, son el regalo de enhorabuena que el
billetero espera recibir del ganador.
cerro
viejos, los cerros, y reverdecen (F. 12).
Refrán exclamativo de origen popular que sirve para desmentir
situaciones en las que alguien es declarado inútil por
viejo por lo que se le descalifica del diálogo o discusión.
El refrán funciona como respuesta. A un "tú
cállate, ya estás viejo" el interpelado responde:
"viejos, los cerros..." (F. 10 y 90). Recurre al tópico "más
- menos" que funciona argumentativamente en esta forma:
"si los cerros que son mucho más viejos que yo todavía
reverdecen ... con más razón yo". Como todos
los refranes exclamativos, se une al discurso argumentativo en
el que se enclava mediante un nexo de tipo acústico que
en este caso es la palabra "viejo" que pronunciada
en el discurso argumentativo sirve de pie al refrán.
chambón
los chambones siempre están de malas (F. 106).
Los ineptos siempre buscan pretextos para justificarse y, por
tanto, le echan la culpa a cualquier cosa, desgracia, catástrofe,
situación o desventura que les ha sobrevenido. Su sentido
paremiológico es el mismo de refranes como "cuando
el arriero es malo le echa la culpa al burro" o "de
que el escribiente es malo, le echa la culpa a la pluma"
o, en fin, "de que la partera es mala le echa la culpa al
culo".
chango
cada chango a su mecate (F. 12, 20, 51, 64, 80, 90, 113 y 122).
Refrán sentencioso exclamativo que pide que cada quien
se dedique a lo suyo. Según Santamaría, significa
lo mismo que "cada perico a su estaca". En algunos
países latinoamericanos hay refranes equivalentes como
el argentino "cada carancho a su rancho".
chaparrera
no se puede bailar con chaparreras (F. 66 y 90).
Es de los refranes "no se puede" del refranero mexicano
que expresan en una sentencia general la imposibilidad de hacer
algo con cierto tipo de cosas como en refranes del tipo de "no
se puede sopear con gordas ni hacer tacos con tostadas";
"no se puede silbar y tragar pinole" "no se puede
soplar y comer pinole" "no se puede chiflar y beber
agua", "no se puede hablar y comer pinole". Con
el mismo significado: "no se puede repicar y andar en la
procesión"; "no se puede chiflar y sacar la
lengua".
chapelón
chapelón que llega, fortuna que te lleva (F. 90
y 116).
Dicho de tahúres que, a decir de Rubio, se usa para advertir
al dueño de la casa de juego la presencia de un jugador
nuevo (chapelón).
charro
al charro viejo, quítesele la cena y se le hará
obra buena (F. 105).
Refrán de charros que en forma sentenciosa dice lo que
enuncia. El refranero mexicano se atiene aquí a una de
las tradiciones alimenticias de la tradición paremiológica
española. Por un lado, está el refrán urbano
que aconseja la cena temprano y frugal: "almuerza mucho,
come más, cena poco y vivirás". Las razones
son el ahorro y, sobre todo, la salud porque "por mucha
cena, nunca noche buena", dice el Comendador, que completa
otro refrán recogido por Correas y que dice: "cenas,
soles y Magdalenas, tienen las sepulturas llenas"; "más
mató la cena, que sanó Avicena". Sin embargo,
sobre la cena hay otra tradición proveniente del mundo
agrícola según la cual se debe cenar mucho. Según
Correas, en efecto, "la gente del campo y trabajadora, mozos
y robustos que con el calor y cansancio gastan la buena cena,
y duermen bien y descansan. Con la gente de letras y holgazana,
y delicados y ancianos, que son mejor parte, enseña la
experiencia lo contrario: que es mejor comer bien y cenar con
moderación, porque no gastan tanto".
charro
al que ha de ser charro, del cielo le cae el sombrero
(F. 12).
Refrán charro de corte sentencioso que se ubica dentro
de los muchísimos refranes predestinacionistas en que
abunda el refranero mexicano del tipo de "al que ha de ser
barrigón, aunque lo cinche un arriero"; "al
que ha de tener fortuna le viene desde la cuna". Supone,
en efecto, que todo lo que un individuo es o hace durante su
vida está predestinado por Dios en el cielo. De allí
los muchos refranes cuya segunda parte es introducida por la
expresión "del cielo le caen". Por ejemplo:
"al que nace para buey, del cielo le caen los cuernos";
o bien "el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas".
charro
charro sin espuelas, es como bote sin remos (F. 41).
Refrán ranchero de corte sentencioso que con otros entra
a definir uno de los instrumentos esenciales del buen charro.
El primer hemistiquio es un dechado de concisión semejante
a otras definiciones del refranero mexicano como "albañil
sin regla, albañil de mierda".
charro
charro sin reata, espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta
(F. 49).
Refrán ranchero de corte sentencioso que como, "charro
sin espuelas, es como bote sin remos", pretende enumerar
los instrumentos esenciales del buen charro. En este caso, el
refrán agrega la reata y la cuarta a las espuelas del
anterior refrán. Variante que agrega el sarape: "charro
sin sarape ni espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta" (F.
105).
charro
el charro de cuero viste, por ser lo que más resiste (F. 105).
Refrán ranchero, de charros, que enuncia una regla de
la indumentaria del charro: debe vestir de cuero. La segunda
parte del refrán dice el por qué. Refrán
esta estructurado en versos octosílabos con rima consonante.
charro
el que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro (F.
105
y 116).
Refrán ranchero que funciona como consejo en el mundo
de la charrería e indicando uno de los atributos de un
buen charro: no estar gordo. Para ello, sus comidas deben ser
frugales y no debe ser un bebedor. Tiene la forma de una sentencia
cuyas dos partes constituyen sendos hemistiquios octosílabos
con rima consonante. Variantes: "el que quiera ser buen
charro, poco plato y poco jarro" (F. 90); "quien quiera ser buen charro,
poco plato y poco jarro" (F. 66); "si quieres ser un buen charro,
ha de ser con poco jarro" (F. 12).
chaval
chaval pernique, jeré de provecho (F. 90 y 116).
Dicho de cacos que no llega a refrán y que, a decir de
Rubio quien es el que lo recoge, significa que el chico inteligente
es buen prospecto de ladrón.
cherinola
la cherinola, sólo en la aduana (F. 116).
Dicho de cacos que, como todos ellos, no llega a refrán.
Significa, según Rubio quien lo ha recogido, "que
las juntas de los ladrones (cherinola) deben ser únicamente
en la casa donde se recogen los robos (aduana). Tiene forma sentenciosa.
chicharrón
a quien le gustan los chicharrones, de oír chillar
un puerco se alegra (F. 49 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene un sentido
paremiológico análogo al de "quien hambre
tiene en tortillas piensa". Se basa en el tópico
de que cada quien ve doquier lo que le gusta.
chiche
el que tiene chiche, mama, y el que no, se cría sanchito
(F. 64, 90,
116
y 119).
Refrán popular que significa que quien tiene lo necesario
lo utiliza y el que no se las arregla como puede que por lo general
no es lo mejor. Variante: "en Villaldama, el que tiene chiche
mama, y el que no, se cría sanchito" (F. 116).
chiche
jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes
(F. 66,
90
y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa
la gran fuerza de atracción que ejerce la mujer sobre
el hombre. Su popularidad se muestra en la gran variedad de maneras
con que circula. Variantes: "arrastran más dos tetas
que cien carretas" (F. 90 y 122); "jalan más dos chichis
que una yunta de bueyes" (F. 70); "jala más un pelo de
mujer que una yunta de bueyes" (F. 66, 89, 90 y 116); "jala más un pelo
de mujer que una reata de Chavinda" (F. 49); "jala
más un rebozo que un caballo brioso" (F. 90 y 116); "jalan más dos tetas
que cien carretas" (F. 90, 106 y 116); "jalan más las cintas
de unas enaguas que una yunta de bueyes" (F. 90 y 116); "siempre estira más
un pelo que una reata de Chavinda" (F. 90 y 116). Circula además así:
"más tiran dos tetas que dos carretas"; "más
tiran tetas que carretas"; "más puede un par
de tetas que un centenar de carretas"; "jalan más
un par de tetas que cien carretas"; "jala más
un par de chiches que una yunta de bueyes"; "jalan
más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes"
(F. 66,
90
y 132);
"jalan más un par de tetas que un par de carretas";
"jalan más dos chiches que una junta de bueyes";
"jalan más dos tetas que dos carretas"; "siempre
estira más un pelo de mujer, que una reata de Chavinda";
"jala más la cinta de las enaguas que una yunta de
bueyes"; "jalan más las mujeres que los coches".
chico
el que desde chico es guaje, hasta acocote no para (F.
21,
35,
48, 51, 60, 64, 80, 85, 90, 109, 116, 119 y 122).
Refrán popular en forma de una constatación sentenciosa
cuyo significado se basa en las palabras "guaje" y
"acocote". Guaje significa, en primera instancia, tanto
una planta de la familia de las calabazas como sus frutos, las
calabazas maduras, cuya cáscara dura, una vez que han
sido vaciadas de su carnosidad y secas sirven como recipientes
o vasijas y aún para otras cosas. Acocote, en cambio,
es la calabaza muy alargada, agujereada por los extremos, que
se usa ya para succionar el aguamiel del maguey en la explotación
del pulque. En sentido literal, pues, el refrán no expresa
sino el proceso natural de un guaje que al crecer y madurar,
con el tiempo, es convertido en acocote. Su sentido paremiológico,
sin embargo, se basa en la acepción que en México
tiene la palabra "guaje": tonto, tarugo y hasta pendejo.
El refrán diría, entonces, que el que desde chico
es tonto no tiene futuro. Se usa para sancionar actos de taruguez
infantil o juvenil. Variante: "el que de chiquito es huaje,
hasta acocote no para" (F. 5).
chico
quien con chico se acuesta, con su pan se lo coma (F. 122).
Transformación de un viejo refrán español
que dice "quien con niños se acuesta, cagado amanece".
En la tradición paremiológica hispánica,
de hecho, son varios los refranes cuya primera parte dice "quien
con .... se acuesta". Rubio llama grosería a la terminación
del refrán que aquí explicamos. También
circula de la siguiente manera: "quien con chico se acuesta,
exonerado amanezca" (F. 122).
Chilapa
Chilapa la mala gente, Tixtla los embusteros, Chilpancingo
los galanes, Zumpango los hechiceros (F. 5).
Versos que expresan jocosamente los prejuicios que circulan sobre
algunos lugares del país. No tienen valor paremiológico.
Chilapa
Chilapa pues, Tixtla puzque, Chilpancingo dizque, Zumpango masque
(F. 5).
Versos curiosos de posible valor folclórico que no paremiológico.
chile
cuando andes a medios chiles, búscate medias cebollas
(F. 54, 90 y 116).
Dicho de borrachos a quienes aconseja que cuando anden así
(a medios chiles) coman cebollas en vinagre para , dice Rubio,
"contrarrestar un poco los efectos del vino".
chile
no le digas "vente chile", sin guardarte las espaldas
(F. 130).
Albur con escaso valor paremiológico basado en que en
el habla popular mexicana emplea la palabra "chile"
para denominar al pene. Variante: "nunca digas "venga
el chile" (F. 130).
chile
peor es chile y el agua lejos (F. 21, 38, 64, 66, 70, 80, 90, 119, 122 y 132).
Dicho popular de la culinaria mexicana que significa lo que enuncia
basado en la desagradable experiencia de enchilarse. Se usa para
comentar una situación difícil para la cual es
quizás más elocuente la variante del refrán:
"pior es chile, l'agua lejos y el migajón atorao"
(F. 35 y 116).
Variantes: "peor es chile y agua lejos" (F. 5, 71, 110 y 133); "peor con chile" (F.
122).
chile
si no le pusiste chile, no pretendas que te sepa (F. 130).
Dicho relativo a la comida que significa lo que enuncia. En sentido
paremiológico se usa para sancionar situaciones de decepción
por no acontecer el efecto que se esperaba.
chillido
a chillidos de marrano, oídos de matancero (F. 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja no oír
las cosas sinsentido según el tópico que subyace
al refrán "a palabras necias, orejas sordas".
Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán
"a boca de borracho, oídos de cantinero". La
contraposición, en este caso, es entre las palabras "chillidos"
y "oídos" entre las cuales hay una rima consonante
que aporta sentencialidad al dicho. Pertenece a los refranes
receta que se atienen al esquema mal remedio. Variante:
"a chillidos de puerco, oídos de matancero"
(F. 66,
70,
90
y 116).
chinaco
entre los chinacos y los hachas, dejaron a la Iglesia sin
hilachas (F. 90
y 116).
Dicho político mexicano relativo al siglo XIX que significa
que entre los liberales (chinacos) y los conservadores (hachas)
dejaron a la Iglesia sin bienes. Tiene la forma de una declaración
en dos hemistiquios con rima consonante.
chinche
para que acaben las chinches, hay que quemar el petate
(F. 90
y 116).
En sentido paremiológico, significa que para acabar con
cualquier mal hay que eliminar la causa. Una variante recogida
por Rubio dice: "para acabar con los chinches, hay que quemar
el petate".
Chinta
muerta Chinta, que mueran los guajolotes (F. 90 y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa
que muerta o terminada la causa por la cual se aguanta una situación,
ya no hay ninguna razón para tolerarla más. Tiene
el mismo sentido que refranes como: "muerto el ahijado,
se acabó el compadrazgo"; "muerto el arriero
se sabe de quien son las mulas"; "muerto el perico
¿para qué quiero la jaula?"; "muerto
el perro, se acabó la rabia".
chiqueo
chiqueos que pide Cupido, sólo con el querido (F.
90
y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa y rima consonante,
indica que las caricias propias del amor, dice Rubio, "sólo
las encuentra la mujer en el amante".
chisme
chisme averiguado, jamás es acabado (F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que utiliza, en el primer hemistiquio,
la forma concisa del ablativo absoluto para, en forma de una
sentencia, consignar que entre más se quiere esclarecer
un chisme más se lo enreda y prolonga. Se usa para comentar
u opinar sobre situaciones provocadas por chismes.
chisme
chismes de viejas, hasta el infierno no paran (F. 70
y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Parte de
la doble convicción muy arraigada en la mentalidad popular:
por una parte, que los chismes son cosas de viejas, chismosas
por naturaleza y, por otra, que el chisme porque suele contraponer
personas enemistándolas o confundiéndolas por lo
que esa clase de gente es carne del infierno.
chisme
para chismes y campanas, Zacatlán de las Manzanas
(F. 90
y 116).
Dicho folclórico relativo a las tradiciones lugareñas
como algunos otros. Como ellos, tiene las funciones discursivas
de ornato, las mínimas dentro de la paremiología.
Tiene la forma de una sentencia en octosílabos con rima
consonante. Otros de esos dichos hablan de las manzanas de Zacatlán:
"por una manzana, Adán / pervirtió a la especie
humana; / qué harán los de Zacatlán / que
tienen tanta manzana"; o bien: "caballo alazán
y gente de Zacatlán; ni dados, si te los dan". No
hay buena opinión sobre la gente de Zacatlán, como
se ve. Sobre las campanas, en cambio, circulan otras tradiciones
paremiológicas mexicanas las ligan a otros lugares. Por
ejemplo: "campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy
finas." O bien: "Lenguas y campanas, las poblanas";
o estos versos parecidos a los de nuestro dicho: "Taxco
el de los mil perfiles: / mucho ruido de campanas, / tu alimento
son jumiles / y lo demás caravanas."
chiste
el chiste no está en ser cusca, sino en saberlo menear
(F. 70
y 90).
Especie de albur que se entiende por sí sólo si
se recuerda que "cusca" es puta y que los meneos no
se refieren precisamente al atole.
chiste
el chiste no está en tenerlo, sino en saberlo gastar (F. 70
y 90).
Refrán popular que puede usarse como albur y en ese sentido
el objeto referido por las palabras "tenerlo" y "saberlo
gastar" es una apariencia "sexy" en la mujer.
O bien, suele funcionar como refrán relativo al dinero.
Se refiere, entonces, a los nuevos ricos a los que se dice que
lo importante no es tener dinero sino saberlo gastar.
chivo
chivo pagado, chivo brincado (F. 132).
Refrán popular que se utiliza en el terreno de los tratos
de negocios populares como una manera de decir que la venta es
de contado, "al chas chas", y que debe pagarse
al recibirse lo vendido. Rubio refiere tanto un antecedente español
en borregos en vez de chivos: "borrego fuera, peso duro
en la montera" como el dicho de Antequera recogido por Rodríguez
Marín en donde el trato es también con chivos:
"a uso de Antequera; chivo fuera, peso duro a la montera."
Tiene la forma de una sanción con rima consonante entre
sus dos hemistiquios pentasílabos. Variante: "chivo
brincado, chivo pagado" (F. 10, 12, 35, 66, 70, 90, 106 y 122).
choco
no le pidas al choco que use zapatos (F. 41, 64 y 80).
Refrán consejo de españoles de tiempos de las pugnas
interétnicas del siglo XIX mexicano que se entiende por
sí solo si se tiene en cuenta que "choco" es
indio o criollo moreno pobre. La expresión "indio
pata rajada" remite, como este refrán, a la costumbre
de no usar calzado entre algunos indios, sobre todo durante el
siglo XIX.
chocolate
ni chocolate recalentado, ni amistad reconciliada (F.
5).
Refrán popular que forma parte de una tradición
que expresa los inconvenientes de las reconciliaciones entre
amigos. El refranero no las recomienda. Las compara a bebidas
que sólo son sabrosas si se las toma recién hechas.
Así: "ni amigo reconciliado, ni café recalentado",
y también: "ni amigo reconciliado, ni pastel recalentado."
Nuestro refrán añade el chocolate al pastel y al
café recalentados. Carece de rima por lo que parece secundario
con respecto a los refranes del pastel y del café.
chombo
el buen chombo dondequiera cuelga su nido (F. 41).
Refrán popular cuyo sentido literal es claro si se recuerda
que "chombo" significa zopilote en la región
maya. Paremiológicamente se usa para justificar que alguien,
el propio hablante, no tenga tantas exigencias ni requisitos.
Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.
chombo
nadie cree que el chombo es blanco, porque cambie de basurero
(F. 41).
Refrán popular en varias regiones del sur de México
en que se llama "chombo" al zopilote. Su sentido literal
está claro. Se usa paremiológicamente para sancionar
situaciones en que alguien, para aparentar otra cosa a lo que
realmente es, cambia de residencia.
chomite
chomite caliente, en la pendiente (F. 90 y 116).
Para Rubio, "calentársele el chomite a una mujer"
significa que está "profundamente enamorada de un
hombre, o con grandes deseos de casarse con él".
El refrán significaría, entonces, que una mujer
en esas condiciones "está expuesta a hacer las mayores
locuras", dice Rubio.
chorla
si te enjaulas, lleva chorla y no des chicharrón
(F. 90
y 116).
Dicho de cacos que, a decir de Rubio, significa "que el
ladrón que se mete en una casa para robar, debe llevar
llave y no romper la cerradura".
chota
quien bien conoce a la chota, desconoce a caribel (F. 90
y 116).
Dicho de ladrones que significa que si alguien conoce a la policía
sabrá cuidarse de ella y no caerá en la cárcel.
chula
chula a quien mucho se chulea, se le obliga a que lo crea
(F. 90
y 116).
Refrán sentencia que significa lo que enuncia. A saber:
que la mujer a quien constantemente se le llama bonita, sin serlo,
corre el riesgo de creérselo. Variante: "chula a
la que mucho se chulea, se obliga a que se lo crea" (F.
70).
chupiro
chupiro truchimán, es buen aguador (F. 90 y 116).
Dicho de cacos que significa que el chico listo es bueno para
"echar aguas" o dar aviso (aguador) al ladrón
mientras comete el robo.
ciego
el que es ciego de nación, nunca sabe por dónde
anda (F. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico sirve
para descalificar a tontos e inútiles y todo lo que hacen:
"nunca saben por donde andan". Se basa en una comparación
que el emisor considera evidente: un tonto es como un ciego.
Formalmente es uno de los refranes "el que" que bajo
la forma de una declaración constatativa "el ciego
no sabe por donde anda" que expresa en dos hemistiquios
octosílabos sin rima: los dos versos de que consta se
deslizan tersamente y sin violencias. Es uno de los muchos refranes
que en el refranero mexicano se refieren a la pendejez.
cielo
el que es corto, no entra al cielo; y el que es largo, se
atraviesa (F. 90
y 116).
Refrán popular que dice lo que expresa. Paremiológicamente
sirve para sancionar tanto situaciones en que alguien se apoca
como en aquellas en que alguien se avoraza. El refrán,
por tanto, recomienda la templanza del término medio:
in medio virtus que dicho en palabras del refranero quiere
decir que "ni tanto alumbrar al santo ni tanto dejarlo a
obscuras". Desde el punto de vista del tópico subyacente,
este refrán combate tanto el pasivismo como la voracidad.
Formalmente es uno de los refranes "el que": tiene,
por tanto, la forma de una declaración sentenciosa que
repite la segunda parte del refrán. Variantes: "el
que es corto, no entra al cielo; y el que es largo, no cabe"
(F. 37); "el que es corto, no entra al cielo" (F. 35
y 113).
cielo
no hay quien escupa al cielo que a la cara no le caiga
(F. 12).
Refrán popular que, paremiológicamente, significa
que todas las afrentas o críticas a "los de arriba",
de una manera o de otra, se revierten. Forma parte de una ideología
determinista para la que lo de arriba, cualquier cosa que signifique
ese "arriba", es intocable. El refrán, pues,
favorece la inmovilidad social.
ciencia
la ciencia de rebuznar es como la de nadar: una vez aprendida,
nunca se olvida (F. 49).
Frase gnómica que significa lo que enuncia. Cumple socialmente
la función de insulto para desaprobar los dichos de alguien.
Se basa en un uso abusivo del vocablo "ciencia" que
la frase confunde probablemente con "técnica".
cilindro
cualquiera toca el cilindro, pero no todos lo cargan (F.
66,
90
y 132).
Refrán que en forma de metáfora musical funciona
como albur en el que "cilindro" es el aparato genital
femenino y "cargarlo" se refiere a la manutención
de la mujer. La enunciación es exclamativa. La primera
de las partes de que consta la frase es de índole es asimilable
a una proposición universal afirmativa; la segunda, en
cambio, en forma de un universal negativo, equivale a "sólo
algunos". Esta forma de exclamación universalisante
es típica de los refranes exclamativos. Variantes: "cualquiera
toca el cilindro, mas no cualquiera lo carga" (F. 70); "todos
tocan el cilindro, pero no todos lo cargan" (F. 133).
cinta
jalan más las cintas de las enaguas que una yunta de
bueyes (F. 106).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico es un
lugar común de los refraneros hispánicos: para
un hombre, no hay fuerza que lo atraiga más que la que
proviene de una mujer. Se emplea, pues, en situaciones en que
un hombre se desapega de sus vínculos habituales por causa
de una mujer. Rubio cita los otros refranes del refranero mexicano
que tienen el mismo sentido paremiológico: "jala
más rebozo que un caballo brioso"; "jalan más
dos tetas que cien carretas" o, simplemente, "jalan
más tetas que carretas", más cercano al refrán
español recogido por don José María Sbarbi:
"más tiran tetas que carretas". Refranes recogidos
tanto por el Comendador, Hernán Núñez, como
por Rodríguez Marín o Cejador y Frauca recogen
ese tópico de la cultura hispánica. Variante: "jalan
más las cintas de unas enaguas que una yunta de bueyes"
(F. 90
y 116).
ciudad
en la ciudad de Durango, cuatro reales vale un chango
(F. 37,
64,
90
y 122).
Dicho popular con el que se critica, como dice Santamaría,
la carestía de la vida. Desde el punto de vista paremiológico,
el dicho recaba su sentido de la rima consonante que liga Durango
con chango: es una expresión que suena bien. El sentido
estupendo es uno de los rasgos del barroco. Por lo demás,
el léxico de la enunciación remite a tiempos a
la vieja moneda española, el real. Variante: "en
Durango, cuatro reales vale un chango; y si es cabezón,
tostón" (F. 133).
ciudad
viste bien en la ciudad; en tu pueblo, como quieras (F. 90
y 116).
Refrán rural que significa lo que enuncia.. Expresa la
desconfianza del hombre de campo hacia el de la ciudad. El refrán
dice que en tu pueblo sabes a que atenerte: conoces a la gente;
en la ciudad, en cambio, no: allí vige el principio del
refrán "como te ven te tratan" o "como
te ven te juzgan". Según Rubio, este refrán
significa "que en donde somos conocidos, podemos andar vestidos
como mejor queramos o nos parezca, pues que no dejaremos de ser
quien somos, cualquiera que sea la ropa que llevemos; pero que
en donde no nos conocen, debemos vestirnos de la mejor manera
posible." De esta desconfianza surgen refranes del tipo
de "no es el león como lo pintan", "el
hábito no hace al monje" o "aunque la mona se
vista de seda, mona se queda". Es un refrán en forma
de consejo.
claridad
más vale oír claridades, y no sufrir necesidades
(F. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de
los refranes "más vale" que, como se sabe, contrastan
dos tipos de realidades de las que la aconsejada es la menos
asumida socialmente. La contrastación, en este caso, es
entre "oír claridades" y "sufrir necesidades".
Consta, pues, de dos octosílabos con rima consonante entre
el primero y el segundo
claro
lo más claro es lo más decente (F. 90 y 116).
Refrán popular que aconseja decir las cosas sin andarse
con rodeos. Sobre su uso paremiológico, Rubio advierte
que detrás de él se esconden muchos "solemnes
majaderos cada grosería que no es para vista ni oída".
Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
clase
hay tres clases de tarugos: el que brinda con el dependiente,
el que monta sin barboquejo y el que baila con su mujer (F.
90).
Es uno de los muchos refranes sobre tarugos o pendejos del refranero
mexicano. Desde luego, los rasgos por los que aquí son
definidos son totalmente arbitrarios: brindar con el dependiente
de una tienda, montar sin barboquejo o bailar con la propia mujer.
El mismo refranero da otros rasgos: como se ve en refranes del
tipo de "con tarugos, ni a misa, porque se voltean pa'l
coro" o "con pendejos ni a bañarse, porque hasta
el jabón se pierde. Probablemente, el sentido paremiológico
del refrán haya que buscarlo en el tarugo de la tercera
clase: el que baila con su mujer. El refrán serviría,
entonces, para aconsejar andar con otras mujeres, cuando se pueda.
Variantes: "con pendejos ni a bañarse, porque pierden
el jabón" (DR1: 101 y DD: 70), "con tarugos
ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde",
"con los tontos ni a bañarse, porque hasta el jabón
se pierde".
clavo
el clavo nunca en el caimán (F. 90 y 116).
Según Rubio, es un dicho del mundo del hampa cuyo sentido,
por tanto, es tan críptico que no puede ser considerado
como refrán. Rubio no da el sentido de este dicho. En
el mundo del hampa, donde lo recoge Rubio, es un refrán
consejo que quiere que el fistol o prendedor ("el clavo")nunca
debe sobre el beliz "o maleta vacía que carga el
ratero" ("el caimán"). Esta significación
es declarada por el paremiólogo guanajuatense como incomprensible.
cobarde
el cobarde y el ladrón, van siempre con precaución
(F. 35,
90
y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El sentido
paremiológico de este refrán sanciona cualquier
situación de precaución desmedida cuyo referente
principal es el ladrón a quien el refrán asocia
con el cobarde. Otro refrán del refranero mexicano lo
asocia con el pendejo: "zapatos que no hacen ruido, de pendejo
o de bandido". En este caso, el refrán tiene la forma
de una declaración sentenciosa cuyos dos hemistiquios
consisten en dos octosílabos con rima aconsonantada.
cobija
cobija que no calienta, no merece bocamanga (F. 48, 49 y 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Rubio dice
que cobija, para nosotros, "es sarape, cobertor, frazada".
De acuerdo con ello, el refrán diría, en sentido
directo, que si una sarape no calienta, no vale la pena abrirle
bocamanga, como se llama entre nosotros a la abertura del sarape
_que en el texto es equiparada a una manga_ por donde se saca
y mete la cabeza a la hora de ponerse tanta la manga como el
sarape. En sentido paremiológico, se usa para sancionar
cosas o personas que no valen la pena. Tiene la forma de una
exclamación sentenciosa estructura en dos octosílabos
sin rima.
cobija
conforme la cobija es el frío (F. 35, 64 y 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que
las necesidades de la vida están en relación con
los medios de que se dispone para atenderlas". Ello, en
la vida real, nunca es así. El genuino sentido del refrán
es que el frío se siente poco o mucho según ande
uno protegido: "conforme la cobija es el frío".
Don José María Sbarbi, citado por Rubio, recoge
un refrán español que da el original sentido del
nuestro: "cada cual siente el frío como anda vestido".
Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Variantes:
"arreglado a la cobija es el frío" (F. 44, 49 y 106); "conforme a la cobija es
el frío" (F. 24, 90 y 113).
cobija
la cobija y la mujer, suavecitas han de ser (F. 64, 66, 70, 80, 90, 116 y 132).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Tiene la forma
de una sentencia formulada en dos hemistiquios octosílabos
con rima consonante.
cochina
la cochina más flaca es la que rompe el chiquero
(F. 90
y 116).
El sentido paremiológico de este refrán popular
es que quien menos sirve es quien más problemas da. Es
un dicho de puerqueros.
cochino
aunque te chille el cochino, no le sueltes el mecate (F.
66
y 90).
Dicho de puerqueros que tomado literalmente significa lo que
enuncia y en cambio, paremiológicamente, se usa generalmente
en el ámbito político para aconsejar que no hay
que hacer caso de ciertas protestas procedentes de quienes se
sienten oprimidos por algún tipo de autoridad. Tiene la
forma connativa de una orden o de un consejo Variantes: "aunque
más grite el cochino, no hay que aflojarle el mecate"
(F. 98); "aunque te chille el cochino, no le aflojes el
mecate" (F. 90 y 116); "cuando chilla el cochino, no
hay más que aflojarle el mecate" (F. 49); "donde
chilla el cochino, se le suelta el mecate" (F. 5). De este
refrán hay dos tipos de variantes. El primero de ello
quiere que cuando el cochino chilla hay que soltarle el mecate;
el segundo, en cambio, dice exactamente lo contrario: que aunque
chille el cochino no hay que soltarle el mecate. La tradición
paremiológica más sólida está a favor
de esta segunda corriente. La primera, por lo demás, apenas
si tiene sentido. La primera forma dice: "cuando chilla
el cochino, no hay más que aflojarle el mecate" y
tiene como variante: "donde chilla el cochino, se le suelta
el mecate". La segunda, en cambio, que aquí asumimos
como la forma principal, tiene como variantes: "aunque más
grite el cochino, no hay que aflojarle el mecate"; "aunque
te chille el cochino, no le aflojes el mecate".
cochino
el cochino más feo se lleva la mejor mazorca (F.
9).
El sentido paremiológico de este refrán, de origen
puerquero, se basa en el tópico no sólo de que
las apariencias engañan sino de que las mejores cosas
no siempre son para los mejores. El refrán tiene la forma
de una declaración constatativa de enunciación
exclamativa cuya fuerza argumentativa se basa en la contraposición
entre "cochino más feo" y "mejor mazorca".
cocina
la que luce en la cocina, no luce con su vecina, ni a cosa
mala se inclina (F. 66).
Refrán popular de antecedentes españoles que significa
lo que enuncia. Parte del supuesto tradicional en la cultura
española de que la buena mujer está en su casa
en tanto que la que no lo es vive en casa ajena en el chisme
o en cosas malas. Consta de tres versos octosílabos con
rima consonante.
cocinera
a la mejor cocinera se le queman los frijoles (F. 66,
70,
90,
110
y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica
que forma parte de los refranes de excepción que a través
de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el
mejor se equivoca alguna vez. Es un refrán excusa porque
argumenta a favor de alguien que se equivoca: su forma, por tanto,
habría sido "hasta a la mejor cocinera..." con
la preposición "hasta" elidida al principio.
El hecho de que una cocinera experta cometa el error, garrafal
en su oficio, de dejar quemar los frijoles, parecería
excusar los errores eventuales de alguien habitualmente competente.
cocinera
a la mejor cocinera se le va un garbanzo entero (F. 66,
90
y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica
que forma parte de los refranes de excepción que a través
de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el
mejor se equivoca alguna vez. En este caso una cocinera experta
comete el error garrafal en su oficio de dejar pasar un garbanzo
entero cuando la receta manda que no debe ir así. Como
se trata de un colmo, se supondría que hay una receta
muy conocida de todos en donde los garbanzos deben ir partidos
o molidos: no es así. La lógica del refrán,
por tanto, supone que el ejemplo del error de la cocinera sea
distinto como lo sugiere la variante recogida en Zacatecas: "a
la mejor cocinera, se le va una papa entera" o bien que
el del error sea, de hecho, un cocinero. De esta manera habría
una rima consonante entre ambos hemistiquios. La forma argumentativa
del refrán, en todo caso, supone elidida al principio
la preposición "hasta". Así: "hasta
a la mejor cocinera..." Variante: "al mejor mono se
le cae el zapote" (F. 51, 113 y 119).
cocinera
a la mejor cocinera se le va un tomate entero (F. 35,
51,
64,
113,
116,
119
y 122).
Tiene el mismo sentido que "a la mejor cocinera se le queman
los frijoles" y que "a la mejor cocinera se le va un
garbanzo entero". El lector puede ver lo dicho de esos refranes.
Se trata de un refrán que refrán que excusa galantemente
un error eventual bajo el tópico argumentativo de que
hasta el mejor se equivoca alguna vez. La rima consonante entre
ambos hemistiquios exigiría que se hablara más
bien de un cocinero. Así: "al mejor cocinero se le
va un tomate entero".
cocinera
cuando la cocinera es mala, le echa la culpa al mole (F.
12).
Refrán popular que al significar lo que dice, censura
la excusa. Adopta la forma de una serie de refranes mexicanos
con tema como el de la mala partera que le echa la culpa "al
culo", "al chamaco", "a la luna tierna"
o "a la parturienta" o el del mal escribiente que le
echa la culpa a la pluma fuente. El adverbio inicial "cuando"
con frecuencia es sustituido por "de que" que da al
refrán un sentido más reiterativo. Hay, en este
caso, un juego de palabras entre "mala" y mole".
Desde el punto de vista argumentativo el refrán no tiene
mucha coherencia si se tiene en cuenta la tradición culinaria
mexicana.
cocinera
entre dos cocineras sale aguado el mole (F. 90 y 116).
Refrán que significa que cuando las responsabilidades
se diluyen entre varios las cosa no salen bien como lo dice otro
refrán: "demasiados cocineros echan a perder el caldo".
El refranero se vale aquí del mole cuya receta requiere
cantidades exactas. El refrán parece haber tenido origen
en el universo restaurantero o culinario.
cocinera
peléate con todos, menos con la cocinera (F. 12).
Dicho popular de forma connativa que aconseja no ponerse mal
con la cocinero que es la da de comer. Otras expresiones del
hablar mexicano como "darle patadas al pesebre" parten
del mismo tópico: no estar o poner se mal con quien da
de comer. Por ejemplo el refrán: "es bueno comer,
pero no patear el pesebre"
cocodrilo
el cocodrilo que desea comer, no enturbia el agua (F.
110).
Refrán popular basado bajo la figura de un cocodrilo aconseja
no enturbiar las cosas. Se usa en el sentido ya de un consejo
ya de una amenaza bajo el tópico, en todo caso, de que
nadie pone en riesgo su comida. La forma del refrán es
la de una declaración sentenciosa.
codo
no es bueno empinar el codo, porque el que es borracho, es todo
(F. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice lo que enuncia.
Tiene el sentido paremiológico de que el borracho es capaz
de cualquier fechoría porque, como dice Rubio, "pierde,
por completo, toda noción de decoro, de decencia, de moralidad,
de honradez, de respeto, et. Y es capaz de los mayores excesos."
coger
después de cogerte, tienes que pirarte (F. 116).
Dicho del bajo mundo del hampa que significa, según Rubio
quien lo ha recogido, que después escapar de la cárcel
("cojerse") hay que andar de un lado para otro por
precaución ("pirarse"). Tiene la forma connativa
de un consejo.
cohete
echar cohetes, jugar albures y jinetear, no se debe aconsejar
(F. 90 y 116).
Las tres son cosas peligrosas y, por ello, no son aconsejables.
El uso paremiológico se basa en el empleo metafórico
de alguna de ellas. Es un refrán de índole popular.
Variante: "echar cuetes, jugar albures y jinetear, no se
debe aconsejar" (F. 49).
cohetero
un cohetero no huele a su compañero (F. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo enuncia. Su arte verbal
se basa en la rima consonante entre "cohetero" y "compañero"
con que se cierra los dos hemistiquios que constan de cinco y
ocho versos, .respectivamente. De hecho, se basa en el dicho
homeopático de que los semejantes se buscan (similia
cum similibus conjunguntur) su sentido paremiológico,
pues, es análogo al del refrán mexicano "dos
alesnas no se pican". Variante: "dos cueteros no se
huelen" (F. 64 y 116).
cojo
si cojeas, te dirán cojo (F. 90 y 116).
Dicho que expresa una realidad en la mentalidad popular que no
perdona el sarcasmo hacia quien tiene algún defecto ostensible.
Se usa en sentido paremiológico como respuesta a quien
se queja del trato social que recibe. Tiene la forma, muy frecuente
en el refranero mexicano, de una prótasis de tipo condicional
y una apódosis que expresa la sanción prevista
en el refrán si la condición se cumple.
cola
el que tenga cola de zacate, que no se acerque a la lumbre
(F. 90).
El sentido literal de este refrán popular funciona metafóricamente
para sustentar su sentido paremiológico que aconseja a
quien tiene alguna fragilidad física o moral a no exponerse.
Tiene la forma tradicional de una sentencia-consejo: no acercarse
a donde hay algún peligro a su fragilidad. Tiene el mismo
sentido paremiológico que refranes como "el que tenga
miedo a las espinas, que no entre a la nopalera" o bien
"el que tenga miedo al lobo, que no vaya a la selva".
El tópico en que se apoya su fuerza argumentativa puede
formularse como "quien tenga un punto débil, no se
exponga". También circula en esta forma que funcionan
como variantes suyas: "el que tenga la cola de zacate, que
no se acerque a la lumbre" (F. 116); o bien, "el que tiene cola
de zacate, no puede jugar con lumbre" (F. 37, 64 y 119).
colchón
el mejor colchón es un buen sueño (F. 116).
Refrán popular que en forma de una sentencia tradicional
significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico está
muy arraigado en la tradición hispánica y se sustenta
en el tópico de que "lo natural es lo mejor"
que subyace a otros refranes como "la mejor salsa es el
hambre"
coleada
la coleada tumba al toro (F. 48, 50, 90 y 132).
Refrán charro que dice lo que enuncia. En el ámbito
de la charrería una coleada es, dice Santamaría,
"es el acto de derribar una res tirándola de la cola"
en eso consiste el coleadero como se llama, según el mismo
Santamaría, a la "diversión reducida a colear
toros". El dicho funciona como una regla de charros y tiene
forma sentenciosa. Equivalente es el dicho de vaqueros "el
coleón tumba la vaca" (F. 90 y 122), que ya no parece tener como ámbito
el coleadero sino las tareas propias del rancho como el marcar
el de herrar el ganado.
coleto
luego, dicen que el coleto es malo, cuando le roban sus anisíos
(F. 24).
Frase ranchera usada como refrán a guisa de excusa. Es
de origen rural. El "luego" es exclamativo con sentido
consecutivo y el "cuando" tiene un sentido causal.
En ese sentido, es un dicho de coletos, como se llama despectivamente
en Tabasco a los chiapanecos y, en Chiapas, a los de San Cristóbal
en un sentido equivalente a quien vive en un lodazal para puercos.
Anisíos, síncopa de "anisillos", yerbas
de campo, de olor a anís, usadas por los chiapanecos.
colgajo
nunca afanes colgajos de jalón, ni conchas sin apretón
(F. 90
y 116).
Dicho de ladrones que según Rubio se refiere a la técnica
de robar aretes y portamonedas: al robar los aretes no hay que
hacerlo de un tirón, al robar conchas hay que hacerlo
con un apretón "para que el efecto de éste
disimule la extracción del portamonedas. Como todos los
dichos del bajo mundo recogidos por Rubio, tampoco éste
tiene el rango de refrán propiamente dicho. En este caso
hay rima asonantada entre el primero y segundo hemistiquios
Colima
¿por qué te asustas, Colima, de ver la tierra
salada? (F. 5).
Dicho exclamativo cuyo nexo y sentido paremiológico están
dados por la expresión "por qué te asustas".
El sentido paremiológico, además, sirve para comentar
la impresión que causa una cosa totalmente lógica,
comprensible y esperable.
collón
nunca los collones llenan los panteones (F. 90 y 116).
Declaración sentenciosa cuyo sentido literal dice lo que
enuncia. Su sentido paremiológico, en cambio, se atiene
al tópico de que el cobarde vive más que el valiente.
La diferencia con la variante recogida en la nota estriba en
que en la forma presente la rima consonante de los dos hemistiquios
es completada por su metro hexasílabo. También
circula de esta manera: "con collones no se llenan los panteones"
(F. 89).
color
no te vayas al color, que también la vista engaña
(F. 35,
37,
90
y 116).
Refrán consejo de índole popular cuyo significado
literal está enunciado por el texto. Su sentido paremiológico,
en cambio, y el tópico que le subyace es idéntico
al del refrán "las apariencias engañan"
o "el león no es como lo pintan". La forma es,
como decía, la de un consejo cuyos hemistiquios, consistentes
en versos octosílabos, tienen entre sí la relación
de un consejo (primer hemistiquio) con su justificación
(segundo) hemistiquio.
coludo
o todos coludos o todos rabones (F. 66, 70, 90, 106, 113, 116 y 132).
Expresión paremiológica de enunciación exclamativa
que se usa en situaciones en que se reclama una actuación
pareja. Es un dicho de índole popular. Variante: "todos
coludos o todos rabones" (F. 122).
comadreja
para una comadreja, un cernícalo (F. 116).
Dicho de cacos estructurado en la estructura muy paremiológica
en los refraneros hispánicos mal remedio a los que
subyace el tópico de que todo mal tiene su antídoto.
Rubio, quien recoge el dicho del mundo del hampa, confiesa "no
se lo que con ésto quiera decirse". En todo caso,
parece que este dicho de ladrones significa que todo ladrón
halla la horma de su zapato. Según el mismo Rubio, en
lenguaje de cacos comadreja es el "ladrón que entra
en cualquier casa".
comal
el comal le dijo a la olla: ¡qué tiznada estás!
(F. 12,
51
y 119).
Refrán exclamativo de tipo popular que dice lo que enuncia.
Paremiológicamente se usa en contextos en los que alguien,
que tiene un defecto, reprocha o se burla de otra persona por
tenerlo. Una canción compuesta por Cri Cri hacia
1945, "el comal y la olla", desarrolla el argumento.
También circula de estas otras maneras: "el comal
le dice a la olla: ¡ah, qué tiznada estás!"
(49);
"el comal le dice a la olla: ¡culo tiznado!"
(F. 109);
"el comal le dice a la olla: ¡qué tiznada estás!"
(F. 21);
o bien "el comal le dijo a la olla" (F. 66, 113 y 116); o, finalmente, "el comal
le dijo a la olla: mira qué tiznada estás"
(F. 5,
16,
71,
90,
110
y 132).
comer
el comer y el hablar poco, nunca debe de dañar (F.
110).
Refrán tradicional que en forma declarativa conjetura
sobre la bondad tanto de la parquedad en el hablar como de la
frugalidad en el comer, dos tópicos constantes de los
refraneros hispánicos. Se usa en forma de consejo para
recomendar o justificar ambas formas de conducta austera en asuntos
en los que se suele ser desmedido como son la comida y el hablar.
comer
p'a comer y coger, no hay tontos ni cansados (F. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Coger"
en el habla popular tanto mexicana como, en general, en el español
latinoamericano significa el copular del macho, "hacer el
acto sexual". Un decir de hombres con esta acepción,
recogido en el Diccionario del español usual de México,.
sería, por ejemplo, "vamos a coger". El refrán
dice, pues, en forma de sentencia que tanto para comer como para
el sexo no hay tontos ni cansados. Se atiene, en general, al
tópico que siempre se está listo para lo placentero.
Santamaría califica este uso del verbo coger en su derivado
"cogedera" como "vulgarismo torpe y de mala nota".
Sin duda se debe al tabú verbal en todo lo relacionado
con el sexo . Pese a todo, esa acepción es
comer
quien bien come, bien amanece (F. 110).
Dicho popular que expresa la buena idea que en el habla popular
se tiene de la comida. El significado del texto se basa en el
tópico de que comer es bueno. Tiene la forma de una sentencia
del tipo "quien" que expresa, en la prótasis
"quien bien come", una condición, en tanto que
la apódosis, "bien amanece", expresa lo condicionado.
comer
quien comió y montó, no pregunten de qué
murió (F. 41).
Refrán ranchero que expresa la creencia vigente en ese
ámbito de lo malo que es montar después de comer.
La estructura paremiológica es tradicional: pertenece
a los refranes del tipo "quien" con una prótasis
hexasílaba y una apódosis eneasílaba. Es,
por tanto irregular, un refrán irregular desde el punto
de vista métrico. También lo es si es visto desde
la sintaxis: el segundo miembro tiene dos verbos en forma personal.
El primero de ellos, "no pregunten", tiene como sujeto
a un interlocutor plural, el destinatario de la enunciación
del refrán, sirve para montar el segundo, "de qué
murió", que rima con el "montó"
del primer hemistiquio.
comezón
comezón, sanazón (F. 116 y 132).
Refrán de uso e índole populares que significa
lo que enuncia. A saber que dentro de la semiótica medicinal
popular la comezón en una herida es señal de que
está curando. Desde luego, esta convicción es contradicha
por otro refrán relacionado con la variante "comezón,
sanazón o pudrición"; éste indicaría
que la comezón no sólo es señal de curación
sino que también puede ser indicio de que la herida, por
haberse infectado, se haya podrido. La estructura métrica
es perfecta: dos hemistiquios trisílabos relacionados
por rima asonante. Tiene la forma de una sentencia formulada
en forma absoluta. Variante: "comezón: sanazón
o pudrición" (F. 66, 89 y 90).
comida
a comida de olido, pago de sonido (F.
90
y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se atiene
al tópico de que la deuda contraída es proporcional
al beneficio comprado. A decir de Rubio, "qué menos
puede hacer aquel a quien únicamente le dan a oler la
comida que corresponder con sólo sonar el dinero con que
debía pagarla". El refrán, de forma sentenciosa,
tiene la estructura, tradicional en los refranero hispánicos,
del mal remedio que se atiene a la fórmula, como
se sabe, "a o para ésto, ésto otro".
Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
comida
al que masca poco o mal, ni le sabe la comida ni la digiere
cabal (F. 110).
Refrán gastronómico mexicano que significa lo que
enuncia. Es un principio sentencioso brotado de la experiencia.Tiene
la forma de una sentencia a cuya prótasis corresponden
dos sanciones que se suman: no le sabe la comida, por una parte,
y no la digiere, por otra.
comida
más vale una comida en paz que dos entre disputas (F.
110).
Es uno de los refranes "más vale" que significa
lo que enuncia. El refranero mexicano aprecia mucho más
la paz en la comida que su calidad". No sólo este
refrán sino refranes como "más vale atole
con risas que chocolate con lágrimas" asó
lo indican. Obviamente, su sentido paremiológico sanciona
situaciones o bien de comidas en paz que dejan en segundo plano
su calidad o bien en situaciones violentas durante la comida.
Tiene la forma de una sentencia.
comida
tras la comida ir al baño, hace siempre mucho daño
(F. 37).
Refrán de origen español que significa lo que enuncia.
Tiene la forma de una afirmación absoluta basada en la
experiencia y responde a una convicción cultural de clase
social. Los refranes que empiezan por la estructura "tras
+ artículo + nombre" son frecuentes en la tradición
paremiológica española del siglo XVI. Consta de
dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
comido
lo comido y lo gozado, es lo único aprovechado (F.
35
y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la
forma de una declaración sentenciosa estructurada en dos
hemistiquios octosílabos con rima consonante. Rubio recoge,
como variante del primer hemistiquio, "lo comido y lo rezado"
que hace que el refrán vaya en sentido diverso al realismo
pragmatista de la formulación propuesta.
compadre
compadre que a la comadre no le anda por las caderas, no es
compadre de a deveras (F. 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa para
justificar las confianzas o picardía derivadas del compadrazgo.
Tiene la forma de una sentencia en dos versos con rima consonante,
de 16 y 8 sílabas respectivamente, en donde el octosílabo
inicial del primero de ellos descansa en las consonancias entre
"compadre" y "comadre". También circula
de las siguientes maneras: "compadre que a la comadre no
le anda por las caderas, no es compadre de deveras" (F.
70 y 116);
"compadre que a su comadre no le anda por las caderas, no
es compadre de deveras" (F. 5); "compadre que a la comadre
no le ande por las caderas, no es compadre de deveras" (F.
122);
"compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no
es compadre de deveras" (F. 132); " compadre que a la comadre
no le llega a las caderas, no es compadre de a deveras"
(F. 66 y 90);
"compadre que no llega a las caderas, no es compadre de
a deveras" (F. 10).
compadre
entre compadres te veas (F. 12).
Dicho popular de enunciación exclamativa que expresa lo
inhabituales y heterodoxas que pueden resultar las situaciones
que resultan en una reunión de compadres.
compañero
compañeros del camino, pero no del itacate (F.
70
y 90).
Dicho popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia.
Se usa paremiológica para excluir ciertas cosas de entre
los derechos de la amistad. Variantes: "compañeros
del camino, pero del itacate no" (F. 133); "compañeros del camino,
pero del tortía no" (F. 132); "compañeros del camino,
pero de tortía no" (F. 66); "somos compañeros del
camino, pero no del itacate" (F. 21).
comparar
cuando a dos se les compara, uno de los dos repara (F.
66
y 90).
Este refrán enuncia, en forma sentenciosa, un tópico
de otra manera expresado en el refranero mexicano como por ejemplo
en el refrán "las comparaciones siempre ofenden."
Consta de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
compromiso
más vale un buen compromiso que un mal matrimonio (F.
90
y 122).
Este refrán popular, de la serie de los refranes "más
vale", que indica que vale más una relación
informal de pareja que un matrimonio mal avenido. Santamaría
dice que indica lo contrario del refrán español
"mejor la hija mal casada que bien abarraganada". Como
todos los refranes "más vale" este refrán
expresa en el primer hemistiquio lo que para el refrán
es preferible, en este caso con la expresión "buen
compromiso", en tanto que el segundo expresa lo que es juzgado
secundario, "un mal matrimonio". Es frecuente que en
los refranes "más vale" las contraposiciones
que se dan entre el primero y segundo hemistiquios estén
expresadas a través de la contraposición entre
"bueno" y "malo". Por ejemplo, "más
vale un mal arreglo que un buen pleito.
condenar
al que se ha de condenar, es por demás que le recen
(F. 35,
66,
90,
116
y 122).
Refrán predestinacionista que expresa la convicción
muy arraigada en el refranero mexicano de que la buena o mala
fortuna en la vida no dependen de lo que cada quien haga sino
de una determinación del destino desde el nacimiento mismo:
su propia predestinación.
confianza
para confianzas y secretos, no hay sujetos (F. 35, 90 y 116).
Significa, según Rubio, "que no se debe confiar en
nadie, por nada y para nada, por lo difícil que es encontrar
quien no abuse en materia de intereses o sepa guardar el secreto
que se le confía.". Tiene la forma de una sentencia
con rima consonante entre el primero -eneasílabo- y segundo
-pentasílabo-hemistiquios.
conformar
quien se conforma con ver, ni siquiera en tentar piensa (F.
90
y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se refiere a las
relaciones amorosas y, como dice Rubio, "censura la conducta
de quien en asuntos amorosos no intenta llegar a mayores".
Tiene la forma de una sentencia y está estructurada en
dos hemistiquios octosílabos sin rima.
conocer
conocerse no es morirse (F. 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene poco sentido
paremiológico: parece funcionar más como una interjección
que insta al interlocutor al conocimiento mutuo.
conquián
el que quiera ganar en el conquián, lo que le boten
debe agarrar (F. 66 y 90).
Dicho de tahúres cuyo sentido paremiológico se
basa en el tópico de que quien quiera lograr algo debe
aprovechar, sin remilgos, todas las oportunidades que se le presenten
aunque representen un riesgo. Es el mismo sentido paremiológico
que el del refrán "si al conquián quieres
ganar, por donde venga has de embonar" (F. 116), que es una variante suya. Tiene
la forma de una sentencia del tipo "el que" cuyo primer
hemistiquio funciona como una prótasis condicional, en
tanto que el segundo expresa un imperativo que funciona como
un consejo si la condición se cumple. Tiene la estructura
en dos endecasílabos asonantados.
consejo
consejos y ejemplos que obligan, los que los muertos nos digan
(F. 66).
Refrán de uso popular que expresa la gran valía
de los consejos y ejemplos que provienen de quienes ya han muerto.
Se basa en el tópico de que el saber que proviene de quienes
han muerto está libre de toda sospecha. Estructuralmente
pertenece a los refranes "que", tiene forma de sentencia
cuyos hemistiquios están unidos entre sí por rima
consonante.
consejo
dar consejos a rancheros es como predicar en el desierto,
tapar el sol con un dedo o apagar la lumbre a pedos (F. 66
y 90).
Refrán antiranchero que dice, mediante una serie de expresivos
ejemplos y símiles la terquedad del ranchero y lo inútil
que es darle consejos. Hay rima asonante entre el enunciado sujeto
y cada una de las terminaciones de los tres ejemplos presididos
por "como": rancheros, desierto, dedo y pedos.
consejo
de sembrar y de casar, no quieras consejos dar (F. 116).
Si es inútil dar consejos al ranchero, también
lo es darlos en materias como la siembre o el matrimonio.: son
asuntos que no admiten consejeros. Variante: "de sembrar
y de casar, no quieras consejo dar" (F. 90).
consejo
el consejo de mujer, bueno algún día puede ser
(F. 90
y 116).
Refrán popular de origen español, de sabor misógino,
que expresa el tópico de que no hay que despreciar el
consejo de nadie. Está estructurado en forma de una declaración
en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
contento
rascarse para adentro, es gran contento (F. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que tomando al azadón como
símbolo de buscar su propia ventaja dice que trabajar
para sí mismo es causa de gran contento. Tiene la forma
de una declaración sentenciosa con rima asonante entre
sus dos miembros. Rubio dice que este refrán significa
"quererlo todo para sí; ver únicamente el
interés propio" porque, después de todo, nadie
rasca para afuera.
conteo
en el conteo está el ganeo (F. 122).
Refrán de índole popular que dice que quien hace
las cuentas para fines de repartición siempre sale ganando
porque como dice otro refrán "El que reparte y comparte
y al repartir tiene tino, siempre coge para él mejor parte
de contino". Rubio lo recoge como "en el tanteo está
en ganeo". La palabra "ganeo", en todo caso, es
un capricho sólo de la rima consonante que une los dos
miembros de esta expresión. Variante: "en el tanteo
está el ganeo" (F. 90 y 116).
coox-virar
más vale un coox-virar a tiempo que un "aguántate
con Gualberto" (F. 110).
Refrán de estructura "más vale" que tiene
el mismo sentido paremiológico que el refrán "más
vale un carajo a tiempo que cien mentadas después".
Variante: "más vale un coox-virar a tiempo, que un
'aguántate como Gualberto'" (F. 9).
corazón
corazón de mesón, todos entran en montón
(F. 66).
Refrán popular referido a la mujer enamoradiza, "corazón
de mesón", que da cabida a todos. Tiene una forma
descriptivo narrativa con rima asonante entre la parte
descriptiva, "corazón de mesón", y la
narrativa: "todos entran en montón". En último
término, el sentido paremiológico con que se usa
es el de una censura hacia la mujer "corazón de mesón".
corazón
el corazón no envejece, el cuero es el que se arruga
(F. 12,
90
y 116).
Refrán exclamativo que expresa que el amor no tiene edad
y que, por tanto, quien ama es joven a pesar de las apariencias.
Rubio dice que este es un dicho de viejos rabos verdes para justificar
"sus andanas amorosas, o su gusto por diversiones que no
son propias de su edad".
corazón
el que mal del corazón esté, apriete el dedo
gordo del pie (F. 89).
Dicho médico de la región de San Luis Potosí.
Tiene la forma de un consejo dado en forma de una sentencia estructurada
por una mala rima entre "esté" y "pie".
No tiene sentido paremiológico.
corazón
no hay corazón tan triste como una bolsa sin dinero
(F. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. A saber: que,
como dice Rubio, "es muy grande la tristeza producida por
la falta de dinero". Tiene la forma de una declaración
sentenciosa.
corona
cada quien se pone la corona que se labra (F. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que expresa la convicción
antifatalista de que el éxito o el fracaso no son productos
de la casualidad ni de la buena o mala fortuna sino del trabajo
tenaz y honrado.
Corpus
ni
pasearla por el Corpus, ni ocultarla por San Juan (F. 116).
Refrán relativo a mujeres recogido por Rubio cuyo uso
y significado dice ignorar. Aunque en el calendario religioso
católico la fiesta del Corpus es movible y se celebra
el jueves siguiente a la octava de Pentecostés, unos dos
meses después de la fiesta de Pascua, es una fiesta de
junio, como San Juan: tienen lugar ambas en el tránsito
de la primavera al verano. El Corpus, en todo caso, era
anterior a la fiesta de San Juan, que se celebra el 24 de junio.
En el calendario religioso del catolicismo contemporáneo
en México la fiesta de Corpus ya no es de precepto
y su celebración se suele trasladar al domingo siguiente.
La diferencia entre Corpus y San Juan, pues, es de sólo
unos días. El refrán parece aludir a algunas antiguas
costumbres populares como por ejemplo la de las procesiones que
tenían lugar el jueves de Corpus, a eso podría
referirse el "pasearla", o el tradicional baño
del día de San Juan. El sentido paremiológico del
refrán, pues, parecería ser un llamado a evitar
conductas anormales.
corral
el que se ha criado en corral, de un pajoso se enamora (F.
49).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico apunta
hacia el tópico cultural de que cada quien adquiere los
valores del ámbito donde vive según el refrán
"dime con quien andas y te diré quien eres".
El refrán significa que la mujer que se ha criado en un
lugar de bajo rango es normal que se enamore de alguien de alguien
de un rango tan bajo como el estiércol de equino. En efecto,
la probable forma vulgar de este refrán debió ser:
"el que se ha criado en corral, de un pasojo se enamora".
Como dice Santamaría, en efecto, en el hablar popular
mexicana "pasojo" es una "probable metátesis
de pajoso, por estiércol de equino, y tan usual
como ésta". Variante: "el que en un corral se
cría, de un pajoso se enamora" (F. 90 y 116).
corredor
al buen corredor no le importa dar el lado de la vara (F.
49).
Refrán ranchero cuyo simbolismo está tomado de
las carreras de caballos y cuyo sentido paremiológico
es el mismo del refrán "el que es gallo dondequiera
canta". Ambos se atienen al tópico de que el competente
no se interesa por los pequeños detalles. El "lado
de la vara", en las carreras de rancho, suele ser el lado
derecho. Variante: "no importa al buen corredor dar el lado
de la vara " (F. 90 y 116).
correr
correr es vergonzoso, pero saludable (F. 37).
Dicho popular cuyo tópico, la vida vale más que
todo lo demás, subyace a refranes como "más
vale que digan aquí corrió que aquí murió"
que estrictamente hablando sería la versión en
refrán de este dicho cuya forma es la de una declaración.
correr
para uno que corre, otro que vuele (F.
116).
Refrán de índole popular que expresa que toda situación
es superable y que cada cosa tiene su antídoto. Formalmente,
pertenece a los refranes receta que se atiene al esquema mal
remedio. Su lógica, por tanto, es la misma que la
de refranes "para uno que madruga, hay otro que no se acuesta"
que, en el actual corpus de refranes usados en México,
es el único que tiene la misma estructura que el presente
refrán. Variante: "para uno que corre, otro que vuela"
(F. 90).
cortesía
menos cortesía y más pan (F.
110).
Dicho popular de enunciación exclamativa que dice lo que
enuncia. Su uso paremiológico es muy reducido y, desde
luego, discutible.
corva
corvas son triunfos (F. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa que quien corre ante el peligro
lo vence. Tiene, por tanto, el mismo sentido que el dicho "correr
es vergonzoso, pero saludable". Rubio relaciona la palabra
"corvas" no sólo con la capacidad del correr
sino con el miedo.
cosa
cosa hueca, mucho suena (F. 66).
Refrán popular que en forma perfectamente concisa significa
lo que enuncia. Se basa en el tópico de que las cosas
importantes no hacen ruido en tanto que lo ruidoso es síntoma
de inutilidad. De hecho, tiene el mismo sentido paremiológico
que el archirefrán "perro que ladra no muerde".
Desde el punto de vista formal, es un refrán perfecto:
consta de sólo cuatro palabras distribuidas de tal manera
que las dos primeras describen la situación de la que,
declarativamente, hablan las dos últimas. Consta, por
lo demás, de dos hemistiquios tetrasílabos unidos
por rima asonante.
cosa
dile que es hermosa, y pídele cualquier cosa (F. 66).
Dicho que funciona como regla consejo del piropo bajo el supuesto
machista de que una mujer halagada es presa fácil. Hay
rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
cosa
las cosas de Yucatán, dejarlas como están (F. 10).
Dicho Yucateco que significa lo que enuncia. Tiene la forma de
un consejo que supone la singularidad de Yucatán. Hay
rima consonante uniendo los dos hemistiquios de que consta el
dicho.
cosa
miserable cosa es que piense ser cocinero quien nunca aprendió
a lavar los trastes (F. 110).
Refrán que significa lo que enuncia. Tiene la forma de
una declaración basada en el tópico según
el cual las cosas más elevadas se obtienen a través
de las cosas más viles.
cosa
preciosa cosa es tener; es más precioso saber (F. 37).
Frase gnómica de índole conceptual que significa
lo que enuncia. Expresa el principio de que vale más saber
que tener. Tiene los atributos argumentativos de las llamadas
"frases célebres".
cosa
tres cosas come el poblano: cerdo, cochino y marrano (F. 90).
Dicho ofensivo que se encuentra en la misma línea antipoblana
que dichos del tipo de "a perro, perico y poblano, nunca
le extiendas la mano" o "mono, perico y poblano, /
no lo toques con la mano; / tócalo con un palito, / que
es un animal maldito". Carece de valor paremiológico.
cosa
una cosa es con guitarra, y otra cosa es con violín (F. 122).
Variante: "una cosa es con guitarra, y otra con violín"
(F. 90
y 122);
"una cosa es con violín, y otra cosa es con guitarra"
(F. 122).
cosa
una cosa es la amistad, y el dinero es otra cosa. (F. 116
y 122).
Variantes: "una cosa es el amor, y el negocio es otra cosa"
(F. 35,
38,
116
y 122);
"una cosa es Juan Domínguez, y otra cosa es 'no me
chingues'" (F. 66,
70,
90
y 132);
"una cosa es Juan Reveles, y otra cosa es 'no la amueles'"
(F. 37);
"una cosa es la amistad, y otra cosa es 'no la friegues'"
(F. 37,
90
y 122);
"una cosa es la amistad, y otra cosa es Juan Domínguez"
(F. 35
y 116).
cosa
una cosa es la pobreza, y la mugre es otra cosa (F. 66,
90
y 116).
Refrán que en forma de una exclamación sentenciosa
califica a quienes quieren justificar su suciedad en la pobreza.
Consta de dos hemistiquios octosílabos unidos por rima
asonante.
cosa
una cosa es Luisa Mata, y otra cosa es 'mata, Luisa' (F. 90
y 116).
Variantes: "una cosa es Pedro Reza, y otra cosa es 'reza,
Pedro'" (F. 90
y 116).
cosa
una cosa es ser y otra cosa es tener (F.
12).
Frase gnómica, de índole sentenciosa, que significa
lo que enuncia. Su forma de definición culta y nula capacidad
paremiológica la acercan a las "frases célebres".
cosa
una cosa es Toledo, y otra dar atole con el dedo (F. 90
y 116).
coscorrón
si afanas de coscorrón, que no te falte aguador (F. 90
y 116).
Dicho de cacos recogido por Rubio para quien afanar de coscorrón
es "robar taladrando puertas con berbiquí" en
tanto que aguador es el que vigila o "echa aguas".
Como todas las expresiones que no han alcanzado la aceptación
generalizada de los hablantes, no llega a refrán.
cosecha
cuando la cosecha es buena, hasta los guarumos dan cacao (F. 90).
Refrán tabasqueño que dice que cuando es buen año
todo se da bien. Tiene el mismo sentido paremiológico
que refranes como "cuando el tiempo nos ayuda, los secos
troncos retoñan" o bien "cuando el temporal
es bueno hasta los vaqueros paren". Tiene la forma de una
exclamación sentenciosa.
costal
todo cabe en un costal, sabiéndolo acomodar (F. 90
y 116).
Refrán muy popular que dice lo que enuncia. Tiene el mismo
sentido paremiológico aunque más lógica
que su variante "todo cabe en un jarrito sabiéndolo
acomodar". El tópico que le subyace es que la capacidad
de lo pequeño depende de la capacidad para acomodar allí
las cosas. También se conoce así: "todo cabe
en un costal, en sabiéndolo acomodar". Tiene la forma
de una sentencia.
cotorra
no hay cotorra que no grite, cuando se anuncia el mal tiempo
(F. 41).
Refrán tabasqueño que en forma de una sentencia
exclamativa dice lo que enuncia. Se usa para justificar cualquier
forma de protesta ante alguna desgracia. Circula también
de esta otra forma: "a cotorra que es habladora, no le importa
que haga buen tiempo" (F. 41).
coyote
coyote que al llano baja, el pellejo arriesga (F. 49).
Refrán tabasqueño que dice lo que enuncia. Para
el refranero mexicano "bajar" ya sea al agua o, como
en este caso, al llano, es supuesto como entrañando algún
peligro. Este refrán, en efecto, tiene analogías
con el recogido por Rubio en forma versificada: "Cupido
se lamentaba / de un amor que ingrato fue, / y sólo le
consolaba, / que cuando ellas tienen sed / solitas bajan al agua
/ sin que nadie las arree" Se usa en situaciones en que
alguien se encuentra en algún peligro por descender de
las alturas, de cualquier índole que ellas sean, en que
vive.
coyote
el que con coyotes anda, a aullar se enseña (F. 106).
Refrán popular que adapta al mexicano el viejo refrán
tradicional "el que con lobos anda, a aullar se enseña"
con el sentido paremiológico de que las costumbres se
adquieren del medio en que el individuo vive a diario. Es de
los típicos refranes "el que", de índole
sentenciosa, cuyo hemistiquio "el que" expresa una
situación en tanto que el segundo miembro del refrán
propone la sanción correspondiente.
creer
hay quien cree que ha madrugado, y sale al oscurecer (F. 90
y 116).
Refrán ejemplo que se expresa como la formulación
de un caso particular que contradice una proposición general
del tipo "quien cree no se equivoca" o bien "la
creencia siempre lleva a la verdad". La verdad que el refrán
quiere demostrar es exactamente la contraria y podemos formularla
de la siguiente manera: "la creencia no es de fiar"
o, si se prefiere, "no todo lo que se cree es cierto"
o, en fin, "es mejor realidad que creencia". Este postulado
sería, además, el tópico que, arraigado
en la conciencia popular, subyace al refrán "hay
quien cree que ha madrugado y sale al oscurecer" que
viene siendo un exemplum cuya fuerza argumentativa, de
tipo inductivo, desmiente el aserto general de "quien cree
no se equivoca". Tenemos, por tanto, el caso de un refrán-exemplum
insertado como premisa de un entimema.
cría
no estropees a la cría, porque se enoja la vaca (F. 41).
Refrán ranchero en forma de consejo que, en sentido literal,
significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se
usa para sancionar situaciones en que se molesta a alguna persona
joven.
criada
para las criadas del cura no hay infierno (F.
90
y 116).
Dicho satírico contra el influyentismo. Según Rubio,
se usa "para echar en cara a los que en una comunidad, cualquiera
que ella sea, por efecto de distinciones a veces injustas y siempre
mortificantes, gozan de prerrogativas que los demás no
disfrutan".
criado
criado en la casa, clarín en la plaza (F. 116).
Refrán popular, de hechura tradicional, que expresa la
indiscreción de los criados y criadas que hacen del dominio
público todo lo que sucede en el interior de la casa donde
trabajan. Tiene la forma de una sentencia cuyos hemistiquios
están unidos por rima consonante.
criollo
con criollo civilizado, anda siempre con cuidado (F. 90
y 116).
Refrán que refleja, muy probablemente, las pugnas interétnicas
de la colonia. Verosímilmente se trata de un dicho de
mestizos. Según Rubio, el enunciador sería un indio.
Estrictamente hablando, puede ser tanto un indio, como un español
y, desde luego, un mestizo. La razón para buscar entre
los mestizos al enunciador de este refrán es que, por
una parte, el refranero mexicano, en general, es una creación
mestiza; por otra, que el indio es un personaje casi sin voz
en el refranero mexicano. El criollo supuesto en este refrán
es ranchero y la "civilización" a que se refiere
es a las costumbres urbanas y, en general, al criollo culto:
no es de fiar. En las pugnas interétnicas, el refranero
supone que cada uno indio, criollo y español tienen su
propio medio: si se pasan al medio del otro no son de fiar. El
mismo refranero mexicano, por ejemplo, sanciona: "indio
que quiere ser criollo, al hoyo" o bien "indio que
va a la ciudad vuelve criollo a su heredad". Se estructura
en forma de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
También circula de esta otra manera: "con criollo
civilizado, vete con mucho cuidado" (F. 90 y 116).
cristo
de cristo a cristo, el más apolillado se raja (F. 35
y 116).
Refrán ranchero que se usa para interpretar situaciones
de competencia y cuyo sentido paremiológico apunta a defender
el triunfo del más capaz. En el hablar popular mexicano,
"rajarse" significa "echarse para atrás"
o desdecirse de algo ya prometido ya anunciado. La metáfora
que subyace al refrán se refiere a los crucifijos, frecuentemente
de madera, que hay en cualquier iglesia de cualquier pueblo.
Se atiene al tópico de que el más débil
es siempre vencido por el más fuerte. Variante: "de
cristo a cristo, el más apolillado se rompe" (F.
90
y 122).
cristo
dicen que un cristo en la mano pesa (F.
131).
Dicho de Chihuahua que junta la introducción "dicen
que" al texto propiamente gnómico "un Cristo
en la mano pesa" cuyo sentido literal es el enunciado en
tanto que el sentido paremiológico apunta hacia la convicción
popular de que en una pugna entre iguales por lo que sea el contar
con la ayuda de Cristo es importante.
Cristo
ni Cristo pasó de la cruz, ni yo de aquí paso (F. 116).
Según Rubio, se trata de una simple frase que expresa
una negativa terminante de, en un asunto cualquiera de alguna
manera conflictivo, ir más adelante. Tiene apenas la categoría
de dicho sin una función propiamente entimemática
en la argumentación discursiva cotidiana. La función
principal en que se usa es la ornato.
crudo
vale más curar a un crudo que redimir a un cautivo (F. 64,
89,
90,
113
y 116).
Refrán popular del tipo "más vale" que
significa lo que enuncia. El "crudo" al que se refiere
el refrán es el individuo al día siguiente de una
gran borrachera. El dicho alude a las dificultades que implica
curarse la cruda o mal de la postborrachera que aquí son
puestas como más difíciles que la liberación
de un cautivo. El refrán se basa, por tanto, en el tópico
popular del tipo de la borrachera es peor que un cautiverio.
Variante: "vale más salvar a un crudo que redimir
a un cautivo" (F. 70, 89 y 90).
cruz
si huyendo de la cruz vas, otra peor te encontrarás (F. 37).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido que
el dicho abajo explicado "todos nuestra cruz tenemos, que
a fuerza hemos de cargar, aunque nos lastime el peso". Parte,
en efecto, del supuesto de que cada individuo no sólo
tiene su destino predeterminado desde antes de nacer sino que
ese destino consiste en sufrir o, según el, hablar popular,
cargar irremediablemente con su cruz, la cruz que le ha sido
asignada de por vida. El dicho, por tanto, se refiere a que si
alguien no quiere cumplir con sus destino le vendrán males
o cruces peores.
cruz
sólo la cruz no roba (F.
35,
90
y 116).
Refrán que en forma sentenciosa significa lo que enuncia:
todos son ladrones. Sólo la cruz, porque no puede mover
los brazos, no roba.
cruz
todos nuestra cruz tenemos, que a fuerza hemos de cargar, aunque
nos lastime el peso (F. 60).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido paremiológico
que el dicho arriba explicado "si huyendo de la cruz vas,
otra peor te encontrarás". Parte, como él,
del supuesto de que cada individuo no sólo tiene su destino
predeterminado desde antes de nacer sino que ese destino consiste
en sufrir o, según el, hablar popular, cargar irremediablemente
con su cruz, la cruz que le ha sido asignada de por vida. La
cruz, en estas clase de dichos, tiene un sentido negativo: es
un sufrimiento. El dicho, por tanto, insiste en el deber innato
e ineludible que tiene todo individuo de cargar con la cruz que
el destino le ha asignado desde siempre y para siempre.
cuaco
cuaco chiquito, siempre poquito (F.
104
y 105).
Dicho ranchero que expresa la convicción campirana de
que un cuaco, como se llama en el campo mexicano al caballo,
pequeño de tamaño es también poco caballo
según el refrán "caballo grande, aunque no
ande " que expresa la regla ranchera de que el caballo debe
ser grande como se desprende de las variantes de ese mismo refrán:
"caballo grande, ande o no ande" o "caballo grande
aunque no ande y para lo que mande".
cuaco
cuaco que cambia de mano, también cambia de valor (F. 105).
Refrán ranchero que significa lo que expresa. Parte de
la convicción campesina de que el valor de un caballo
depende de su dueño porque, como dice otro refrán
del género, "a las mujeres bonitas y a los buenos
caballos, los echan a perder los pendejos".
cuaco
cuaco rucio, siempre sucio (F.
104
y 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa,
en efecto, la mala opinión que la gente del campo en México
tiene de los caballos de color rucio o pardo claro: según
el refrán tiene siempre la apariencia de estar sucio.
Tiene la forma de una sentencia en dos tetrasílabos con
rima consonante.
cuaco
cuando mi cuaco relincha, no hay yegua que guarde cincha (F. 105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una
declaración exclamativa en dos octosílabos con
rima consonante.
cuaco
en cuaco moro, ni pases agua ni esperes toro (F. 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa,
en efecto, la mala opinión que la gente del campo en México
tiene de los caballos, como dice Santamaría, "blanco
azulado con manchas brunas". Según el refrán,
estos caballos no son buenos para afrontar los peligros señalados.
Hay rima consonante entre el final de la cesura y el final del
segundo hemistiquio.
cuaco
si tu cuaco te respinga, ya tienes buena jeringa (F. 90,
105
y 116).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere a
lo maltratadas que quedan las posaderas del jinete de un caballo
que repara.
cuadrar
a todos nos cuadra que nos den tronchado (F.
49).
Entre los galleros, "dar tronchado" es dar al dos por
uno en las apuestas y. en general, ofrecer un negocio tronchado
es proponer un negocio muy ventajoso. Por eso el dicho se entiende
solo sobre todo si "cuadrar" es entendido en el sentido
de "agradar". El dicho tendría, pues, el sentido
del tópico " a todos nos agrada que nos den ventajas"
que le subyace.
cuadrúpedo
cuadrúpedo con dueño, no es mostrenco (F. 49).
Dicho ranchero que en forma de una definición dice lo
que enuncia en el entendido de que según la terminología
jurídica los bienes mostrencos son los bienes o animales
sin dueño.
cuatro
en el cuatro, hasta los ratones caen (F.
48,
66
y 90).
Dicho popular que significa que contra un "cuatro"
o trampa bien urdida que se pone a alguien no hay escapatoria.
Variantes: "en el cuatro caen hasta los ratones" (F.
132);
o bien "con el cuatro, hasta los ratones caen" (F.
49).
cuchara
sólo la cuchara sabe lo que hay dentro de la olla (F. 90
y 116).
Refrán popular que significa que sólo cada uno
sabe las penas que lleva adentro. Tiene el mismo sentido paremiológico
que refranes como "el fondo de la taza sólo la cuchara
lo conoce" o bien "sólo el que carga el costal,
sabe lo que lleva dentro". Tiene la forma de una exclamación
sentenciosa.
cuchillo
de que el cuchillo es malo, le echan la culpa al herrero (F. 116).
Refrán popular que se usa para comentar los pretextos
y las justificaciones inaceptables del inepto. Tiene, pues, el
mismo sentido paremiológico que refranes como: "de
que el arriero es malo, le echa la culpa al burro", "de
que es malo el escribiente culpa a la pluma fuente" o "de
que la parturienta es mala le echa la culpa al culo". Hay
una carga ironizante en este tipo de refranes en que un experto
tiene que recurrir a excusa torpes para justificar su estupidez.
cuchillo
si sale derecho, es cuchillo, y si sale chueco, es tranchete
(F. 49).
No hay, por tanto, de qué preocuparse. Se trata de una
expresión gnómica exclamativa que en sentido literal
significa lo que enuncia y en sentido paremiológico se
usa para mofarse de quienes tienen presta una justificación
para todo lo que hacen aunque se trate, a veces, de situaciones
obviamente equivocadas.
cuenta
cuentas claras conservan amistades (F.
90
y 122).
Refrán popular sentencioso que funciona como un axioma
de quienes tienen o hacen negocios: es el principio de las cuentas
claras según el dicho exclamativo: "a mí me
gustan las cuentas claras y el chocolate espeso". También
circula bajo esta forma: "cuentas claras, amistades largas"
(F. 12).
cuerno
los cuernos son como los dientes: primero suelen doler, y después
sirven para comer (F. 35, 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido es obvio: se trata de una
sátira contra los maridos cornudos.
cuero
poder más el cuero que la camisa (F.
35,
90
y 116).
Refrán popular enraizado en la tradición paremiológica
española según el cual primero están los
parientes que los demás.
cuero
no hay cuero sin garras (F. 38,
64,
80,
90
y 122).
Expresión gnómica popular que significa, según
Santamaría, "que todas las cosas tienen defecto o
inconveniente". Variante: "no hay cuero sin rasgones"
(F. 66, 90 y 132).
cuervo
no hay cuervo que no sea negro (F.
66
y 90).
Dicho que se suele usar en enunciación exclamativa y que
en primera instancia significa lo que enuncia. Formó parte,
alguna vez, del anuncio comercial de un tequila a cuyos lomos
se difundió. En sentido figurado se suele llamar "cuervos"
a algunas personas para quienes, entonces, lo "negro"
viene a tener connotaciones morales muy negativas.
cuidado
no hay cuidado de la reata, la argolla es la que rechina (F.
66,
90,
116
y 132).
Refrán de enunciación exclamativa que sirve de
paliativo a situaciones en que lo que domina es, justamente,
la preocupación. El sentido paremiológico de este
refrán de referente ranchero está dado por la expresión
"no hay cuidado". Funciona, pues, como los refranes
exclamativos de nexo acústico.
cuidado
si quieres sembrar manteado, hazlo con mucho cuidado (F.
90
y 116).
Refrán consejo estructurado en dos hemistiquios octosílabos
con rima consonante. Dice lo que enuncia. "Sembrar manteado"
es sembrar aventando puños de semilla al aire, esparciéndola
en forma de manto, para que caiga en la tierra así, esparcida.
Al respecto, otro refrán asienta: "la semilla manteada,
bien regada"
culeca
no te fijes en las culecas, fíjate en las que ponen (F. 12).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa tanto en relación
con las gallinas como para valorar situaciones de la vida diaria.
culo
cada quien es libre de hacer de su culo un papelote, para empinarlo
(F. 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que
cada quien puede hacer con lo suyo lo que se le pegue en gana,
pues que a nadie tiene que dar cuenta de lo hecho." Variantes:
"cada quien es libre de hacer de su culo un papalote"
(F. 90);
"cada quien es libre de hacer de su culo un papalote y empinarlo"
(F. 21);
"cada quien hace de su culo un papelote" (F. 35 y 116); "cada uno hará de
su culo un papalote" (F. 5).
culpa
no tiene la culpa el hombre de ser cabrón, cuando la mujer
es puta (F. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Expresa.
En efecto, un tipo de relaciones maritales en que se justifica
el maltrato del marido por la conducta adúltera de la
mujer". En el habla popular mexicana, "cabrón
es, en efecto, no sólo el individuo mal intencionado,
abusivo, prepotente sino al hombre violento y malo.
culpa
no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre (F. 5,
12,
37,
64,
66,
80,
85,
90,
106,
116,
122
y 133).
Refrán muy popular, originado en las pugnas interétnicas
de México, que en forma sentenciosa y enunciación
exclamativa sanciona la imprudencia y parte de culpa que tiene
quien se queja de algún daño "por haber confiado
o valídose de persona que no debía", dice
Rubio. Variante: "no tiene la culpa el indio, sino quien
lo hace compadre" (F. 70 y 132).
culpa
no tiene la culpa el pulque, sino el briago que lo bebe (F. 64,
66,
70,
85,
90,
116
y 119).
Estructurado sobre el anterior, este refrán popular en
zonas pulqueras expresa que no hay que andar echando las propias
culpas al viento. En este caso, no es la bebida la culpable de
los desastres de la borrachera sino el borracho. Tiene la forma
de un reproche.
curado
cuando se acabe el curado, conformarse con el blanco (F. 66
y 132).
Dicho de borrachos pulqueros que significa lo que enuncia: el
pulque "curado", dice Rubio, "es el que se hace
mezclándole piña, fresa, naranja, tuna, huevo,
etc.: aderezamiento este que le da un mejor gusto y una mayor
aceptación".El pulque "blanco" es el pulque
natural. En sentido paremiológico se usa para aconsejar
conformarse con lo que se tiene en vez de lo que se quisiera.
Variante: "cuando se acaba el curado, conformarse con el
blanco" (F. 35,
70,
90
y 116).
curso
el curso hace maestros (F. 60).
Dicho, probablemente de origen escolar, muy poco o nada usado
en el habla popular y que a ese tenor tiene poco valor paremiológico.
Su sentido primario exalta el valor del trabajo de aula. En cierto
sentido se opone al refrán popular que dice: "la
práctica hace al maestro". Tiene, en todo caso, todas
las características formales de una sentencia paremiológica.
cusca
de cusca regenerada, o todo o nada (F.
116).
Según Rubio, este refrán significa que de la prostituta
regenerada, "no deben tonarse términos medios, sino
que o se admite todo de ella, sin limitación ninguna,
o no se admite nada.
cusca
la cusca regenerada, de cusca no tiene nada (F. 35,
90
y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Una prostituta,
en efecto, una vez que ha cambiado de vida, deja de serlo. "Cusca",
como se sabe, es uno de los muchos nombres se da en México
a la prostituta.
cusca
no hay cusca ni ladrón que no tengan su santo de devoción (F. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. En todo caso,
el refrán resalta lo religiosos que suelen ser los profesionales
de ciertas conductas heterodoxas.
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