1. Marco histórico-cultural
La Edad Media es el período de tiempo
que comprende desde la caída del Imperio Romano de Occidente
a la caída del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino,
No es posible establecer límites estrictos o precisos
para la división de los periodos históricos. Sin
embargo la Edad Media suele dividirse en dos periodos: Alta Edad
Media (desde 476 hasta el año 1000) y Baja Edad Media
(desde el 1000 hasta 1453).
Culturalmente, la Edad
Media europea se caracteriza por los siguientes rasgos:
* Teocentrismo:
el mundo de las ideas gira en torno a Dios.
* Jerarquización: el mundo medieval es un mundo
rigurosamente ordenado, codificado y compartimentado en todos
los aspectos, y el principio de autoridad no se discute.
* Didactismo: el analfabetismo es enorme y la literatura
es con frecuencia oral, a causa de la carestía de los
elementos que intervienen en la confección de un códice,
ya que no se ha inventado todavía ni la imprenta ni el
papel. Por ello la literatura suele tener tono didáctico.
En España la Edad
Media posee los siguientes rasgos como características
específicas:
1. La herencia romana,
aglutinante en lo lingüístico, lo religioso y lo
cultural.
2. La herencia germánica
que centralizó su poder en la corte de Toledo y fue trasladado
sucesivamente a la corte de Asturias y de León.
3. La herencia árabe
que incorporó a su propio vasto saber la cultura griega
a raíz de la conquista de Alejandría. Y su difusión
a través de la Escuela de Traductores de Toledo.
4. La herencia judía
presente y entremezclada con cristianos y musulmanes en un diálogo
intercultural intermitente.
5. La influencia francesa
que a partir del periodo carolingio, las "marcas",
el camino de Santiago y las expediciones de las cruzadas tiene
gran influencia sobre la vida peninsular.
6. Las lenguas y culturas
catalana y gallego portugesa en el nacimiento y posterior
desarrollo de las lenguas romances.
7. El triple fenómeno
-político, cultural y lingüístico- del reino
de Castilla que terminará siendo, a pesar de su
tardía y marginal aparición, el origen de la lengua
predominante en el resto de la península.
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2.
La poesía
medieval popular
Llamamos así a una
variada tradición de canciones que eran cantadas por la
población humilde, predominantemente rural, durante el
trabajo y en las fiestas. A menudo eran canciones de baile. Muchas
de ellas se pusieron por escrito tardíamente, desde fines
del siglo XV. Por ello, uno de los principales problemas para
su estudio consiste en averiguar hasta qué punto lo conservado
refleja lo que realmente cantó el pueblo y hasta dónde
intervinieron los poetas cultos al transmitirlo.
En cada zona de la Península
la poesía de tema amoroso presenta sus particularidades,
aunque comparten las siguientes características:
a) Contenido: la enamorada
se lamenta por la pérdida, ausencia o tardanza del amado.
b) Confidente: la muchacha expresa sus lamentos de amor a algo
o a alguien: la madre, la hermana, la amiga, las olas del mar,
las flores del campo, etc.
c) Motivos comunes: Suelen aparecen situaciones o motivos relacionados
con el amor o el encuentro amoroso: el río y las fiestas,
como lugar o momento para el encuentro amoroso; la cinta, como
símbolo de virginidad, etc.
d) Estructura métrica: Las canciones se suelen adaptar
a la estructura paralelística. Ésta consiste en
la repetición de los versos, cambiando sólo la
palabra de la rima.
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Las jarchas
Artículo
principal: Jarcha
La lírica española
es la más antigua de la Europa románica, desde
que Samuel Miklos Stern en colaboración con el ilustre
arabista español Emilio García Gómez, descubriera
las jarchas (1948) en moaxajas hebreas y publicaran un trabajo
que descubre la existencia de las jarchas: 20 jarchas, o jaryas,
encontradas en manuscritos semidestruidos en la Guenizá
de la Sinagoga de Fostat, en El Cairo, lo que dio argumentos
suficientes para apoyar la tesis del origen árabigo-andaluz
de la lírica románica, desbancando otras teorías
anteriores que situaban su origen en la lírica provenzal.
Las jarchas eran el cierre
de las moaxajas y solían escribirse en dialecto mozárabe
-romance- aunque con caracteres árabes o en árabe
dialectal. Son composiciones de dos a cuatro versos, generalmente
en boca de mujeres que llaman a sus amantes, o confían
su pena amorosa a la madre o hermanas.
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La lírica galaico-portuguesa
Artículo
principal: Lírica galaicoportuguesa
Las cantigas galaico-portuguesas
se desarrollaron al Noroeste de la península, en el territorio
que hoy es Galicia y Norte de Portugal. Se conservan en el Cancionero
de Ajuda, de finales del siglo XIII, y en los cancioneros
Colocci-Brancuti o de la Biblioteca Nacional de Lisboa
y en el de la Biblioteca Vaticana.
El prólogo del Cancionero
Colocci-Brancuti establece cuatro tipos de cantiga: de amigo,
de amor, de escarnio y de maldecir. Las cantigas de amigo
presentan rasgos comunes con las jarchas: son canciones de mujer
que añora a su amante. Destacan las composiciones de romerías
o mayos y las que tratan del mar.
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Los villancicos
La lírica castellana
vive en un estado latente, al menos, hasta mediados del siglo
XIV. A partir del siglo XV es más frecuente registrar
estribillos o villancicos castellanos. Éstos han llegado
hasta nosotros porque fueron incluidos en los grandes Cancioneros
de los siglos XV y XVI. El amor y la naturaleza, con sus muchas
variaciones, son los temas más frecuentes de estas canciones
castellanas. Aparecen como cantares de dos a cuatro versos, que
oscilan entre cuatro y diez sílabas, con predominio de
hexasílabos, heptasílabos y octosílabos.
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3.
La épica.
Los cantares de gesta.
Artículo
principal: épica
medieval
Entendemos por cantares
de gesta una serie de obras en verso que cuentan las hazañas
de un héroe nacional. El género tiene mucha influencia
occitana y francesa.
La poesía épica
se encuadra dentro del mester de juglaría. Los cantares
de gesta eran recitados de memoria por los juglares que actuaban
en las plaza de los pueblos y ciudades, en los castillos o en
las estancias de la corte, a cambio de un pago por sus servicios.
Sabían danzar, tocar instrumentos, recitar y realizar
ejercicios acrobáticos y circenses.
Los cantares de gesta surgieron
entre los siglos XII y XIII. Se han conservado muy pocos debido
a que su transmisión era oral y no escrita. Además
del Poema de Mío de Cid, que se conserva casi completo,
nos han llegado fragmentos del Cantar de Roncesvalles
y del Cantar de las Mocedades de Rodrigo. De otros cantares
de gesta nos han llegado noticias gracias a las crónicas
históricas, que los utilizaron como fuente. Características
de los cantares de gesta de nuestra literatura son:
a) Su carácter anónimo.
b) Su gran vitalidad, pues sus temas pervivieron en la literatura
posterior (romancero, comedia nacional, drama neoclásico,
romántico y moderno, en la lírica, en la novela,
etc.)
c) Su realismo, pues se compusieron en fechas cercanas a los
hechos que cuentan y apenas aparecen elementos fantásticos.
Cantar de mio Cid
Artículo principal: Cantar
de mio Cid
La obra española
más importante (y única completa) de este género
es el Poema de Mío Cid, que se conserva en un manuscrito
del siglo XIV que parece reproducir otro de 1207, copiado por
Per Abbat. La obra se divide en tres cantares:
El primer cantar trata
el destierro del Cid por Alfonso VI, a causa de ciertas intrigas
cortesanas. Martín Antolínez logra de dos judíos
un préstamo de seiscientos marcos para el Cid, para sus
fieles y para mantener a su mujer e hijas en el monasterio de
San Pedro de Cardeña. El Campeador conquista Castejón
y Alcocer, poblaciones que devuelve a los moros a cambio de un
rescate. Cierra el cantar un enfrentamiento con el conde de Barcelona.
El segundo cantar se inicia
con el asedio y conquista de Valencia. Álvar Fáñez
lleva presentes al rey y le pide que consienta a doña
Ximena y a sus hijas salir del monasterio para instalarse en
Valencia. El rey Alfonso propone casar las hijas del Cid con
Fernán y Diego, infantes de Carrión, a lo que éste
accede. Se celebran vistas a orillas del Tajo y bodas con sus
fiestas en Valencia.
El cantar tercero se abre
con el episodio del león, de carácter novelesco:
mientras duerme el Cid, escapa de la red su león, causando
el pánico entre los infantes de Carrión, que, tras
confirmar su cobardía en la batalla contra el rey Búcar
de Marruecos, deciden volver con sus mujeres a sus tierras palentinas.
En el robledal de Corpes las golpean y abandonan, por considerarlas
impropias de su condición social. El Cid recuerda al rey
que, siendo él quien las casó, es suya la afrenta.
Alfonso convoca Cortes en Toledo, donde el Cid recobra sus haberes
y deja que Pero Bermúdez, Martín Antolínez
y Muño Gustioz derroten, respectivamente, a los infantes
Fernán y Diego y a su hermano, Asur González. Sus
hijas recuperan la honra casándose con los infantes de
Navarra y Aragón.
Los versos oscilan entre
las tres y las once sílabas, con claro predominio de heptasílabos,
octosílabos y hexasílabos, y se organizan en series:
tiradas de un número indefinido de versos asonantes entre
sí. Aparecen sistemáticamente a lo largo del poema
fórmulas -grupos de palabras que se repiten con ligeras
variaciones-. Esto apunta al carácter oral en la transmisión
de la obra, ya que facilitaría la improvisación
y la memorización de los versos. De entre estas fórmulas
destacan la omisión de verbos de decir -dijo, preguntó,
respondió...- y los epítetos, adjetivos generalmente
aplicados a personas o lugares caracterizados positivamente.
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3. El romancero.
Es un conjunto de poemas
-romances- que presentan características muy distintas,
aunque coinciden en la forma: un número indefinido de
octosílabos con rima asonante en los versos pares.
Los más antiguos,
que son los que se consideran aquí básicamente,
son anónimos y forman lo que se llama Romancero viejo.
Aunque la época en que se recoge la inmensa mayoría
de los romances es el siglo XVI, las primeras muestras serían
del siglo XIV, si no anteriores. Los músicos españoles
del Renacimiento utilizaron algunos como texto para sus composiciones.
Su temática y naturaleza
son muy variadas. Un grupo importante -acaso el más antiguo-
pertenece al género épico y podría derivar
de cantares de gesta fragmentados y hoy perdidos en su casi totalidad.
Otra parte considerable la forman romances líricos de
personajes o situaciones muy diversas.
Por su tema, los romances pueden clasificarse
en:
1. Tradicionales: Provienen
de un hecho histórico o de los cantares de gesta.
2. Juglarescos: Su origen
es diferente de los anteriores.
A. de Tema francés:
a) Carolingios: cuentan
las hazañas de Carlomagno y otros personajes de su corte.
b) Bretones: recogen las
leyendas del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
B. Noticieros: Vienen derivados
de la convivencia con los árabes y pueden ser fronterizos
y moriscos.
C. De invención:
Fruto de la imaginación de los autores.
a) Líricos: Tratan
el tema amoroso y la expresión de sentimientos. Predomina
la descripción y la acción es escasa.
b) Novelescos: Destaca
el elemento narrativo, la ficción y el diálogo
entre los personajes.
Por su estructura, el romance puede ser:
1. Romance-cuento: relata
una historia completa de principio a fin.
2. Romance-escena: se concentra
en un momento concreto de la acción.
El siglo XVII admiró
estas composiciones y no dudó en imitarlas y revitalizarlas.
Autores como Lope de Vega, Góngora o Quevedo escribieron
romances al modo de los antiguos, formando lo que hoy consideramos
el Romancero nuevo.
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4. La poesía
medieval culta
1. El
mester de clerecía.
A comienzos del siglo XIII,
se documentan las primeras formas de una poesía que divulga
textos cultos -generalmente de origen latino-. Su estrofa más
frecuente es la cuadernavía (cuatro versos de catorce
sílabas cada uno que riman entre sí). Estas obras
se conocen como Mester de clerecía (mester significa 'oficio'
y clerecía indica que sus autores eran clérigos
o, al menos, escolares).
Los hitos de esta escuela
son :
Gonzalo de Berceo.
El Libro de Alexandre.
El Libro de Apolonio.
El Libro de buen amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
2. Lírica catalano-provenzal.
Surge en el siglo XII en
las cortes catalano-provenzales. Es un tipo de poesía
refinada, cantada por los trovadores en los palacios y casas
señoriales para distraer a los grandes señores.
Influye en otros tipos de lírica tradicional de la península
mediante la ideología del amor cortés, juego poético
en donde se establece un paralelismo entre la relación
vasallo-señor feudal y enamorado-dama.
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3. Las
cantigas galaico-portuguesas.
Como ya se ha dicho, se
conservan en el Cancionero de Ajuda, de finales del siglo XIII,
y en los cancioneros Colocci-Brancuti o de la Biblioteca Nacional
de Lisboa y de la Biblioteca Vaticana.
El prólogo del Cancionero
Colocci-Brancuti establece cuatro tipos de cantiga: de amigo,
de amor, de escarnio y de maldecir.
Las cantigas de amigo presentan rasgos comunes con las
jarchas: son canciones de mujer que añora a su amante.
Destacan las composiciones de romerías o mayos y las que
tratan del mar.
Las cantigas de amor tienen una temática similar
a las de amigo, pero son de mayor elaboración formal.
Más próximas
entre sí son las cantigas de escarnio y maldecir.
Son composiciones satíricas o de burla y contienen alusiones
directas a personas, con nombres propios y hechos concretos,
que permiten fecharlas, en ocasiones.
De la segunda mitad del
siglo XIII son la mayor parte de los poetas galaico-portugueses:
Martín Codax, Ayras Nunez, Nuno Fernandes, Xohan, los
reyes Alfonso X el Sabio (español) y el portugués
Don Denís.
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4. Poesía medieval
de Cancioneros (siglos XIV y XV)
Hacia 1350 se constata
un cambio importante en la lírica española: la
lengua de los autores pasa de ser el gallego-portugués
al castellano.
Las estrofas comienzan
a definirse y a centrarse en diferentes formas, tomando, como
base el verso de ocho sílabas y el de doce.
Los temas de esta poesía
derivan, básicamente, de la poesía provenzal de
los trovadores occitanos: el amor y sus variaciones. En la Península
se añaden algunas características, como las alegorías
-personajes basados en ideas abstractas-, los juegos de palabras
complejos, la falta de paisaje y de descripción física,
la aceptación de la desgracia por parte del amante, etc.
Esta poesía suele
recogerse en libros de poemas llamados habitualmente Cancioneros.
Destacan tres:
a) El Cancionero de
Baena, recopilado hacia mediados del siglo XV para el rey
Juan II de Castilla.
b) El Cancionero de
Estúñiga, copiado en Italia, en la Corte de
Nápoles. Incluye poemas de Juan de Mena o Íñigo
López de Mendoza, Marqués de Santillana. y
c) El Cancionero General,
recopilado por Hernando del Castillo en Valencia, 1511, donde
hay poesías de Fernán Pérez de Guzmán,
Jorge Manrique, Florencia Pinar, acaso la primera poetisa española,
y los citados más arriba, Juan de Mena e Íñigo
López de Mendoza.
Para completar el panorama
de la poesía de esta época, podríamos añadir
otras obras muy diversas en su forma: desde las Danzas de
la muerte hasta la poesía satírica, como las
Coplas de Mingo Revulgo o las Coplas de la panadera.
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5. La prosa
medieval
1. De los orígenes
a Alfonso
X el Sabio
Artículo
principal: Prosa
anterior a Alfonso X
Los primeros testimonios
de la prosa española se dan en el siglo X, cuando un monje
del monasterio de San Millán de la Cogolla escribe, en
un libro escrito en latín, una breve oración. Esta
es la primera vez que el castellano va más allá
de palabras aisladas y compone una frase con sentido. Por encontrarse
en libros del Monasterio de San Millán de la Cogolla se
llaman glosas emilianenses.
Posteriormente, los intereses
literarios se proyectarían sobre temas históricos
o religiosos. Entre los históricos, destacan los anales
toledanos, escueta relación de acontecimientos asociados
a cada año. Los religiosos se relacionan con el problema
judío español. Encontramos opúsculos polémicos,
como la Disputa entre un cristiano y un judío o
las Biblias romanceadas.
Ya en el siglo XIII
se traducen del árabe las dos primeras colecciones de
cuentos:
1. Calila y Dimna,
probablemente encargada por Alfonso X, antes de ser rey. Narra
cómo las inquisiciones del sabio Berzabuey culminan con
la adquisición para su rey de un libro indio que trata
de cómo los dos lobos cervales, Calila y Dimna, aconsejan
mal o bien a su rey, el león, con el triunfo de la justicia
sobre el mal.
2. Sendebar o Libro de los engaños de las mujeres
debió ser encargado por su hermano, don Fadrique. Como
indica su título, desarrolla una temática misógina,
derivada del episodio bíblico de la mujer de Putifar:
el hijo del rey Alcos de Judea rechaza las proposiciones deshonestas
de su madastra, que, airada, le acusa de haber intentado forzarla.
El Infante, cumpliendo un voto de silencio, debe callar durante
siete días y siete noches, tiempo que aprovechan los sabios
del rey y la madrastra para defenderlo o atacarlo. Finalmente,
triunfa la verdad: vive el Infante y muere la madrastra. Como
en Calila e Dimna, la argumentación se hará mediante
cuentos, cuya moraleja se aplica directamente a la situación
presente.
2. La literatura alfonsí
Bajo este nombre se agrupan
las obras que, como rey de Castilla y León, promoviera
Alfonso X el Sabio. Éstas son muchas y pertenencen a muy
diversos géneros. Las más importantes son:
A. Obras históricas
A ellas le debe su mayor
prestigio. Su producción historiográfica está
compuesta por dos títulos: la Estoria de España
y la Grande e General Estoria.
1. la Estoria de España
se divide en cuatro grandes partes. La primera incluye una historia
de Roma (los reyes medievales europeos se consideraban herederos
del Imperio Romano); la segunda cuenta la historia de los reyes
bárbaros y góticos (sus antecedentes en los reinos
hispanos); la tercera es una historia del reino asturiano (desde
donde comenzó la Reconquista), y la cuarta, del leonés
y también castellano. Para su composición se usaron
obras muy diversas.
2. La General Estoria fue la gran obra de Alfonso X, ambicioso
intento de una historia universal. Para su elaboración,
toma como modelo los Cánones de Eusebio de Cesarea. Esto
quiere decir que usó como eje la historia bíblica,
en la que intercaló los sucesos históricos más
importantes de las restantes culturas entonces documentadas.
Para la confección de esta obra Alfonso X se valió
de las fuentes más heterogéneas tanto cristianas
como paganas. La obra no está completa ya que se interrumpe
en la sexta parte (genealogía de la Virgen María,
victoria de Julio César sobre Pompeyo, etc.).
B. Obras jurídicas.
En este grupo destacan las
Siete
Partidas. Esta obra refleja el interés
del rey por imponerse en sus territorios. Su fracaso (no fue
operativa hasta varios decenios después de la muerte
de Alfonso X) no quita validez a este trabajo, pues recoge aspectos
interesantísimos de la vida cotidiana.
La Primera Partida trata
la vida de los religiosos. La Segunda Partida, acerca de los
caballeros, fue muy influyente sobre la literatura posterior
y sobre los tratados de caballerías hasta finales del
siglo XV. La Tercera Partida se dedica al derecho procesal, y
la cuarta, a los matrimonios. La vida de los comerciantes se
regula en la Quinta Partida y, en la Sexta Partida, los testamentos.
Finalmente, la Séptima Partida trata el derecho penal.
C. Obras científicas.
El concepto de científico
es muy amplio en la Edad Media y no se ajusta en casi nada al
moderno.
El interés de Alfonso
X por la astrología le puso en contacto con sabios judíos
y árabes, de quienes aprovechó sus traducciones
latinas o encargó nuevas versiones romanceadas. Con ellas
elabora textos como el Libro del saber de astrología,
colección de tratados sobre temas astronómicos,
o el Libro de la ochava esfera. También escribió
tratados sobre instrumentos de medición o unas Tablas
astronómicas, pues su objetivo era descubrir el porvenir
-astrología judiciaria-. Por ello consultaba a sus estrelleros
al tomar decisiones, lo que le valió el recelo y desconfianza
de clérigos e intrigantes cortesanos. Se acercó
a temas relacionados con la magia, en su Libro de las formas
et de las imágenes o en su versión, parcialmente
conservada, del Picatrix árabe.
D. Obras de entretenimiento.
No todo era estudio en
la corte del rey Alfonso. El ocio encuentra su plasmado literario
en el Libro de ajedrez, el Libro de los dados y
el Libro de las tablas.
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3. De Sancho IV a López
de Ayala: la época de Don
Juan Manuel
La llegada de Sancho IV
(hijo menor de Alfonso X) al trono estuvo motivada, en parte,
por el rechazo de un sector de la alta sociedad castellana a
la política de Alfonso X y a su admiración por
la cultura árabe y judía. Por ello, Sancho IV reaccionará
contra estas tendencias, apoyado por su mujer, María de
Molina. Esta actitud ortodoxa, acorde con el cristianismo y la
moral conservadora se conoce como molinismo.
La época de Sancho
IV fue casi tan activa en la composición de libros como
la de su padre. Así, además del libro Castigos
y documentos del rey don Sancho (colección de sentencias
e historias para la educación del príncipe heredero),
promueve la traducción de dos grandes enciclopedias: el
Libro del Tesoro, versión casi literal de Li
livres dou tresor, de Brunetto Latini y el Lucidario,
traducción muy libremente del Elucidarius de Honorio
de Autun.
Otras muy importantes de
este período son la Gran conquista de Ultramar
(historia novelesca de las Cruzadas) y, sobre todo, el Libro
del cavallero Çifar, primer libro de caballerías
hispánico. Su elaboración se inicia en tiempo de
Sancho IV y su estructura se enriquece a lo largo del siglo XIV.
Comienza como una adaptación de la vida de san Eustaquio,
sobre la que se ensamblan diversos elementos. La redacción
que nos ha llegado se compone de dos prólogos y cuatro
partes. Las dos primeras partes "El caballero de Dios"
y "El rey de Mentón"- siguen una historia de
separación y encuentro de los miembros de una familia.
En ellas se entretejen colecciones de ejemplos y sentencias.
La tercera parte, titulada "Castigos del rey de Mentón",
recoge los consejos que Zifar ya rey de Mentón- da
a sus hijos Garfin y Roboán. La cuarta narra la historia
de Roboán desde que abandona el reino de Mentón
(como hijo menor sus expectativas en él son mínimas)
hasta que consigue ser coronado emperador.
El
infante don Juan Manuel
(1282-1348), sobrino de Alonso X, es el prosista de más
personalidad en este siglo.
Su primer libro debió
escribirlo entre 1320 y 1324: es la Crónica abreviada,
resumen de una de las derivadas de las de Alfonso X. El Libro
de los estados, escrito entre 1327 y 1332, es un desahogo
de sus preocupaciones y amarguras. En él expone la realidad
política y social de su tiempo.
Su obra más conocida
es el Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor e de Patronio,
compuesto en 1335. Consta de dos prólogos y cinco partes,
la primera de las cuales es la más célebre por
sus cincuenta y un ejemplos o cuentos, tomados de fuentes diversas:
árabes, latinas o de crónicas castellanas.
Todas las narraciones de
esta primera parte tienen la misma estructura:
Introducción: El
Conde Lucanor tiene un problema y le pide consejo a Patronio.
Núcleo: Patronio
cuenta un cuento que se asemeja al problema planteado.
Aplicación: Patronio
aconseja la manera adecuada de solucionar el problema, en relación
con el cuento narrado.
Moraleja: Se termina con
dos versos en los que el autor resume la enseñanza de
la narración.
Al canciller de Castilla,
Pero López de Ayala (1332-1407), debemos la Crónica
del rey don Pedro, a la que siguieron las de Enrique II,
Juan I y Enrique III. Son unas narraciones que presentan personajes
y situaciones vividas por él, con puntos de vista y justificaciones
de su actitud no siempre clara.
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4. La prosa en el siglo
XV
El esplendor de la primera
mitad de esta centuria se centra en Enrique de Villena
(1384-1434). Su texto más importante es Los doce trabajos
de Hércules (1417), previamente escrito en catalán.
Se trata de una obra compleja en la que, partiendo de la mitología
clásica y a través de un método interpretativo,
expone su visión de la sociedad de su época. El
libro se compone de una Carta (en la que cuenta el origen del
tratado), un Prohemio (en el que da la estructura e intencionalidad
del libro) y doce capítulos, cada uno de ellos dividido
en cuatro partes: Hystoria nuda (cuenta el trabajo de Hércules
tal y como lo narran los antiguos), Declaraçión
(interpreta moralmente la historia), Verdad (explica la narración
desde un punto de vista histórico o, al menos, lógico)
y Aplicaçión (adjudica el trabajo a un estado social
y deduce unos modelos de comportamiento.)
Desde 1420 compone una
serie de tratados, generalmente epístolas, a diversos
personajes, como son el Tratado de la lepra (h.1422),
el Arte cisoria (1423), sobre el corte y presentación
de manjares, el Tratado de la consolación (1424)
y el Tratado de la fascinación o del aojamiento
(1425).
La producción de
Enrique de Villena supuso una innovación en la prosa española,
por su erudición y restauración de la sintaxis
latinizante -imitadora de la latina-.
Dentro de lo que es el
género historiográfico, sobresalen:
a) El Victorial
o Crónica de Pero Niño, escrita por su alférez,
Gutierre Díez de Games. Narra las hazañas de este
personaje, que encarga su propia historia.
b) Fernán Pérez
de Guzmán (1378-1460), sobrino de Pero López de
Ayala y señor de Batres. Es el primer autor de retratos
en la literatura castellana, titulados Generaciones y semblanzas
(1450). Recoge biografías de personajes ilustres contemporáneos
o próximos en el tiempo.
c) Fernando del Pulgar
(h.1430-1492), cronista de Enrique IV y de los Reyes Católicos,
quien escribe otro libro de retratos: Claros varones de Castilla,
a imitación de las Generaciones y Semblanzas.
A la prosa doctrinal
pertenece un tratado de Alfonso Martínez de Toledo (1398-1468),
capellán de Juan II y de Enrique IV, titulado Arcipreste
de Talavera o Corbacho. Presenta cuatro partes: la
primera se centra en una reprobación del amor mundano.
La segunda ofrece como exempla estampas que imitan la realidad
cotidiana y atraen por su frescura y costumbrismo. La tercera
parte expone los tipos de hombres y prueba su tendencia a la
lujuria, para concluir en una cuarta parte, que combate las creencias
en hados y fortunas.
El gallego Juan Rodríguez
del Padrón nace a finales del siglo XIV y viaja por Europa,
antes de tomar el hábito franciscano en 1441 en Jerusalén.
La primera de sus obras es la más importante, por inaugurar
el nuevo género de la ficción sentimental,
que culminará con el fin de siglo: se trata del Siervo
libre de amor (1439). Con estilo latinizante narra, en su
primera parte, cómo la amada desprecia al amante por confiar
a un falso amigo su pasión. El Entendimiento, personaje
alegórico, disuade en la segunda parte al protagonista
de la idea del suicidio e introduce la Estoria de dos amadores
-amor trágico de Ardanlier y Liesa, que termina con la
muerte de ambos-. Se establece una tercera parte en que el autor,
solo y desesperado de amor, encuentra una extraña nave
que lo aguarda.
La ficción sentimental
alcanza su mayor éxito con Diego de San Pedro y su Cárcel
de amor. El argumento es el siguiente: Leriano consigue del
Autor que la princesa Laureola corresponda a su amor, respondiendo
una carta suya. Denunciada a su padre, el rey, Laureola es condenada
a muerte y salvada por Leriano, que, al ver su amor rechazado,
se quita la vida bebiendo las cartas de Laureola disueltas en
veneno.
Paralelo al género
sentimental se desarrolla el de los libros de caballerías,
cuya cima es el Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez
de Montalvo. A imitación de los libros artúricos,
presenta una serie de aventuras caballerescas con magos, brujos,
monstruos, islas desiertas y amoríos.
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6. El teatro
castellano medieval
El teatro medieval castellano
cuenta con testimonios confusos, escasos e irregulares, hasta
el punto de haberse puesto en duda su existencia hasta finales
del siglo XV.
1.- De la segunda mitad
del siglo XII consideramos el primer ejemplo de teatro castellano.
Es el Auto de los Reyes Magos, procedente de la Catedral
de Toledo. La lengua del fragmento desconcierta y apunta a una
posible fuente francesa.
2.- Es probable que en
la Península se hayan perdido más textos de representaciones
teatrales que de otros géneros literarios. Algunas leyes
de Alfonso X o normas de sínodos eclesiásticos
apuntan a manifestaciones dramáticas imprecisas, realizadas
por juglares de diversa formación.
3.- Hasta finales del
siglo XV, no publicará sus representaciones quien
se considera padre del teatro castellano: Juan del Encina (1469-1529).
La estructura de sus obras se irá complicando a medida
que va adquiriendo una mayor maestría en el género.
Fundamental por lo que respecta al aprendizaje de nuevas
técnicas- es su viaje a Roma en 1499. Su última
obra es la más ambiciosa: la Égloga de Plácida
y Vitoriano.
Compañero, rival
y admirador suyo sería el también salmantino Lucas
Fernández (1474-1542), cuya obra resulta difícil
de fechar, aunque se supone realizada hacia 1500. La edición
de sus Farsas y églogas aparece en 1514 en Salamanca.
Este autor parte de presupuestos próximos a los de Juan
del Encina, pero prolonga la extensión y el número
de personajes.
Posiblemente se hayan perdido
muchos de los autos que se debieron representar a lo largo del
siglo XV. Un códice de la segunda mitad del siglo XVI,
llamado Códice de Autos Viejos conserva numerosas
obras, representadas en muy diversos lugares de la Península,
que podrían ser reelaboraciones de estos textos medievales.
4. La Celestina
Artículo principal: La Celestina
La Celestina es el título por el que
se conoce la Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea,
la cual fue publicada en dos versiones diferentes: una en 1499,
que constaba de 16 actos; y otra, en 1508, que tiene 21. Pertenece
al género de la comedia humanística, género
inspirado en la comedia latina, que estaba destinado a ser leído
y no representado.
El autor es Fernando de
Rojas, nacido en La Puebla de Montalbán (Toledo), hacia
1475, de familia conversa (judíos convertidos al cristianismo),
que estudió leyes en Salamanca y fue alcalde de Talavera
de la Reina. Murió en 1541.
La obra cuenta cómo
Calisto, joven noble, entra en un jardín para recobrar
su halcón perdido, y allí conoce a Melibea, de
la que se enamora y que le rechaza inicialmente. Calisto, por
consejo de su criado Sempronio, contrata los servicios de Celestina
para alcanzar los favores de la muchacha. Aquélla consigue
con sus trucos concertar una cita entre Calisto y Melibea y,
como premio, recibe del enamorado una cadena de oro. Sempronio
y Pármeno, criados de Calisto y socios de Celestina en
el negocio, reclaman su parte. La anciana se niega al reparto
y ambos la asesinan, crimen por el que son ajusticiados. Sus
compañeras, Elicia y Areúsa, deciden vengarse por
lo sucedido en las personas de los amantes contratando a Centurio.
Una noche, estando Calisto con Melibea, al oír los ruidos
provocados por Centurio y sus acompañantes, el amante
resbala de una escala y muere. Melibea, desesperada, se arroja
al vacío desde una torre de la casa de su padre, Pleberio,
quien cierra la obra con un lamento por su hija muerta.
El rasgo más llamativo
de la obra es su realismo, al retratar el ambiente burgués
y la crisis de los ideales heroicos y religiosos frente a la
importancia que adquiere el dinero.
Como declara Fernando de
Rojas en los dos prólogos de la obra, el tema de la misma
es advertir contra la corrupción que ocasionan los malos
y lisonjeros sirvientes y contra los males que provoca el amor
profano; por otra parte, en un plano superior, el tema es la
concepción de la vida como una lucha a la manera de Heráclito:
"Todas las cosas son criadas a manera de contienda o batalla".
De ahí que se enfrenten siempre los estamentos sociales
de los señores y los siervos, los sexos y aun el mismo
lenguaje, que por un lado abunda en rasgos populares (exclamaciones,
palabras patrimoniales, refranes, frases cortas, diminutivos,
sintaxis suelta) y por otro en rasgos cultos y cortesanos (expresiones
engoladas y latinizantes, cultismos, sentencias y apotegmas de
autor conocido, periodos largos, hipérbaton).
Los personajes celestinescos
también muestran una perfecta caracterización y
el autor los suele agrupar en parejas para construir mejor por
contraste su psicología: los criados Pármeno (joven
y aún idealista) y Sempronio (más viejo y cínico);
Tristán y Sosia, los criados que les sustituyen; las prostitutas
Elicia y Areusa, una más idependiente que la otra; los
privilegiados Calisto y Melibea, Pleberio y Alisa... Solamente
dos personajes aparecen más o menos aislados: Celestina,
que representa la subversión del placer sexual, y la criada
de Melibea, Lucrecia, que encarna la represión y el resentimiento.
Melibea es una mujer enérgica
y que toma sus propias decisiones. Es arrogante, apasionada,
hábil para improvisar y con un carácter fuerte.
Calisto se muestra débil
de carácter, que olvida sus obligaciones y sólo
piensa en sí mismo y en el interés sexual por Melibea.
Celestina se presenta como
una persona vital, movida fundamentalmente por la codicia.
Los criados no guardan
fidelidad a su amo y buscan su propio beneficio también.
Esta actitud la muestra Sempronio desde el principio y Pármeno
una vez que sus advertencias sobre Celestina son despreciadas
por Calisto y Celestina lo corrompe con ayuda de una pupila suya.
El lenguaje se muestra
también con total realismo. Así, se utiliza el
lenguaje culto (lleno de figuras retóricas, especialmene
antítesis y germinaciones, hipérbaton, homoteleuton,
cultismos, etc.) y el lenguaje vulgar (repleto de obscenidades,
palabras malsonantes, amenazas, refranes, etc.). Cada personaje
utiliza el nivel del lenguaje que le es propio. Celestina utilizará
el que más le interese en función del personaje
con el que hable.
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7. Enlaces
externos
* Breve historia literaria
en donQuijote.org
* La historia medieval a través de los textos
* Enlaces de la literatura medieval española
* Poesía medieval española
Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_espa%C3%B1ola_en_la_Edad_Media
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