Contra el Desarrollo Urbano, Escuela Nacional de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F., Dic. 1980

CONTRA EL DESARROLLO URBANO...

Índice

Reconocimientos 3
Introducción 6

Cap. I Los mitos del progreso y desarrollo
Desarrollo económico ¿para que?, ¿para quiénes? 11
El mito del desarrollo económico 14
El desarrollo dos tendencias dominantes y una multitud de alternativas 21

Cap. II El ecocidio de la urbanización capitalista
Ordenar el desordenado territorio 44
La urbanización capitalista 49
Compre un coche para progresar 55
Urbanización y fuerzas productivas 60
Urbanización y fuerzas destructivas 71

Cap. III Auto-equipamiento anárquico
Autogestión ó cibernética 84
Auto-equipamiento anárquico 104
Auto-equipamiento para la educación 109
¿Como enfrentar el progreso? 119

Conclusión 122
Apendice: Despues de todo quizás seamos hermanos 123
Presentación (examen de grado) 1/13

 

 

Dedico lo que de dedicable pueda haber en este trabajo a los abuelos de mis abuelos, a los padres de mis padres, a mis propios padres, por ellos es posible que esta voz hable.

 

RECONOCIMIENTOS

Si de algo me sirvió la permanencia en la escuela de arquitectura, fue por la experiencia fundamental en mi vida, de vivir el surgimiento auge y decadencia del autogobierno. Esta experiencia me permitió aprender que la enseñanza es algo más que la transmisión de órdenes y supersticiones para mayor gloria del poder del capital, y del capital de poder que es el Estado; o que un proceso de producción y promoción de los gestores del gran negocio capitalista.
Fue gracias al autogobierno que germinó y ha venido madurando en mí, el rechazo continuo (no confundir con la renunciación), a la incorporación como guionista del espectacular circo montado por el gran capital. Negándome (en lo posible) a trabajar, comer, dormir o cagar a mis horas como obediente caballito de circo. Gracias al autogobierno también pude vivir directamente las consecuencias vivas del enfrentamiento capital-trabajo junto con campesinos o colonos, experiencia particularmente importante la de la col. Rubén Jaramillo de tristes recuerdos y fundamentales enseñanzas. Gracias también a una extensión universitaria todavía no institucionalizada, ni evaluada, me fue posible asistir al CIDOC de Cuernavaca y participar en algunos de los seminarios con Iván Illich ahí realizados.
Fue en la escuela que conocí y traté al "inge" Villanueva, como cariñosamente lo recuerdo y quien fue uno de los principales responsables por despertar mi imaginación creativa en el deleite del lenguaje matemático como instrumento de creación y recreación poética.
Fue también durante esta permanencia que conocí a Germinal Pérez Plaja y Alfonso González Martínez, viejos amigos de siempre, quienes son en buena medida culpables de mi amor por la lectura insaciable de autores libertarios (de ahí el eclecticismo indigesto que se me puede atribuir). A Ricardo Flores Villasana quién bajo todas las circunstancias de mi vida académica (y no) ha sido y es un entrañable amigo y compañero, siempre dispuesto a compartir sus experiencias y siempre dispuesto también a extenderlas. A Álvaro Sánchez quién apoyó e impulsó mis múltiples y siempre incipientes búsquedas de tema de tesis pero sobre todo por su ejemplo de coherencia y consistencia entre lo que se dice y se hace. A Carlos González Lobo quién me proporcionó un respaldo decisivo al brindarme su amistad y lucidez activa en un momento tenebroso y crucial de este trabajo. A Salvador Salazar quién amablemente accedió a participar como sinodal en un tema "poco usual".
A Héctor Subirats quiero agradecer sus invalorables críticas y "desorientaciones" extra-universitarias. Agradezco también a Gabriel Zaid una breve (no podía haber sido más) pero suculenta charla, bajando las escaleras de donde Ricardo Mestre, fuente inagotable de semilla y cultivo libertarios.
Pero sobre todo quiero agradecer a tantos compañeros anónimos (no precisamente universitarios) junto con quienes aprendí a aprender, en las acciones cotidianas, en la imaginación y el juego, en la búsqueda creativa de la existencia.
Por último como no agradecer a Marycruz Rocha Hernández y a Braulio Hornedo Cubillas, a Josefina, Braulito y a la gorda; la vida compartida. Fue por ellos que éste trabajo fue sembrado y que aún continua floreciendo, como un siempre verde árbol de la vida. 1980

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