CONTRA EL DESARROLLO
URBANO...
Índice
Reconocimientos 3
Introducción 6
Cap. I Los mitos del progreso
y desarrollo
Desarrollo
económico ¿para que?, ¿para quiénes?
11
El mito del desarrollo económico
14
El desarrollo dos tendencias
dominantes y una multitud de alternativas 21
Cap. II El ecocidio de la
urbanización capitalista
Ordenar el desordenado
territorio 44
La urbanización capitalista 49
Compre un coche para progresar 55
Urbanización y fuerzas productivas 60
Urbanización y fuerzas destructivas 71
Cap. III Auto-equipamiento
anárquico
Autogestión ó cibernética 84
Auto-equipamiento anárquico 104
Auto-equipamiento para la educación 109
¿Como enfrentar el progreso? 119
Conclusión 122
Apendice: Despues de todo quizás seamos hermanos 123
Presentación (examen de grado) 1/13
Dedico lo que
de dedicable pueda haber en este trabajo a los abuelos de mis
abuelos, a los padres de mis padres, a mis propios padres, por
ellos es posible que esta voz hable.
RECONOCIMIENTOS
Si de algo me sirvió la
permanencia en la escuela de arquitectura, fue por la experiencia
fundamental en mi vida, de vivir el surgimiento auge y decadencia
del autogobierno. Esta experiencia me permitió aprender
que la enseñanza es algo más que la transmisión
de órdenes y supersticiones para mayor gloria del poder
del capital, y del capital de poder que es el Estado; o que un
proceso de producción y promoción de los gestores
del gran negocio capitalista.
Fue gracias al autogobierno que germinó y ha venido madurando
en mí, el rechazo continuo (no confundir con la renunciación),
a la incorporación como guionista del espectacular circo
montado por el gran capital. Negándome (en lo posible)
a trabajar, comer, dormir o cagar a mis horas como obediente
caballito de circo. Gracias al autogobierno también pude
vivir directamente las consecuencias vivas del enfrentamiento
capital-trabajo junto con campesinos o colonos, experiencia particularmente
importante la de la col. Rubén Jaramillo de tristes recuerdos
y fundamentales enseñanzas. Gracias también a una
extensión universitaria todavía no institucionalizada,
ni evaluada, me fue posible asistir al CIDOC de Cuernavaca y
participar en algunos de los seminarios con Iván Illich
ahí realizados.
Fue en la escuela que conocí y traté al "inge"
Villanueva, como cariñosamente lo recuerdo y quien fue
uno de los principales responsables por despertar mi imaginación
creativa en el deleite del lenguaje matemático como instrumento
de creación y recreación poética.
Fue también durante esta permanencia que conocí
a Germinal Pérez Plaja y Alfonso González Martínez,
viejos amigos de siempre, quienes son en buena medida culpables
de mi amor por la lectura insaciable de autores libertarios (de
ahí el eclecticismo indigesto que se me puede atribuir).
A Ricardo Flores Villasana quién bajo todas las circunstancias
de mi vida académica (y no) ha sido y es un entrañable
amigo y compañero, siempre dispuesto a compartir sus experiencias
y siempre dispuesto también a extenderlas. A Álvaro
Sánchez quién apoyó e impulsó mis
múltiples y siempre incipientes búsquedas de tema
de tesis pero sobre todo por su ejemplo de coherencia y consistencia
entre lo que se dice y se hace. A Carlos González Lobo
quién me proporcionó un respaldo decisivo al brindarme
su amistad y lucidez activa en un momento tenebroso y crucial
de este trabajo. A Salvador Salazar quién amablemente
accedió a participar como sinodal en un tema "poco
usual".
A Héctor Subirats quiero agradecer sus invalorables críticas
y "desorientaciones" extra-universitarias. Agradezco
también a Gabriel Zaid una breve (no podía haber
sido más) pero suculenta charla, bajando las escaleras
de donde Ricardo Mestre, fuente inagotable de semilla y cultivo
libertarios.
Pero sobre todo quiero agradecer a tantos compañeros anónimos
(no precisamente universitarios) junto con quienes aprendí
a aprender, en las acciones cotidianas, en la imaginación
y el juego, en la búsqueda creativa de la existencia.
Por último como no agradecer a Marycruz Rocha Hernández
y a Braulio Hornedo Cubillas, a Josefina, Braulito y a la gorda;
la vida compartida. Fue por ellos que éste trabajo fue
sembrado y que aún continua floreciendo, como un siempre
verde árbol de la vida. 1980
Regresar
|