Los mitos del progreso
y desarrollo
Desarrollo económico.
¿Para qué?; ¿Para quiénes?
Vueltas, vueltas y más
vueltas, todos le dan vueltas al desarrollo. Los economistas
y los sociólogos, los ingenieros y los físicos,
los reaccionarios y por supuesto todos los revolucionarios, sin
faltar los políticos desde luego, los insaciables agentes
de la acumulación capitalista y los obreros sindicalistas
militantes de vanguardia, los líderes charros y de los
otros también, los policías y los intelectuales,
los curas, los estudiantes...
Cada uno reclama para sí la única y verdadera concepción
del desarrollo, pelean por su inmediata implantación,
rebaten ferozmente al enemigo de clase o de criterio, insisten
en poseer los secretos del "genuino desarrollo" y los
planos, a la Rostow, de las etapas y los caminos para llegar
a él. Se ubican en cualquiera de las dos corrientes antagónicas
que el enfoque marxista propone: "..la primera de ellas
está constituida por los promotores de un capitalismo
reformado que se convierten, en la posguerra, en ardientes propagandistas
del desarrollismo como salida de conciliación entre la
supervivencia del capitalismo y la creciente presión social
que exige una mayor equidad en la distribución de los
beneficios de la producción....La segunda linea del pensamiento
que propone la idea del desarrollo proviene de la corriente marxista,
que supone la posibilidad de controlar y racionalizar la evolución
de la economía, siempre y cuando sea dentro de un contexto
social y político adecuado.." 1
Indudablemente el cuestionamiento
de tan polémico tema de una manera profunda y concluyente
está muy lejos de los alcances de este trabajo, sin embargo
mi intención fundamental para abordario es contribuir
a demostrar que estos modelos paradigmáticos del desarrollo
económico a través de la industrialización
ecocida del planeta tiene como propósito fundamental garantizar
la acumulación capitalista en beneficio de cada vez más
pocos, mediante la repugnante reducción de la pluralidad
de culturas y el destino mismo de los hombres todos a un solo
modelo: la sociedad industrial.
Esta creencia fomentada por los que se autonombran como los desarrollados
ha creado el afán desarrollista entre los que aceptan
resignadamente su propio "subdesarrollo" por convicción
o vil imposición, a tal punto que; "...la prisa por
"desarrollarse", por lo demás, me hace pensar
en una desenfrenada carrera para llegar más pronto que
los otros al infierno.."2 O bien como definiera Nietzsche el progreso
moderno, como ese camino inexorable de la decadencia, el desarrollo
económico como un eufemismo que oculte la inmanente decadencia
del capitalismo mundial. "...No es posible; -dice Nietzsche-
es menester ir hacia adelante, es decir, avanzar paso a paso
a paso, adelantando en la decadencia." 3.
En suma, mi intención es caracterizar en este capítulo
al desarrollo económico como un mito, el que hace las
veces de un acicate en las relaciones de dominación y
explotación mediante las cuales las metrópolis
imperialistas justifican y perpetuan la dependencia de sus colonias,
a nombre de tan "anhelado desarrollo", pero teniendo
sumo cuidado de evitar el ser evidenciadas como las únicas
beneficiarias de él.
El mito del desarollo
económico
El polémico economista
brasileño Celso Furtado, publicó allá por
1975 una breve colección de ensayos sobre el tema que
nos ocupa, de estos me he permitido entresacar aquellos párrafos
que considero como los más significativos, aunque no por
esto menos discutibles.
"Los mitos -dice Furtado- han
ejercido una innegable influencia sobre la mente de los hombres
que se empeñan en comprender la realidad social. Desde
el "bon sauvage" con el que soñaba Rousseau
hasta la milenaria idea de la desaparición del estado,
en Marx, desde el principio populacional de Malthus, hasta la
concepción walrasiana del "equilibrio general",
los científicos sociales siempre han buscado apoyo en
algún postulado enraizado en un sistema de valores que
raramente llegan a hacer explícito. El mito congrega un
conjunto de hipótesis que no pueden ser verificadas...La
función principal del mito es orientar a nivel intuitivo,
la construcción de lo que Schumpeter llamó la visión
del proceso social, sin la cual el trabajo analítico no
tendría ningún sentido.
La literatura sobre el desarrollo económico del último
cuarto de siglo nos da un ejemplo meridiano de ese papel rector
de los mitos en las ciencias sociales; por lo menos el 90% de
lo que ahí encontramos se basa en la idea, que se da por
evidente, según la cual el desarrollo económico,
tal como viene siendo practicado por los países que encabezaron
la revolución industrial, puede ser universalizado. Más
precisamente, se pretende que el nivel de consumo de la minoría
de la humanidad, que actualmente vive en los países altamente
industrializados, es accesible para las grandes masas de la población
que forman el llamado tercer mundo." 4
Estas ideas constituyen con seguridad una prolongación
de la idea del progreso 5, elemento esencial en la ideología
rectora de la revolución burguesa, dentro de la cual,
o mejor aún a partir de la cual se desarrolla la actual
sociedad industrial.
Más adelante Furtado pasa a examinar el conocido estudio
de Los límites del crecimiento 6 - preparado por un grupo interdisciplinario
del Instituto tecnológico de Massachussetts, (MIT) para
el llamado Club de Roma (agrupación de los países
ricos "preocupados" por los recursos del planeta).
Después de aclarar sus diferencias tanto metodológicas
como en las conclusiones, señala que gracias a este estudio
(y de otros después de él) "..Por primera
vez disponemos de un conjunto de datos representativos de aspectos
fundamentales de la estructura y de algunas tendencias generales,
de lo que se comienza a designar como sistema económico
planetario.." 7.
Apunta posteriormente uno de los hechos interesantes evidenciados
por este estudio y es "..que la economía norteamericana
tiende a ser cada vez más dependiente de recursos no renovables
producidos en el exterior del país.."8 que algún día se sintiera
como el más poderoso de la tierra. Otro señalamiento
sobre este estudio es el hecho de abandonar la tradicional hipótesis
económica de un sistema abierto en lo concerniente a la
frontera de los recursos naturales y preguntarse el "...¿qué
sucedería si el desarrollo económico, hacia el
cual están siendo movilizados los pueblos de la tierra
llega realmente a concretarse, es decir si las actuales formas
de la vida de los países ricos llegan efectivamente a
universalizarse? La respuesta a esta pregunta es clara, sin ambigüedades;
si ello sucediese, la presión sobre los recursos no
renovables y la contaminación del medio ambiente serían
de tal orden que el sistema económico mundial entraría
necesariamente en colapso.."9 (Subrayado mío) Este sistema
económico mundial estructurado por y para el capitalismo
se colapsaría -según este estudio- no por las condiciones
de explotación, que este mismo sistema posee, sino por
sobrepasar el "límite" de soporte ambiental
que los "impactos" descargados sobre él generan.
Este mismo sistema económico determinado por el proceso
de acumulación del capital monopolista financiero-industrial,
tiende cada vez más a ampliar el foso entre un centro
en creciente homogeneización y una gran cantidad de economías
periféricas o dependientes cuyas disparidades continúan
aumentando.
Las diferencias entre los "desarrollados" y los "subdesarrollados"
son medidas en términos planteados por los propios "desarrollados",
esto es, el incremento del PIB acompañado por el sostenimiento
de la tasa de ganancia, mediante la productividad y la eficiencia
del tecno-fascismo "racional y científico".
Esta diferenciación entre paises ricos y pobres es hecha
en ocasiones como una extrapolación de la propia estructura
interna de las formaciones sociales "subdesarrolladas",
esto es, como una proyección de las clases sociales a
nivel internacional.
Las informaciones disponibles en relación a la distribución
del ingreso ponen en evidencia -a pesar de lo discutibles y poco
confiables- que la porción de la población que
reproduce los patrones de consumo de la clase privilegiada de
las metrópolis imperialistas es sumamente reducida.
Por ejemplo, se dice 10 que el 16 % del total de la población
mundial acapara el 70 % del ingreso disponible, en tanto que
el 54 % de la población del mundo se ve obligada a subsistir
con apenas el 9 % del ingreso mundial.
En el caso de México, según un conocido trabajo 11 el panorama no es nada halagador, la
estimación de población 72.4 es ligeramente superior
en casi 4 millones a las cifras preliminares del censo de 1980,
sobre este total, la autora supone que el 10 % de las familias
pertenecientes al estrato más alto recibirían o
mejor aún, acapararían el 51.3 % del ingreso total
disponible, y su ingreso promedio sería superior en 46
veces del 20 % de las familias del estrato más bajo.
El mismo Furtado señala que "...el nivel de ingreso
de la población de los países céntricos
es, en promedio, casi diez veces más elevado que el de
la población de los países periféricos.
Por lo tanto, la minoría que en esos países reproduce
las formas de vida de los países céntricos debe
disponer de un ingreso diez veces mayor que el ingreso per
cápita del propio país. Más precisamente,
la porción máxima de la población del país
periférico en cuestión que puede tener acceso a
las formas de vida de los países céntricos es el
diez por ciento. En este caso límite, el resto de la población
(90 %) no podría sobrevivir, pues su ingreso sería
de cero. En el caso típico de la presente situación
en la periferia, entre un tercio y la mitad del ingreso es apropiada
por la minoría que reproduce las pautas de vida de los
países céntricos y la otra parte (entre la mitad
y los dos tercios= se reparte en forma más o menos desigual
entre la masa de la población; en ese caso, la minoría
privilegiada no puede ir mucho más allá del 5 %
de la población del país... El aumento relativo
del número de privilegiados de los países periféricos
no impide, sin embargo, que se mantenga y ahonde el foso que
existe entre ellos y la gran mayoría de la población
de sus respectivos países. en efecto, si observamos el
sistema capitalista en su conjunto vemos que la tendencia predominante
es en el sentido de excluir a nueve personas de cada diez de
los beneficios del desarrollo... y en los países periféricos
la tendencia es a excluir diecinueve personas de cada veinte..."
12
Estas mediciones comparativas, en las que se calcula y recalcula
el coeficiente de Gini y otras sofisticaciones analíticas,
tienen como una velada intención el convencernos en que
si queremos (?) ser realmente como los países "desarrollados"
deberemos acercarnos a su producto per cápita o su patrón
de distribución del ingreso. Y digo una velada intención
por que la hipótesis de generalización, en el conjunto
del sistema capitalista de las formas de consumo que prevalecen
actualmente en los países céntricos, no tiene cabida
dentro de las posibilidades evolutivas aparentes de este sistema.
Esta es una de las razones por las cuales "rupturas cataclísmicas"
como las planteadas por el grupo de los "Límites
del crecimiento", carecen de fundamento. El interés
principal aportado por ese estudio es que proporciona una demostración
cabal de que el estilo de vida creado por el capitalismo industrial
será siempre privilegio de una minoría. El costo
en términos de la depredación del mundo generada
por ese estilo de vida es de tal modo elevado, que cualquier
intento de generalizarlo llevaría necesariamente al colapso
de la "civilización industrialista" poniendo
en peligro las posibilidades de supervivencia de la especie humana.
Tenemos así la prueba de que el desarrollo económico,
la idea según la cual los pueblos pobres podrán
algún día disfrutar de las actuales formas de vida
de los pueblos ricos, o mejor aún, de las minorías
de estos pueblos es simplemente irrealizable. De tal modo que
los "subdesarrollados" nunca serán "desarrollados"
en el sentido de semejantes, a las economías que forman
el actual centro del sistema capitalista mundial.
Así que el estudio de los Meadows, es uno de esos raros
casos en los que al imperialismo le sale el tiro por la culata,
pues es precisamente un sofisticado modelo de simulación,
mediante "apantallantes" sistemas de ecuaciones diferenciales
resueltos en poderosas computadoras del MIT (ese valioso baluarte
de imperialismo), el que ha contribuido -aunque, repito, no haya
sido ese su propósito- a destruir o desmitificar el mito
del desarrollo económico, seguramente uno de los pilares
de la doctrina que sirve para encubrir la dominación de
los pueblos de los países periféricos por el imperio
capitalista.
El desarrollo: Dos
tendencias dominantes y una multitud de alternativas
En este apartado me encargaré
de comentar las dos tendencias dominantes, contrapuestas, y sin
embargo con el denominador común de ofrecer caminos en
apariencia diferentes, para la colonización del futuro,
a nombre del pasado. Estas dos versiones dominantes del desarrollo,
que obnubilan todavía para el grueso de la población,
la multiplicidad de alternativas subyacentes en el saber-hacer
de individuos relativamente libres, de los "unos" afines
y diferentes tal y como son entendidos en otro apartado de este
mismo trabajo.
Estas dos tendencias que difuminan por lo pronto cualquier proyecto
autogestionario, y que si bien representan los dos proyectos
dominantes del futuro desarrollo, no son desde luego más
que dos de los muchos futuros posibles, o sea el tecnofacismo
del capitalismo industrialista o bien el "socialismo"
que en lugar de debilitar el poder del estado, lo refuerza para
sobrevivir.
En primer término, esos pensadores desde la mentada y
lamentada "Alianza para el progreso" de los años
60, hasta los actuales intermediarios del FMI, con su "Alianza
para la producción" y acumulación de capital,
para quienes la clave del bienestar y el progreso, está
en el desarrollo económico del industrialismo democrático,
el que se logrará mediante el Plan Nacional de "Desarrollo"
(en turno).
Kousoulas, un desconocido economista griego, publicó a
finales de la década de los 50 una serie de ensayos a
los que dio el título de "La clave del progreso económico",
en los que deslumbrado por las ventajas que el sistema norteamericano
representa para los pueblos "atrasados" del mundo,
propone adoptar lo que llama el "capitalismo de nuevo estilo",
que puede ser fácilmente exportable mediante "..Instituciones
económicas, adaptables con facilidad en naciones con muy
diversos recursos y características.."13 instituciones que permitirán
a estos "pobres" y "desdichados" pueblos
sumidos en el atraso, construir un futuro "mejor" y
esto mediante las "..fuentes de la fortaleza económica
de los E.U. entre las que señala- la producción
en serie con un pequeño beneficio por unidad, el amplio
poder adquisitivo de las mayorías, la búsqueda
de hombres de talento, el nuevo modo de pensar de los industriales.."14 y otras maravillas por el estilo.
Unos cuantos años después que el paisano de Onasis
publicara estas "reflexiones" compartidas por tantos
entonces, durante la administración Kennedy, se proponía
a los países de América Latina la realización
de "..un esfuerzo de magnas dimensiones para asegurar el
cumplimiento de nuestro plan (la ALPRO) para una década
de progreso.."15 claro que en ningún lugar de
su discurso Kennedy aclaró el progreso de quién.
Uno de los ideólogos más activos de este progreso
(obviamente el de la minoría privilegiada de los E.U.)
fue un expresidente de la fundación Rockefeller y posteriormente
secretario de estado del mismo presidente Kennedy, el Sr. Dean
Rusk, para quien la ALPRO constituía "una parte concreta
de un todo indivisible y abstracto" (SIC). El argumento
principal de este conocido súbdito del capital transnacional,
es el de la "libertad" de los hombres y las naciones,
mediante el "..aliento y vigorización de dos fuerzas
que son producto de nuestra civilización occidental: La
libertad política, nacional e individual y el afán
por el desarrollo económico.." 16 Esta miserable "libertad"
de la que habla Rusk, entre los hombres y las naciones, y que
repiten incansables sus corifeos, es uno de los fundamentos ideológicos
del afán por el desarrollo económico que distingue
a nuestra civilización occidental. Esa misma civilización
que encuentra en la revolución francesa, el ascenso de
la razón totalizadora y unificadora, la libertad, la igualdad
y la fraternidad en la más idealista y romántica
de las acepciones posibles. La libertad del convento o del cuartel
en donde todos los miembros son iguales (?). La libertad de explotar
y dominar, la libertad de imposición, la libertad de lucro
y de despojo, estas "libertades" tan apreciadas en
el occidente democrático y católico al que alude
Rusk.
Steere D.V. 17 supone que el modelo occidental de vida
desahogada es lo que constituye la aspiración de los países
en vías de desarrollo y que simplemente basta con poner
en sus manos la tecnología adecuada para salir del desarrollo
a la mitad o subdesarrollo, al establecer que "...por primera
vez en la historia del mundo las herramientas tecnológicas
existen ya para hacer posible la colocación de un piso
mínimo bajo los requisitos elementales de alimento, albergue,
atención médica y educación, si estas herramientas
se usan adecuadamente... este método de introducción
de cambios técnicos debe, por si mismo elevar la dignidad
de aquellos que lo reciben; que este método debe ser por
si mismo un proceso educacional, que deje a la gente con un sentido
más grande de su propia dignidad, y confianza mutua".
Este mismo autor distingue que la modernización tecnológica
ha producido efectos marginales indeseables entre los que distingue
"la atracción centrípeta de la población
a las grandes ciudades... la rápida urbanización
con todas sus agonías, que parece acompañar la
introducción de la industria moderna..."18
Estos planteamientos que parecen reducir el problema del desarrollo
a una simple transferencia de tecnología, como una dádiva
generosa de los que se autonombran "desarrollados"
para los países "pobres", es realmente una política
de perpetuación de la dependencia, al imponer procesos
productivos de "alta tecnología" en formaciones
sociales donde se niega de antemano las tradiciones y patrones
culturales locales para imponer de una manera brutal la gran
industria necesaria para la acumulación capitalista. Estas
imposiciones se muestran de una forma patente en las industrias
relativas a la energía nuclear o aún incluso en
la industria automotriz o las de electrodomésticos.
El profesor R. Barre en una difundida obra propone distinguir
entre desarrollo y crecimiento al advertirnos que "..no
debemos confundir estos dos términos, pues nuestra atención
se desviaría de los factores que propician al desarrollo,
para centrarse en las condiciones que permitan el crecimiento
sin amplias fluctuaciones de la actividad económica y
de la ocupación.."19. Posteriormente trata con marcado énfasis
las características de los países subdesarrollados,
y de los métodos utilizables para arrancarlos de su atraso.
Él mismo propone algunos rasgos para caracterizar las
economías subdesarrolladas como: la escasa industrialización,
población en rápido crecimiento, mortalidad alta
sobre todo infantil, bajo ingreso per cápita etc. Distingue
dos características básicas en la estructura de
las economías subdesarrolladas. La primera es el predominio
de las actividades primarias sobre los otros sectores productivos
pues "...la mayor parte de la población activa se
encuentra en la agricultura y explotaciones mineras; mientras
que el sector industrial no emplea sino una parte pequeña
de la fuerza de trabajo, mientras que en muchos casos se registra
un crecimiento anormal y malsano del sector terciario.."20. Por otra parte la producción
interna es predominantemente de "..productos agrícolas
que cubren la subsistencia de la población.. y sus exportaciones
se concentran en algún o algunos productos básicos
(agrícolas o mineros) poniendo de relieve el carácter
paradójico de la especialización de los países
subdesarrollados... La especialización es muy grande con
respecto al comercio exterior, pero es muy pequeña en
relación con el mercado interno, de modo que estos países
deben importar del extranjero ciertos productos de consumo que
no pueden producir ellos mismos.."21.
La segunda característica
de las estructuras económicas subdesarrolladas es una
estructura dual, por un lado un sector precapitalista; esencialmente
autóctono, donde reinan la economía de subsistencia
y el trueque, y por el otro un sector capitalista en el que distingue:
"..un capital extranjero dedicado a la industria o al comercio
exterior, y un capital autóctono, escasamente industrial
y sobre todo comercial y especulador.."22
Más adelante señala
dos aspectos del funcionamiento de las economías subdesarrolladas:
1.-) La inestabilidad, en la producción, en las exportaciones,
y en las relaciones de precios del intercambio.
2.-) La dependencia en las relaciones de importación de
bienes manufacturados, en servicios y en capital. Finalmente
propone como objetivos para el logro del desarrollo económico:
a.- La formación de los hombres y del medio social "..nunca
se destacará suficientemente el coraje y la razón
de que deben disponer las élites de un país subdesarrollado
para asumir las evoluciones necesarias
b.- La integración de la economía "..mediante
el desarrollo de medios de comunicación y transporte,
así como de una amplia red de instituciones de crédito
especializadas.."
c.- La diversificación de la economía a partir
del "..desarrollo de actividades económicas múltiples
que se sostienen mutuamente y suscitan una demanda suficiente
para sostener el desarrollo posterior de la economía.."23
Por último y entre las recomendaciones generales para
la obtención del desarrollo, este minucioso autor pide:
"..la difusión en todas las clases de la sociedad
de concepciones favorables al crecimiento y al progreso..."
¡Más claro ni el agua del excusado! ¿No le
parece lector?
A pesar de la existencia de una cantidad inconmensurable de autores,
a favor del desarrollo económico del capitalismo, creo
que bastan los autores antes reseñados para dar una visión,
si bien no pormenorizada, si al menos que permita distinguir
algunos de los elementos de los discursos del capitalismo de
nuevo estilo, como decía Kousolas, en el que "la
libertad de los hombres y las naciones" permite al "industrialismo
democrático" de "nuestra civilización
occidental" ofrecer un "alto nivel de vida"(?)
a las "mayorías". Hemos visto también
como se ha caracterizado la estructura y las funciones de las
economías subdesarrolladas, así como los procedimientos
para salir de la pobreza y el atraso en que se encuentran los
países periféricos.
La sección presentada a continuación, de ninguna
manera pretende ser antimarxista, como ligera y despectivamente
se le ha calificado, por quienes apenas la hojean, "huelen"
en la autocrítica la reacción, y acusan en las
diferencias de criterio al enemigo de clase.
En los siguientes autores simplemente pretendo señalar
algunos puntos divergentes en relación a una concepción
ideológica que mezcla elementos del marxismo con el desarrollismo,
a tal grado que tampoco algunos "marxismos" permiten
luchar abiertamente contra el sistema capitalista pues siguen
manteniendo, en contra de algunas juveniles manifestaciones del
mismo Marx, la posibilidad de un poder-estado desligado del capital
y atareado en combatirlo, absurdo teórico que la práctica
histórica de los socialismos hasta ahora existentes se
ha encargado de desmentir.
Marx mismo -dice Savater- "..sigue pensando desde el TODO
y lo que aspira a construir es un TODO con un sistema distributivo
diferente, sin siquiera modificar realmente el productivo-reproductivo.
El invento de las clases sobre todo de la clase redentora que
debe convertir revolucionariamente sus aspiraciones en el proyecto
de un nuevo TODO está mucho más ligado a la preparación
de la nueva clase dirigente, que al análisis científico
de la sociedad. La igualación de la oportunidades alza
una proyección del resentimiento a delirio burocrático,
convierte la fraternidad en abyección por decreto y, dado
que fracasa incesantemente, autoriza un aumento desmesurado de
los controles, la coacción, la planificación y
en resumen, el reforzamiento decisivo del capital de poder que
es el estado. Así el marxismo se reduce a una nueva forma
de gestión autoritaria del estado industrial (presente
y futuro), o a una protesta de tintes proféticos.."
24
Esta cita panfletaria cuestionando tan abiertamente la "ciencia"
del marxismo dogmático, seguramente despertará
reacciones de rechazo absoluto e inmediato por parte de aquellos
lectores que no pertenezcan a la escasa cohorte de los incómodos
escépticos de siempre, o de ciertos rebeldes trasnochados,
si es que por ahí queda todavía alguno.
La negación implícita en el párrafo que
antecede será indudablemente tachada de irracional porque
no encuentra su lugar en el contexto afirmativo del racionalismo
científico-tecnológico, que manejan por igual los
mantenedores del orden y los revolucionarios, contagiados de
idéntica positividad. Dado que "..Una nueva y exigente
fe postula que el adjetivo científico es sinónimo
de "verdadero" y la Verdad que en un tiempo se identificó
con el Bien y la Belleza se iguala ahora con la Eficacia Industrial...
Lo científico recubre eficazmente el ámbito de
lo racional, de tal modo que cualquier crítica le vendrá
desde el oscuro mundo de la sinrazón; La ciencia, como
la otra divinidad, es una totalidad que se explica por si misma
y cuya negación es locura. A los que planteen preguntas
incontestables o señalen las contradicciones inherentes
al sistema se le negará respuesta, arguyendo que consideraciones
metodológicas prohíben su pregunta o excusan la
contradicción; el Método y sus exigencias viene
a dejar el hueco dejado por la desprestigiada Voluntad de Dios..."25
Es pues contra este cientificismo
imperante que este trabajo se levanta para denunciar a quienes
han hecho del intelecto, separado de la pasión y la acción,
un renglón más en la nómina de pagos del
ORDEN VIGENTE.
Es pues contra los exégetas dogmáticos del marxismo
contra quienes estas notas van dirigidas y no, entiendase bien,
contra esas gentes sencillas y valientes para quienes el ser
marxistas significa luchar por la autodeterminación radical
de la comunidad humana, contra el autoritarismo y la explotación
que propician las instituciones estatales; significa también
luchar contra las pirámides burocráticas de los
partidos que no aspiran más que a una reproducción
infinita de los mismo. Es junto con estos "marxistas",
que no son científicos, ni metódicos, que quizá
ni siquiera han leído a Marx, ni falta que les hace, para
quienes y junto con los cuales deseo trabajar. De ahí
mi intransigente aversión al marxismo dogmático,
a cuyos seguidores daré el nombre de "marxianos"
en irónica referencia a los seguidores de Cristo o cristianos.
Porque dogma es, -señala Bunge- "..por definición,
toda opinión no confirmada de la que no se exige verificación
por que se la supone verdadera y, más aún, se la
supone fuente de verdades ordinarias.." 26
Por esto mi irreverente atrevimiento
de comentar parodiando al "marxismo" como un dogma
que continua al cristianismo del democrático occidente.
Pues el sucesor del mesias anunciante del "reino de Dios"
es ahora el profeta del "reino de la Libertad", mediante
la nueva iglesia (el partido) y con el moderno evangelio, o sea,
la "Ciencia de la Historia", la que provee de la única
y correcta interpretación de la sociedad y su devenir,
ya no para la simple interpretación del mundo, sino para
su transformación revolucionaria, para obtener el tan
anhelado progreso.
"Hasta ahora, los hombres se han formado siempre ideas falsas
acerca de si mismos, acerca de lo que son o debieran ser. Han
ajustado sus relaciones a sus ideas acerca de Dios, del hombre
normal, etc. Los frutos de su cabeza han acabado por imponerse
a su cabeza. Ellos los creadores, se han rendido ante sus criaturas."
Con estas paradójicas lineas inician Marx y su apóstol
Engels, el prólogo de su ideología Alemana o "critica
de la novísima filosofía alemana en las personas
de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y M. Stirner, y del
socialismo alemán en las de sus diferentes profetas."
En esta una de sus primeras obras juntos, Marx y Engels realizan
una crítica demoledora de los pensadores idealistas contemporáneos
a ellos, contribuyendo a deslindar con claridad meridiana la
contraposición entre las concepciones idealistas y la
materialista. Comienzan por aclarar que las premisas de que han
partido "..no tienen nada de arbitrario, no son ninguna
clase de dogma, sino premisas reales, de las que solo es posible
abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales,
su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto
aquellas que se han encontrado como las engendradas por su propia
acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente
por la vía puramente empírica... La primera premisa
de toda historia humana es, naturalmente la existencia de individuos
humanos vivientes.."27
Hecha esta lúcida aclaración
pasan a distinguir al hombre de los animales "..a partir
del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso
este que se halla condicionado por su organización corporal.
Al producir sus medios de vida, el nombre produce su propia vida
material." Para más adelante dejar establecido que
"..el modo como los hombres producen sus medio de vida depende
ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que
se encuentra y que trata de reproducir. Este modo de producción
no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción
de la existencia física de los individuos. Es ya más
bien, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado
modo de vida de los mismos... lo que son coincide por consiguiente,
con su producción, tanto con lo que producen como con
el modo como producen. Lo que los individuos son depende, por
tanto de las condiciones materiales de su producción.."28
De este párrafo han extraído
los marxianos que la producción es no sólo la principal,
sino la determinante del resto de las actividades humanas, llegando
a identificar lo que somos, con lo que producimos. Esta determinación
que ha logrado obtener el grado de acto de fe, es repetida con
insistencia por académicos y militantosos para dar origen
al llamado economicismo. Una de las más extendidas variantes
del dogmatismo marxiano.
"Las relaciones entre unas naciones y otras -continúan
Marx y Engels- depende de la extensión en que cada una
de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la división
del trabajo y el intercambio interior. Es este un hecho generalmente
reconocido. Pero no solo las relaciones entre una nación
y otra sino también toda la estructura interna de cada
nación depende del grado de desarrollo de su producción,
y de su intercambio interior y exterior. Hasta donde se han desarrollado
las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo
más palpable el grado hasta el cual se ha desarrollado
en ella la división del trabajo. Toda nueva fuerza productiva,
cuando no se trata de una simple extensión cuantitativa
de fuerza productiva ya conocida con anterioridad trae como consecuencia
un nuevo desarrollo de la división del trabajo.
La división del trabajo dentro de una nación se
traduce, ante todo, en la separación del trabajo industrial
y comercial con respecto al trabajo agrícola y con ello
en la separación de la ciudad y el campo, y en la contradicción
de intereses de una y otra. Su desarrollo ulterior conduce a
la separación del trabajo comercial del industrial. Al
mismo tiempo, la división del trabajo dentro de estas
diferentes ramas acarrea, a su vez, la formación de diversos
sectores entre los individuos que cooperan en determinados trabajos...
Las diferentes fases del desarrollo de la división del
trabajo son otras tantas formas distintas de la propiedad; o
dicho en otros términos, cada etapa de la división
del trabajo determina también las relaciones de los individuos
entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y
el producto del trabajo.29
De los pasajes precedentes se
puede esbozar una primera aproximación de una noción
del desarrollo ligada a las condiciones materiales de la producción,
esto es de las fuerzas productivas, del intercambio, de la división
del trabajo, del enfrentamiento campo-ciudad, en suma de los
que los modernos llamarían llanamente como "desarrollo
económico".
Esta primera aproximación es complementada por algunos
pasajes merecidamente celebres, de una de las obras clásicas
del marxismo, el multicitado prólogo de la Contribución
a la crítica de la economía política,
obra escrita casi 15 años después que La Ideología
Alemana, y en la que se presenta una síntesis del
resultado general al cual llegó Marx al final de sus estudios
de economía política, del siguiente modo: "..en
la producción social de su existencia, los hombres entran
en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su
voluntad; estas relaciones de producción corresponden
a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción
constituye la estructura económica de la sociedad, la
base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas
de conciencia social. El modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de vida social, política
e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres
la que determina su ser; por el contrario, su ser social es lo
que determina su conciencia. En una fase determinada de su desarrollo,
las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción
con las relaciones de producción existentes, o, lo cual
no es más que su expresión jurídica, con
las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían
movido hasta entonces. De formas evolutivas de las fuerzas productivas
que eran, estas relaciones se convierten en trabas. Entonces
se abre una época de revolución social..."30
La tesis planteada por Marx en el pasaje precedente, en el sentido
de que las revoluciones sociales son resultado de la contradicción
entre las relaciones de producción que se convierten en
"trabas" del desenvolvimiento de las fuerzas productivas,
será retomada por mi en los apartados de: Urbanización
y fuerzas productivas-destructivas del capítulo El ecocidio
de la urbanización capitalista.
Pero volvamos a Marx en su citado prólogo: "...Una
sociedad no desaparece nunca antes de que sean desarrolladas
todas las fuerzas productivas que pueda contener, y las relaciones
de producción nuevas y superiores no se sustituyen jamás
en ella antes de que las condiciones materiales de existencia
de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno mismo de la
vieja sociedad... Esbozados a grandes rasgos, los modos de producción
asiáticos, antiguos, feudales, y burgueses modernos pueden
ser designados como otras tantas épocas progresivas de
la formación social económica. Las relaciones burguesas
de producción son la última forma antagónica
del proceso de producción social, no en el sentido de
un antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que nace
de las condiciones sociales de existencia de los individuos;
las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad
burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para
resolver este antagonismo. Con esta formación social termina,
pues, la prehistoria de la sociedad humana."31
Estas lineas muestran, a mi parecer, una especie de visión
sumaria de Marx a los 40 años, el mismo año que
Darwin publicara Origenes de las especies. Y aunque sin duda,
no es esta la versión más acabada de su pensamiento,
pues cabe recordar que aún vivió 24 años
más de incansable estudio y trabajo, ya que murió
en la misma ciudad de Londres en la que años atrás
escribiera su prólogo, en el año de 1883, el mismo
en el que ese otro gran pensador del XIX publicara su Así
hablaba Zaratustra. Y en el nuevo continente el tristemente célebre
Rockefeller fundara la Standart Oil Co.
Esta caracterización del pensamiento de Marx en relación
con el mito del desarrollo se establece en la proposición
implícita, y después explicitada por seguidores
y exégetas de considerar el grado de desarrollo de las
fuerzas productivas y su relación contradictoria con las
relaciones de producción vigentes para distinguir la etapa
del desarrollo histórico en que se encuentra una formación
económica social concreta, de tal modo que se pueda predecir
el "..curso futuro de las evoluciones económicas
y en especial de las revoluciones."
Según señala Popper, el "historicismo"
y el "economicismo" son los cuestionamientos básicos
al pensamiento de Marx y sobre todo de sus seguidores, en quienes
reconoce "..A docenas de poderosas mentalidades, convencidas
que la profecía histórica era el método
científico indicado para la resolución de los problemas
sociales.."32
Esta 'certeza científica'
proporcionada por la ciencia de la historia se acomoda de una
manera esplendida con algunos de las tradiciones de la civilización
occidental, etnocentrica, cristiana y democrática, tales
como: "...La idea platónica de la justicia, la idea
medieval del autoritarismo cristiano, la idea de Rousseau de
la "voluntad general", o las ideas de Fichte y Hegel
sobre la liberación nacional..."33
Por ejemplo: Gonzáles Pedrero utiliza como metodología
para analizar el fenómeno del subdesarrollo, la relación
dialéctica de la antinomia riqueza-pobreza, al afirmar
que: "...El problema del subdesarrollo económico
responde, pues, en términos generales al análisis
de la dominación y la servidumbre que Hegel expuso en
la Fenomenología.."34
Más adelante pasa a identificar
los dos polos de la antinomia, o sea, la riqueza o desarrollo
que tiene la necesidad de mantener a su contrario, la pobreza
o subdesarrollo.".. De este ángulo positivo de la
antinomia surgen varios elementos:
a.-) Existe una relación dialéctica entre el desarrollo
de unas regiones y el subdesarrollo de otras.
b.-) Esta relación dialéctica produce en forma
"natural por así decir, una relación de intercambio
producto de una división del trabajo, según la
cual los países subdesarrollados producen con su trabajo
la materia prima que elaboran las regiones desarrolladas.
c.-) Es obvio que para este comercio y esta "división
del trabajo" no es conveniente ninguna modificación
del esquema de la dominación y la servidumbre.
d.-) Estos presupuestos lo mismo se realizan en lo interno, en
cada país, como en lo internacional."35
Por otro lado señala el reverso de la antinomia, su necesaria
dimensión negativa:
a.-) Existe una tajante separación, una contradicción
entre los intereses y objetivos de ambas regiones.
b.-) Esta contradicción ha producido una lucha (abierta
o sorda) entre las mismas.
c.-) La lucha sólo terminará cuando los países
subdesarrollados naturalmente realicen como lo vienen haciendo
su liberación nacional
d.-) Es a partir de este momento -la Revolución- cuando
los países subdesarrollados rescatan su soberanía
enajenada y pueden libremente comenzar su proceso de desenvolvimiento
económico.
De tal manera que la nueva 'clave' para el desarrollo económico
de los países subdesarrollados es obtener su 'liberación
nacional'. Seguramente como la obtenida por Argelia, Cuba, Vietnam
o Kampuchea, o cualquier otro país gobernado por esos
sátrapas, invariablemente universitarios que se autodefinen
como "socialistas y revolucionarios".
Para concluir, Gonzáles Pedrero intenta demostrar: "..que
la profecía histórica del marxismo.." que
había previsto la "revolución" en los
países de "capitalismo maduro" realmente no
ha fallado, pues lo que pasa es que: "..Si los países
capitalistas han podido atenuar la ebullición del conflicto
social, ha sido gracias a la elevación relativa de los
niveles de vida de sus proletariados respectivos, como resultado
del mantenimiento de los pueblos subdesarrollados a niveles bajísimos
de vida, con grandes masas pauperizadas y miserables.."36 Esto es,
se ha transferido el conflicto social - proletariado vs burguesía-
al plano internacional.
"Al ampliar los mercados, y la exportación a los
países subdesarrollados, los países industriales
tuvieron la posibilidad de aumentar los niveles de vida de sus
clases trabajadoras, (evadiendo el supuesto marxista de una crisis
de subconsumo que produciría una creciente pauperización).
Esto, naturalmente, retrasó y retrasará todavía
el proceso revolucionario en los países altamente industrializados
-por paradójico que parezca- hasta el momento que los
subdesarrollados se liberen de las trabas que los oprimen. El
paréntesis que ha sostenido al mundo capitalista desaparecerá
gracias a esta revolución, humana, nacional y democrática,
que es la Revolución de los países subdesarrollados,
la Revolución de los esclavos de que hablaba Hegel."37
Para no dejar lugar a dudad, ese dialéctico neohegeliano,
supone simplemente que en la medida que los "esclavos"
o "pobres" o "subdesarrollados" logren su
liberación nacional, entonces los presupuestos marxistas
"entrarán nuevamente en vigor", y con esto los
"amos" o "ricos" o "desarrollados"
entrarán en el anunciado proceso de su "Revolución
social", para construir, con auxilio de sus vanguardias,
el "verdadero socialismo" anunciado por San Marx en
sus profecías.
En otra obra clásica del análisis marxiano del
subdesarrollo, el autor comienza con una brillante perogrullada:
"La historia del subdesarrollo latinoamericano es la historia
del desarrollo del sistema capitalista mundial.."38
Para pasar a demostrar con un
exhaustivo análisis histórico, las causas y características
de los países subdesarrollados en América Latina.
Entre estas últimas distingue el "populismo"
y el "bonapartismo" que han usado las burguesías
locales para enfrentarse a sus adversarios, y afirmar el principio
fundamental, con esto, del sistema subdesarrollado, vale decir
la "super explotación del trabajo".
"Tomada en su perspectiva histórica más amplia,
una América Latina integrada al imperialismo no es más
viable que la supervivencia del sistema imperialista mismo. La
super explotación del trabajo en que se funda el imperialismo,
y bajo cuyo signo se pretende integrar a los países de
la región, establece una tal arritmia entre la evolución
de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción
que no dejan prever sino la derrocada del sistema en su conjunto.."39
Y esto mediante "..El avance incontenible de las masas explotadas
el que orienta inevitablemente hacia la sustitución del
actual sistema de producción por otro que permita la plena
expansión de las fuerzas productivas y resulte en una
elevación efectiva de los niveles de trabajo y de consumo,
vale decir, el sistema socialista.."40
Para Marini, el desarrollo consiste entonces, en "sustituir"
el "sistema productivo" impuesto históricamente
por el imperialismo. Con otro sistema que permita la "plena
expansión de las fuerzas productivas" y permita armonizar
las relaciones de producción con las nuevas fuerzas productivas
expandidas, algo así como la "elevación efectiva
del industrialismo democrático", pero en los países
periféricos. Sin mencionar en absoluto la destructividad
inherente ligada a estas "nuevas fuerzas destructivas"41
Podría seguir comentando -ad infinitum- la multitud de
obras producidas en torno a este polémico tema, desde
la perspectiva marxiana, sin embargo, y dada las limitaciones
de este trabajo, simplemente daré por terminada esta sección,
sin pretender desde luego haberla agotado. Pues mi intención
se limita a terminar, directa y explicitamente con el sueño
de exportar los actuales niveles de vida y consumo del "american
way of life", o del modelo de socialismo soviético,
o cualquiera de los socialismos existentes.
Quizá Zaid tenga razón en señalar que: "..Ningún
progreso parece hoy más urgente que superar la ciega voluntad
de progreso.."42 pues cada vez queda más claro
que: "..las grandes ciudades del mundo se parecen más
entre si, que a sus remotos interiores aldeanos: encabezan la
cultura del progreso que (por las buenas o por las malas) se
ha impuesto a todas las culturas tradicionales. El saber, el
poder, el dinero, los privilegios, se han ido concentrando en
las grandes ciudades a través de organismos centralizadores,
estructurados piramidalmente y encabezados por universitarios
(quienes), en parte por intereses miopes y en parte por razones
de fe, creen que su propio crecimiento es la vía del progreso
de todos, como si fuera imposible o indeseable apoyar la economía
de subsistencia, en vez de lamentarla; ofrecer medios rústicos,
modernos y eficientes de producción doméstica de
alimentos, ropa y techo, que le permitan a la población
rural atenderse a si misma.."43
Ahora sabemos con toda claridad que las viviendas de interés
"social", los ejes viales, las escuelas y universidades,
los hospitales, los manicomios, las cárceles, en fin los
territorios "urbanizados" que se nos imponen a manera
de camisas de fuerza "espaciales", a nombre del desarrollo
económico o del progreso histórico del mundo occidental,
racional y democrático. No son otra cosa que la internalización
de la sumisión voluntaria, hecha carne de nuestra carne,
idea de nuestras ideas, norma rectora del quehacer cotidiano.
Este mismo 'desarrollo urbano' que se nos impone en México,
con todas las características "democráticas"
que la revolución institucionalizada provee, tales como:
"La libertad de tránsito y de asentamiento.."
la que es sacramentalmente respetada como uno de los: "..principios
fundamentales de la convivencia, pues repetimos ahora lo que
siempre hemos dicho: la concepción más acabada
de la perdida de Libertad es la cárcel que cancela la
Libertad de tránsito y obliga la de asentamiento.."44
De modo que esos "principio
fundamentales de convivencia" que constituyen la "Libertad
de asentamiento" y la de "transitar libremente"
de ir y venir, de circular de un lado a otro, aunque enteramente
cautivos de esa libertad fútil de ir y venir por las avenidas
del poder, son el más eficaz grillete para "transitar
con libertad" por esta versión cinematográfica
del campo de concentración: la megalópolis industrialista.
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